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HEBREOS, ISRAELITAS Y JUDÍOS, Dr. Stephen Jones (GKM)



Fecha de publicación: 03/11/2023
Tiempo estimado de lectura: 7 - 9 minutos
Autor: Dr. Stephen E. Jones

CUANDO LLEGAMOS A LA PERFECTA UNIDAD CON ÉL LA LUCHA CESA, Joni Eareckson Tada

 



Cuando el dolor me despierta por la noche, primero miro hacia arriba. Si la pantalla digital en el techo dice solo la segunda vigilia de la noche, supero el dolor y trato de respirar para volver a dormir. Pero si el reloj marca las 4:00 am, sonrío. Jesús me ha despertado para disfrutar de la comunión con Él, aunque pasarán horas antes de que me siente en mi silla de ruedas.

¿Necesito dormir más? Por supuesto. ¿Mi dolor disminuirá? Improbable. Pero a las cuatro de la mañana, hay algo más necesario, y me alegra pensar que mucho antes del amanecer, estoy entre los madrugadores que están bendiciendo a Jesús. Llenando mi pecho de Jesús, meditando su Escritura, murmurando su Nombre y susurrando Himnos que caen en cascada, todo lleno de adoración.

Es difícil hacer eso cuando estás usando un ventilador externo. Y así, sin palabras, le suplico que desentierre mi pecado, llene todos mis lugares vacíos y cavernosos, y me muestre más de su esplendor. Siempre responde con ternura. Me ve acostada en la cama paralizada y apoyada en almohadas, estorbada por una manga linfática, tubos de aire sibilantes, una bolsa de orina y barandillas de hospital que "mantienen todo unido".

Una de mis ayudantes sabe todo acerca de estas citas nocturnas con Jesús, así que una noche, después de arroparme, se paró frente a mi cuerpo paralizado con una Biblia abierta. “Esta eres tú”, dijo, y luego leyó el Salmo 119: 147–148: “Me levanto antes del amanecer y clamo por ayuda; Espero en tus palabras. Mis ojos están despiertos antes de las vigilias de la noche, para que pueda meditar en tu promesa”. Eso lo describe bastante. Por la mañana, cuando otra ayudante corre las cortinas, desengancha mi ventilador, baja las barandillas, quita la manga linfática y saca mis muchas almohadas, por lo general pregunta: "¿Durmió bien?" Respondo: “No fue lo mejor, pero estoy muy feliz”.

La verdadera felicidad es difícil de conseguir. Muchos cristianos se decantan por los goces menores y más accesibles de nuestra cultura. Pero cuanto más nos saturamos con placeres terrenales, más encurtidas se vuelven nuestras mentes, sentadas y empapadas en deseos mundanos hasta el punto de que apenas sabemos lo que nuestras almas necesitan. Luego aprovechamos la aprobación del préstamo, la promoción laboral, la victoria del equipo local o las nubes de lluvia que se abren sobre nuestro picnic como gloriosas bendiciones enviadas desde lo alto. Sin embargo, si Jesús estuviera contando nuestras bendiciones, ¿estarían entre las diez primeras?

Soy la tetrapléjica más bendecida del mundo. No tiene nada que ver con mi trabajo, una casa bonita, mi salud relativamente buena o un auto saliendo de un espacio para discapacitados justo cuando llego al restaurante. No depende de los libros que he escrito, de lo lejos que he viajado o de haber conocido a Billy Graham por su nombre de pila.

Jesús va mucho más allá de las bendiciones de tipo físico que recuerdan tanto al Antiguo Testamento. En aquel entonces, Dios bendijo a su pueblo con abundantes cosechas, enemigos aniquilados, vientres abiertos, lluvias abundantes y aljabas llenas de hijos. Jesús adopta un enfoque diferente. Él ubica las bendiciones más cerca del dolor y la incomodidad.

En su sermón más famoso, Jesús enumera la pobreza espiritual con las manos vacías, los corazones cargados de tristeza, un espíritu humilde de perdón, el rechazo del pecado y la lucha por la unidad de su pueblo. Jesús remata su lista con: “¡Y qué dicha será la tuya, cuando la gente te culpe y te maltrate y diga toda clase de calumnias contra ti por mi causa! Alegraos, pues, sí, alegraos sobremanera, porque vuestra recompensa en los cielos es magnífica” (Mateo 5: 11–12, JB Phillips).

¿Cómo acepta uno estas cosas de bordes duros como bendiciones? 1ª Pedro 3: 14 sugiere que “aun si padecéis por causa de la justicia, seréis benditos”. Es la aflicción la que nos envía a lo más recóndito del corazón de Cristo y cierra la puerta. Allí, una nueva cercanía a Dios y la comunión con Él es una realidad mucho más consciente. . . Se sugieren nuevos argumentos; brotan nuevos deseos; nuevos deseos se revelan. Nuestro propio vacío y la multiforme plenitud de Dios se nos presentan tan vívidamente que los anhelos de nuestras almas más íntimas se encienden y nuestro corazón clama a Dios”.

Estos nuevos deseos y anhelos dan nacimiento a un fuerte deseo de obedecerle (Santiago 1: 2 ; 2ª Corintios 5: 9). David, el salmista, sabía esto. Él dijo: “Antes de que me hicieras sufrir, solía deambular. Pero ahora me aferro a tu palabra” (Salmo 119: 67). Una respuesta piadosa al sufrimiento te coloca bajo un diluvio de bendiciones divinas.

Jesús lo resumió diciendo: “Si me amáis, guardaréis mis mandamientos” (Juan 14: 15). Aquí, Jesús no se está comparando con un esposo severo que entra por la puerta principal, se da cuenta de que la cena no está en la mesa y le murmura a su esposa: “¡Si me amas, tendrás mi comida lista cuando llegue a casa!” La obediencia bíblica no es un deber de hacer lo correcto porque eso es lo que deben hacer los buenos cristianos.

Juan 14: 15 es como una promesa. Como Jesús dijo: “Si me amas, si me haces el centro de tus pensamientos, deleitándote en Mí y haciendo tus tareas más comunes con miras a mi gloria, entonces los caballos salvajes no podrán impedir que me obedezcas”. La obediencia que está motivada por el amor entregado a tu Señor tiene un poderoso efecto santificador. ¡Qué euforia cuando tu deleite en Cristo encaja perfectamente con tu deleite en su Ley! ( Salmo 1: 1-3 ) Entonces puedes clamar: "Mi alma se consume con el anhelo de tus preceptos en todo tiempo" (Salmo 119: 20).

Entonces David pudo decir: “Bueno me es haber sido afligido, para que aprenda tus estatutos” (Salmo 119: 71). Piensa en la aflicción como un perro pastor que te muerde los talones, siempre llevándote a través de la puerta de la obediencia hacia la seguridad de los brazos del Pastor. La aflicción y la santificación entonces van de la mano a medida que eres constreñido por todos lados y empujado con fuerza “hacia la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3: 14).

