Las
Leyes de la Guerra no permiten ataques no provocados, ni permiten la
guerra sin primero negociar la paz. Deut.
20:10,11
dice:
10 Cuando
se acerque a una ciudad para pelear contra ella, le ofrecerás
condiciones de paz.
Tenga
en cuenta que Dios no justifica meras guerras de conquista; tiene
que haber alguna injusticia que deba corregirse con el fin de
restaurar el orden legal. La guerra es un acto de aplicación de
la Ley después de que el juez ha emitido su fallo y la parte
condenada se niega a someterse a la decisión del juez.
Pero
en primer lugar, a la nación rebelde se le debe ofrecer condiciones
de paz. Es decir, a los líderes de la nación infractora se les debe
mostrar lo que tienen que pagar como restitución con el fin de
evitar la pena de desacato.
11
Y
si responde: Paz, y te abre, todo el pueblo que en ella sea hallado
te será tributario
[Mas,
"tributo, pago vía ejecutiva o forzado"],
y te servirá.
La
aplicación específica de esta ley depende de la naturaleza de la
ofensa que provocó la guerra. Una nación agresora deberá pagar
restitución a la nación a la que se ha agredido. Puede ser que se
aplique un impuesto sobre una nación para pagar esa restitución. Si
ellos no tienen fondos suficientes para pagar, entonces tendrán que
trabajar para pagar su deuda.
Esto
no es diferente de un caso criminal cuando un ladrón roba a su
vecino. Éxodo
22:3
dice que si no puede pagar la restitución, "será
vendido por su hurto".
Muchos
reyes de la tierra libran guerras de conquista con el fin de ganar
más mano de obra esclava. Su interés principal es la conquista de
las naciones más débiles con el fin de obtener esclavos en lugar de
hacer cumplir la justicia equitativa. La Ley de Dios no estaba
destinada a promover la guerra como un medio para obtener más
trabajo esclavo.
Leyes de Esclavitud bíblicas
La
esclavitud bíblica está diseñada en primer lugar para reembolsar a
las víctimas con el fin de restaurar el orden legal. Se trata de un
programa de trabajo por orden judicial. En segundo lugar, la
esclavitud está diseñada para enseñar al ladrón a trabajar, en
lugar de robar. Si por ejemplo la esclavitud es conducida por un
hombre de fe que tiene el carácter de Jesucristo, la esclavitud
producirá un verdadero arrepentimiento y reforma. El ladrón será
cambiado por medio del ejemplo personal.
Dios
muestra su desagrado hacia amos crueles o carnales, en que a un
esclavo maltratado debe dársele su libertad (Éxodo
21:26,27).
La esclavitud bíblica no da a los amos el derecho a maltratar a sus
esclavos, ni un amo tiene el derecho de vida y muerte sobre un
esclavo. Las leyes de los hombres que permitieron la esclavitud en
los siglos pasados son muy diferentes de las Leyes de Dios, incluso
si fueron cristianos carnales utilizando la Ley de Dios para
justificar su propia versión de la esclavitud.
Así
que cuando aplicamos este principio a nivel internacional a la
solución de controversias entre las naciones, los mismos principios
son válidos. Si una nación roba los recursos de otra nación y la
nación agresora es llevada al Tribunal de Justicia Divina, una
restitución debe ser pagada en consecuencia. Si la nación agresora
no puede pagar el doble de la restitución como se requiere, entonces
tiene que pagar tributo.
Si
se niega a pagar, entonces esa nación es culpable de desacato al
tribunal, lo que conlleva la pena de muerte. Esta sanción es grave,
y por esta razón los ejecutores de la ley deben estar seguros de que
la nación agresora entiende las consecuencias de negarse a pagar la
indemnización debida. Leemos en los próximos versículos,
12
Mas
si no hace paz contigo, y emprende guerra contigo, entonces la
sitiarás. 13 Luego que Yahweh tu Dios la entregue en tu mano,
herirás a todo varón suyo a filo de espada. 14 Solamente las
mujeres y los niños, y los animales, y todo lo que haya en la
ciudad, todo su botín tomarás para ti; y comerás del botín de tus
enemigos, los cuales Yahweh tu Dios te entregó. 15 Así harás a
todas las ciudades que estén muy lejos de ti, que no sean de las
ciudades de estas naciones
[es
decir, Canaán].
