TRADUCTOR-TRANSLATE

Mostrando entradas con la etiqueta REPRENSIÓN. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta REPRENSIÓN. Mostrar todas las entradas

CUANDO NO REPRENDER ES UNA PIEDAD CRUEL, Jon Bloom




Fue durante la última semana de la vida terrenal de Jesús, pocos días antes de su crucifixión. Hubo numerosos intercambios verbales tensos entre Jesús y los líderes religiosos, ya que los escribas, fariseos y saduceos intentaron que Jesús se incriminara a Sí mismo con sus palabras, y todos fracasaron. Entonces, abandonaron esa estrategia (Mateo 22: 46). Y luego Jesús se abalanzó sobre ellos, pronunciando siete “ayes” mordaces y proféticos a los escribas y fariseos, requiriendo 36 de 39 versículos en Mateo 23 para registrarlos. Aquí les dejo algunos extractos de ellos seleccionados:

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque cerráis el reino de los cielos en el rostro de los hombres. Porque ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que quieren entrar (Mateo 23: 13).

¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! Porque viajáis por mar y tierra para hacer un solo prosélito, y cuando llega a ser prosélito, le hacéis dos veces más hijo del infierno que vosotros (Mateo 23: 15).

¡Guías ciegos, colando un mosquito y tragando un camello! (Mateo 23: 24).

Sois como sepulcros blanqueados, que por fuera se ven hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia (Mateo 23: 27).

Serpientes, generación de víboras, ¿cómo escaparéis de la sentencia del infierno? (Mateo 23: 33).

"Este es Jesús en su forma más ofensiva", cuando menos, habríamos pensado si hubiéramos sido escribas o fariseos en ese entonces. 

Pero esto plantea una pregunta importante: solamente porque la mayoría de los escribas y fariseos se habrían ofendido por las palabras de Jesús, ¿significaría eso que realmente estaba siendo ofensivo? La distinción puede parecer pequeña, pero responder a la pregunta ilumina la cuestión: ¿cuándo nuestro propio amor requiere palabras duras, y cuál debería ser nuestro objetivo en esas palabras duras?

Para responder, necesitaremos mirar brevemente cómo define una ofensa el Nuevo Testamento.

Empecemos abordando una de las declaraciones más directas sobre la ofensa en el Nuevo Testamento: “No seáis tropiezo ni a judíos ni a griegos ni a la iglesia de Dios” (1ª Corintios 10: 32). A primera vista de esta frase, parece que Jesús hubiera roto un mandato inspirado por el Espíritu. Pero esas pocas palabras no cuentan toda la historia. Necesitamos examinar su contexto para entender lo que Pablo quiere decir específicamente cuando dice “no ofender”.

Él hace esta declaración después de pasar tres capítulos instruyendo a los corintios a "cuidar" de no ejercer sus libertades cristianas (como comer carne que ha sido sacrificada a los ídolos), de manera que se convierta en piedra de tropiezo para los débiles y destruyendo así la fe de otros (1ª Corintios 8: 9). Y luego, como ejemplo de renunciar a las libertades personales por amor, Pablo describe tres formas en que él y Bernabé habían dejado de lado sus "derechos" apostólicos:

1. Tuvieron cuidado de no ofender a otros con lo que comían o bebían (1ª Corintios 9: 4).

2. Se abstuvieron de casarse para mantener una devoción indivisa al Señor (1ª Corintios 7: 35; 9: 5).

3. No exigieron a la iglesia de Corinto que les proporcionara apoyo financiero y material para el ministerio, a pesar de que habían llevado el evangelio a los corintios con un gran costo para ellos (1ª Corintios 9: 6–12).

¿Y por qué se negaron a sí mismos de esta manera? Porque, Pablo dice: “Todo lo soportamos antes que poner obstáculo en el camino del Evangelio de Cristo” (1ª Corintios 9: 12).

Y allí mismo vemos lo que Pablo quiere decir con una ofensa a judíos, gentiles y cristianos: cualquier cosa que sea un obstáculo para la fe en Jesús. En un lugar, incluso dice: “Si la comida hace tropezar a mi hermano, yo nunca comeré carne, no sea que haga tropezar a mi hermano” (1ª Corintios 8: 13). La palabra griega que Pablo usa aquí para tropezar (skandalizō) es la misma palabra que usa Jesús cuando nos advierte que no hagamos pecar a “los pequeños que creen en [Él].

Estos textos (y muchos más) capturan lo que el Nuevo Testamento considera una verdadera ofensa: decir o hacer cualquier cosa que impida que otros vengan a la fe en Cristo o perseveren en su fe.

Ahora podemos volver a nuestra pregunta: solo porque la mayoría de los escribas y fariseos se habrían ofendido por las palabras de Jesús, ¿significaría eso que realmente estaba siendo ofensivo, en el sentido del Nuevo Testamento? 