Todas las bendiciones del tipo del Nuevo Testamento sobre las que Jesús predicó ahora pierden su borde duro. Ya no es desagradable, Mateo 5:11–12 se siente suave para tu alma. Puedes regocijarte con el salmista que dijo: “Esta bendición ha caído sobre mí, porque he guardado tus preceptos” (Salmo 119: 56). Somos bendecidos, supremamente felices, no cuando tenemos todo a nuestro favor, sino cuando todos nosotros vamos por Dios.

¿Se pone mejor? Sí. Jesús describe una bendición extraordinaria entre la obediencia y el premio de Sí mismo en Juan 14: 21: “El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama. . . y Yo le amaré y me manifestaré a él”. Esta es la dulzura de la obediencia. Cuando te santificas, Él abre capa tras capa de su corazón, cortejándote inexorablemente con su hermosura y su santidad (Hebreos 12: 10):

Esta es la bendición que sobre todas las demás [Dios] desea para nosotros. . . cuando llegamos a ser perfectamente uno con Él, entonces la lucha cesa. Qué bienaventurado cuando su deseo de librarnos del pecado, y el nuestro de ser librados de él, se encuentran. . . entonces la plenitud divina fluye en el alma sin freno, y, a pesar de la amargura del proceso exterior, [se asegura] que el gozo inefable y lleno de gloria posea el alma consagrada.

En las horas previas al amanecer, cuando estoy despierta, lleno mi pecho con tales pensamientos. Me maravillo de la hermosura de Jesús, imaginándolo tallando cañones, levantando montañas, derramando arroyos, ríos y mares. Él sopla soles y estrellas en órbita; nebulosas y galaxias, todas girando en movimiento, todo para que podamos contemplar su gloria. Aún más glorioso, “Él sustenta el universo con la palabra de su poder” (Hebreos 1: 3). Las montañas, los mares y las estrellas desaparecerían, cada molécula se desvanecería, si dejara de desear que el universo fuera.

Esto apenas araña la superficie. Nuestro Dios Creador entonces quiere ser clavado en una cruz. Él mira a los ojos de un soldado a punto de clavarle clavos de hierro. Pero cuando el soldado alcanza el mazo, sus dedos deben poder agarrarlo. su corazón debe seguir latiendo. Su vida debe mantenerse nanosegundo a nanosegundo, porque ningún hombre tiene tal poder por sí mismo. ¿Quién da aliento a los pulmones de este romano? ¿Quién mantiene unidas sus moléculas? Solo el Hijo puede, por quien “todas las cosas subsisten” (Colosenses 1: 17).

Jesús quiere que los clavos le atraviesen la carne. Da a los verdugos la fuerza suficiente para levantar la cruz, pesada con su cuerpo empalado. Luego, Dios se muestra humillante, en ropa interior. Apenas puede respirar. Sin embargo, desprecia a estos legionarios mal pagados que se burlan de Él y dice: “Padre, perdónalos”. Jesús, con gracia y sin reticencias, les concede a todos, a todos los desdichados, la existencia continua.

Sin embargo, su crucifixión fue un mero calentamiento para el mayor horror. En algún momento durante ese terrible día, Jesús comenzó a sentir una sensación extraña. Un mal olor sin igual comenzó a flotar en su corazón. Se sentía sucio. La maldad humana se arrastró sobre su ser inmaculado: el excremento vivo de nuestras almas. La niña de los ojos de su Padre se estaba poniendo marrón con la podredumbre de nuestro pecado.

Esto es de lo que Jesús estaba hablando en Juan 14: 21. Este es el Anciano de Días manifestándose a nosotros. Y maravilla de maravillas, el Padre ahora nos llama “niñas de sus ojos” (Salmo 17: 8).

Si anhelas que la plenitud divina fluya en tu alma sin freno, abraza tus aflicciones, participa activamente en tu propia santificación y deja que tu deleite en Cristo se una con tu deleite en su Ley. Porque Dios os ha dado el sol, las estrellas y el universo; te ha dado flores, amistad, bondad y salvación. Él te ha dado todo, ¿no puedes darle tu corazón? Si Dios no tiene nuestro corazón, ¿quién o qué lo tendrá?

Confío que a las cuatro de la mañana, Cristo tenga el tuyo.

- Joni Eareckson T.

(Gentileza de E. Josué ZAMBRANO TAPIAS)


VÍDEO RELACIONADO:

UNA SANIDAD MÁS PROFUNDA - Joni Eareckson Tada - Conferencia Fuego Extraño - YouTube

SORBOS DE VIDA - BIOGRAFÍA DE WATCHMAN NEE (Relación entre Nee y Lee: 3- En el llamado del Señor), W. Lee

 



LA RELACIÓN EN EL LLAMADO DEL SEÑOR

Puesto que yo deseaba dedicar mi vida a la predicación del evangelio el día en que fui salvo, el Señor me lo recordó al graduarme de la universidad. Pero usé el pretexto de que tenía que ayudar a mi hermano menor a terminar su educación universitaria. Después de que él se graduó, el Señor volvió a recordarme que debía abandonar mi empleo y dedicar todo mi tiempo a la predicación del evangelio. En aquel tiempo sabía que mi destino era entregar mi vida al servicio del Señor. Sin embargo, no tenía suficiente fe para hacerlo.

Después de que la iglesia fue establecida en mi ciudad, todavía conservaba mi trabajo y al mismo tiempo cuidaba de las reuniones. En 1933, un año después de establecerse la iglesia, la obra se extendió mucho; se requería mucho de mi tiempo. Durante las tres semanas entre el 1° y el 21 de agosto, luché mucho con el Señor. Tenía el profundo sentir de que Él me llamaba a abandonar mi empleo para servirle por fe, pero no me atrevía a dar ese paso por falta de fe.

Entre los hermanos que estaban en la iglesia en aquel tiempo, mi hermano menor y yo éramos los únicos que devengábamos un buen salario en nuestros trabajos. Esta fue la razón por la cual nosotros dos nos encargábamos secretamente de la mayor parte de los gastos de la iglesia. Por consiguiente, cuando el Señor me pidió que abandonara mi trabajo, pensé en todos los gastos de la iglesia. Los ingresos de la iglesia se reducirían si yo abandonaba mi empleo, y además otros tendrían que sostenerme a mí. Por eso estaba luchando con este asunto.

Después de tres semanas de luchar con el Señor, no pude seguir adelante; por lo tanto, el 21 de agosto por la noche, después de la reunión de oración, expliqué mi situación a los dos hermanos que tenían el liderazgo y les pedí que oraran por mí. Después de las once de la noche, acudí al Señor y me arrodillé delante de Él en mi estudio. 

El Señor me reprendió inmediatamente: “¡Tú tienes un corazón malo de incredulidad que te aparta del Dios vivo!” (He. 3: 12). 

