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DINERO DEL REINO vs/ SISTEMA DE DEUDA BABILÓNICO, Dr. Stephen Jones (GKM)

 


Fecha de publicación: 27/03/2025
Tiempo estimado de lectura: < 1 min
Autor: Dr. Stephen E. Jones
https://godskingdom.org/blog/2025/03/kingdom-money-vs-babylons-debt-system/

FAMILIA JOSÉ ALVAREZ (Testimonio), Joseph Herrin


 


José Herrín (08-10-09)

El blog de hoy continúa la serie de testimonios de fe práctica en un Dios muy presente. Que su fe sea alentada mientras lo lee.

Jose Alvarez Family

José Álvarez, su esposa Mary y sus hijos viven en Peña Blanca, Nuevo México. Dios los ha estado usando en el ministerio a los indios nativos americanos en los Estados Unidos. Más recientemente, José y María han estado viajando a África para realizar seminarios ministeriales sobre la vida en el Reino y sobre el papel de los apóstoles y profetas en sentar las bases de la Iglesia. Tienen un sitio web donde aproximadamente 100 enseñanzas están disponibles gratuitamente. También hay preciosos testimonios de la hospitalidad que han recibido en África, y el cuidado humilde y amoroso que han recibido de muchos de nuestros hermanos y hermanas en Cristo allí.

El siguiente testimonio fue obtenido del sitio web de José Alvarez. José y Mary Alvarez son los autores del mismo.

SORBOS DE VIDA - BIOGRAFÍA DE WATCHMAN NEE (Dieron Testimonio de él - 4: No se defendía. Menospreciaba las riquezas... Madurez), W. Lee

 


Watchman Nee dejó en mí una profunda impresión

Cada vez que le hacían una pregunta a Watchman Nee, su respuesta era práctica, iba al grano y estaba llena de claridad, unción y luz. El era completamente normal, afable y muy accesible. El era muy talentoso y tenía un gran corazón. En asuntos espirituales, él subía a las alturas y tenía una gran capacidad de penetración en los temas más profundos; tenía una comprensión y experiencia ricas en cuanto a los principios de Dios y su propósito. 

En muchas ocasiones se interpretaba mal lo que compartía, y debido a eso hablaban mal de él, pero él nunca intentó dar explicaciones ni justificarse

Una vez le preguntaron por qué no daba explicaciones para evitar que lo interpretaran mal. El contestó: “Hermanos, si la gente confía en nosotros, no necesitamos dar explicaciones; y si desconfían de nosotros, nada ganamos con dar explicaciones”. No daba explicaciones de lo que hacía o decía, ni se justificaba a sí mismo cuando lo injuriaban; tampoco argumentaba cuando lo reprendían públicamente.

El menospreciaba las riquezas. Por sus manos pasaba mucho dinero. Le confiaban sumas considerables, las cuales distribuía en la obra del Señor, y además ganó mucho dinero en la empresa que creó. No obstante, lo que recibía, lo distribuía de inmediato. En una ocasión, él dijo: “Creo que entre los que laboramos en China, soy el que con más frecuencia ha gastado el último dólar que le quedaba”. Eso era muy cierto. Quienes lo conocían más de cerca sabían que a menudo se encontraba sin un centavo, ya que no guardaba nada para sí. Aun así, lo daba todo para la obra del Señor y para las necesidades de la iglesia.

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4. ALGUIEN QUE ESTABA CERCANO A ÉL

A continuación incluimos el testimonio de una persona que conoció de cerca a Watchman Nee, el doctor Chang Yu-lan, un hermano que estaba en el liderazgo en la iglesia en Taipei, Taiwán:

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Mi impresión acerca de Watchman Nee

Watchman Nee llegó a Chungking el 6 de marzo de 1945, y tres días más tarde asistió a un banquete de amor al cual lo invitó la iglesia en Chungking. Se hospedó en mi casa durante diez días, y seguimos viéndonos durante más de un año. Más tarde, él se mudó a un lugar cercano, llamado la Pequeña Lung-kan. Algunos solíamos ir a su casa una vez o dos veces por semana para conversar con él. Lo hicimos durante más de seis meses. Yo siempre llevaba una serie de preguntas, las cuales le formulaba en ráfaga. Sus respuestas fueron la solución de muchos problemas.

El siempre dejaba una impresión agradable, pero no perdíamos el sentido de respecto ni de solemnidad. Era amable y manso, y sus palabras estaban llenas de unción. Al conversar con él, no había ninguna sensación de distancia, sino de ser reconfortados y abastecidos. A menudo siete u ocho hermanos y hermanas lo rodeaban, hablando con él y haciéndole preguntas por varias horas, pero él no se cansaba. La impresión que dejaban sus palabras era inolvidable.

Con respecto al adiestramiento espiritual

El nos dijo que cuando estaba estudiando iba cada semana a casa de la señorita Margarita Barber, donde era exhortado constantemente. Cuando no había motivo de reprensión, ella le hacía preguntas hasta encontrar alguna falta; y entonces lo reprendía. El comentó que aquello fue un excelente adiestramiento espiritual.

En una ocasión, Watchman Nee fue reprendido por un empleado. Este lo señalaba con el dedo y agitaba su puño mientras lo regañaba, lo cual se prolongó casi cuatro horas. En cierto momento un vecino trató de intervenir, porque vio que el empleado estaba siendo injusto. Pero Watchman Nee se sentó tranquilamente en su silla a leer un periódico, e imperturbable, como si nada hubiera sucedido. A veces asentía con la cabeza mientras lo reprendían, lo cual yo no podía entender. Ahora sé que él lo recibía como una reprensión de parte de Dios, y se sometía a aquello Dios había permitido.

