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Autor: Dr. Stephen E. Jones
https://godskingdom.org/blog/2025/05/zechariah-prophet-of-gods-remembrance-part-20/
AVANZAMOS MÁS ALLÁ DEL BLOG FINISTERRE. CRUZADO EL JORDÁN, EL REMANENTE FIEL ESPERA EL APOTEÓSICO DERRAMAMIENTO FINAL DE LA FIESTA DE TABERNÁCULOS, PLENITUD DE PENTECOSTÉS, EL MEJOR VINO DEL FINAL, ¡LA MANIFESTACIÓN DE LOS HIJOS DE DIOS! // "La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Yahweh de los Ejércitos; y daré paz en este lugar...". Hg. 2:9 // "No estoy diciendo, 'regresemos a Pentecostés'; estoy diciendo, '¡avancemos!'” (G.H.Warnock)
Después de que Pablo equipara la verdad con la luz, que expone los secretos y repele las tinieblas, el siguiente paso en su lógica se da en Efesios 5: 14,
14 Por eso dice: Despierta, tú que duermes; y levántate de entre los muertos, y te alumbrará Cristo”.
Aquí el apóstol se refiere a Isaías 60: 1,
1 Levántate, resplandece; porque ha llegado tu luz, y la gloria del Señor ha nacido sobre ti.
Pablo nos dice que Dios estaba ordenando al “durmiente” que se levantara. Dormir era un eufemismo común para la muerte (1ª Corintios 11: 30; 15: 20, 51). Por lo tanto, “levántate, resplandece” es un mandato de resucitar de entre los muertos. El sepulcro (sheol) también era representado como “la tierra de las tinieblas” (Job 10: 21). Así que Pablo interpreta “ha venido tu luz” en el sentido de “Cristo te alumbrará”, lo que implica la resurrección.
Hay dos capas de significado en esto. La resurrección puede significar salir de una tumba, o puede significar ser iluminado por la Palabra de Verdad. Esta última es la forma en que Pablo aplica la idea en el versículo 14. Si alguno de los efesios había estado caminando en la oscuridad, debía “levantarse, resplandecer”, es decir, “andar en la luz, como Él mismo está en la luz” (1ª Juan 1: 7). En otras palabras, vivan el tipo de vida como si fueran seres resucitados, como lo simboliza su bautismo (Romanos 6: 4, 8, 9).
El camino de vida de un creyente debe ser uno en el que el viejo yo haya muerto y, en su lugar, el nuevo yo haya resucitado para caminar en la luz y la gloria del Señor. Por supuesto, hay más por venir en “la redención de nuestro cuerpo” (Romanos 8: 23), pero hoy debemos andar como es digno de este llamado santo (Efesios 4: 1). Debemos considerar que nuestro viejo yo está muerto, por haber transferido nuestra identidad al nuevo yo.
Dos puntos de vista de la sabiduría
Efesios 5: 15-17 dice:
15 Por tanto, tened cuidado con cómo andáis, no como necios sino como sabios, 16 aprovechando bien vuestro tiempo, porque los días son malos. 17 Así que no seáis insensatos, sino entendidos de cuál sea la voluntad del Señor.
La sabiduría divina es conocer, entender y seguir su voluntad (thelema). Pablo dice en Romanos 2: 18,
18 y conocer su voluntad [thelema] y aprobar las cosas que son esenciales, siendo instruidos por la ley.
Por su voluntad, todas las cosas fueron creadas a través de la sabiduría de Dios. Cada vez que Dios habla, debemos tratarlo como una Ley, en el sentido de que su Palabra requiere obediencia. Por lo tanto, toda la Palabra de Dios es una Ley, no solo la Torá misma, sino también los Profetas, los Salmos y los escritos del Nuevo Testamento.