Dije en mi corazón: “Tengo que cuidar a mi esposa y a mis tres hijos”. El Señor contestó: “Vuestro Padre celestial sabe que tenéis necesidad de todas estas cosas ... y todas estas cosas os serán añadidas” (Mt. 6: 32-33). 

En aquel tiempo entendí que debía dedicarme de lleno al Señor. La falta de fe era el único factor que me lo había impedido. Tuve el sentir de que el Señor estaba allí. Su presencia era tan real que no podía negarla. Pero en ese momento no podía orar. Entonces Él me advirtió: “Si quieres tomar mi Palabra, tómala, de lo contrario, no tienes parte conmigo”. 

Inmediatamente después de esas palabras, sentí que el Señor se alejaba. No podía orar; ni siquiera podía decir amén. Las lágrimas brotaban profusamente. Finalmente dije: “Está bien, como Tú digas”. No tenía otra alternativa. A la mañana siguiente, los dos hermanos que llevaban el liderazgo me visitaron y me dijeron que después de orar sintieron que el Señor deseaba que dejara mi trabajo y me dedicara de lleno a servirle a Él.

Un día después, renuncié a mi trabajo y luego fui al correo, donde me esperaba una carta que me habían enviado de Chang-Chun, capital de Manchuria, la cual estaba bajo la ocupación japonesa. Al abrirla, tuve la sorpresa de encontrar la primera invitación que recibí en toda mi vida, pidiéndome que fuese a otra ciudad para hablar del Señor. Recibí esta carta inmediatamente después de mi renuncia. Era una confirmación clara del Señor en cuanto a mi renuncia, y eso me fortaleció y me alentó mucho. Acepté la invitación y fui. Por medio de mi visita se estableció una asamblea allí. El predicador, los ancianos, los diáconos y otros hermanos de la iglesia presbiteriana, unos veinte en total, se volvieron al recobro del Señor, y ese mismo día les bauticé en un río.

Pasé diecisiete días en aquel lugar. Mientras estaba allí, me llegó una carta del director general de la compañía para la cual yo había trabajado, en la que me decían que no querían que yo dejara mi empleo y que me ascenderían y me aumentarían el salario. Esto ocurrió a fines de septiembre. Empecé a considerar el asunto; nuestra compañía tenía la costumbre de dar a los empleados una bonificación al final del año. Me tentaba la idea de trabajar unos tres meses más para poder recibir dicha bonificación, y luego marcharme.

Al regresar a mi ciudad natal, me esperaba una carta de Watchman Nee. Noté que fue enviada de Shanghai. Tenía fecha del 17 de agosto, en medio del período cuando yo estaba luchando ante el Señor. La carta decía: “Hermano Witness, en cuanto a su futuro, me parece que debe servir al Señor a tiempo completo. ¿Qué le parece? Que el Señor le guíe”. Me resulta imposible decir cuán grande confirmación recibí con aquello. Esa breve nota anuló por completo la carta de mi antiguo jefe. Saltaba en mi corazón, y me dije a mí mismo: “Este asunto está solucionado. Aunque alguien me ofreciera el mundo entero, no lo tomaría. Mañana iré a la oficina y le diré al gerente que rechazo su oferta”. Fue exactamente lo que hice al día siguiente. Entonces sentí que debía ir a Shanghai y visitar a Watchman Nee para descubrir por qué me había escrito esa nota precisamente el 17 de agosto.

En Shanghai Watchman me relató lo que pasó. Cuando regresaba de Europa a China, mientras su barco cruzaba el mar Mediterráneo, estando él en su cabina, sintió una carga y oró por la obra del Señor en China, y tuvo el sentir de que debía escribirme una nota para decirme que debía dedicarme al servicio del Señor. Cuando me dijo eso, quedé plenamente convencido de que él estaba totalmente unido al Señor. De lo contrario, ¿cómo podría yo estar a miles de kilómetros luchando con el Señor y él en el Mediterráneo sintiendo la carga de escribirme acerca de este asunto al mismo tiempo? Quedé convencido de que él era un hombre de Dios. El no tenía que pedirme que trabajara con él; yo ya había tomado esa decisión. Tenía que seguirle y laborar junto con él. Este incidente llegó a ser el factor fundamental en la obra en la que ambos trabajamos para el Señor.

https://www.librosdelministerio.org/books.cfm?n

¿CREE REALMENTE QUE DIOS CONTROLA SUS CIRCUNSTANCIAS? Oswald Chambers

 




''... a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien", Romanos 8: 28.


Solo la persona fiel cree verdaderamente que Dios controla sus circunstancias. Damos por hecho que Él las controla, pero en realidad no lo creemos. Actuamos como si lo que ocurre hubiera sido dispuesto por los hombres. Ser fiel en todas las situaciones implica que tenemos una sola lealtad: el Señor Jesucristo. 

Dios puede intervenir para que nuestras circunstancias se desmoronen súbitamente y comprendamos que le hemos sido infieles, al no reconocer que Él las había ordenado. Debido a que nunca percibimos lo que trataba de lograr, ese hecho particular no se repetirá en nuestra vida. La prueba de la fidelidad siempre se presenta justo en el momento preciso. Si aprendemos a adorar a Dios, incluso en las circunstancias difíciles, Él las cambiará por algo mejor, en un instante, si así escoge hacerlo.

Ser fieles a Jesucristo es lo más difícil que tratamos de hacer en este tiempo. Seremos fieles al trabajo o a cualquier cosa, pero que no se nos pida ser fieles a Jesucristo... Muchos cristianos se ponen sumamente impacientes cuando se habla de la fidelidad a Jesús. El Señor es destronado de una forma más intencional por los creyentes, que por el mundo. Tratamos a Dios como una máquina diseñada para bendecirnos.

La meta de la fidelidad no es que realicemos la obra de Dios, sino que Él actúe de manera libre y realice su obra por medio de nosotros.

Cuando Dios nos llama a su servicio y coloca enormes responsabilidades sobre nosotros, no espera ninguna queja de parte nuestra, ni ofrece ninguna explicación de su parte. Él quiere utilizarnos como usó a su propio Hijo.



Oswald Chambers

(Gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)

DIOS NO ACEPTA NUESTRO SACRIFICIO ESPIRITUAL SIN ANTES HABER SACRIFICADO LO NATURAL, Oswald Chambers

 



"Pues está escrito que Abraham tuvo dos hijos: uno de la esclava y el otro de la libre", (Gálatas 4: 22)


En este capítulo de Gálatas, Pablo no estaba hablando del pecado, sino de la relación entre lo natural y lo espiritual. Lo natural solo se puede volver espiritual mediante el sacrificio, de otra forma la persona vivirá de manera dividida. ¿Por qué ordenó Dios que lo natural se sacrifique? Él no lo ordenó. No es su voluntad perfecta, sino su voluntad permisiva. Su voluntad perfecta es que lo natural se vuelva espiritual por la obediencia. Es el pecado el que ha hecho necesario que lo natural se sacrifique.