Llegamos a la hora de compartir esa pepita de oro de Richard Sibbes:

“Vemos que nuestro Salvador multiplica aflicción tras aflicción cuando tiene que tratar con hipócritas de corazón duro (Mateo 23: 13), porque los hipócritas necesitan una convicción más fuerte que los grandes pecadores, porque su voluntad es mala y, por lo tanto, su conversión suele ser violenta. Un nudo duro debe tener una cuña acorde que lo enfrente, de lo contrario, con una piedad cruel, traicionamos las almas. Una reprensión aguda a veces es una perla preciosa y un bálsamo dulce”.

Me encanta la versión de Sibbes de la reprensión mordaz de Jesús a los escribas y fariseos. Estaba aplicando la cuña afilada de una dura reprensión a los nudos duros de sus corazones.

Si, como yo, eres un leñador inexperto, quizás te preguntes qué tiene que ver una cuña con un nudo. Sibbes estaba citando un viejo proverbio que probablemente todos conocían cuando talar árboles era una parte normal de la vida y se necesitaba un hacha afilada para romper un nudo de madera dura.

La cuña no era la verdadera ofensa; los nudos eran la verdadera ofensa. Los escribas y fariseos estaban poniendo obstáculos en el camino del Evangelio (1ª Corintios 9: 12), obstáculos que les impedían a ellos y a otros entrar en el Reino de Dios (Mateo 23: 13). Habría sido una "lástima cruel" para ellos no decir nada, o decir algo suave. Entonces Jesús llevó la cuña afilada de sus palabras al nudo de su incredulidad. O para usar otra imagen de Sibbes, aplicó un “bálsamo dulce” mediante una dolorosa reprobación. Y podemos ver el corazón detrás de esta reprensión en las lágrimas del lamento de Jesús que aparecen en los últimos tres versículos del capítulo (Mateo 23: 37–39).

Si aceptamos el principio bíblico de Sibbes de que, cuando sea posible, todos, por amor, debemos trabajar para dar y no recibir ofensas, ¿qué principio podemos destilar del consejo anterior de Sibbes que pueda guiarnos cuando nos encontremos con las, con suerte, raras excepciones, en las que, por amor, debemos arriesgarnos a ofender a alguien con algunas palabras duras?: 

“No ofendáis a nadie (1ª Corintios 10: 32), a menos que sea una bondad mayor (1ª Corintios 13: 4) traer una palabra dura y un acto de crueldad el retenerla”.

Por eso Natán se arriesgó a ofender al rey David (2º Samuel 12); es por eso que Pablo se arriesgó a ofender a Pedro (Gálatas 2: 11–14); por eso Jesús se arriesgó a ofender a los escribas y fariseos; y es por eso que a veces somos llamados a arriesgarnos a ofender a alguien con una dolorosa reprensión. En estos casos, si nuestro motivo es el amor y nuestra meta es quitar una piedra de tropiezo en el camino de la fe de alguien, nuestras palabras duras no son verdaderamente ofensivas. Son actos de amor las “fieles... heridas de un amigo” (Proverbios 27: 6)

Si nuestros oyentes encuentran que nuestras palabras son “roca de escándalo” (1ª Pedro 2: 8), puede deberse a los nudos duros de incredulidad en sus corazones, más que a la cuña afilada de nuestras palabras.


Jon Bloom

(Gentileza de Esdras Josué ZAMBRANO TAPIAS)

2º SAMUEL 12:15-31 (David confrontado por Natán), Martin Stendal




2 Samuel 12:15-31-Martín Stendal

Ahora puedes escuchar todas las prédicas a través de Spotify, nos encuentras por Fuerza de
Paz.

Cómo ser parte de la ayuda con Biblias para Venezuela:


Pedidos de Biblias al +57 317 2219175   (Colombia)
Hermana Cristina

*Se adjunta pdf con los datos de las cuentas bancarias para donaciones de las Biblias

Biblias sin Fronteras (vídeo):

VUÉLVETE A DIOS CADA MOMENTO QUE PUEDAS / OFRECE TU ISAAC (Sorbos Místicos), François Fenélon




VUÉLVETE A DIOS

Necesitas tomar tiempo para volverte a Dios. No ores sólo cuando hayas dispuesto tiempo para hacerlo. Cuanto más ocupado estés tanto más debes practicar volverte a Dios. Si esperas a que llegue el momento oportuno, no hay duda que acabarás pasando poco tiempo con Dios.

Intenta venir ante Dios tanto por la mañana como por la tarde. Ora durante todas tus faenas tanto como puedas. En tu caso no puedes apartarte demasiado del vacuo parloteo del mundo. Aprende a robar este tiempo a pequeños ratos, y hallarás en estos momentos la parte más preciosa del día.

¡No necesitas mucho tiempo para decirle a Dios que le amas! Eleva tu corazón a Él. Adórale en lo íntimo de tu espíritu. Ofrécele lo que haces y lo que sufres. Cuéntale a Dios las cosas más importantes que te ocurren; dile lo que más te llama la atención cuando lees la Biblia. 

