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Autor: Dr. Stephen E. Jones
AVANZAMOS MÁS ALLÁ DEL BLOG FINISTERRE. CRUZADO EL JORDÁN, EL REMANENTE FIEL ESPERA EL APOTEÓSICO DERRAMAMIENTO FINAL DE LA FIESTA DE TABERNÁCULOS, PLENITUD DE PENTECOSTÉS, EL MEJOR VINO DEL FINAL, ¡LA MANIFESTACIÓN DE LOS HIJOS DE DIOS! // "La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Yahweh de los Ejércitos; y daré paz en este lugar...". Hg. 2:9 // "No estoy diciendo, 'regresemos a Pentecostés'; estoy diciendo, '¡avancemos!'” (G.H.Warnock)
Puesto que yo deseaba dedicar mi vida a la predicación del evangelio el día en que fui salvo, el Señor me lo recordó al graduarme de la universidad. Pero usé el pretexto de que tenía que ayudar a mi hermano menor a terminar su educación universitaria. Después de que él se graduó, el Señor volvió a recordarme que debía abandonar mi empleo y dedicar todo mi tiempo a la predicación del evangelio. En aquel tiempo sabía que mi destino era entregar mi vida al servicio del Señor. Sin embargo, no tenía suficiente fe para hacerlo.
Después de que la iglesia fue establecida en mi ciudad, todavía conservaba mi trabajo y al mismo tiempo cuidaba de las reuniones. En 1933, un año después de establecerse la iglesia, la obra se extendió mucho; se requería mucho de mi tiempo. Durante las tres semanas entre el 1° y el 21 de agosto, luché mucho con el Señor. Tenía el profundo sentir de que Él me llamaba a abandonar mi empleo para servirle por fe, pero no me atrevía a dar ese paso por falta de fe.
Entre los hermanos que estaban en la iglesia en aquel tiempo, mi hermano menor y yo éramos los únicos que devengábamos un buen salario en nuestros trabajos. Esta fue la razón por la cual nosotros dos nos encargábamos secretamente de la mayor parte de los gastos de la iglesia. Por consiguiente, cuando el Señor me pidió que abandonara mi trabajo, pensé en todos los gastos de la iglesia. Los ingresos de la iglesia se reducirían si yo abandonaba mi empleo, y además otros tendrían que sostenerme a mí. Por eso estaba luchando con este asunto.
Después de tres semanas de luchar con el Señor, no pude seguir adelante; por lo tanto, el 21 de agosto por la noche, después de la reunión de oración, expliqué mi situación a los dos hermanos que tenían el liderazgo y les pedí que oraran por mí. Después de las once de la noche, acudí al Señor y me arrodillé delante de Él en mi estudio.
El Señor me reprendió inmediatamente: “¡Tú tienes un corazón malo de incredulidad que te aparta del Dios vivo!” (He. 3: 12).
Dije en mi corazón: “Tengo que cuidar a mi esposa y a mis tres hijos”. El Señor contestó: “Vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas ... y todas estas cosas os serán añadidas” (Mt. 6: 32-33).
En aquel tiempo entendí que debía dedicarme de lleno al Señor. La falta de fe era el único factor que me lo había impedido. Tuve el sentir de que el Señor estaba allí. Su presencia era tan real que no podía negarla. Pero en ese momento no podía orar. Entonces Él me advirtió: “Si quieres tomar mi Palabra, tómala, de lo contrario, no tienes parte conmigo”.
Inmediatamente después de esas palabras, sentí que el Señor se alejaba. No podía orar; ni siquiera podía decir amén. Las lágrimas brotaban profusamente. Finalmente dije: “Está bien, como Tú digas”. No tenía otra alternativa. A la mañana siguiente, los dos hermanos que llevaban el liderazgo me visitaron y me dijeron que después de orar sintieron que el Señor deseaba que dejara mi trabajo y me dedicara de lleno a servirle a Él.