Abraham tuvo que ofrecer antes a Ismael que a Isaac (Génesis 21: 8-14). Algunos de nosotros estamos tratando de ofrecerle a Dios sacrificios espirituales, antes de haber sacrificado lo natural. La única forma de ofrecerle a Él un sacrificio espiritual es presentando nuestros cuerpos como un sacrificio vivo. La santificación es más que ser liberados del pecado. Implica rendirme deliberadamente al Dios de mi salvación, cueste lo que cueste.

Si no sacrificamos lo natural por lo espiritual, la vida natural se opondrá y desafiará a la vida del Hijo de Dios en nosotros produciendo confusión permanente. Este es siempre el resultado de una naturaleza espiritual indisciplinada. Nos descarriamos porque rehusamos con obstinación disciplinarnos, física, moral, o mentalmente. Y luego nos disculpamos, diciendo: "Bueno, no me enseñaron disciplina cuando era niño". ¡Entonces disciplínate ahora! Si no lo haces, arruinarás toda tu relación personal con el Señor.

Mientras sigamos mimando y premiando a nuestra vida natural, Dios no se involucrará activamente en ella. Pero cuando estemos dispuestos y resueltos a sacarla al desierto y a mantenerla sometida, su presencia estará en nuestra vida natural y Él hará surgir pozos y oasis en cumplimiento de todas sus promesas para lo natural (Génesis 21:15-19)


Oswald Chambers

(Gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)

FE ABSOLUTA EN ÉL Y EN SU BONDAD, Oswald Chambers

 




Si estás buscando grandezas para ti y te dices: "Dios me ha llamado a esto y aquello", estás poniendo una barrera entre Él y el propósito que tiene para ti. Mientras mantengas tus propios intereses y ambiciones personales, no podrás alinearte ni identificarte con los intereses de Dios. Podrás lograrlo si renuncias a tus planes personales de una vez por todas y dejas que Él te guíe directamente a su propósito

También debes renunciar a entender tus caminos, porque ahora son los caminos del Señor.

Debo aprender que el propósito de mi vida es de Él y no mío. Dios me está usando desde su gran perspectiva personal y todo lo que me pide es que confíe en Él, sin decir: "¡Señor, esto me produce tanto dolor!” Hablar así me convierte en una piedra de tropiezo. 

Cuando dejo de decirle a Dios lo que yo quiero, Él me puede tomar para lo que desea sin ningún estorbo. Me puede humillar, exaltar o hacer lo que prefiera. 

Simplemente me pide una fe absoluta en Él y en Su bondad.


Oswald Chambers

(Gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)

DIOS NO HONRA NADA DE LO QUE LE LLEVAMOS Y SOLO QUIERE NUESTRA RENDICIÓN INCONDICIONAL, Oswald Chambers

 


"De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es: las cosas viejas pasaron; todas son hechas nuevas", 2 Corintios 5:17


El Señor nunca tolera nuestros prejuicios; se opone decididamente a ellos y los hace morir. Creemos que Dios tiene un interés especial en nuestros prejuicios particulares. Estamos bien seguros de que nunca tratará con nosotros como tiene que hacerlo con las otras personas. Incluso nos decimos a nosotros mismos: "Dios debe tratar con los demás de una manera muy estricta, pero naturalmente Él sabe que mis prejuicios son correctos". 

¡Debemos aprender que Dios no los acepta en lo más mínimo! En lugar de estar a favor de nuestros prejuicios, nos está limpiando de ellos de manera deliberada. Parte de nuestra educación moral consiste en ver morir nuestros prejuicios por el poder de Dios y observar el modo en que Él lo hace. Dios no honra nada de lo que le llevamos y lo único que quiere de nosotros es la rendición incondicional.

Cuando somos engendrados de nuevo, lo que en realidad sucede es que el Espíritu Santo empieza el proceso de su nueva creación en nosotros, hasta que no quede nada de la vida vieja. Desaparecen nuestra antigua y triste perspectiva y la vieja actitud hacia lo material, "porque todo esto proviene de Dios", 2 Corintios 5: 18. 

¿Cómo vamos a obtener una vida sin ninguna concupiscencia, sin intereses personales y que no sea susceptible a las burlas de los demás? ¿Cómo conseguiremos la clase de amor que es benigno, que no hace nada indebido y que no busca lo suyo? 

La única manera es que no conservemos nada de la vida vieja y que tengamos una sencilla y perfecta confianza en Dios. Una confianza tal que ya no deseemos más sus bendiciones, sino sólo a Él mismo

¿Hemos llegado a un punto en el que Dios puede retirarnos sus bendiciones sin que nuestra confianza en Él se afecte? 

Una vez que veamos a Dios en acción, nunca nos preocuparemos por lo que suceda, porque realmente estaremos confiados en nuestro Padre Celestial a quien el mundo no puede ver.


Oswald Chambers

(Gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)

LA VERDADERA ENTREGA ES LA DE LA VOLUNTAD, Oswald Chambers

 



La verdadera entrega no es la de nuestra vida exterior, sino la de la voluntad. Y cuando nos rendimos así, no queda nada por hacer. La crisis más grande que podemos enfrentar es la entrega de nuestra voluntad. Sin embargo, Dios nunca nos obliga ni nos ruega para que lo hagamos. Él espera con paciencia hasta que voluntariamente nos rindamos a Él. Una vez que se ha ganado esa batalla, nunca más será necesario librarla.


Entrega para liberación


"Venid a mí... y yo os haré descansar", Mateo 11: 28. Nosotros rendimos nuestra voluntad a Jesús para obtener descanso solo después de que comenzamos a experimentar lo que significa la salvación. Cualquier cosa que esté creando una sensación de inseguridad en realidad es un llamamiento a nuestra voluntad: "Venid a mí". Es un acercamiento voluntario.


Entrega para consagración


"Si alguien quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo", Mateo 16: 24. Aquí soy yo quien se rinde a Jesús, con el descanso de Él en mi corazón. "Si quieres ser mi discípulo, debes renunciar a tus derechos y cedérmelos a mí". Después, lo que resta de la vida solo es la manifestación de esa entrega. Nunca más deberías preocuparte por lo que el futuro te depare. Sin importar cuáles sean tus circunstancias, Jesús es más que suficiente (ver 2 Corintios 12:9 y Filipenses 4:19).


Entrega para muerte


"... Te ceñirá otro...", Juan 21: 18-19. ¿Has aprendido lo que significa ser ceñido para la muerte? Ten cuidado de rendirte a Dios en un momento de éxtasis, pues luego podrías retractarte. La verdadera entrega consiste en estar unido con Jesús en la semejanza de su muerte, hasta que no pueda interesarte nada que no le haya interesado a Él.

Y después de que te rindas, ¿qué? Tu vida entera se caracterizará por la aspiración de mantener una inquebrantable comunión y unidad con Dios.