Aférrate a tu más querido Amigo; vive en Él con confianza inquebrantable; habla con Él desde un corazón lleno de amor. A medida que aprendas a dirigir tu espíritu sin pausa hacia la amorosa presencia de Dios dentro de ti, te verás a ti mismo fortalecido para hacer lo que se requiere de ti. Aquí está el Reino de Dios resucitando por dentro.

Estos tiempos de retiro interior son la única solución a tu temperamento irascible, naturaleza crítica, e impaciencia. Volverte a Dios te ayudará, pero vas a necesitar hacerlo con frecuencia. A medida que Dios te atraiga a Sí Mismo, síguele con completa confianza. Ámale como a ti te gustaría ser amado. ¿Suena esto un tanto extravagante? No es darle demasiado. Según te vaya Él mostrando nuevas formas de amarle, hazlo así.

Habla y actúa sin demasiada preparación y auto-examen. Fija tus ojos en Dios y sentirás menos la necesidad de agradar a otros. La maravilla es que podrías acabar satisfaciéndoles mucho más.



EXTIENDE TU MANO HACIA ÉL

Intenta, sin llegar a forzarte a ti misma, volverte a Dios y tocarle  tan a menudo como te sea posible. Incluso cuando quieras tocar al  Señor y estés distraída, es importante que sigas trayéndote ante Él. No esperes a un momento de perfecta quietud cuando puedas encerrarte en tu habitación y estar sola. Sabes cuán difícil es encontrar un momento como ese. En el instante en que te sientas atraída hacia Dios es el momento de volverte a Él. Sencillamente extiende tu mano hacia Él con un corazón lleno de amor y confianza. Hazlo cuando conduzcas o te vistas o te arregles el pelo. Vuélvete a Él mientras estés comiendo u otros estén hablando. Cuando la conversación se haga aburrida, durante una reunión de negocios, por ejemplo, puedes encontrar unos breves instantes para tener comunión con tu Padre en vez de secarte por tanta charla innecesaria.

Sé fiel con tus tiempos de oración tanto si hallas o no algún consuelo en ellos. Utiliza el tiempo del día cuando estés poco atareada. Ocupa cada instante libre con Dios. Incluso cuando estés haciendo costura puedes estar al tanto de la presencia de Dios. Es más difícil estar al tanto de Su presencia cuando estás entrometida en una conversación, pero puedes aprender a sentirle dentro de ti, cuidando tus palabras, y reprimiendo todo brote de orgullo, odio, y amor propio. Haz tu trabajo con constancia y bien hecho. Sé paciente contigo misma.

Algo que también deberías recordar es observar tus acciones y retenerte si ves que estás a punto de hacer algo incorrecto. Si haces algo mal, carga con la humillación de tu error. Pero intenta rendirte de inmediato al aviso que el Espíritu Santo te está dando por dentro. Las faltas que se cometen por precipitarse, o a causa de la debilidad humana, no son nada comparadas con cerrar el oído a la voz interna del Espíritu Santo.

Y si cometes un pecado, date cuenta que enfadarse y compadecerse de uno mismo no hará ningún bien. Levántate y sigue sin dejar que tu orgullo saque las plumas. Admite que estabas equivocada, pide el perdón, luego sigue adelante. Irritarse con uno mismo no es precisamente levantarse y seguir adelante en paz. No te enfades tanto por tus errores. 

Normalmente lo que ofreces a Dios no es lo que Él quiere. Por lo general Él quiere lo que tú temes darle. Es Isaac, el buen amado, lo que Él quiere que entregues. Él anda detrás de lo que se sitúa entre tú y Él. No descansará, y tú tampoco, añadiría yo, hasta que le hayas dado todo. Si quieres prosperar y disfrutar la bendición de Dios, no retengas nada de Él. Gran consuelo, libertad, y fuerza prevalecen cuando nada se interpone entre tú y Dios.



(Por gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)

AMOR PROPIO v/ AMOR DE DIOS / DECIDE SOLO CUANDO ESTÉS EN CALMA (Sorbos Místicos), François Fenélon




ESCUCHA A DIOS

No escuches a tu propia naturaleza. El amor propio cuchichea en un oído y Dios cuchichea en el otro. El primero es desasosiego, imprudencia, ansiedad, y precipitación; el otro es sencillo, pacífico, y no habla más que pocas palabras en una voz suave y mansa. En el momento en que escuches al vozarrón del yo no oirás los delicados tonos del amor santo. Cada cual habla de una sola cosa. 

El amor propio sólo habla de sí ... nunca se le presta la suficiente atención. El amor propio habla de que se le considere. El yo desespera de todo excepto de una adulación directa. El amor de Dios, al contrario, susurra que lo propio ha de olvidarse ... ser tenido en nada para que Dios haya de ser todo. Dios quiere llenarte por completo y unirse a Sí Mismo contigo. Deja que el vano y quejumbroso balbuceo del amor propio se silencie para que en la quietud del corazón puedas escuchar el amor de Dios.

Mientras vivas en la tierra sólo puedes comprender en parte. El amor propio, que es la fuente de tus defectos, es el mismo que oculta los defectos. El amor propio tiene que ser desarraigado de ti para que Dios pueda reinar dentro de ti sin oposición.