Un día después, renuncié a mi trabajo y luego fui al correo, donde me esperaba una carta que me habían enviado de Chang-Chun, capital de Manchuria, la cual estaba bajo la ocupación japonesa. Al abrirla, tuve la sorpresa de encontrar la primera invitación que recibí en toda mi vida, pidiéndome que fuese a otra ciudad para hablar del Señor. Recibí esta carta inmediatamente después de mi renuncia. Era una confirmación clara del Señor en cuanto a mi renuncia, y eso me fortaleció y me alentó mucho. Acepté la invitación y fui. Por medio de mi visita se estableció una asamblea allí. El predicador, los ancianos, los diáconos y otros hermanos de la iglesia presbiteriana, unos veinte en total, se volvieron al recobro del Señor, y ese mismo día les bauticé en un río.
Pasé diecisiete días en aquel lugar. Mientras estaba allí, me llegó una carta del director general de la compañía para la cual yo había trabajado, en la que me decían que no querían que yo dejara mi empleo y que me ascenderían y me aumentarían el salario. Esto ocurrió a fines de septiembre. Empecé a considerar el asunto; nuestra compañía tenía la costumbre de dar a los empleados una bonificación al final del año. Me tentaba la idea de trabajar unos tres meses más para poder recibir dicha bonificación, y luego marcharme.
Al regresar a mi ciudad natal, me esperaba una carta de Watchman Nee. Noté que fue enviada de Shanghai. Tenía fecha del 17 de agosto, en medio del período cuando yo estaba luchando ante el Señor. La carta decía: “Hermano Witness, en cuanto a su futuro, me parece que debe servir al Señor a tiempo completo. ¿Qué le parece? Que el Señor le guíe”. Me resulta imposible decir cuán grande confirmación recibí con aquello. Esa breve nota anuló por completo la carta de mi antiguo jefe. Saltaba en mi corazón, y me dije a mí mismo: “Este asunto está solucionado. Aunque alguien me ofreciera el mundo entero, no lo tomaría. Mañana iré a la oficina y le diré al gerente que rechazo su oferta”. Fue exactamente lo que hice al día siguiente. Entonces sentí que debía ir a Shanghai y visitar a Watchman Nee para descubrir por qué me había escrito esa nota precisamente el 17 de agosto.
En Shanghai Watchman me relató lo que pasó. Cuando regresaba de Europa a China, mientras su barco cruzaba el mar Mediterráneo, estando él en su cabina, sintió una carga y oró por la obra del Señor en China, y tuvo el sentir de que debía escribirme una nota para decirme que debía dedicarme al servicio del Señor. Cuando me dijo eso, quedé plenamente convencido de que él estaba totalmente unido al Señor. De lo contrario, ¿cómo podría yo estar a miles de kilómetros luchando con el Señor y él en el Mediterráneo sintiendo la carga de escribirme acerca de este asunto al mismo tiempo? Quedé convencido de que él era un hombre de Dios. El no tenía que pedirme que trabajara con él; yo ya había tomado esa decisión. Tenía que seguirle y laborar junto con él. Este incidente llegó a ser el factor fundamental en la obra en la que ambos trabajamos para el Señor.
''... a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien", Romanos 8: 28.
"Pues está escrito que Abraham tuvo dos hijos: uno de la esclava y el otro de la libre", (Gálatas 4: 22)
Oswald Chambers
(Gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)
"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas", 2 Corintios 5:17
La verdadera entrega no es la de nuestra vida exterior, sino la de la voluntad. Y cuando nos rendimos así, no queda nada por hacer. La crisis más grande que podemos enfrentar es la entrega de nuestra voluntad. Sin embargo, Dios nunca nos obliga ni nos ruega para que lo hagamos. Él espera con paciencia hasta que voluntariamente nos rindamos a Él. Una vez que se ha ganado esa batalla, nunca más será necesario librarla.
Entrega para liberación.
"Venid a mí... y yo os haré descansar", Mateo 11: 28. Nosotros rendimos nuestra voluntad a Jesús para obtener descanso solo después de que comenzamos a experimentar lo que significa la salvación. Cualquier cosa que esté creando una sensación de inseguridad en realidad es un llamamiento a nuestra voluntad: "Venid a mí". Es un acercamiento voluntario.