Oswald Chambers

(Gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)

DIOS SE GLORIFICA EN NUESTRAS AFLICCIONES, Octavius Winslow

 



Por: 

Octavius Winslow (1 de agosto de 1808 – 5 de marzo de 1878)

"Glorificad por esto al Señor en los valles; en las orillas del mar sea nombrado el Señor Dios de Israel". Isaías 24:15

Grande es la gloria traída a nuestro Dios encarnado mediante las aflicciones santificadas de sus santos. Cuán profundas son estas a menudo, y muchos las atestiguan. Y, sin embargo, cuanto más profunda es la aflicción, más profunda es la gloria.


He aquí la gloria traída a Dios por Daniel en el foso de los leones, por Sadrac, Mesac y Abed-Nego en el horno de fuego, y por Pablo y Silas en la prisión. ¿Y cuál es su historia, sino un ejemplo de todos los miembros afligidos de la familia de Dios?


El Señor será glorificado en Su pueblo. Por lo tanto, Él los aflige, los prueba y los disciplina. «El Señor prueba al justo» (Sal. 11: 5). Él tiene su foso, su prisión y su horno. Él tiene su propio modo y su manera designada de demostrar su obra en sus corazones; y, ya sea en el foso de los leones, la prisión, o el horno, Él es glorificado en ellos.


Cristo puede cerrar la boca del león, puede atemperar la llama devoradora y puede destrabar las puertas de la prisión, ¡cuán glorioso se muestra de esta manera su poder! Señalar la voluntad resignada, el espíritu sometido, la sumisión quieta, la conformidad alegre en la aflicción más profunda, ¡cuán gloriosa se muestra de esta manera su gracia! Contemplar la fuerza diaria impartida, las preciosas promesas aplicadas, las reconfortantes consolaciones experimentadas, ¡cuán glorioso se muestra de esta manera su amor! Ver la paja esparcida, la escoria consumida y el espíritu en perfecta armonía con la voluntad de Dios, para decir con David: «Como un niño destetado está mi alma» (Sal. 131: 2), ¡cuán gloriosa se muestra de esta manera su sabiduría! ¡Oh, si estas son las bendiciones que florecen mediante la vara, entonces bienvenida sea la vara!


¡Si esta es la gloria traída al nombre de Jesús por un proceso de aflicción santificada, entonces bienvenida sea la aflicción! Solo procuren que Él sea verdaderamente glorificado en ustedes por la aflicción. Procuren que Él sea glorificado mientras se encuentran en el horno, mediante sus gracias pasivas; procuren que Él sea glorificado cuando hayan salido del horno, mediante sus gracias activas.

 «Cuando me haya probado, saldré como el oro» (Job 23: 10).


(Gentiliza de E. Josué Zambrano Tapias)

INDIGENCIA Y RENDICIÓN, Oswald Chambers




 

Bienaventurados los pobres en espíritu significa literalmente: “Benditos los indigentes”. ¡Algo excesivamente común! 

La predicación actual tiende a hacer énfasis en la fuerza de voluntad o en la belleza del carácter de una persona; es decir, en lo que se nota con facilidad. La frase que oímos con tanta frecuencia: “Decídete por Cristo”, resalta algo en lo cual nuestro Señor nunca confió. Nunca nos pide que nos decidamos por Él, sino que nos rindamos a Él, un asunto muy diferente. En la base del Reino de Jesucristo está la hermosura genuina de quienes son comunes y corrientes. En lo que yo soy bendecido es en mi pobreza. Si no tengo fuerza de voluntad ni soy noble en mi naturaleza, entonces Jesús me dice: “Bendito eres porque debido a tu pobreza puedes entrar en mi Reino”. No puedo entrar por mi propia bondad. Sólo puedo entrar como un indigente.

Nosotros nunca somos conscientes en nuestra vida de la verdadera hermosura de carácter que cuenta para Dios. Ejercer una influencia deliberada implica que me estoy apoyando en mi propia bondad, lo cual es contrario a ser cristiano. Cuando me pregunto si seré de alguna utilidad para Dios, enseguida pierdo la belleza y frescura del toque del Señor. "El que cree en mí... de su interior brotarán ríos de agua viva", Juan 7: 38. Si examino el agua que corre, pierdo el toque del Señor.

¿Quiénes son los que han influido más en nosotros? Con seguridad no quienes pensaban que lo hacían, sino aquellos que no tenían ni la más remota idea de que lo estaban haciendo. En la vida cristiana la influencia espiritual nunca se ejerce de manera consciente. Si lo hacemos, entonces perdemos la hermosura genuina que caracteriza al toque de Jesús. Siempre sabemos cuando Él está obrando porque hace de lo común y corriente algo inspirador.


Oswald Chambers

(Gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)

¡ME RINDO, ME RINDO, ... TOMA MI VIDA!, C. S. Lewis

[En momentos de dolor] ... Recuerdo que mi único tesoro auténtico es Cristo C. S Lewis Mensaje a Dios [9/11 17:14] ¡Estoy cansado! Ya no quiero más ser el centro de mi vida... me rindo. Me doy por vencido, lo intenté pero fue tonto, así es que no quiero más este trono. Quedé sin fuerzas. He luchado hasta el cansancio por complacerme y siempre pedía más y más.¡Insoportable! Es que ya estoy lo suficientemente herido como para dar un paso más, me he destrozado a mi mismo siendo el centro de mi vida. Es un timón que no pude controlar y me ha llevado a aguas tormentosas, sin una pequeña luz de esperanza. ¡Qué timón tan pesado, lo entrego, no puedo ...! Me cansé de estar cada día más metido en el lodo. Me cansé de la mentira de que puedo controlar mi vida. Me cansé de hacerme daño a mí mismo gobernando mi corazón. El "YO" que impera en mis días encuentra mi destrucción creyendo que busca mi felicidad. ¡Me cansé! ¡Me cansé! Dicen mis lágrimas que caen y salpican el suelo. ¡No puedo más! ¡No puedo más! Dice mi corazón en pedazos. Tómame, por favor, con las manos que hicieron los cielos. Toma mi vida entre tus brazos que contienen las estrellas. Toma el control de mi vida con tu poder que hizo estremecer el universo. Transforma mis días con la belleza de tus ojos. ¡Ama mi corazón, Jesús, con esa pasión que demostraste en la cruz! Restaura mi corazón con esa entrega, con esa firmeza, con esa fidelidad, con esa fuerza, con esa gloria, con esa ... Con esa sangre, muestra de tu amor ... ¡Me rindo, me rindo ... Toma mi vida ...! (Por gentileza de José Rafael Restrepo Madrigal)

EL ARPISTA CELESTIAL, Manantiales en el Desierto


INSTRUMENTOS| El ARPA, un instrumento diferente ...