La luz de Dios te mostrará lo que en realidad eres, y también te sanará de tus pecados. Hasta que no te ves bajo la prístina luz de Dios no te conoces. En realidad dependes de ti mismo mucho más de lo que piensas. El amor de Dios te hará ver claramente que Él te ama sin parcialidad y sin halagos. Así es como debes verte a ti mismo, al igual que a tu prójimo. Pero relájate, ¡Dios sólo te muestra tu debilidad en la medida en que ofrece el valor para sobrellevar la visión! Se te mostrarán las imperfecciones una a una en la medida en que seas capaz de encararlas. A menos que Dios te diera la gracia para ver tus debilidades, el conocimiento de ellas sólo te llevaría al desespero.

Aquellos que corrigen a otros deberían esperar a que el Espíritu Santo fuera delante de ellos y tocara el corazón de la persona. Aprende a imitar a Aquel que reprende con mansedumbre. Las personas no necesitan ver a Dios condenándoles, deben darse cuenta dentro de ellos que han hecho algo incorrecto. No uses de mano dura a no ser que quieras que las personas vean a Dios como un ogro enfadado.

Cuando el defecto de una persona te saca de quicio, normalmente no es “indignación santa”, sino tu propia personalidad impaciente expresándose. He aquí al imperfecto señalando con el dedo al imperfecto. Cuanto más egoístamente te ames a ti mismo, tanto más crítico serás. El amor propio no puede perdonar el amor propio que descubre en otros. Nada es tan ofensivo a un corazón altivo y vanidoso como la vista de otro.

El amor de Dios, no obstante, está lleno de consideración, paciencia, y ternura. Guía a las personas lejos de su debilidad y pecado pasito a pasito. Cuanto menos egoísta seas, tanto más considerado serás hacia otros. Espera largo tiempo, años, antes de dar consejo. Y entonces ofrece sólo consejo a medida que Dios abra los corazones de los que van a recibirlo. Si arrancas la fruta antes de que la fruta madure, la estropearás del todo.

Tus amigos imperfectos, y todos somos imperfectos, sólo te pueden conocer imperfectamente. Ven en ti lo que tú no puedes ver y pasan por alto mucho de lo que tú sí ves. Son prestos a ver las cosas que les ofenden, pero no miran en lo profundo de ti los defectos que están ocultos en lo más íntimo. Incluso sus mejores juicios no dejan de ser superficiales.

Escucha a la voz de Dios en silencio. Estate dispuesto a aceptar lo que Él quiere mostrarte. Dios te mostrará todo lo que necesitas saber. Sé fiel en venir ante Él en silencio. Cuando oigas la voz sosegada y débil por dentro, es tiempo de estar en silencio. Esta voz no es un extraño a tu espíritu. Esto no es algo místico, sino práctico. Dentro de ti aprenderás a rendirte a Dios y a confiar en tu Señor.



DEJA QUE LA ANSIEDAD SE VAYA

Deja que tu ansiedad fluya aguas abajo como un torrente. ¡Menudas evidencias te fabricas para las más inverosímiles situaciones! Dios te permite, a pesar de tu buen juicio, estar ciego a lo que está delante de ti. Crees que ves claramente lo que ni siquiera existe. Dios será glorificado en tu vida si te rindes a Él. Nunca tomes decisiones importantes en un estado de angustia. Sencillamente no eres capaz de ver con claridad. Cuando estés tranquilo y recogido te será más fácil hallar la voluntad de Dios. Vuélvete a la devoción y a la sencillez. Escucha a Dios y haz oídos sordos a ti mismo. Cuando estés en un lugar de calma y quieto descanso, haz cuanto sientas dentro de tu espíritu. Pero suponer que estás equilibrado cuando sufres la agonía de la ansiedad es prepararte para cometer una equivocación. Cualquier consejero espiritual experimentado te dirá que no tomes decisiones hasta que retomes tu paz y vuelvas a entrar en la oración interior.

Nunca confíes en ti cuando estés sufriendo mucho, pues tu naturaleza es muy poco razonable y se solivianta con gran facilidad. Dices que intento evitar que hagas lo que debes hacer. ¡Dios no lo quiera! No deseo animarte ni detenerte. Sólo quiero que agrades a Dios. Está más claro que el agua que fallarás al intentar hacer lo que Dios quiere si actúas cuando tu vieja naturaleza se sienta profundamente herida hasta el punto del desespero. ¿Harías algo sólo para hacerte feliz incluso si fuera en contra de la voluntad de Dios? Dios no lo quiera. Espera hasta que no te sientas tan herido. Permanece abierto a toda alternativa que Dios pudiera sugerir. Sacrifícalo todo por Su causa.



(Por gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)

TOMA TU CRUZ / LA VERDADERA FIRMEZA ES DÓCIL (Sorbos Místicos), François Fenélon




TOMA TU CRUZ

Llevar la cruz con sencillez, sin dejar que tu amor propio le añada toda suerte de inconvenientes, hará tu vida más fácil. Cuando aceptes  la cruz y tan sólo le permitas hacer la obra que Dios había procurado, estarás contento porque verás que se produce en ti buen fruto. Cuando ames a Dios no te importará lo que debes sufrir en Su nombre. La cruz te transformará en la imagen de tu Amado. Aquí se halla el verdadero consuelo, el auténtico lazo de amor.