Frecuentemente Watchman Nee levantaba los ojos al cielo y decía: “¡El es Dios!” Dando a entender que toda circunstancia fue dispuesta providencialmente por Dios, y que estaba dispuesto a recibirla y a someterse

Cuando le lastimaban, él no reaccionaba como los demás. En una ocasión, él dijo: “Los hermanos que caen en algún pecado son como pequeños niños que han caído en el lodo. Su ropa y su pelo quedan sucios, pero si uno les da un baño, quedan limpios de nuevo. En el futuro, todos los hermanos y las hermanas serán piedras preciosas y transparentes en la Nueva Jerusalén”.

En Chungking los hermanos lo invitaron a la reunión de la mesa del Señor. Pero él, aunque asistió, no tomó el pan ni bebió la copa; sólo se sentó y oró en silencio. La razón que dio fue ésta: “El problema que tenemos en la iglesia en Shanghai no se ha solucionado; por tanto, no puedo partir el pan aquí”. Le pregunté cuándo reanudaría su ministerio, y él contestó: “No hay posibilidad alguna de que eso pase”.

En cuanto a la dirección del Señor en la obra, Watchman Nee tenía un discernimiento muy agudo y tomaba decisiones sin titubear. Afirmaba: “Si estoy equivocado, el Señor usará la pared y el asna para detenerme, como lo hizo con Balaam”. Esta actitud indica que Watchman Nee siempre obedecía a la disciplina del Espíritu Santo.

En cuanto a la vida cristiana

En una ocasión, Watchman Nee nos dijo algunos de nosotros: “Los creyentes deben salir del sistema del cristianismo. Uno debe salir de ese sistema a fin de consagrarse. Es inútil consagrarse estando dentro del sistema”. 

Cuando le preguntaron si uno podía jugar a las cartas sin apostar dinero, él contestó: “Para el creyente no existe nada que sea correcto ni incorrecto. Lo que es lícito para uno puede ser ilícito para otro. Lo que el creyente hace o deja de hacer depende del nivel de vida que tenga, y éste se refleja en la cantidad de cosas que no puede hacer”.

La oración y la comunión con el Señor

Watchman Nee oraba despacio; profería una o dos frases. Cuando estuve en Chungking, inconscientemente empecé a imitar su manera de orar. Al hacerlo, sentí la presencia del Señor en mí. Las palabras estaban dirigidas al Señor y brotaban de mi interior. Más adelante, un hermano que estaba en el liderazgo me reprendió por esto y me dijo que no debía copiar la manera de orar de otros; así que, dejé de orar así. Pero hasta la fecha, en mis oraciones personales, sigo orando de esa manera, derramando sobre Dios una o dos frases y haciendo una pausa. Al orar así, resulta más fácil tocar la unción.

En cuanto a la manera de mantener la comunión con el Señor, Watchman Nee usó el ejemplo siguiente: “Supongamos que un tren viaja de Szechuan a Kunming. Debe pasar por muchos túneles. A veces viaja en la oscuridad, a veces en la luz. Así es la comunión que uno experimenta con el Señor. Si uno está en tinieblas, primero debe confesar sus pecados. Si percibe algún pecado, debe utilizar su voluntad para seguir en comunión con el Señor”.

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Madurez en la vida espiritual

En cuanto a madurar en la vida espiritual, Watchman Nee dijo lo siguiente:

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Se requiere tiempo para madurar. Aunque los jóvenes pueden acumular mucha información, en realidad no pueden alcanzar la madurez, ya que ésta depende del ensanchamiento de su capacidad. Debemos permitir que Dios nos dé tiempo para padecer más allá de lo que podemos soportar, puesto que entonces nuestra capacidad se ensanchará. Algunos pueden soportar la pérdida de cinco dólares, pero no resistirían la de cinco mil. Algunos pueden perdonar dos o tres veces, pero a la quinta vez sus manos temblarán. Uno descubre lo maduro o lo inmaduro de una fruta comiéndola. La fruta inmadura tiene un sabor agrio o amargo, y es dura. Sólo las frutas maduras tienen un sabor dulce y un olor agradable

La señora Guyón tenía el sabor de la madurez. Ella enseñaba a los de edad avanzada y era amiga de los niños. La vida cristiana crece de manera normal. No se trata de desarrollar cierta madurez artificial, como hacen con los plátanos utilizando calor y humedad. 

El Hijo del Hombre vino comiendo y bebiendo. El comer y el beber de algunas personas ponen en evidencia su verdadera condición. La vida no es el resultado de perfeccionarnos espiritualmente. Si uno tiene el Espíritu, no necesita tratar de ser espiritual, y si no lo tiene, es imposible perfeccionarse espiritualmente. Los lirios florecen, y las plumas de los pájaros crecen de manera espontánea. Ellos no necesitan tratar de perfeccionar esos rasgos. El esfuerzo por perfeccionarse sólo puede producir “un santo” según el concepto del mundo; no puede producir un creyente verdadero. 

Por un lado, basta con tener el sello de la cruz; no tenemos que esforzarnos por llevar fruto, ya que los esfuerzos sólo demoran el crecimiento de la vida y no pueden acelerarlo. Es importante someterse a lo que Dios dispone en nuestras circunstancias, pues esto es la disciplina del Espíritu Santo. Escaparnos una sola vez de lo dispuesto por Dios es perder una oportunidad de ensanchar nuestra capacidad, lo cual prolongará el tiempo necesario para que la vida madure en nosotros y nos obligará a volver a tomar esa lección para llegar a la madurez

Un creyente no puede ser el mismo después de pasar por los sufrimientos. En dado caso, su capacidad será ensanchada o él se endurecerá. Por esta razón, cuando los creyentes padecen, deben estar atentos y conscientes de que la madurez en la vida espiritual es la suma la disciplina que reciben del Espíritu Santo. Se puede ver si una persona ha madurado en la vida espiritual, pero no se ve la disciplina del Espíritu Santo que esa persona ha recibido secretamente día tras día en el transcurso de los años.