"Estoy celoso de vosotros con celos ... de Dios".
2ª Corintios 11:2, (Versión Moderna)

¡De qué manera tan cariñosa trata el anciano arpista su arpa! La acaricia y mima como si fuese un niño recostado sobre su pecho. Su vida está unida a ella. Mira como la templa. La agarra con firmeza, sacude una cuerda con un golpe rápido y punzante; y mientras tiembla como si se condoliese, él se inclina cuidadosamente sobre ella para obtener la primera nota que se produce. La nota es mala y desagradable como él se temía. Estira la cuerda con el tornillo torturador, y aunque parece que la cuerda vaya a estallar a causa de la tensión, la sacude nuevamente y se inclina con suavidad para oírla como antes, hasta que al final es posible ver una sonrisa en su rostro, cuando templa la primera y verdadera nota.

Puede ser que Dios esté obrando contigo de la misma manera. amándote mucho más que el arpista ama su arpa. Él puede encontrarte como si fueras un conjunto de cuerdas disonantes. Él toca las fibras de tu corazón torturándote un poco, se inclina sobre ti con amor, golpeando y escuchando, y al oír solamente una voz áspera de queja, vuelve a tocar mientras que Su corazón sangra por ti, esperando ansiosamente aquel grado de tirantez -"HÁGASE NO MI VOLUNTAD SINO LA TUYA"- la cual es una melodía tan dulce a Sus oídos, como la de los mismos ángeles. Él no cesará de tocar hasta que tu alma purificada por la aflicción se haya mezclado con todas las armonías puras e infinitas de Su propia existencia.- Señeccionado 

¡Alma impaciente!, espera con paciencia hasta que tu Señor amoroso te haya afinado como una arpa de voz dulce y melodiosa, y entonces cantarás con profundo gozo un himno de armonía celestial.

RELACIONES SOCIALES SANAS / ENFRENTÁNDOSE A LA TENTACIÓN / (Sorbos Místicos), François Fenélon




RELACIONES SOCIALES

Permite que tus amigos vayan y vengan como les plazca. Si alguien dice algo para ofenderte, pon a un lado lo que han dicho sin pasarte todo el día pensando en ello. A medida que esperes menos de los demás, aprenderás a ser más afable y más útil para con todos.

¡Cuán cerca estamos uno del otro cuando estamos todos unidos a Dios! ¿No se hacen más fáciles tus relaciones cuando tienes la visión de hacer la voluntad de Dios? ¿Quieres, pues, encontrar verdaderos amigos? Busca a tus amigos solo en Dios. Él es la fuente de la amistad verdadera y eterna. 

¿Quieres escuchar y hablar con estos amigos? Entonces sumérgete en silencio en el seno de Aquel que es la vida misma de aquellos que hablan y viven la verdad. En Él hallarás cumplido todo honorable deseo. En Él está la perfección... comparada con la imperfección que encuentras en todas las relaciones que se encuentran fuera de Él.

Necesitas encontrar un equilibrio entre estar completamente apartado de las relaciones sociales y pasarte todo el tiempo testimoniando a otros. Necesitas hallar un equilibrio sano entre cuidar de tus propias necesidades y cuidar de las necesidades de otros. Puedes resolver este equilibrio considerando varios factores: ¿Necesitas tiempo para renovar tu espíritu? ¿Te encuentras sano? ¿Cuánto tiempo tienes? ¿Cómo parece que Dios te está guiando? Es bueno considerar las necesidades de la mente y del cuerpo; luego mira cómo podrías usar mejor el tiempo que te resta

¿Qué tiene de bueno estar con una persona a la cual no le eres de ninguna utilidad, cuando hay otros a los que podrías ayudar? Por supuesto, si tienes una obligación hacia esa persona en base a una amistad, o una relación, entonces deberías quedarte. Si no fuera así, trata a esa persona honorablemente y sigue tu camino. No tienes que hacer las cosas más difíciles para ti en el nombre de la cruz. Si hay alguien ante cuya presencia no te sientes bien, entonces no lo hagas a menos que te pida que le visites.

No te ausentes o seas sociable desde tu propio egocentrismo. No cabe duda de que tu propio interés estará entremezclado con tu decisión, pero solo haz lo que veas que es mejor. Como estás tan desgastado, creo que lo mejor es que te tomes tanto tiempo como puedas para refrescarte. Ama más y sufre menos.



ENFRENTÁNDOSE A LA TENTACIÓN

Hablemos de los errores en los que te permites caer. No estoy hablando de pecados patentes... desobedecer deliberadamente a Dios en asuntos capitales no es por lo general problema con el que trate cada día un cristiano entregado. Estoy hablando de no detener una palabra dura, o ser deliberadamente pendenciero. Gozas de cierta medida de control sobre estas cosas, pero te permites hacer lo que se te antoja.

Cuanto más cerca estés de Dios, tantas más cosas miserables hallarás en tu corazón. Esto no es algo negativo... Dios lo permite para que pierdas confianza en ti mismo. Algo habrás avanzado cuando puedas mirar a tu corrupción interna sin ansiedad o desánimo y confiar simplemente en Dios. Pero no deberías meterte en tentación.

Hay dos recursos contra la tentación. Uno, ser fiel a Dios dentro de ti. Evita todo lo que sea mejor evitar. Naturalmente, no siempre eres capaz de evitar estas situaciones, pues algunas son llevadas ante ti por Dios y no te hará bien que huyas de ellas. El segundo recurso es volverte a Dios cuando seas tentado. Si ves que has consentido a medias a la tentación, entonces dirígete de cabeza a Dios. Toma el ejemplo del niño que oculta su rostro en el seno de su madre tan pronto como ve algo que le asusta.

Practica mantenerte en la presencia de Dios para que seas capaz de responder a su guía de inmediato. De cierto modo, hay poco que hacer al cumplir la voluntad de Dios. Verdad es que no retener nada a Dios ya es hacer bastante. El amor de Dios escudriña las moradas secretas del interior, buscando cualquier cosa que se resista a Él. 

Por otro lado, el cristianismo no se halla en una montaña de normas, ni en abstenerte de todo placer. Tan solo ríndete a Dios sin reservas. Vive en el momento actual. Deja que Dios haga lo que le parezca apropiado sin resistirle, y ponte de acuerdo con Dios sin tratar de justificar lo que tú deseas.

La tentación es una parte necesaria en una vida cristiana. No te inquietes ni siquiera por la tentación más vergonzosa. Mira a Dios y mora de continuo en su presencia... evitará que tus pies tropiecen.


(Por gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)

EVITA EL MAL AL SER ADVERTIDO O TE ENSORDECERÁS / LOS PEQUEÑOS DETALLES (Sorbos Místicos), François Fenélon




EVITA EL MAL

Cuando te des cuenta de que estás a punto de hacer algo mal, debes intentar evitarlo. Pero si fallas y haces igualmente lo que está mal, entonces debes llevar con valor la humillación que sientas. Cuando experimentes primero el mal antes de hacerlo, tienes que tener cuidado de no resistir al Espíritu de Dios, que te está advirtiendo del peligro. Si le ignoras, su voz se hará más y más delicada. Si sigues por esa senda incorrecta, no tardará mucho en que no le oigas hablar nada en absoluto. Tu debilidad humana no es nada en comparación con volverse deliberadamente sordo a la voz del Espíritu Santo que habla en lo profundo de ti.