Estás llevando la carga de algunos ancianos que ya no pueden llevar la suya. La razón se debilita a una edad tan avanzada. La bondad, a menos que se encuentre profundamente arraigada, se debilita. ¡Parece como si toda la fuerza se mudara al temperamento! Acepta y da la bienvenida a esta carga como a la cruz. 

Es una bendición que dispongas de algunas horas libres para descansar en paz en el seno del Señor. Aquí es donde te refrescarás y obtendrás la fuerza para seguir adelante. Cuida tu salud y procúrate algún tiempo para descansar y pasarlo bien. A medida que los otros se hagan mayores deberías esperar cada vez menos de ellos. Tampoco esperes mucho de ti mismo. 




AMANSA TUS PRINCIPIOS

El sufrimiento es necesario para todos nosotros. Serás purificado  al morir a tus propios deseos y voluntad. ¡Déjate morir! Tienes unas magníficas oportunidades para que esto suceda, ¡no las pierdas! 

Estoy de acuerdo en que de ninguna manera se deben relajar los principios por los que vives cada día. No obstante, has de tratar con mansedumbre las faltas de otros. Aprende a ser indulgente con los asuntos de menor importancia, pero mantén tu firmeza en lo esencial. Recuerda que la verdadera firmeza es dócil, humilde, y tranquila. Una lengua afilada, un corazón orgulloso, y una mano de hierro no tienen lugar en la obra de Dios. La Sabiduría “ordena todas las cosas con mansedumbre”. ¿Actúas así? Si alguna vez te ves a ti mismo actuando de otra forma, humíllate de inmediato. 

Mantén unos principios rectos, pero admite el error cuando los sostengas de forma incorrecta. Ni libros ni oración te ayudarán a morir a ti mismo tanto como enfrentar la humillación de tus fracasos diarios. Por supuesto que aún debes retirarte interiormente y ser fiel en sentarte ante Dios. También te advierto que no permitas que tus actividades te distraigan de tu vida espiritual. Si te dejas distraer de continuo tu corazón se endurecerá. Retírate para orar cuando puedas y vive lo que te reste del día en paz.




(Por gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)

ESCUCHA A DIOS Y NO AL YO / REPRENDER CON DELICADEZA / CONFÍA EN DIOS, François Fénelon




No escuches a tu propia naturaleza. El amor propio susurra por un oído y Dios susurra por el otro. El primero es inquieto, atrevido, ansioso y temerario; el otro es sencillo, pacífico y solo habla unas pocas palabras con una voz suave y delicada. Tan pronto como le hagas caso a la fuerte voz del yo, vas a dejar de oír los suaves tonos del Amor Santo. Cada uno de ellos habla una sola cosa. 

El amor propio solo habla de sí mismo; nunca le parece bastante la atención que recibe. El amor propio habla de que te tengan en gran estima. El yo desespera de todo, con excepción de la adulación abierta.

En cambio, el amor de Dios te susurra para decirte que debes olvidar el yo; que lo debes tener en nada, para que Dios lo pueda ser todo. Dios quiere llenarte por completo y unirse a ti. Haz que se calle la vana y quejicosa charlatanería del amor propio, para poder escuchar, en la calma de tu corazón, al amor de Dios.

Mientras vivas en la Tierra, solo podrás comprender en parte. El amor propio, que es la fuente de tus faltas, es también lo que esconde esas faltas. Hace falta arrancártelo de raíz, para que Dios pueda reinar en tu interior sin oposición.

La luz de Dios te va a mostrar cómo eres en realidad y también te va a sanar de tus pecados. Mientras no te hayas visto a la pura luz de Dios, en realidad no te conocerás a ti mismo. En realidad te apoyas en ti mismo mucho más de lo que piensas.


REPRENDIENDO CON DELICADEZA

El amor de Dios va a hacerte ver con claridad que Él te ama sin prejuicios y sin adulación. Así es como te debes ver a ti mismo, y también a tu prójimo. Pero tranquilízate, que Dios solo te muestra tus debilidades al mismo tiempo que te da el valor necesario para soportar lo que veas. Te va a ir mostrando tus imperfecciones una a una, a medida que puedas enfrentarte a ellas. A menos que Dios te dé gracia para ver tus debilidades, conocerlas solo te llevaría a la desesperación.

Los que corrigen a los demás deben esperar que el espíritu Santo vaya por delante de ellos y toque el corazón de la persona. Aprende a imitarlo a Él, que reprende con delicadeza. la gente no necesita ver a Dios condenándola, sino que debe darse cuenta dentro de sí misma que ha hecho algo incorrecto. No seas implacable, no vaya a ser que la gente vea a Dios como un ogro dedicado a criticarla

Cuando te enojas por la falta de otra persona, por lo general no se trata de una "justa indignación", sino de tu propia personalidad impaciente, que se está expresando a sí misma. ¡El imperfecto señalando con el dedo a otro imperfecto!