SORBOS DE VIDA - BIOGRAFÍA DE WATCHMAN NEE (Vive por fe - Parte 2: Quitar todo impedimento. Gastar en la medida en que recibimos), W. Lee

 

Debemos ser como ríos que reciben de sus afluentes y dejan seguir la corriente



Confié en que Dios proveería
para la publicación de la literatura

Consciente de que algunas personas nunca entrarían a un local de reuniones para escuchar el evangelio, en 1922 comencé a imprimir folletos evangelísticos, pues es necesario que las buenas nuevas lleguen a estas personas. Después de redactarlos, empecé a orar y pedir la provisión necesaria para cubrir los gastos de imprenta y de distribución. Dios me dijo: “Si deseas que conteste tu oración, primero debes quitar todo impedimento”. 

El domingo siguiente prediqué sobre el tema “Quitar todo impedimento”. En aquel entonces muchos criticaban a la esposa de uno de mis colaboradores, una hermana que se reunía con nosotros. Cuando yo entré a la reunión para dar el mensaje, la miré e interiormente la juzgué y pensé que los demás tenían razón en criticarla. Después de la reunión, ella estaba de pie cerca de la puerta, y yo la saludé al salir del local. 

Luego, cuando nuevamente le suplicaba a Dios que cubriera los gastos de imprenta, diciéndole que había quitado todo obstáculo, El me dijo: “¿Qué me dices del mensaje que acabas de predicar? Tú has menospreciado a aquella hermana; ése es un obstáculo para la oración, el cual debes eliminar. Debes ir a ella y confesar tu culpa”. Le respondí: “No es necesario que confesemos a otros los pecados que están en nuestra mente”. Dios me respondió: “Sí, eso es cierto, pero tu caso es diferente”. 

Luego, cuando pensé en confesarle a ella y enfrentar el asunto, vacilé en cinco oportunidades. Aún cuando estaba dispuesto a confesar mi falta, me preocupaba que ella, quien siempre me había admirado, ahora me menospreciaría. Le dije a Dios: “Haré cualquier cosa que me pidas, pero no quisiera confesarle a ella mi falta”. Continué pidiendo a Dios que cubriera los gastos de imprenta, pero Él no escuchaba mis argumentos; al contrario, insistía en que yo me confesara con ella. La sexta vez, por la gracia del Señor, le confesé a la hermana mi culpa. Con lágrimas en los ojos, ambos confesamos nuestras faltas y después nos perdonamos el uno al otro. Fuimos llenos de gozo y, desde entonces, nos amamos en el Señor aún más.

Poco después, el cartero me entregó una carta que contenía quince dólares. La carta leía: “Me gusta distribuir folletos evangelísticos y me sentí movido a ayudarle a imprimirlos. Por favor, acepte mi donación”.

 En cuanto fueron eliminados todos los impedimentos, Dios contestó mis oraciones. ¡Gracias al Señor! Esta fue la primera vez que experimenté que Dios respondiera a mis oraciones con respecto a la impresión de las publicaciones. En aquel entonces repartíamos más de mil folletos por día. Se imprimían y se distribuían de dos a tres millones de folletos al año para abastecer a las iglesias en varios lugares. En los primeros años de la publicación de literatura, Dios siempre respondió a mis oraciones y cubrió todas nuestras necesidades.

El Señor también me indicó que publicara la revista El testimonio actual y que la distribuyera sin cargo alguno. En aquel tiempo en China, todas las publicaciones de temas espirituales estaban a la venta; solamente la revista que yo publicaba era gratuita

El cuarto donde redactaba y editaba los manuscritos era bastante pequeño. Cuando terminábamos los artículos, los enviábamos a la imprenta. Si no había fondos disponibles, oraba a Dios pidiendo que enviara su provisión para la impresión. Al observar lo que estaba haciendo, me reía, pues los manuscritos eran enviados a la imprenta sin que tuviéramos los fondos para pagar la impresión

Mientras viva, nunca olvidaré aquella vez cuando aún me estaba riendo y escuché a alguien tocar la puerta. Al abrirla, vi a una mujer de mediana edad que siempre venía a las reuniones pero por quien mi corazón sentía una extraña frialdad. Era rica, pero amaba el dinero y trataba diez centavos como si fuesen un dólar. Me extrañé de que pudiera ser ella la que diera el dinero para imprimir la revista. Entonces, le pregunté el motivo de su visita, y me dijo: 

“Hace una hora, comencé a sentirme incómoda. Cuando oré a Dios, El me dijo que yo no parecía cristiana, porque nunca he hecho lo correcto en cuanto a ofrendar y amo demasiado el dinero”. Le pregunté qué deseaba que hiciera, y me dijo: “Debes ofrendar dinero para que sea usado en Mi obra”. 

Luego ella tomó treinta dólares de plata y los puso sobre la mesa, diciéndome: “Gaste el dinero en lo que usted juzgue necesario”. Sobre la mesa estaban los manuscritos y el dinero. Le agradecí al Señor, sin decirle nada a ella. Ella se despidió, y yo fui de inmediato a pagar a la imprenta. 

El dinero que ella dio fue suficiente para imprimir mil cuatrocientos ejemplares de la revista. Otros dieron el dinero para los gastos de franqueo. Ahora imprimimos cerca de siete mil ejemplares de cada edición. Dios nos provee todos los fondos en el momento preciso de la manera que lo he relatado. Nunca le he pedido contribuciones a nadie. Ha habido ocasiones en que las personas me han rogado que les acepte el dinero. En todos estos asuntos siempre he esperado exclusivamente en el Señor.

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En la narración que Watchman Nee presentó de su historia personal en una reunión el domingo, 4 de diciembre de 1932, él relató los mismos asuntos con más detalles.