Los defectos que no ves hasta que no caes, no sanarán por enfadarse con ellos. Más bien es lo contrario. Tu impaciencia con ellos es tan sólo tu orgullo herido por presenciar su caída. Lo único que puedes hacer es llevar la humillación que tus pecados te traen. Siente tus faltas, arrepiéntete de ellas, no las excuses, pero no te amargues o te desanimes ante tus imperfecciones.

Es normal que lo que tú quieres dar a Dios no sea lo que Él te está pidiendo. Lo que Él quiere de ti es lo que más amas. Él quiere el “Isaac” de tu corazón ... el único hijo, el amado. Quiere que rindas a Él todo a lo que más te aferras. Hasta que no hagas esto no tendrás descanso. “¿Quién ha resistido al Todopoderoso y ha estado en paz?” ¿Quieres que Dios te bendiga? Entrégaselo todo y Él estará contigo. ¡Qué consuelo, qué libertad, qué fuerza, que madurez cuando el amor propio ya no se entrometa entre tú y Dios!

Nunca te desanimes contigo mismo. No es cuando te das cuenta de tus faltas cuando estás siendo más malvado. En realidad nunca ves tus pecados hasta que empiezan a ser sanados. No te adules, ni tampoco te impacientes contigo mismo. El desánimo no es humildad. De hecho, el desánimo es el desespero de tu orgullo herido. Tus faltas te pueden ser de utilidad si te sanas de la vana confianza que tienes en ti mismo. Dios sólo te deja sentir tu debilidad para que puedas buscar tu fuerza en Él

Nunca actúes contra la luz que está en tu interior. Sigue a Dios.



PEQUEÑOS DETALLES

Los grandes actos de virtud son raros porque a duras penas se nos exigen. Cuando te llegue la oportunidad de hacer algo grande, ya tienes su propia recompensa: la emoción, el respeto ganado por otros, y el orgullo que acompañará a tu habilidad de hacer esas “grandes” cosas.

Los pequeños detalles que se hacen bien continuamente, sin que se noten, son algo mucho más importante. Estos pequeños detalles atacan a tu orgullo, a tu pereza, a tu estar centrado en ti mismo, a tu quisquillosa naturaleza. Es mucho más atrayente hacer grandes sacrificios por Dios, por muy duros que sean, para que así puedas hacer lo que te dé la gana con las pequeñas decisiones de la vida. La fidelidad en los detalles pequeños prueba mucho mejor tu verdadero amor por Dios. Lo que importa es el camino lento y espeso en vez de los arrebatos emocionales pasajeros.

Algunas veces te aferras a boberías en vez de a las cosas importantes. Sería mucho más doloroso renunciar a alguno de tus pasatiempos que dar una gran suma de dinero por razones caritativas. Te ves arrastrado con mucha facilidad por insignificancias por el simple hecho de que parezcan inocentes. No obstante, cuando Dios se lleve estas pequeñeces, pronto descubrirás, por el dolor de su
ausencia, cuán apegado estabas a ellas.

Además, si te niegas a entregar las menudencias, ofenderás constantemente a tu familia, a las personas con las que trabajas, ¡y a todo el mundo! Nadie creerá que amas a Dios cuando tu comportamiento se hace añicos ante los detalles pequeños que son los que realmente importan. Si no haces pequeños sacrificios, ¿cómo creeremos que harás los grandes? Puede que al principio necesites valor para atender a los pequeños detalles. Puede que no sea fácil. Acepta la dificultad como la disciplina de Dios que habrá de procurarte la paz. Las cosas se harán más fáciles.



(Por gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)

DISMINUYE TUS DISTRACCIONES / IMPACIENCIA (Sorbos Místicos), François Fenélon




DIVAGANDO

Algunas veces introducirás en tu vida de oración una mente llena de divagaciones y pensamientos egoístas. Te verás desgarrada entre la opción de agradar a Dios y el deseo de agradarte a ti misma. ¿Ves cómo la oración puede volverse algo tan difícil y carente de vida? Lo que podría fortalecerte se hace débil porque hay tantísima lucha por dentro, que tu espíritu queda sin alimentarse.

¿Cómo puedes arreglarlo? 

Disminuye tus distracciones e invierte una mayor parte de tu tiempo libre sentada ante Dios.

No quiero apartarte de tus deberes de cara al público. No creo que inviertas el tiempo suficiente visitando a aquellos que debieras. Pero de verdad que deberías volver a tantear lo que haces con tus horas libres. No mimes tanto tu curiosidad, y mantén los detalles de tus obligaciones a un mínimo. Te cansas más de estudiar asuntos desagradables, que de visitar a aquellos que crees que se entrometen en tus horas libres. Olvídate de tu necesidad de siempre estar  distraída y de tu necesidad de estar siempre ocupada, y encontrarás que todo cuanto se exige de ti puede hacerse en calma ante Dios.



EL FUTURO

No estés tan preocupada con el futuro. El futuro le pertenece a Dios. Él está a cargo de todas las cosas y cuidará por completo de ti. Si tratas de adivinar lo que va a pasar, solo conseguirás preocuparte y anticipar problemas. Vive cada día como viene. Cada día trae su propio bien y mal, pero lo que parece malvado se hace bueno si lo dejas en las manos de Dios. No retrases su propósito por ser impaciente. Dios tiene un tiempo para todo. Nunca te anticipes a Él. Una de las cosas más importantes que debes hacer es vivir en el momento actual.

No se trata de cuán rápido marches, sino de lo bien que marches. Dios sabe exactamente cuánto tiempo te supondrá ir de un sitio a otro. No tienes por qué estar siempre ajetreada. Tan solo sigue la guía de Dios.

Todo cuanto necesitas hacer es preparar tu corazón para entregarlo completamente a Dios, sin reservas. Él hará contigo lo que a Él le agrade. Cierra tus ojos y síguele. Camina, como Abraham, sin saber a dónde vas. Dios mismo será tu guía. Te guiará a través del desierto hacia la Tierra Prometida. ¡Serás tan feliz si le dejas a Dios tomar completo control de tu vida!



(Por gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)

DEJE QUE CRISTO SE OCUPE, Devocionales e-MANÁ




~~~~~ Versículos de la Biblia (VRc) ~~~~~


Gálatas 2:20
Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe, la fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a Sí mismo por mí.

Filipenses 1:21
Porque para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia.