Mientras más te ames a ti mismo egoístamente, más crítico vas a ser con los demás. El amor propio no puede perdonar el amor propio que descubre en los demás. Nada ofende tanto a un corazón altanero y presumido como ver otro semejante a él. En cambio, el amor de Dios está lleno de consideración, de paciencia y de ternura. Saca a las personas de sus debilidades y de sus pecados paso a paso. Mientras menos egoísta seas, más considerado serás con los demás.

Espera largo tiempo, espera años antes de querer dar un consejo; y entonces, da solo el consejo cuando Dios abra el corazón de quien lo debe recibir. Si recoges la fruta antes de que madure, la vas a echar a perder por completo.

Tus amigos imperfectos, y todos somos imperfectos, solo te pueden conocer de una forma imperfecta. Ven en ti lo que tú no puedes ver, y pasan por alto mucho de los que tú si ves. Ven enseguida las cosas que los ofenden, pero no miran con profundidad dentro de ti a las faltas que se hallan bien escondidas. Aun sus mejores juicios son superficiales.

Escucha en silencio la voz de Dios. Tienes que estar dispuesto a aceptar lo que Él te quiere mostrar. Dios te va a mostrar todo lo que necesitas saber. Sé fiel en acudir ante Él en silencio. Cuando oigas la voz que te susurra en tu interior, es tiempo de guardar silencio. Esa voz no es extraña a tu espíritu, es la voz de Dios dentro de él. No es algo místico, sino algo práctico. Muy dentro de tu ser, vas a aprender a cederte a Dios y a confiar en tu Señor.


CONFÍA EN DIOS
El mejor lugar donde puedes estar, es donde Dios te ponga. Cualquier otro lugar es indeseable, porque eres tú quien lo escoges para ti mismo. 

No pienses demasiado acerca del futuro. La preocupación por las cosas que aún no han sucedido no es saludable. Dios mismo te va a ayudar día tras día. No hay necesidad de almacenar cosas par el futuro. ¿Acaso no crees que Dios va a cuidar de ti? 

La vida de fe hace dos cosas: la fe te ayuda a ver a Dios detrás de todo lo que Él usa y la fe también te mantiene en una posición en la que no estás seguro de qué va a suceder después. Para tener fe, no siempre querrás saber lo que está sucediendo o va a suceder. Dios quiere que confíes solo en Él de minuto a minuto. La fortaleza que te da en un minuto no es para que te lleve a través del minuto siguiente. Deja que Dios se ocupe de lo Suyo. Limítate a ser fiel en lo que Él te pida. Confiar en Dios de momento en momento, en especial cuando todo está oscuro o incierto, -es un verdadero morir a tu viejo yo. Este proceso es tan lento e interior, que muchas veces está escondido de ti mismo y también de los demás.

Cuando Dios te quita algo, puedes estar seguro de que Él sabe como reemplazarlo. Hay una historia según la cual cuando Pablo estaba solo en el desierto, un cuervo le llevaba media hogaza de pan cada día. Si la fe de Pablo vacilaba, y quería estar seguro de que tendría suficiente, habría orado a fin de que el cuervo le trajera lo necesario para dos días. ¿Crees que el cuervo habría regresado siquiera? Come en paz lo que Dios te dé. "El día de mañana traerá su propio afán" (Mat. 6:34). Puedes estar seguro de que Aquel que te alimenta hoy te alimentará mañana.



CORRECCIÓN FRATERNAL (Sorbos Místicos), Obispo François Fénelon





Efesios 4:15
sino que SIGUIENDO LA VERDAD EN AMOR, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo,

Los que corrigen a los demás deben esperar que el Espíritu Santo vaya por delante de ellos y toque el corazón de la persona. 
Aprende a imitarlo a Él, que reprende con delicadeza. La gente no necesita ver a Dios condenándola, sino que debe darse cuenta dentro de sí misma que ha hecho algo incorrecto. 
No seas implacable. No vaya a ser que la gente vea a Dios como un ogro dedicado a criticarla. Cuando te enojas por la falta de otra persona, por lo general no se trata de una "justa indignación", sino de tu propia personalidad impaciente, que se está expresando a sí misma. El imperfecto señalando con el dedo a otro imperfecto. Mientras más te ames a ti mismo egoístamente, más crítico vas a ser con los demás. Él amor propio no puede perdonar el  amor propio que descubre en los demás. Nada ofende tanto a un corazón altanero y presumido como ver otro semejante a él. 
En cambio, el amor de Dios está lleno de consideración, de paciencia y de ternura. Saca a las personas de sus debilidades y de sus pecados paso a paso. Mientras menos egoísta seas, más considerado serás con los demás. 
Espera largo tiempo; espera años, antes de dar un consejo. Y entonces, da sólo el consejo cuando Dios abra el corazón de quienes lo deben recibir. Si recoges la fruta antes que madure, la vas a echar a perder por completo. 
Tus amigos imperfectos, y todos somos imperfectos, sólo te pueden conocer de una forma imperfecta. Ven en ti lo que tú no puedes ver, y pasan por alto mucho de lo que tú sí ves. Ven enseguida las cosas que los ofenden, pero no miran con profundidad dentro de ti a las faltas que se hallan bien escondidas. Aun sus mejores juicios son superficiales.