Los
hombres eran los responsables de tomar las decisiones ya sea para
someterse al juicio divino o para rechazar la orden judicial. Por lo
tanto, la pena de muerte se aplicaba a ellos, pero no a las mujeres,
niños y animales, que se presumía eran víctimas inocentes. En
tales casos, las mujeres y los niños deben ser distribuidos entre la
nación-víctima para pagar la restitución adeudada. Esencialmente,
debían ser absorbidos e incorporados a la nación.
Esta
forma de tratamiento era aplicable a países distintos de los
cananeos. Moisés veía a Canaán como "naciones cercanas",
pero todas los demás eran ciudades "muy
lejos de vosotros".
La
razón es que Canaán era un caso especial que no necesariamente se
aplicaba a otras naciones.
Ciudades y naciones lejanas
16
Pero
de las ciudades de estos pueblos que Yahweh tu Dios te da por
heredad, ninguna persona dejarás con vida, 17 sino que los
destruirás completamente: al heteo, al amorreo, al cananeo, al
ferezeo, al heveo y al jebuseo, como Yahweh tu Dios te ha mandado; 18
para que no os enseñen a hacer según todas sus abominaciones que
ellos han hecho para sus dioses, y pequéis contra Yahweh vuestro
Dios.
Israel
debía tratar a las diversas naciones (tribus) que ocupaban Canaán
con mayor dureza que a otras naciones. ¿Por qué? Se nos da
solamente una respuesta parcial en el verso 18. Para responder a esta
pregunta con más detalle, hay que volver atrás y repasar las
razones de la conquista de Canaán por Israel, porque allí fue donde
se aplicaron por primera vez las Leyes de la Guerra.
La ofensiva de Canaán contra Dios y Noé
Todo
comenzó en Génesis
9.21-22,
cuando Cam el hijo de Noé, junto con el hijo de Cam, Canaán,
despojaron de sus vestiduras a Noé cuando estaba borracho en su
tienda. Por desgracia, la Biblia da pocos detalles, aparte de que Cam
"vio
la desnudez de su padre".
El libro histórico de Jaser, sin embargo, dice que Cam tomó las
prendas de Noé. Presumiblemente, Noé estaba demasiado borracho para
quitarse sus propias prendas, por lo que Cam y Canaán lo desnudaron.
Estas fueron las pieles con las que Dios había vestido a Adán.
Estas prendas de vestir entonces, se convirtieron en el símbolo de
la autoridad de la Primogenitura que se había pasado de generación
en generación.
En
cualquier caso, se nos dice en Jaser que Cam dio estas prendas a
Canaán, que más tarde se las pasó a su hijo Cus, quien las dio a
su hijo Nimrod, el fundador de Babilonia. Esta fue la razón que
había bajo la maldición cananea de Noé. Canaán entonces ocupaba
la tierra que fue llamada así por su nombre. Así como Canaán había
usurpado el Derecho de Nacimiento (Primogenitura), también los
cananeos usurparon la Tierra Prometida.
Canaán
podría haber sido juzgado por Dios sólo 414 años más tarde, que
es el ciclo de tiempo profético conocido como "Tiempo Maldito".
Este ciclo de 414 años se acabó en el año en que los filisteos
estaban robando los pozos de Abraham (Gen.
21:22-34).
El rey filisteo se disculpó con Abraham e hizo un pacto con él, y
esto dio a Canaán otro período de gracia de 414 años.
Pero
cuando ese segundo período de gracia terminó, los cananeos de esa
generación no se arrepintieron. Ese fue el año en que Josué trajo
juicio a Canaán. Josué representaba a Jesús (Joshua), y a fin
de que los cananeos evitaran el juicio divino, estaban obligados a
someterse al juicio de Dios y devolver la tierra y el Derecho de
Nacimiento a sus legítimos dueños.
Pero
los cananeos eligieron luchar, porque no tenían fe en el verdadero
Dios y Su Corte Divina de Justicia Internacional.
Así
vemos que la invasión de Canaán por Israel no fue una conquista del
territorio basado en el interés y la intención de la carne. Fue un
caso de justicia divina por una ofensa que comenzó 828 años antes,
cuando Canaán usurpó el Derecho de Nacimiento y luego se lo pasó a
su hijo y a su nieto.