~~~~~ Palabras del ministerio ~~~~~

Suponga que usted pierde la paciencia cada vez que lo provocan. ¿Qué haría hoy? ¿Qué haría si alguien continuara provocándolo con sus palabras y la provocación se volviera cada vez peor? 
"Señor, no tomaré el control de este asunto; mi mal genio ya no es responsabilidad mía; la victoria es Tu responsabilidad. No puedo controlar mi mal genio. Señor, Tú debes hacerte cargo de esto"
Si usted puede decir esto, en verdad habrá soltado el asunto. El Señor tomará el control, y usted manifestará la paciencia de Él. Podrá darle gracias y alabarlo, diciendo: 
"Señor, ya no quiero responsabilizarme de esto".
Uno de nuestros mayores pecados es tener un corazón incrédulo. Tratamos de controlarnos y reprimirnos todos los días... Nos preocupa qué sucedería si no nos reprimiéramos o si dejáramos de tomar el control. Al predicarle el evangelio a un incrédulo, le decimos que ya no tiene que preocuparse de nada, porque Cristo murió por él, y que sólo necesita creer, y recibirlo todo. De la misma forma, fuimos crucificados con Cristo, y Él ahora vive en nosotros. Damos gracias a Dios y lo alabamos porque Cristo es nuestra cabeza y nosotros somos Sus miembros. Cristo es la vid y nosotros Sus pámpanos. El es nuestra vida y nuestro todo. Una vez que seamos quitados de en medio, una vez nos rindamos, renunciemos y nos hagamos a un lado, Cristo comenzará a tomar el control.
~~~~~~~~~~~~~~~~~~~~

Los versículos del Nuevo Testamento son tomados de la Versión Recobro del Nuevo Testamento. "Palabras del ministerio" proviene de La vida que vence, escrito por Watchman Nee, págs. 108-111. Ambos son publicados por Living Stream Ministry, Anaheim, CA. Los versículos del Antiguo Testamento son tomados de la versión Reina Valera 1960.
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PACIENTEMENTE ESPERÉ A YAHWEH (Salmo 40:1), Manantiales en el Desierto




Esperar es más difícil que andar. Esperar requiere paciencia, y la paciencia es una virtud muy rara. Es una cosa admirable saber que Dios rodea a los suyos con seto, cuando se mira a éste desde un punto de vista de protección. Pero cuando el seto permanece alrededor de uno y crece a tal altura que no es posible ver por encima de él, y se piensa si uno va a poder salir de aquella pequeña esfera de servicio e influencia en que se encuentra  aprisionado, a veces es difícil comprender porque uno no posee un medio de acción más amplio, y es más difícil aún "iluminar el rincón" en que se encuentra. Pero Dios tiene un propósito en todas sus dilaciones.

"Por Yahweh son ordenados los pasos del hombre" (Salmo 37:23). Al margen de su biblia y junto a este versículo, George Müller tenía la siguiente nota: "Y las paradas también". Es una falta lamentable que los hombres atraviesen con violencia por medio de los setos Dios. Uno de los principios vitales para el gobierno de un cristiano, es no moverse jamás de aquel lugar en el cual tiene la seguridad que Dios le ha colocado, hasta que la Columna de Nube se mueva.

Cuando aprendamos a esperar en la guía de nuestro Señor para todo, entonces conoceremos el poder que haya su clímax en una marcha recta y firme. Muchos de nosotros carecemos de la fortaleza que deseamos. Pero Dios provee con el poder suficiente para la labor que nos manda realizar. El secreto del poder consiste en esperar y mantenerse fiel a su guía
S. D. Gordon

¿Es la vida necesariamente un fracaso para aquel que está obligado a permanecer quieto en forzada inactividad viendo pasar las grandes palpitaciones de la marea de la vida? ¡No! La victoria entonces tiene que obtenerse permaneciendo quieto y esperando calladamente. Es mil veces más difícil el hacer esto, que la dificultad de precipitarse en los días de actividad de un lado para otro, en los quehaceres de la agitada vida. Requiere un heroísmo mayor permanecer quieto, esperar, no desanimarse ni perder la esperanza, someterse a la voluntad de Dios, dejar los honores para otros, estar callado, confiado y alegre, mientras la multitud alegre y bulliciosa camina y se marcha. La vida más elevada es aquella, "que habiendo hecho todo, espera".

J. R. Milder


SAL DE TI MISMO / NO TE IMPORTE REVELAR TUS DEFECTOS (Sorbos Místicos), François Fenélon




SAL DE TI MISMO

Siempre que vivas en base a tu vieja naturaleza estarás abierto a todas las injusticias del hombre. Tu temperamento te meterá en luchas, tus pasiones chocarán con tu prójimo, tus deseos serán como tiernos brotes expuestos a las saetas del enemigo. Todo estará en tu contra ... atacándote desde todas direcciones.

Si vives por la misericordia de una muchedumbre de deseos de codicia y avaricia, entonces nunca hallarás la paz. Nunca estarás satisfecho porque todo te preocupará. Serás como un inválido postrado en cama durante años ... donde sea que te toquen sentirás dolor. 

Tu amor propio es terriblemente susceptible. No importa lo poco que le insulten, chilla ¡asesino! Añádele a esto toda la insensibilidad de los otros, su repugnancia ante tu debilidad (y tu repugnancia ante la suya), y lo que tienes son los hijos de Adán atormentándose eternamente uno al otro.

La única esperanza es que salgas de ti mismo. Pierde todo tu interés propio. Sólo entonces puedes disfrutar la verdadera paz reservada para los hombres de buena voluntad. Personas así no tienen otra voluntad más que la de Dios. Si te allegas a un lugar así, ¿qué puede dañarte? Ya no serás atacado por tus esperanzas o miedos. Puedes estar preocupado, molesto, o afligido, pero puedes reposar en Él. Ama la mano que te disciplina. Encuentra la paz en todas las cosas ... incluso yendo a la Cruz. Estate contento con lo que tienes. No quieras más.

Ríndete a Dios y encuentra la verdadera paz.



VIVE DÍA A DÍA

Tu camino espiritual es algo inquieto e impaciente. Simplemente confía en Dios. Si vienes a Él, Él te dará todo lo que necesitas para servirle. Necesitas de verdad creer que Dios mantiene su Palabra.

Cuanto más confíes en Él, tanto más será capaz de darte. Si estuvieras perdido en un desierto imposible de cruzar, el pan caería del cielo sólo para ti.

No temas nada excepto fallar a Dios. Y ni siquiera temas este hecho tanto que llegue a sacarte de quicio. Aprende a vivir con tus fracasos, y carga con los fracasos de tus prójimos.

¿Sabes lo que sería lo mejor para ti? Deja de aparentar ser tan mental y espiritualmente perfecto para con Dios y el hombre. Hay mucho egoísmo y complacencia refinados en no dejar revelar tus defectos. Sé sencillo con Dios. A Él le encanta comunicarse con las personas sencillas. Vive día a día, no en tu propia fuerza, sino totalmente rendido a Dios.



(Por gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)