Fénelon
(Extractado por Piedad H. Navarro López del libro "Cien Días en el Lugar Secreto")

SEGUNDA DE CORINTIOS, Cap. 7 / 2: Tristeza según Dios, Dr. Stephen Jones





22 de mayo de 2018




10 Porque la tristeza (dolor) que es conforme a la voluntad de Dios produce un arrepentimiento [metanoia] que conduce a la salvación, sin dejar pesar; pero la tristeza del mundo produce muerte.

Pablo se puso contento al escuchar de Tito que la iglesia de Corinto se había arrepentido con "dolor que es conforme la voluntad de Dios". La tristeza de Dios es sentir pena genuina por lo que uno ha hecho. Conduce a una inversión de pensamiento o decisiones (es decir, arrepentimiento) y da como resultado un nuevo curso de conducta y un cambio de mente y actitud. La Diaglott Emphatic traduce metanoia como "reforma".

El dolor (tristeza) del mundo, sin embargo, "produce muerte". En casos extremos, por supuesto, la tristeza mundana puede resultar en suicidio, pero Pablo comprende una forma más amplia de ver la muerte. La tristeza mundana es depresiva, ya que carece de perdón y resolución. Destroza a una persona sin reconstruirla. A menudo no ofrece perdón, excepto en términos imposibles. Su perdón a menudo es condicional, porque no se basa en el amor.


Pablo aprueba la justicia de la iglesia
Pablo se alegró de saber que la iglesia estaba experimentando una tristeza piadosa. 2 Corintios 7:11 dice:

11 Porque he aquí, ¡qué solicitud [spoude, seriedad] ha producido en vosotros esta misma cosa, esta tristeza (dolor) piadosa; qué vindicación [apología] de vosotros mismos, qué indignación, qué temor, qué anhelo, qué celo, qué venganza (castigo) de lo malo! En todo habéis demostrado ser inocentes en el asunto.

Primero, la carta de admonición de Pablo produjo "seriedad" en ellos. La palabra griega es spoude, "solicitud, prisa, diligencia, seriedad". En otras palabras, actuaron rápidamente según las instrucciones de Pablo para tratar con el hombre en cuestión que era culpable de incesto.

En segundo lugar, Pablo dice que ellos mismos se habían vindicado (apología). La Emphatic Diaglott dice: "¡Qué disculpa!" La palabra significa "súplica, respuesta, limpieza del yo, defensa propia".

Luego, Pablo dice, qué indignación!" Usando la palabra aganátesis, cuya palabra raíz significa "movido a la indignación, irritado, vejado". En otras palabras, a Pablo le impresionó que su carta encendiera un fuego debajo de ellos, haciendo que se levantaran con justa indignación por el pecado en su campamento.

Qué temor!", dice Pablo. La iglesia temía (phobos) las posibles consecuencias del juicio divino si demoraban en resolver este problema. Quizás pensaron en el pecado de Acán en el campamento de Israel, que resultó en la pérdida de la batalla de Hai y la muerte de 36 israelitas (Josué 7:5).

Qué anhelo!", Continúa Pablo. La iglesia tenía una gran añoranza o deseo (epítesis) de hacer lo correcto o de rectificar la situación.

Qué celo!" La iglesia fue celosa (zelos) en la búsqueda de la resolución del problema.

Qué castigo de mal!" Pablo usa el término ekdikesis, "hacer justicia". Este término a menudo se traduce como "revancha" o "venganza", lo que da una impresión equivocada. En el idioma inglés, asociamos el castigo con la venganza, tomamos la ley en nuestras propias manos y juzgamos los asuntos de acuerdo con la ira o el odio emocional. Pero la ekdikesis piadosa busca la verdadera justicia según la mente de Dios, y sabemos que la justicia divina fluye de Su carácter de Amor.

La emoción de Dios al tomar "venganza" es Su pasión, en lugar de ira como nosotros la conocemos. La llamada "ira de Dios" literalmente significa "el calor o la pasión de Dios". La Ley instruía a los hombres a establecer un sistema gubernamental de justicia que evitara que las emociones personales interfiriesen con la verdadera justicia. Así que Levítico 19:18 dice: "No tomarás venganza ... sino que amarás a tu prójimo como a ti mismo".

Dios nuevamente le recuerda a Israel en Deuteronomio 32:35, "mía es la venganza y la retribución". En otras palabras, no tomen la Ley en sus propias manos. Si creen que tienen una causa en contra de su vecino, dejen que los jueces decidan el caso imparcialmente. Los jueces fueron ordenados para administrar la Ley de acuerdo con la mente de Dios.