El mundo de los incrédulos es el reino de la muerte, la oscuridad y la locura, dice Pablo. Se caracteriza por su falta de comprensión de “cuál es la voluntad del Señor”. Pero los creyentes son diferentes, porque han sido instruidos en la sabiduría divina por la Palabra de Dios, escrita y hablada, que los ha iluminado y levantado de entre los muertos, incluso antes de la resurrección.
Pablo contrasta la sabiduría con la necedad sin exponer sobre ello. Para una mayor explicación de este contraste, debemos estudiar 1ª Corintios 1: 18-27, donde Pablo habla de los puntos de vista opuestos sobre la sabiduría y la insensatez. La sabiduría de Dios es locura para el mundo, mientras que Dios mismo ve la sabiduría del mundo como locura. Todo depende del punto de vista de cada uno.
Dos formas de emborracharse
Efesios 5: 18-20 dice:
18 Y no os embriaguéis con vino, porque eso es disolución [asotia, “disipación, abandono,”], sino sed llenos del Espíritu, 19 hablando entre vosotros con salmos, himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando en vuestro corazón al Señor; 20 dando siempre gracias por todo en el nombre de nuestro Señor Jesucristo a Dios, el Padre.
La palabra disolución no es una palabra común en castellano. La palabra griega asotia se refiere propiamente a alguien que ha sido abandonado, como si estuviera demasiado lejos para ser salvado, alguien que está "sin esperanza". En este caso, Pablo usa el término para describir a un alcohólico que bebe constantemente como forma de vida. Él contrasta esa vida con la de un creyente que está “lleno del Espíritu”, conduciendo su vida con alegría, música y acción de gracias. Pablo trata esto como la vida resucitada normal.
https://godskingdom.org/blog/2022/10/ephesians-part-20-the-normal-risen-life
“Ten piedad de mí, oh Señor, porque languidezco; sáname, oh Señor, porque mis huesos están turbados. Mi alma también está muy turbada”. ( Salmo 6: 2–3 )
“¿Hasta cuándo, oh Señor, me olvidarás para siempre? ¿Hasta cuándo esconderás tu rostro de mí? ¿Hasta cuándo tendré que consultar en mi alma y tener tristeza en mi corazón todo el día?” (Salmo 13: 1–2)
“Los lazos de la muerte me rodearon; los torrentes de la destrucción me asaltaron; las cuerdas del Seol me enredaron; los lazos de la muerte me hicieron frente.” (Salmo 18: 4–5)
Me ha atraído el Salmo 70: 4 durante muchos años, porque reúne dos verdades asombrosas que conmueven el corazón de todo cristiano:
¡Que todos los que te buscan se regocijen y se alegren en ti! Que los que aman tu salvación digan siempre: “¡Dios es grande!”
¡Apresúrate, oh Dios, a librarme! ¡Señor, apresúrate a socorrerme!¡Apresúrate a mí, oh Dios! Tú eres mi ayuda y mi libertador; ¡Oh Señor, no tardes!
(Gentileza de Esdras Josué ZAMBRANO TAPIAS)
1 de agosto de 2021
Quizás tú, como el apóstol Juan, conoces íntimamente a Jesucristo. Sin embargo, Él de repente se te aparece con rasgos totalmente desconocidos y lo único que puedes hacer es caer a sus pies como muerto. En ocasiones, Dios solo puede revelarse a nosotros en su majestad, y el carácter impresionante y terrible de esa visión nos lleva al deleite de la desesperación. Experimentas este gozo en la desesperanza porque comprendes que si vas a ser levantado, debe ser por la mano de Dios.
"Él puso Su diestra sobre mí", Apocalipsis 1: 17. En medio del pavor sientes un toque y sabes que es la diestra de Jesucristo. Comprendes que no es la mano que restringe, corrige o castiga, sino la diestra del Padre Eterno. Siempre que su diestra viene sobre ti, trae paz y consuelo inefables; y también el sentido de que sus brazos eternos son llenos de provisión, alivio y fortaleza, son tu apoyo, (ver Deuteronomio 33: 27).