Por
esta razón, se encontraron las ciudades cananeas en desacato a la
Corte, y Dios los juzgó de acuerdo con Su Ley. Todos fueron
igualmente responsables. Sin embargo, más tarde en la Escritura,
parece que Dios encontró la forma de aplicar el factor de piedad,
incluso hacia las naciones en Canaán.
El factor de misericordia hacia Canaán
1
Estas
son las
naciones que dejó Yahweh, para poner a prueba a Israel con ellas
(es decir, a todos los que no habían experimentado ninguna de las
guerras de Canaán); 2 solamente
para que el linaje de los hijos de Israel conociese la guerra, para
que la enseñasen a los que antes no la habían conocido: ...
El
capítulo continúa con una explicación de cómo los israelitas
violaron el Pacto al contraer matrimonios con los cananeos y por
servir a sus dioses falsos. La primera verdad que sale en este relato
es que a Dios se le da el crédito por dejar algunas de estas
naciones en la tierra de Canaán. Debido a que Dios era la principal
víctima en el robo de la Primogenitura, Él tenía el derecho a
tener compasión en cualquier grado que considerase adecuado. El
genocidio nunca fue el propósito final de Dios, ni siquiera para las
naciones cananeas.
Recordemos
que si Israel hubiera sido capaz y estado dispuesta a escuchar la voz
de Dios en el monte, habrían experimentado Pentecostés y habrían
recibido la Espada del Espíritu por la cual conquistar Canaán. El
hecho de que Israel no pudo escuchar la voz de Dios era la razón
subyacente de que no se les diera la Gran Comisión, que había de
venir después. Por lo tanto, Israel era un tanto responsable por
la manera sangrienta de conquista, y por eso Dios usó su
responsabilidad para otorgar un nivel de misericordia hacia los
cananeos.
De
hecho, Dios dejó a los cananeos en la tierra "para
probar a Israel".
La razón indicada en Jueces
3:1
es que los hijos de Israel "pudieran
ser enseñados en la guerra".
Si bien muchos podrían suponer que esto significaba que los
israelitas necesitaban blancos humanos para el entrenamiento militar,
creo que para Dios significaba que ellos aprendieran las
leyes de la guerra y
cómo la Ley de Dios puede ser implementada con la mente de Cristo.
En
segundo lugar, el Señor dejó a los cananeos en la Tierra para ver
quién evangelizaría a quién. La Gran Comisión seguía siendo la
intención subyacente de Dios, como se ve más claramente en el Nuevo
Testamento. Dios dejó al cananeo en medio de ellos con el fin de
permitir a los israelitas la oportunidad de convertirlos al verdadero
Dios. Sin embargo, como se vio después, los cananeos tuvieron
más éxito en la evangelización de los hijos de Israel que a la
inversa.
A
pesar de ello, vemos ejemplos como Urías el hitita (cananeo)
(2 Samuel 11), que fue un buen soldado bajo el rey David. David
injustamente lo mató con el pretexto de la batalla. Pero la
Escritura trata a Urías como soldado justo y leal luchando por la
causa del Reino de Dios. Cuando Natán confrontó a David con su
pecado en 2 Samuel 12, describió a Urías como un hombre pobre que
no había hecho nada malo. No hay duda de Urías el hitita era un
creyente sincero en el Dios de Israel, y no simplemente un mercenario
que luchaba por amor al dinero. Así que Dios juzgó a David por
matar a Urías y por robarle su esposa.
Cuando
entendemos las Leyes de la Guerra a través de los ojos de
Jesucristo, ya no las vemos con el motivo carnal del propio interés,
sino que caminamos según la mente de Cristo. Ya no vemos a las
naciones con codicia, como si nosotros mereciéramos ocupar sus
tierras. Nosotros vemos en ellos la oportunidad de obtener el tributo
de los esclavos, pero con vistas a establecer el gobierno del Reino y
el orden divino en la Tierra.
El
objetivo es entronizar a Jesucristo como el Rey de la Creación, que
es Su posición, que le corresponde como heredero de todas las cosas.
Su Ley establece la igualdad de justicia para todos cuando se
administra por los vencedores que tienen la mente de Cristo.
http://www.gods-kingdom-ministries.net/teachings/books/deuteronomy-the-second-law-speech-5/chapter-27-enforcing-justice-by-war/ |
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