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A fines del año 1922 sentí la carga de publicar una revista, debido a que numerosas personas habían sido salvas en Fuchow, y el número iba incrementándose. En aquel tiempo, el hermano Leland Wang estaba evangelizando lejos en la región de Yangtze. Su esposa y sus hijos quedaron solos en casa; así que me pidió que me mudara a su casa para cuidar a su familia. Todos los días, la hermana Wang y yo orábamos por la revista. En aquel tiempo me encontraba extremadamente limitado en las finanzas. Después de orar por más de un mes, no tenía ni un solo dólar. Una mañana le dije: “No es necesario orar más; eso sería falta de fe. Debo empezar a escribir. ¡Dios no necesita poner el dinero en nuestras manos para que empecemos a escribir! Por consiguiente, dejaré de orar por este asunto, y proseguiré a la preparación de los borradores”.

Cuando todo estuvo listo y la última palabra fue escrita, dije: “Ahora llegará el dinero”. Me arrodillé y volví a orar, diciendo: “Dios, el borrador está listo para imprimirse, pero todavía no tenemos dinero”. Después de orar así, sentí una confianza maravillosa de que Dios daría el dinero, y empezamos a alabar a Dios. Lo más asombroso fue que todavía no habíamos terminado la oración cuando alguien llamó a la puerta. Yo esperaba que viniera alguien con el dinero. Como estaba en casa de la hermana Wang, dejé que ella abriera la puerta. Para mi sorpresa, la persona que vino era una hermana rica pero muy avara. Pensé: “Con seguridad ella no dará el dinero”. Pero me dijo: “Tengo algo extremadamente importante que decirle”. Contesté: “Dígame, por favor”. Entonces ella preguntó: “¿Cómo debe dar ofrendas un cristiano?” Contesté que no debemos adoptar la costumbre del Antiguo Testamento de dar solamente el diezmo; más bien debemos seguir lo dicho de 2ª Corintios 9: 7, según lo cual cada persona debe dar conforme al lo que Dios le indique. Puede dar la mitad, la tercera parte, el diezmo, o la vigésima parte de su ingreso. Entonces ella contestó: “¿Adónde se debe entregar ese donativo?” Contesté: “No la dé a una iglesia que se oponga al Señor ni a los que no creen en la Biblia ni en la redención de la sangre que el Señor derramó. Si nadie les da contribuciones, no podrán llevar a cabo su predicación. Ore antes de dar una ofrenda, y luego dela a los pobres o a alguna obra, pero jamás a una organización que no sea recta”. Ella dijo: “El Señor me ha hablado durante mucho tiempo acerca de mi devoción excesiva al dinero. Al principio no pude aceptarlo, pero ahora sí puedo. Mientras oraba esta mañana, el Señor me dijo: “Ya no tienes que orar más. Sólo empieza a ofrendar tu dinero". Estaba bastante desconcertada, pero ahora estoy aquí con treinta dólares para que los use en la obra del Señor". Este dinero era suficiente para imprimir mil cuatrocientos ejemplares de El testimonio actual. Más adelante, otra persona dio otros treinta dólares más, con lo cual pagamos el envío y demás gastos. Así se publicó el primer número de El testimonio actual.

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En el testimonio personal que Watchman Nee dio en Kulangsu el 20 de octubre acerca del acontecimiento mencionado arriba, él concluyó con las siguientes palabras:

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Si una persona se deja dominar por el dinero, sin duda fracasará en otros asuntos. Debemos esperar en Dios con una mente sencilla y nunca hacer nada que deshonre al Señor. Cuando alguien nos dé dinero, lo aceptamos en el nombre de Cristo, pero nunca debemos pedir nada. Agradezco a Dios que después de decirles a mis padres que no volvería a usar su dinero, aún así me fue posible estudiar los dos años que me faltaban. Aunque no sabía de dónde vendría mi sustento, Dios siempre proveyó cuando se presentó alguna necesidad. Algunas veces la situación parecía en extremo difícil, pero Dios nunca me desamparó

Con frecuencia ponemos nuestra confianza en las personas, pero Dios no desea que dependamos de otros. Debemos aprender la lección de gastar en la medida en que recibimos, y nunca seamos como el mar Muerto, que recibe varios afluentes pero del cual no fluye ninguno; más bien debemos ser como el río Jordán, que recibe de sus afluentes y deja seguir la corriente. Los levitas del Antiguo Testamento se dedicaban exclusivamente a servir a Dios, y aún ellos debían ofrecer sus diezmos.

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SORBOS DE VIDA - BIOGRAFÍA DE W. NEE (Dinero-salir del sistema cristiano-madurez), W. Lee

 



Riquezas

El menospreciaba las riquezas. Por sus manos pasaba mucho dinero. Le confiaban sumas considerables, las cuales distribuía en la obra del Señor, y además ganó mucho dinero en la empresa que creó. No obstante, lo que recibía, lo distribuía de inmediato. En una ocasión, él dijo: “Creo que entre los que laboramos en China, soy el que con más frecuencia ha gastado el último dólar que le quedaba”. Eso era muy cierto. Quienes lo conocían más de cerca sabían que a menudo se encontraba sin un centavo, ya que no guardaba nada para sí. Aun así, lo daba todo para la obra del Señor y para las necesidades de la iglesia.


Salir del Sistema del Cristianismo

En una ocasión, Watchman Nee nos dijo algunos de nosotros: 

“Los creyentes deben salir del Sistema del Cristianismo. Uno debe salir de ese sistema a fin de consagrarse. Es inútil consagrarse estando dentro del sistema”.


Lo que un cristiano puede y no puede hacer 

Cuando le preguntaron si uno podía jugar a las cartas sin apostar dinero, él contestó: “Para el creyente no existe nada que sea correcto ni incorrecto. Lo que es lícito para uno puede ser ilícito para otro. Lo que el creyente hace o deja de hacer depende del nivel de vida que tenga, y éste se refleja en la cantidad de cosas que no puede hacer”.