Entrega para consagración.
"Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo", Mateo 16: 24. Aquí soy yo quien se rinde a Jesús, con el descanso de Él en mi corazón. "Si quieres ser mi discípulo, debes renunciar a tus derechos y cedérmelos a mí". Después, lo que resta de la vida solo es la manifestación de esa entrega. Nunca más deberías preocuparte por lo que el futuro te depare. Sin importar cuáles sean tus circunstancias, Jesús es más que suficiente (ver 2 Corintios 12:9 y Filipenses 4:19).
Entrega para muerte.
"... Te ceñirá otro...", Juan 21: 18-19. ¿Has aprendido lo que significa ser ceñido para la muerte? Ten cuidado de rendirte a Dios en un momento de éxtasis, pues luego podrías retractarte. La verdadera entrega consiste en estar unido con Jesús en la semejanza de su muerte, hasta que no pueda interesarte nada que no le haya interesado a Él.
Y después de que te rindas, ¿qué? Tu vida entera se caracterizará por la aspiración de mantener una inquebrantable comunión y unidad con Dios.
Oswald Chambers
(Gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)
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Por:
Octavius Winslow (1 de agosto de 1808 – 5 de marzo de 1878)
"Glorificad por esto al Señor en los valles; en las orillas del mar sea nombrado el Señor Dios de Israel". Isaías 24:15
Grande es la gloria traída a nuestro Dios encarnado mediante las aflicciones santificadas de sus santos. Cuán profundas son estas a menudo, y muchos las atestiguan. Y, sin embargo, cuanto más profunda es la aflicción, más profunda es la gloria.
He aquí la gloria traída a Dios por Daniel en el foso de los leones, por Sadrac, Mesac y Abed-Nego en el horno de fuego, y por Pablo y Silas en la prisión. ¿Y cuál es su historia, sino un ejemplo de todos los miembros afligidos de la familia de Dios?
El Señor será glorificado en Su pueblo. Por lo tanto, Él los aflige, los prueba y los disciplina. «El Señor prueba al justo» (Sal. 11: 5). Él tiene su foso, su prisión y su horno. Él tiene su propio modo y su manera designada de demostrar su obra en sus corazones; y, ya sea en el foso de los leones, la prisión, o el horno, Él es glorificado en ellos.
Cristo puede cerrar la boca del león, puede atemperar la llama devoradora y puede destrabar las puertas de la prisión, ¡cuán glorioso se muestra de esta manera su poder! Señalar la voluntad resignada, el espíritu sometido, la sumisión quieta, la conformidad alegre en la aflicción más profunda, ¡cuán gloriosa se muestra de esta manera su gracia! Contemplar la fuerza diaria impartida, las preciosas promesas aplicadas, las reconfortantes consolaciones experimentadas, ¡cuán glorioso se muestra de esta manera su amor! Ver la paja esparcida, la escoria consumida y el espíritu en perfecta armonía con la voluntad de Dios, para decir con David: «Como un niño destetado está mi alma» (Sal. 131: 2), ¡cuán gloriosa se muestra de esta manera su sabiduría! ¡Oh, si estas son las bendiciones que florecen mediante la vara, entonces bienvenida sea la vara!
¡Si esta es la gloria traída al nombre de Jesús por un proceso de aflicción santificada, entonces bienvenida sea la aflicción! Solo procuren que Él sea verdaderamente glorificado en ustedes por la aflicción. Procuren que Él sea glorificado mientras se encuentran en el horno, mediante sus gracias pasivas; procuren que Él sea glorificado cuando hayan salido del horno, mediante sus gracias activas.
«Cuando me haya probado, saldré como el oro» (Job 23: 10).
(Gentiliza de E. Josué Zambrano Tapias)
Bienaventurados los pobres en espíritu significa literalmente: “Benditos los indigentes”. ¡Algo excesivamente común!