Una vez que sientes su toque, absolutamente nada podrá volver a causarte temor. En medio de toda su gloria celestial, el Señor Jesús viene para hablarle a un insignificante discípulo y le dice: "No temas", Apocalipsis 1: 17. Su ternura es inexpresablemente dulce. Pregúntese: ¿Lo conozco de esta manera?
Piense en algunos de los hechos que producen desesperación. Existe un desespero en el que no se encuentra ningún agrado, no hay un horizonte ni una esperanza de mayor claridad. Pero el deleite de la desesperación viene cuando "yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no habita el bien", Romanos 7: 18. Me deleito en saber que hay algo en mí que debe caer postrado delante de Dios cuando Él se me revele y que si he de levantarme debe ser por su mano. Dios puede hacer algo por mí sólo cuando reconozco los límites de lo que es humanamente posible y le permito a Él hacer lo imposible.
Oswald Chambers
(Gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)
José:
Me encanta este autor. A esta porción tal vez yo la habría titulado "El gozo de llegar al “miserable de mí, ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?” (Rom. 7: 24).
Por experiencia sé que el gozo llega en el momento más oscuro de la noche, en el momento en que nuestro corazón es traspasado por el mayor dolor.
Es el “aceite del gozo” que fluye de la oliva que ha conocido el quebranto y la presión, en las tinajas de los tratos de Dios.
Es el gozo de Sara, que llama a su hijo recién nacido “Risa” (Isaac) por causa de la fidelidad de Dios en producir fruto y bendición a una mujer de noventa años que había lamentado durante mucho tiempo su esterilidad delante de Abraham y delante del SEÑOR.
Es el gozo de Ana, que de igual forma conoció la tristeza de corazón y mucho reproche por ser estéril inevitablemente. Pero llegó a ese punto en que pudo gozarse en un Dios que hunde a los altivos y los poderosos y exalta a los humildes—que lleva a desolación a los que se han glorificado en su fruto y hace que la mujer estéril sea madre de siete.
Es el gozo de José, “cuyos pies fueron puestos en grilletes” y “cuya alma fue puesta en hierro” pero que en el cumplimiento de los tratos de Dios en su vida, lloró por sus hermanos con lágrimas de gozo y de victoria, y se gozó en las operaciones soberanas de Dios en su vida—en el Dios que da “óleo de alegría en lugar de cilicio”.
Es el gozo de Pablo, que se consideró “feliz” de estar atado con cadenas, sabiendo que era libre, porque sabía que era “prisionero del Señor”.
(Gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)
19-11-2020
Habiendo profetizado de la muerte de Cristo en Isaías 53, seguida de la redención de la viuda de Cristo en Isaías 54, el profeta luego dirige su atención al Nuevo Pacto, representado por Sara y que es la base del Reino de Dios.
El llamado del Espíritu
Isaías 55: 1-2 comienza con el llamado del Espíritu,
1 “¡Oh! Todo el que tenga sed, venga a las aguas, y los que no tienen dinero, vengan, compren y coman. Venid, comprad vino y leche sin dinero y sin costo. 2 ¿Por qué gastáis dinero en lo que no es pan y vuestro salario en lo que no satisface? Escuchadme atentamente, comed lo bueno y deleitaos en abundancia”.
Si Isaías 53 profetiza acerca de la muerte de Cristo en la Pascua, Isaías 55 profetiza acerca del Espíritu Santo que fue dado como la segunda parte de la promesa de Dios. Se cumplió parcialmente el día de Pentecostés en Hechos 2 y se cumplirá de una manera mayor para preparar el camino para la segunda venida de Cristo y más allá.
"¡Oh!" viene de owy, u o'ee que se traduce de diversas formas como "Oh", "Ay", “Hey” etc. Es una interjección que se usa también en Isaías 3: 9, "Ay de ellos" y en Isaías 6: 5, donde el profeta dice: "¡Ay de mí, porque estoy arruinado!" Puede ser una llamada de angustia o simplemente una exclamación para llamar la atención. En Isaías 55: 1 es el llamado del Espíritu para atraer la atención de la gente, al igual que un vendedor ambulante llama para anunciar sus mercancías en la calle.