Madurez en la vida espiritual

En cuanto a madurar en la vida espiritual, Watchman Nee dijo lo siguiente:

Se requiere tiempo para madurar. Aunque los jóvenes pueden acumular mucha información, en realidad no pueden alcanzar la madurez, ya que ésta depende del ensanchamiento de su capacidad

Debemos permitir que Dios nos dé tiempo para padecer más allá de lo que podemos soportar, puesto que entonces nuestra capacidad se ensanchará. Algunos pueden soportar la pérdida de cinco dólares, pero no resistirían la de cinco mil. Algunos pueden perdonar dos o tres veces, pero a la quinta vez sus manos temblarán. 

Uno descubre lo maduro o lo inmaduro de una fruta comiéndola. La fruta inmadura tiene un sabor agrio o amargo, y es dura. Sólo las frutas maduras tienen un sabor dulce y un olor agradable. La señora Guyón tenía el sabor de la madurez. Ella enseñaba a los de edad avanzada y era amiga de los niños. 

La vida cristiana crece de manera normal. No se trata de desarrollar cierta madurez artificial, como hacen con los plátanos utilizando calor y humedad. El Hijo del Hombre vino comiendo y bebiendo. El comer y el beber de algunas personas ponen en evidencia su verdadera condición. La vida no es el resultado de perfeccionarnos espiritualmente. Si uno tiene el Espíritu, no necesita tratar de ser espiritual, y si no lo tiene, es imposible perfeccionarse espiritualmente. 

Los lirios florecen, y las plumas de los pájaros crecen de manera espontánea. Ellos no necesitan tratar de perfeccionar esos rasgos. El esfuerzo por perfeccionarse sólo puede producir “un santo” según el concepto del mundo; no puede producir un creyente verdadero. Por un lado, basta con tener el sello de la cruz; no tenemos que esforzarnos por llevar fruto, ya que los esfuerzos sólo demoran el crecimiento de la vida y no pueden acelerarlo

Es importante someterse a lo que Dios dispone en nuestras circunstancias, pues esto es la disciplina del Espíritu Santo. Escaparnos una sola vez de lo dispuesto por Dios es perder una oportunidad de ensanchar nuestra capacidad, lo cual prolongará el tiempo necesario para que la vida madure en nosotros y nos obligará a volver a tomar esa lección para llegar a la madurez

Un creyente no puede ser el mismo después de pasar por los sufrimientos. En dado caso, su capacidad será ensanchada o él se endurecerá. Por esta razón, cuando los creyentes padecen, deben estar atentos y conscientes de que la madurez en la vida espiritual es la suma la disciplina que reciben del Espíritu Santo. 

Se puede ver si una persona ha madurado en la vida espiritual, pero no se ve la disciplina del Espíritu Santo que esa persona ha recibido secretamente día tras día en el transcurso de los años.

UNIDAD Y LIBERTAD, godskingdom.org


Benjamín Franklin, "La rebelión a los tiranos es obediencia a Dios"




Por el Dr. Stephen Jones   -   02/26/2021


Los fundadores de la República Americana fueron los hijos filosóficos del movimiento protestante que, a finales de 1700, había madurado lo suficiente como para asentarse sobre algunos principios de libertad únicos. Algunos de ellos eran cristianos devotos, otros simplemente estaban influenciados por sus puntos de vista. Tanto los cristianos como otros fueron aliados en la búsqueda de la verdadera libertad.

Una gran pregunta que enfrentaron fue cómo unificar una nación sin sacrificar la libertad individual. Hay dos formas de unir una nación, la forma más común es unirla por la fuerza. La otra forma era darles la libertad de pensar por sí mismos sin temor a represalias por parte de los vecinos o del propio gobierno. Pueden ser gobernados por el miedo o por el amor.

El problema no radicaba en quienes estaban de acuerdo con los mandatos del gobierno, sino en quienes no estaban de acuerdo. La historia estuvo llena de ejemplos en los que los gobiernos gobernaron por el miedo para reprimir la disidencia y lograr una unidad virtual. Esto generalmente estaba respaldado por la religión del día, que también ejercía la autoridad espiritual por el principio del miedo.

Pero las naciones también necesitan el imperio de la ley, que, por definición, requiere que las personas se ajusten a ciertos principios morales. Sin leyes, las personas violan los derechos de sus vecinos, lo que los impulsa a unirse en defensa propia. Estos forman gobiernos locales y establecen leyes para defender a la gente de aquellos que robarían y matarían.

Cuanto más grande es la nación, más difícil es mantener la unidad. Cuanto más difícil es mantener la unidad, mayor es la presión para unificarlos a través del miedo. La pregunta difícil es cómo establecer leyes que traigan libertad en lugar de esclavitud.

Los reformadores y pensadores protestantes reflexionaron sobre esto y buscaron el significado y el propósito de la ley. Concluyeron que las leyes establecen derechos, el derecho a la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad (es decir, el derecho a trabajar o ejercer una profesión o vocación). Concluyeron que todos los derechos son "naturales", es decir, otorgados a la naturaleza por el Creador mismo. Concluyeron que los gobiernos son instituidos y autorizados por el Creador con el propósito de asegurar y defender esos derechos.

En otras palabras, los gobiernos no otorgan derechos. Dios concede derechos; los gobiernos solo pueden otorgar privilegios, en el mejor de los casos, pero deben hacerlo sin infringir los derechos otorgados por Dios a la gente. Esto fue único y una desviación de la práctica de gobiernos pasados, donde los reyes creían que tenían el derecho de gobernar como quisieran y que Dios los respaldaría. Su mantra era Rex Lex, "el rey es la ley". Los reformadores, por otro lado, invirtieron esto y dijeron, Lex Rex, "la ley es el rey".

Esencialmente, esta diferencia se reflejó hace miles de años en los gobiernos de Babilonia y Persia. Babilonia era una monarquía absoluta y Nabucodonosor se regía por el principio de que "el rey es la ley". Persia, por otro lado, era una monarquía constitucional, y Darío se regía por el principio de "la ley es el rey". Esto se manifiesta claramente en Daniel 6, donde el rey, habiendo firmado un proyecto de ley, estaba obligado por esa ley que no podía ser cambiada ni violada, ni siquiera por el rey mismo (Daniel 6: 15).