La predicación actual tiende a hacer énfasis en la fuerza de voluntad o en la belleza del carácter de una persona; es decir, en lo que se nota con facilidad. La frase que oímos con tanta frecuencia: “Decídete por Cristo”, resalta algo en lo cual nuestro Señor nunca confió. Nunca nos pide que nos decidamos por Él, sino que nos rindamos a Él, un asunto muy diferente. En la base del Reino de Jesucristo está la hermosura genuina de quienes son comunes y corrientes. En lo que yo soy bendecido es en mi pobreza. Si no tengo fuerza de voluntad ni soy noble en mi naturaleza, entonces Jesús me dice: “Bendito eres porque debido a tu pobreza puedes entrar en mi Reino”. No puedo entrar por mi propia bondad. Sólo puedo entrar como un indigente.
Nosotros nunca somos conscientes en nuestra vida de la verdadera hermosura de carácter que cuenta para Dios. Ejercer una influencia deliberada implica que me estoy apoyando en mi propia bondad, lo cual es contrario a ser cristiano. Cuando me pregunto si seré de alguna utilidad para Dios, enseguida pierdo la belleza y frescura del toque del Señor. "El que cree en mí... de su interior brotarán ríos de agua viva", Juan 7: 38. Si examino el agua que corre, pierdo el toque del Señor.
¿Quiénes son los que han influido más en nosotros? Con seguridad no quienes pensaban que lo hacían, sino aquellos que no tenían ni la más remota idea de que lo estaban haciendo. En la vida cristiana la influencia espiritual nunca se ejerce de manera consciente. Si lo hacemos, entonces perdemos la hermosura genuina que caracteriza al toque de Jesús. Siempre sabemos cuando Él está obrando porque hace de lo común y corriente algo inspirador.
Oswald Chambers
(Gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)
~~~~~ Versículos de la Biblia (VRc) ~~~~~
Gálatas 2:20
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe, la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a Sí mismo por mí.
Filipenses 1:21
Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.
~~~~~ Palabras del ministerio ~~~~~
Suponga que usted pierde la paciencia cada vez que lo provocan. ¿Qué haría hoy? ¿Qué haría si alguien continuara provocándolo con sus palabras y la provocación se volviera cada vez peor?
"Señor, no tomaré el control de este asunto; mi mal genio ya no es responsabilidad mía; la victoria es Tu responsabilidad. No puedo controlar mi mal genio. Señor, Tú debes hacerte cargo de esto".
Si usted puede decir esto, en verdad habrá soltado el asunto. El Señor tomará el control, y usted manifestará la paciencia de Él. Podrá darle gracias y alabarlo, diciendo:
"Señor, ya no quiero responsabilizarme de esto".
Uno de nuestros mayores pecados es tener un corazón incrédulo. Tratamos de controlarnos y reprimirnos todos los días... Nos preocupa qué sucedería si no nos reprimiéramos o si dejáramos de tomar el control. Al predicarle el evangelio a un incrédulo, le decimos que ya no tiene que preocuparse de nada, porque Cristo murió por él, y que sólo necesita creer, y recibirlo todo. De la misma forma, fuimos crucificados con Cristo, y Él ahora vive en nosotros. Damos gracias a Dios y lo alabamos porque Cristo es nuestra cabeza y nosotros somos Sus miembros. Cristo es la vid y nosotros Sus pámpanos. El es nuestra vida y nuestro todo. Una vez que seamos quitados de en medio, una vez nos rindamos, renunciemos y nos hagamos a un lado, Cristo comenzará a tomar el control.
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Los versículos del Nuevo Testamento son tomados de la Versión Recobro del Nuevo Testamento. "Palabras del ministerio" proviene de La vida que vence, escrito por Watchman Nee, págs. 108-111. Ambos son publicados por Living Stream Ministry, Anaheim, CA. Los versículos del Antiguo Testamento son tomados de la versión Reina Valera 1960.
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Cuando aprendamos a esperar en la guía de nuestro Señor para todo, entonces conoceremos el poder que haya su clímax en una marcha recta y firme. Muchos de nosotros carecemos de la fortaleza que deseamos. Pero Dios provee con el poder suficiente para la labor que nos manda realizar. El secreto del poder consiste en esperar y mantenerse fiel a su guía.
S. D. Gordon