Así, el Espíritu invita a todo aquel que tenga sed de justicia a acudir a la única Fuente de agua viva que sustenta la vida misma, el gozo del vino nuevo y la leche nutritiva de la Palabra. Entonces Jesús dijo en Mateo 5: 6,
6 Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia; porque quedarán satisfechos.
Nuevamente, en Juan 4: 10 leemos de la conversación de Jesús con la mujer de Samaria,
10 Jesús respondió y le dijo: Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice: Dame de beber, le habrías pedido a Él y Él te habría dado agua viva.
Jesús le había pedido un trago de agua gratis del pozo de Jacob; Él le habría dado agua viva gratis que brotaría de su interior en una corriente interminable. Esta fue ciertamente una experiencia pentecostal de Hechos 2, pero en el Evangelio de Juan, la profecía vino en el contexto de la Fiesta de Tabernáculos. Jesús dijo en Juan 7: 37-39,
37 En el último día, el grande de la fiesta [de Tabernáculos, Juan 7: 2], Jesús se puso de pie y gritó, diciendo: Si alguno tiene sed, venga a mí y beba. 38 El que cree en Mí, como dice la Escritura [en Isaías 12: 2-3], “De su interior correrán ríos de agua viva”. 39 Pero esto habló por el Espíritu que recibirían los que creyeran en Él, porque el Espíritu todavía no se había dado, porque Jesús todavía no había sido glorificado.
Primero, Jesús gritó la profecía en Isaías 55: 1, diciendo: "Si alguno tiene sed, venga a Mí y beba". Luego vinculó esto con Isaías 12: 3, que dice:
3 Por tanto, con gozo sacaréis agua de los manantiales [o pozos] de la salvación [Yahshua].
Por lo tanto, el llamado del Espíritu a través del profeta Isaías se cumplió en el llamado de Yahshua a creer en Él como la Fuente o pozo de agua viva. Los que escuchan ese llamado, los que tienen sed, habiendo sentido la atracción del Espíritu, reciben esta agua viva gratuitamente. Ser pobre no es motivo para alejarse. Los que no tienen dinero están invitados a venir y, paradójicamente, a comprar sin costo alguno. El precio de esta agua viva se pagó en la cruz, como se profetizó en Isaías 53.
La Leche Nutritiva
La "leche" que ofrece el Espíritu es el alimento de la Palabra. La palabra hebrea para leche es khalav, que proviene de una palabra raíz que significa "gordura". Lo conocemos como grasa o mantequilla. Hebreos 5: 12-14 reconoce la leche como los principios básicos de la Palabra de Dios que todos debemos aprender cuando creemos en Cristo por primera vez. Pero el autor también hace la distinción entre leche y carne. La leche es para creyentes inmaduros; la carne es para creyentes maduros.
En Éxodo 3: 8, Moisés habló sobre la Tierra Prometida y la llamó "una tierra que fluye leche y miel". En otras palabras, la promesa de Dios se cumpliría en su pueblo sosteniéndolo con un entendimiento de la Palabra de Dios. La miel está vinculada a esto, porque ilumina los ojos. Entonces, cuando Jonatán comió miel en medio de la batalla, "sus ojos se iluminaron" (1º Samuel 14: 27 KJV). La leche es la Palabra, pero la miel es la revelación de la Palabra (carne). Los dos deberían ir juntos.
La alegría del vino nuevo
El Espíritu llama a la gente a comprar leche y vino, profetizando así del vino nuevo en el Nuevo Pacto. El vino habla proféticamente de gozo y regocijo. Estaba específicamente asociado con la Fiesta de Tabernáculos, donde se derramaba una libación de vino nuevo durante siete días. La Fiesta de Tabernáculos se celebraba como un tiempo de regocijo (Levítico 23: 40).