Los reformadores encontraron muchos ejemplos en las Escrituras donde los profetas criticaron a los reyes de Israel y Judá por su violación de la Ley de Dios. Nadie tenía derecho a ir en contra de las Leyes de Dios, sin importar cuán rico y poderoso fuera. Como Creador, Dios tenía el derecho de gobernar Cielo y Tierra. Se instituyeron gobiernos para proteger los derechos de Dios y de los hombres.

Por lo tanto, cualquier ley que sea contraria a la Ley de Dios es nula y sin valor en lo que respecta a Dios. Este es el principio fundamental incorporado en la Declaración de Independencia de los Estados Unidos y la Constitución que fue redactada bajo su autoridad. La singularidad de este "Experimento" estadounidense fue que puso al gobierno bajo Dios, hizo a Dios el Rey y le dio a la Ley de Dios el derecho de determinar los derechos de los hombres.

Las leyes determinan y establecen derechos. Las leyes contra el robo, por ejemplo, determinan que los hombres tienen derecho a poseer su propio trabajo y todo lo que su trabajo produce. Por tanto, un ladrón es un pecador, un infractor de la ley, porque no tiene derecho a robar a su prójimo. Asimismo, los gobiernos no tienen derecho a gravar el trabajo de los hombres más allá del diezmo establecido en las Escrituras.

Los hombres también tienen derecho a la vida. Un asesino viola la ley y, por lo tanto, es un pecador (o un criminal). La ley contra el asesinato estaba destinada a infundir miedo al asesino, pero libertad al público en general. Se requiere que los gobiernos gobiernen por temor a aquellos que puedan contemplar violar los derechos de los demás, tal como los define la Ley de Dios. Pero los gobiernos no tienen derecho a enjuiciar a quienes no estén de acuerdo con las injustas leyes de los hombres.

Cuando las notas de la Biblia de Ginebra elogiaron a las parteras que se negaron a obedecer el decreto del faraón (Éxodo 1: 17), el rey Jacobo se enfureció y lo llamó "sedición". Dios usó su ira para producir la "Versión Autorizada", es decir, la Versión King James de la Biblia, difundiendo así la Palabra de una manera más grande que antes. La única diferencia real fue que la KJV no contenía las notas y explicaciones que se encuentran en la Biblia de Ginebra. Los hombres tenían que descubrir el significado por sí mismos.

Cuando se fundó Estados Unidos, este principio protestante estaba bien arraigado en la mente de la gente. Por lo tanto, uno de los lemas populares de la Revolución, popularizado por Benjamín Franklin, fue "La rebelión a los tiranos es obediencia a Dios". Esto casi se convirtió en el lema del Gran Sello de los Estados Unidos. Franklin propuso que el Sello representara al ejército de Faraón siendo destruido en el Mar Rojo mientras Moisés levantaba su vara.


El punto es que las leyes de los hombres son inevitablemente imperfectas, y algunas son francamente opresivas para los justos. Muchos hombres justos han sido encarcelados e incluso torturados a causa de leyes injustas, incluidas las leyes de la Iglesia. La libertad genuina debe basarse en las Leyes de Dios, que a su vez reflejan la naturaleza de Dios, su bondad, su gloria y su idea de los derechos. No tenemos derecho a pecar contra Dios o contra nuestro prójimo. Tenemos derecho a estar protegidos por la ley.

No hay libertad en una nación sin ley, ni siquiera en la Iglesia. Desafortunadamente, las naciones y las iglesias a menudo dejan de lado la Ley de Dios en favor de sus propias tradiciones, sus propias normas del bien y el mal. Cuando dan a reyes, papas o personas el derecho de vetar la Ley de Dios, establecen el pecado, cosa que conduce a la esclavitud y la muerte. Juan dice que “el pecado es infracción de la ley” (1ª Juan 3: 4 KJV). El pecado es anomia, "desafuero". Cuando la Iglesia rechaza la Ley, reemplaza la ley con sus propias leyes o tradiciones, porque no es posible que una sociedad funcione sin leyes de algún tipo.

Al mismo tiempo, debemos reconocer que las leyes impuestas desde el exterior (por los gobiernos) solo pueden regular el comportamiento. Las leyes en sí mismas no pueden hacer a nadie realmente justo. El Antiguo Pacto utiliza leyes escritas en tablas de piedra o en papel, que luego se imponen al pueblo desde el exterior. El Nuevo Pacto escribe esas leyes en el corazón por el poder del Espíritu Santo, transformando nuestra naturaleza a la imagen de Dios.

El método del Antiguo Pacto no funciona, porque se basa en la voluntad de la carne y la voluntad del hombre; solo el Nuevo Pacto realmente funciona, porque está basado en la voluntad de Dios (Juan 1: 13). Dios prometió salvar a la humanidad, asumiendo así la responsabilidad de cumplir su voto. Por esta razón, Jesús fue enviado a la Tierra y el Espíritu Santo fue enviado en Pentecostés.

El Partido Comunista de China es un buen ejemplo de cómo los hombres intentan unir a través de la fuerza y ​​el miedo. Procesan a los disidentes. No tienen en cuenta las Leyes de Dios, pero se dan el derecho de hacer sus propias leyes y conceder privilegios a quien quieran. El gobierno del Partido es el único al que se le han concedido derechos, porque ha rechazado a Dios y lo ha reemplazado con sus propias teorías de gobierno.

La verdadera unidad se encuentra en un estado de acuerdo, no en la mera obediencia. La obediencia implica que puede haber desacuerdo, pero que la gente se somete a la voluntad del gobierno. El acuerdo es un asunto del corazón, donde no hay necesidad de hacer cumplir la ley, porque sería extraño y antinatural violar la Ley de Dios. Una vez que el Espíritu Santo nos ha llevado a un acuerdo total, no hay más necesidad de leyes externas. Nadie tendrá que enseñar a su prójimo las Leyes de Dios, porque todos le conocerán desde el menor hasta el mayor.