La palabra hebrea para venganza es naqam. Nahum 1:2 dice: "Dios [naqam] celoso y vengador es Yahweh". Nahum mismo fue nombrado según un homónimo nacham, que se pronuncia casi igual que naqam. Nahum reconoció esto y jugó sobre este hecho en su profecía. Mientras que naqam significa "venganza", nacham significa "consuelo". (Véase Nahum 3:7).

La venganza de Dios no se administra aparte del Espíritu Santo, que se llama el Consolador (KJV). En otras palabras, no hay justicia sin esperanza y consuelo, porque la justicia divina, que surge de un corazón de amor, está diseñada para corregir a las personas por su propio bien. Es por eso que Jesús dijo que el Consolador (o "Ayudante", NASB) "convencerá al mundo en cuanto al pecado, la justicia y el juicio" (Juan 16: 8 ). El mismo Espíritu Santo que nos conforta y nos ayuda es el que convence al mundo del pecado. Su juicio es amoroso, nos demos cuenta o no.

Así que esta es la fuerza detrás de la declaración de Pablo a la iglesia de Corinto, Qué venganza (castigo) del mal!" La iglesia no llevó a cabo una gran venganza como la imaginábamos. No ahorcaron a la parte culpable. En cambio, llevaron a cabo la justicia divina según la mente de Dios. Sin duda oraron diligentemente antes de tomar una decisión, buscando conocer la mente de Dios y el equilibrio entre la justicia y la misericordia. Su sentencia fue diseñada para salvar al hombre, no para destruirlo.

Pablo concluye: "En todo demostrasteis ser inocentes en el asunto". Él los elogia por hacer exactamente lo que tenían que hacer. Quizás Pablo podría ser visto como un tipo de juez de la Corte Suprema que revisa el caso de un tribunal inferior. Al no encontrar ningún error en su administración de justicia, dio su sello de aprobación y los elogió.


El propósito de la justicia
Pablo escribe en 2 Corintios 7:12,13,

12 Así que, aunque os escribí, no fue por el bien del ofensor, ni por el ofendido, sino para que vuestra sinceridad en nuestro nombre se manifestara a los ojos de Dios. 13 Y por esta razón hemos sido consolados …

Aquí Pablo retrocede para recordar a la iglesia el panorama general. Este caso no fue solo sobre la resolución de una disputa entre dos partes. Su propósito no era abogar por el culpable, ni defender a alguien al que se había ofendido. Hubo un propósito más elevado en todo esto, porque Dios estaba probando la "seriedad" o diligencia de la iglesia (spoude). Debido a que la iglesia pasó esta importante prueba, demostrando su fervor hacia Dios, Pablo fue "consolado". Una vez más, vemos en esta declaración la conexión implícita entre naqam y nacham. La iglesia había administrado justicia divina con consuelo al cuerpo de Cristo.


Pablo no fue avergonzado
Pablo continúa en 2 Corintios 7:13,14,

13 ... Y además de nuestro consuelo, nos regocijamos mucho más por la alegría de Tito, porque todos vosotros refrescasteis su espíritu. 14 Porque si en algo me había jactado con él acerca de vosotros, no fui avergonzado; pero como hablamos todo sobre vosotros en verdad, así también nuestra jactancia ante Tito resultó ser la verdad.

Aparentemente, Pablo se había "jactado" ante Tito acerca del carácter de la iglesia de Corinto. Pablo estaba muy orgulloso de esa iglesia y tenía gran confianza en que harían lo correcto. Cuando Tito los visitó, encontró que la confianza de Pablo estaba basada en la verdad. Tito vio la diligencia de la iglesia por sí mismo, y entonces, Pablo dice: "No fui avergonzado". La iglesia no avergonzó a Pablo.

Cuando nos fijamos en las diversas iglesias y denominaciones de hoy, es probable que muchas de ellas serían una vergüenza para sus fundadores, si todavía estuvieran vivos. Jesús mismo, como el verdadero Jefe de la Iglesia, tendría la mayor razón para sentirse avergonzado por la corrupción en la Iglesia a lo largo de los años. Sin embargo, Él ha hecho un Nuevo Pacto, en el que ha prometido escribir Su Ley en nuestros corazones (Hebreos 8:10). Entonces, al final, a pesar de toda la degeneración y anarquía en la Iglesia, Él tendrá motivos para estar orgulloso de ella.

Pablo concluye este capítulo en 2 Corintios 7:15,16,

15 Y su afecto abunda aún más hacia vosotros, al recordar la obediencia de todos ustedes, cómo lo recibieron con temor y temblor. 16 Me alegro de que en todo tengo confianza en vosotros.

Tito fue recibido "con temor y temblor". Esto es un modismo, por supuesto. La iglesia de Corinto no estaba literalmente temblando de miedo cuando Tito llegó a ellos. Indica que lo recibieron con gran respeto y emoción. Así que Pablo tenía una gran confianza en la iglesia de Corinto.



Category: Teachings

Dr. Stephen Jones
https://gods-kingdom-ministries.net/daily-weblogs/2018/05-2018/second-corinthians-chapter-7-part-2/