Eclesiastés 9: 7 dice: "come tu pan con alegría y bebe tu vino con un corazón alegre". En el Nuevo Testamento, el Espíritu a menudo se compara con el vino, como vemos en Efesios 5: 18,
18 Y no os embriaguéis con vino, porque eso es disipación, sino sed llenos del Espíritu.
Si bien hay otras metáforas del Espíritu, como el agua y el viento, cada una con su propia connotación, la metáfora del vino habla del gozo que proviene de la llenura del Espíritu. Entonces Jesús dijo en Juan 10: 10: “Vine para que tengan vida [agua viva] y la tengan en abundancia [vino nuevo]”.
Nuevamente, Jesús dijo a sus discípulos en Juan 15: 11:
11 Estas cosas les he dicho para que mi gozo esté en vosotros y vuestro gozo sea completo.
Si la llenura del Espíritu no trae gozo, entonces el creyente carece del vino del Espíritu, porque Pablo dice en 1ª Tesalonicenses 5: 16, “Estad siempre gozosos”. La vida cristiana estaba destinada a ser una vida de regocijo, sin importar las circunstancias externas. El gozo brota del corazón de uno como una fuente de agua, así incluso cuando la tierra (circunstancias) experimenta sequía.
El Espíritu reprende a quienes ignoran su vida, comprando comida y bebida para sustentar su vida natural, todo lo cual les cuesta caro. La mayoría de la gente vivía al día, por así decirlo, apenas capaz de trabajar lo suficiente para mantener a sus familias. Parece que a lo largo de la historia, solo unos pocos tuvieron sed de agua viva. Sin embargo, llegará el día, y ahora se acerca a nosotros, en que el Espíritu se derramará sobre "toda la humanidad" (Joel 2: 28), transformándolos desde adentro y trayendo el Cielo a la Tierra.
El pacto con David
Isaías 55: 3-4 continúa,
3 “Inclina tu oído y ven a Mí. Escucha, para que vivas; y haré contigo un pacto eterno, conforme a la fiel misericordia mostrada a David. 4 He aquí, lo he puesto por testigo a los pueblos, por líder y por comandante de los pueblos”.
El Antiguo Pacto fue temporal y terminó en desastre, pero el Nuevo Pacto es "un pacto eterno". La palabra hebrea es olam, que significa "oculto, desconocido, oscuro". La palabra sugiere un período de tiempo desconocido, que puede significar un período de tiempo finito o infinito.
En Éxodo 40: 15, los hijos de Aarón fueron ungidos bajo el Antiguo Pacto “para un sacerdocio perpetuo”, descrito como olam. Sin embargo, ese sacerdocio terminó con el Orden de Melquisedec cuando se estableció el Nuevo Pacto (Hebreos 7: 23, 24). Asimismo, el sacerdocio de Finees fue establecido en Números 25: 13 por “un pacto de un sacerdocio perpetuo”, donde nuevamente el término descriptivo es olam. Su línea de sacerdotes terminó con Elí unos 300 años después.
El pacto con David, sin embargo, iba a durar para siempre, porque estaba arraigado en el Nuevo Pacto a través de Jesucristo, el Hijo de David, quien también era el Mediador de ese Nuevo Pacto. El mismo David lo sabía, porque testificó en 2º Samuel 23: 5: “¿Verdaderamente no es así mi casa para con Dios? Porque me ha hecho un pacto eterno, ordenado en todo y seguro”.
Este pacto se describió nuevamente como olam, pero se definió más adelante en el Salmo 89: 28-29,
28 Para siempre le guardaré mi misericordia, y mi pacto le será confirmado. 29 Por tanto, afirmaré su descendencia para siempre, y su trono como los días del cielo.
Vemos que la duración de este olam sería "como los días del cielo", porque este sería el trono de Cristo mismo, quien vive para siempre bajo un pacto sin fin.