Hasta que se logre tal unidad en la Tierra, las leyes son necesarias para refrenar el mal y proteger los derechos de los hombres de aquellos que aún no han sido regenerados. La libertad no se encuentra en la ausencia de la Ley, sino en la escritura de la Ley en el corazón.


LIBRO DE RUT, Parte 14: La generosidad de Dios, Dr. Stephen Jones




17 de junio de 2019



Booz trató a Rut con respeto y amor mientras recogía su campo de cebada, hablándole amablemente y con palabras reconfortantes. Más que eso, después de su conversación inicial, Booz incluso le permitió comer con los segadores, dándole un lugar de honor en la mesa. Rut 2:14 dice:

14 Y a la hora de comer, Booz le dijo: "Ven aquí, para que comas del pan y mojes el trozo de pan en vinagre". Así que se sentó junto a los segadores; y él le sirvió el grano tostado [qaliy], y ella comió, quedó satisfecha y le sobró algo.

Era costumbre, tanto entonces como en tiempos modernos, asar o sazonar los granos de cebada. Por supuesto, el hecho mismo de que pudieran comer esta nueva cosecha de cebada mostraba que estaban cosechando el campo después de haberse ofrecido la Ofrenda de la Gavilla Mecida en el Tabernáculo de Silo. Levítico 23:14 prohibía que cualquiera comiera la cebada antes de la Ofrenda de la Gavilla, diciendo:

14 Hasta este mismo día, hasta que hayáis traído la ofrenda de vuestro Dios, no comeréis pan ni grano tostado [qaliy] ni espiga tierna. Estatuto perpetuo será para todas vuestras generaciones donde quiera que habitéis.

Este era el protocolo estándar para todas las ofrendas de primicias: la de la cebada en la Pascua, la del trigo en Pentecostés y las uvas en Tabernáculos.

El significado profético de que Rut comiera cebada y pan tostados en la mesa de Booz se debe a que Jesús resucitó de los muertos y ascendió a la tercera hora del día para ser presentado al Padre como vivo de entre los muertos. Esa era la señal para que comenzara la cosecha, permitiendo que todos participasen de la nueva cebada tostada.


La cebada tostada y los sacrificios
Incluso el hecho de que la cebada fuera tostada habla de esta profecía, ya que se relaciona directamente con la muerte de Cristo en la Cruz, mediante la cual Él podría alimentar al mundo con Verdad y Vida. La cebada tostada profetizaba de la misma manera que las ofrendas quemadas, las ofrendas por el pecado y las ofrendas por la transgresión, todas las cuales se colocaban sobre el fuego.

Sabemos que Cristo fue crucificado, no quemado en un fuego literal, por lo que el cumplimiento de las Leyes del Sacrificio se trató de satisfacer la "ley ardiente" (Deuteronomio 33:2 KJV). Por lo tanto, Jesús tomó sobre Sí mismo el castigo total de la Ley por el pecado, no por ser quemado en un fuego físico, sino por el juicio de esta "ley de fuego". En otras palabras, uno no puede afirmar que el castigo por el pecado es ser quemados en un fuego literal, porque si ese fuera el caso, Jesús mismo también habría tenido que someterse a tal castigo.

Además, si la pena por el pecado fuera fuego eterno, como muchos enseñan, ¡entonces Jesús todavía estaría ardiendo en el fuego hasta hoy! Pero tal no es la verdadera enseñanza bíblica. Pablo dice que "la paga del pecado es muerte" (Romanos 6:23), y nadie debe redefinir la muerte como significando tortura en el fuego, ni nadie debe extender el tiempo de muerte más allá de la resurrección hasta la eternidad.

La Ley de Dios no permite penas interminables, ya que todos deben ser liberados en el año de Jubileo, independientemente de la cantidad de deuda que aún puedan tener.


Comer cebada tostada
Los primeros frutos de la cebada representaban a Cristo mismo, y la cosecha que seguía profetizaba de aquellos que "comerían la carne del Hijo del Hombre" (Juan 6:53). Por lo tanto, vemos en esta historia cómo Dios ha provisto que todas las personas, independientemente de su origen étnico, sean parte del Cuerpo de Cristo por la fe en Él y en su obra.

La idea de comer la carne de Cristo fue un gran obstáculo para aquellos que escucharon a Jesús decir esas palabras (Juan 6:66). Aparentemente, no entendieron que Jesús no estaba hablando literalmente de canibalizar su carne, sino de escuchar y asimilar la verdad que Él hablaba. No entendieron que el que comía cebada tostada después de la Ofrenda de la Gavilla Mecida estaba profetizando una verdad que pocos creían realmente. Lo mismo sucedió con los sacrificios del Templo, porque a menos que creyeran que Cristo era el verdadero sacrificio por el pecado, sus rituales aún no serían aplicables a su propio pecado.

Rut comió de la cebada tostada, y su fe (expresada anteriormente en Rut 1:16) significaba que comía la carne del Hijo del Hombre. La historia de Rut establece así el hecho de que los extranjeros (Rut) tenían el mismo derecho que los judíos (Booz) de ser parte del Cuerpo de Cristo. Ese es uno de los temas principales de este libro, junto con la misma Ley de Filiación que se describe más adelante.


Generosidad de Booz
Rut 2:15,16 continúa,

15 Cuando ella se levantó para espigar, Booz ordenó a sus siervos, diciendo: Dejadla espigar aun entre las gavillas y no la avergoncéis [kalam", insultar, avergonzar, humillar"]. 16 También sacaréis a propósito para ella un poco de grano de los manojos y lo dejaréis para que ella lo recoja, y no la reprendáis [ga'ar, "reprender, reprobar"]".