Este es el pacto que Isaías establece al decirle al pueblo el pacto que hará con ellos. No era el Antiguo Pacto como en Éxodo 19: 8, sino el Nuevo Pacto que se ve en Noé, Abraham y David. En este caso, no es el mismo David quien gobernará la Tierra, sino el Hijo de David, Jesucristo. Todas las cosas han sido puestas bajo los pies (autoridad) de Cristo, como leemos en el Salmo 8: 6, que se cita en 1ª Corintios 15: 27 y Hebreos 2: 8.
https://godskingdom.org/blog/2020/11/isaiah-prophet-of-salvation-book-8-part-7
"El que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por Mí y por el evangelio, la salvará" (Marcos 8: 35). El Reino de los Cielos guarda secretos de los que el diablo no sabe nada. Donde reina Jesús, el camino hacia arriba es hacia abajo, los primeros son los últimos, y la única forma de salvar tu vida es perderla por Él.
La vida que encontramos al otro lado de la abnegación puede parecer muy diferente a la vida que siempre hemos conocido. Pero no será, no puede, ser peor. Es una vida en la que ganamos cien veces más de lo que nos damos por vencidos ( Marcos 10:30 ). Es una vida en la que ya no somos una nota rota en la sinfonía del universo, sino que estamos haciendo sonar la parte para la que Dios nos creó. Es una vida con Jesús: hacedor de toda belleza, redentor de todo quebrantamiento, fuente de todo gozo.
Cuando te niegas a ti mismo, no te perderás, no al final. Te encontrarás a ti mismo.
El diablo, por supuesto, no está a favor de que nadie se encuentre a sí mismo. Prefiere el robo, el asesinato y la destrucción (Juan 10: 10). Entonces, cuando llegamos a un lugar donde sabemos que debemos negarnos a nosotros mismos, él sugerirá, de una forma u otra, que nos salvemos a nosotros mismos.
Aquí en Marcos 8, Pedro era el peón del diablo. Cuando el discípulo trató de alejar a su Maestro de la cruz, Jesús respondió: “¡Apártate de mí, Satanás! Porque no pones la mira en las cosas de Dios, sino en las de los hombres ”( Marcos 8:33 ). La tentación de salvar nuestro "yo" pecaminoso en lugar de negarlo puede provenir de mil lugares: de nuestro propio pecado, de nuestra sociedad, incluso de un amigo querido como Pedro. Pero en el fondo, EL "sálvate a ti mismo" es una charla de la serpiente. Es el evangelio de la Gehena.
¿Cuántas veces hemos tenido el impulso de negarnos a nosotros mismos, solo para que una parte de nosotros, como Pedro, comience a cuestionar nuestras buenas resoluciones? “Ahora, ahora, hay una forma más cómoda de alcanzar la gloria, ¿no es así? ¿Seguramente podemos obtener la corona sin llevar esta cruz? No hay necesidad de ser tan extremista. Moderación en todas las cosas, recuérdalo". El diablo puede ser un león, pero rara vez escuchamos su rugido; más a menudo, aparece en nuestras razones más plausibles para evitar la abnegación.
Si quieres deleitar al diablo, rehúsa negarte a ti mismo. Pero si quieres desafiar a tu antiguo enemigo, si quieres despreciar al que odia tu alma, si quieres cortar los brazos que te arrastrarían al infierno, entonces inclínate y toma tu cruz.
Para algunos, el mayor costo de la abnegación no es la pérdida de placeres privados, sino la pérdida de reputación y relaciones públicas. Jesús fue “rechazado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas” (Marcos 8: 31), sin mencionar que sus vecinos se burlaron de Él y su familia lo criticaron (Marcos 3: 20–21; 6: 1–6). Si seguimos a Cristo, el rechazo también será nuestro.
Sin embargo, observe cómo Jesús pone el costo en una perspectiva celestial. ¿A quién dejamos cuando nos levantamos para seguir a Jesús? “Esta generación adúltera y pecadora” (Marcos 8: 38). En nuestro pecado, hicimos compañía a los adúlteros; nosotros mismos éramos uno de ellos, de hecho (Santiago 4: 4). Esta es la comunión que debemos abandonar. Y cuando lo hagamos, ¿a quién nos uniremos? “El Hijo del Hombre”, que un día regresará “en la gloria de su Padre con los santos ángeles” (Marcos 8: 38). En otras palabras, nos unimos al cielo. Y siempre es mejor estar en el lado correcto del Cielo que en el lado "correcto" de la historia.
Sin duda, la alienación relacional que proviene de seguir a Jesús puede ser suficiente para hacernos llorar, especialmente cuando la cruz que llevamos nos separa de los más queridos amigos y familiares. Pero ¿puedes ver quién te está esperando al otro lado de la abnegación? Vas a un Padre, listo para regocijarse por su pueblo arrepentido (Lucas 15: 7, 10, 22-24). Vas a multitudes de santos ángeles, maravillándote de la gracia que es tuya (1ª Pedro 1: 12). Y vas a Jesús, el Hijo que se ha vuelto más cercano que un hermano, más querido que un amigo.
Como dijo Eliseo a su temeroso siervo, podríamos decirle a nuestra alma temerosa: "No temáis, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos" (2º Reyes 6: 16). Y los que están con nosotros no solo son más en número, sino que son mucho mejores.
Llegamos ahora quizás a la promesa más sorprendente de la abnegación. Si te niegas a ti mismo, no solo te encontrarás a ti mismo, desafiarás al diablo y te unirás al cielo; seras feliz. Porque, como una vez predicó Jonathan Edwards, "La abnegación destruye la raíz y el fundamento del dolor". Todo en el mundo es tristeza, dolor, ensayos y problemas, y encontramos su principio en la elección de los primeros padres de uno mismo por encima de Dios (Romanos 5: 12; 8: 20). Muchos de nuestros propios dolores nacen de la misma raíz amarga. Si vamos a destruir nuestro dolor hasta el fondo, el "yo" que ama el pecado debe ser negado.
Jesús sabía que la suya era una misión para destruir todo dolor. No se deje engañar por el rostro puesto como pedernal hacia Jerusalén (Lucas 9: 51). Mientras Jesús miraba hacia los látigos, los clavos, la cruz, las multitudes, la lanza y la tumba, vio algo más allá de todos ellos por lo que valía la pena morir: “Gloria” (Marcos 8: 38). Y parte de esa Gloria, nos dice Hebreos, fue “el gozo que fue puesto delante de Él” (Hebreos 12: 2).
Como fue para Jesús, así es con nosotros. Las alegrías más profundas de este mundo vienen solo del otro lado de la abnegación. De hecho, la alegría es tan rica, tan expansiva y generosa, que a menudo nos encuentra en medio de nuestra abnegación. La nueva vida surge cuando la otra muere; la nueva planta brota mientras todavía estamos cortando la raíz de la vieja. Así como estamos “tristes, pero siempre gozosos”, también somos “abnegados, pero siempre gozosos” (2ª Corintios 6: 10).
Entonces, en su llamado a negarnos a nosotros mismos, Jesús rompe el hechizo de la serpiente y nos llama hacia el gozo para el que nos creó. “Ven”, dice, “deja los pequeños y seguros placeres de una vida auto-protegida por los supremos placeres de seguir al Rey del Cielo. Deja la oscuridad por la luz, el Infierno por el Cielo y la vida que quieres salvar por una vida, mucho mejor, de amarme". A pesar de todo el dolor que trae la abnegación, es el único camino hacia el “gozo inmenso” (Salmo 43: 4), porque es el único camino hacia Cristo.
Scott Hubbard
(Gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)
"Entonces estaremos donde estaríamos,
Entonces seremos lo que deberíamos ser,
Cosas que no son ahora, ni podrían ser,
Pronto serán nuestras".