Booz no estaba obligado por Ley a darle grano o a "sacaréis a propósito para ella un poco de grano de los manojos y lo dejaréis para que ella lo recoja". La Ley de Espigado o Rebusco solo requería que los sirvientes dejaran los rincones del campo para los pobres y dejaran cualquier gavilla que hubiera sido accidentalmente pasada por alto durante la cosecha. El espíritu de la Ley, sin embargo, va más allá del requisito mínimo básico. La Ley de Espigado o Rebusco era una manifestación de la benevolencia de Dios en el cuidado de los pobres, y de manera similar daba a los hombres la oportunidad de mostrar su amor y expresar el corazón de Dios.

Booz en su generosidad hacia Rut ciertamente era un tipo de Cristo. El hecho de que tuvo que decirle a sus sirvientes que no la insultaran ni la reprendieran demuestra que iba más allá de lo que exigía la Ley. Rut no habría tenido el derecho de "recoger incluso entre las gavillas", excepto que Booz se lo hubiera dado.


Medidas divinas en la profecía
Rut fue capaz de recoger más de lo habitual. Rut 2:17,18 dice:

17 Así que ella recogió en el campo hasta la tarde. Luego ella desgranó lo que había recogido, y alcanzó como un efa de cebada. 18 Y ella lo tomó y se fue a la ciudad [Belén], y su suegra vio lo que había recogido. Ella también lo sacó y le dio a Noemí lo que le había sobrado después de haber quedado satisfecha.

Rut desgranó los tallos de cebada y se llevó a casa un efa de grano (0,63 bushels, o 5,9 galones, o 22 litros). Eso era bastante grano, y a menos que tuviera un carrito para transportarlo, es dudoso que pudiera haberlo llevado todo sola.

Había tres medidas para secos en las Escrituras que se relacionan proféticamente con los tres días de fiesta: omer, efa, y homer (o chomer). Un efa eran 10 omers, y un homer eran 10 efas o 100 omers.

En el momento de la Ofrenda de la Gavilla, se requería que la gente tomara un omer de cebada, la dividiera en 50 montones pequeños y luego contara los granos (¿montones?) cada día hasta el día de Pentecostés. Esto se denominaba “la cuenta del omery profetizaba del período de siete semanas en que los hombres debían prepararse para Pentecostés y el derramamiento del Espíritu Santo.

La palabra hebrea omer se deletreaba con tres letras: ayin (ojo), mem (agua) y resh (cabeza). Hablando proféticamente, contar el omer significaba vigilar por el agua en la cabeza, es decir, observar el derramamiento del Espíritu Santo (Joel 2:23,29), cumplido en Hechos 2:1-3.

El omer se contaba diariamente durante los días de cosecha de cebada hasta que la cosecha de trigo comenzaba en Pentecostés. Luego tenía lugar una cosecha mayor, que es profetizada por el efa (10 omers). Al final del año, las uvas eran cosechadas y pisadas, lo que significaba el Día de la Expiación, con lo que el sacerdote podría derramar una copa de vino nuevo durante los siete días de la Fiesta de los Tabernáculos. Esta cosecha mayor es representada por el homer (10 efas o 100 omers).

Todo esto habla sobre el significado profético de las ofrendas de los primeros frutos, en cada una de las tres ocasiones en que todos los hombres debían comparecer ante Dios en el Santuario (Éxodo 34:22,23,24).

Esto profetizaba de las tres ocasiones donde grupos de personas serían presentados a Dios como primicias:

La Compañía de la Cebada son los vencedores que serán presentados a Dios en el momento de la Primera Resurrección (Apocalipsis 20: 6) después de haber sido aventados.

La Compañía del Trigo son los creyentes (Iglesia en general), quienes serán presentados a Dios en la Resurrección General (Apocalipsis 20:11,12) después de ser trillados (Lucas 12:45-48).

La Compañía de la Uva se presentará a Dios en el Jubileo de la Creación después de haber sido pisada u hollada (1 Corintios 15:27,28).


Rut rebosa un efa
Un efa se superpone con Pentecostés. Que Booz hizo posible que ella obtuviera un efa de cebada, nos enseña que Rut estaba completamente preparada para Pentecostés y el derramamiento del Espíritu Santo durante el tiempo de contar la cebada. Más que eso, ella tenía más que suficiente, y por eso ella también podía darle a Noemí.

La bondad y la generosidad de Boaz se debieron, al menos en parte, a su reconocimiento de que Rut estaba ayudando a Noemí en su momento de pérdida y pobreza (Rut 2:11). Tanto Rut como Booz fueron generosos, manifestando la benevolencia de Cristo mismo en su provisión para todo el mundo. Como dije antes, esta fue la razón por la que Jesús nació en Belén, la "casa del pan", y fue colocado en un pesebre como si fuera enviado para alimentar a todos los que coman su carne.

La generosidad de Dios se ve en su tratamiento de las tres cosechas, que a su vez se relacionan con la Ley de los Primeros Frutos. A Dios se le darían los primeros frutos de cada cosecha, pero nunca tuvo la intención de dejar el resto de la cosecha para pudrirse en el campo o quemar el campo. Los primeros frutos santificaban la cosecha, permitiendo a los hombres cosechar sus campos. Del mismo modo, los primeros frutos se presentan a Dios con la expectativa de una cosecha mayor aún por venir. Al final, el resultado es "la reconciliación del mundo" (Romanos 11:15) y todas las cosas bajo Sus pies (1 Corintios 15:25-28).

Entonces, reflejemos la generosidad y la benevolencia del amor de Dios. Podemos hacer esto mejor enseñando la Restauración de Todas las Cosas, por medio de la cual toda la cosecha es llevada a Dios, para que Él pueda tener tanto el pan (cebada y trigo) como el vino para Su Mesa de Comunión.

Categoría: Enseñanzas
Autor del blog: Dr. Stephen Jones