TRADUCTOR-TRANSLATE

Mostrando entradas con la etiqueta IGLESIA AUTÉNTICA. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta IGLESIA AUTÉNTICA. Mostrar todas las entradas

SORBOS DE VIDA - BIOGRAFÍA DE WATCHMAN NEE (La meta de su ministerio: Edificar la Iglesia o Cuerpo de Dios), W. Lee

 




LA META DEL MINISTERIO
DE WATCHMAN NEE

Watchman Nee tenía una meta definida en su ministerio, el cual se centraba en Cristo y se expresaba en iglesias locales. La meta era establecer iglesias locales. Predicaba el evangelio con la intención de producir material para edificar las iglesias. Sus enseñanzas bíblicas, la edificación de los creyentes nuevos, las conferencias que realizó, los adiestramientos y las publicaciones tenían como meta establecer un testimonio corporativo en las iglesias locales. En sus escritos vemos que del Señor le dio una visión clara y una comisión definida de esta meta.


EL ÉNFASIS EN LA META

En la introducción de su libro La vida de asamblea, él puso mucho énfasis en esta meta:

________________________________________________________

... Antes del tiempo, en la eternidad, Dios tenía un deseo y un plan. Su meta ha sido tener un grupo de personas que contengan Su vida y sean iguales a Su Hijo y establecer el Cristo no sólo individual, sino también corporativo. El Cristo corporativo es la Iglesia. Lo que a Dios le interesa hoy es la Iglesia. Lamentablemente, no sólo los creyentes carnales dejan de recalcar lo que Dios recalca, sino que tampoco lo hacen los creyentes espirituales. Estos dan más importancia a las muchas obras que a la Iglesia de Dios.

En la actualidad, Satanás incita al hombre a sustituir la Iglesia de Dios por diferentes obras. Pero nosotros sabemos que el propósito de Dios desde el principio hasta el fin ha sido obtener un Cristo corporativo, el cual es la Iglesia, donde Él es la Cabeza y los creyentes son los miembros. Satanás está decidido a destruir este plan y por eso incita al hombre a emprender numerosas obras que substituyan la Iglesia.

Hoy en día, algunos hacen más énfasis en la predicación del evangelio que en la Iglesia; se dedican a predicar el evangelio y a salvar pecadores. La predicación del evangelio es buena, pero si toma el lugar de la Iglesia y hace que no se le preste la debida atención a ésta, eso indica que Satanás nos engaña. No estoy exagerando. La intención de Dios con la predicación del evangelio es simplemente recolectar piedras para edificar la Iglesia  (Recolectar piedras y no edificarlas no satisface a Dios plenamente). Si reemplazamos la Iglesia con la predicación del evangelio, estamos equivocados.

Algunos establecen misiones, fomentan la predicación del evangelio en el extranjero, ofrendan dinero con celo, forman asociaciones nacionales, establecen organizaciones para que se lleve a cabo la obra en el extranjero, y mandan misioneros a países lejanos para propagar el evangelio. Aún así, ¿por qué tanta gente sólo conoce las misiones y no la Iglesia? La razón es sencilla: desde la eternidad pasada, Dios ha puesto énfasis en la Iglesia, pero en esta era el hombre se interesa más en las misiones y ¡se ha olvidado de la Iglesia! El señor Gordon dijo: “Dios nunca establece misiones; sólo establece la iglesia”. Pero los hombres de hoy establecen misiones, organizaciones evangélicas, colegios, hospitales, sociedades humanitarias, orfanatos, asociaciones caritativas (como lo hace la Iglesia metodista episcopal, por ejemplo), y hasta escuelas dominicales, todo con el fin de ayudar a otros. ¿Es esto bueno o malo? Es bueno, pero si el hombre lo usa para reemplazar con ello la Iglesia de Dios, Dios no quedará satisfecho. ¿Podemos ver en todo esto las artimañas de Satanás? La astucia de Satanás se ve en que utiliza las obras que usa Dios y con ellas reemplaza la Iglesia, que es lo que Dios desea establecer, según su voluntad eterna. Si abrimos bien los ojos, observaremos que debemos dejar todas esas cosas y centrar nuestra atención en la Iglesia, porque la vida de iglesia, o sea, la vida del Cuerpo de Cristo, es la meta de Dios.

Muchos creyentes dirán: “Nosotros no hemos establecido misiones ni sociedades humanitarias ni escuelas dominicales ni colegios ni hospitales”. No respondan tan apresuradamente, pues aunque quizás no hayan hecho estas cosas, tal vez no han hecho nada que edifique la Iglesia. Muchos tal vez piensen que basta con ser un creyente diligente, victorioso y santo. Hermanos y hermanas, es muy importante saber que no es eso lo que el Señor busca; pues ésa no es su meta. No estoy diciendo que el celo, la victoria y la santidad son cosas triviales. Sí son importantes, pero no son la meta de Dios. Lo que Dios desea es la Iglesia, una entidad corporativa, su Edificio, su Casa Espiritual. El no busca fragmentos ni ladrillos ni baldosas ni tablas ni piedras aisladas, sino un edificio; tampoco busca un dedo o algún otro miembro, sino un cuerpo. Lo que Dios quiere es la Iglesia. El desea que Cristo tenga la preeminencia en la Iglesia y sea la Cabeza de ésta. Aunque las piedras, los ladrillos y las baldosas son necesarias, no son la meta de Dios

De los muchos años que hemos sido creyentes ¿cuánto tiempo hemos dedicado a descubrir lo que Dios busca? ¿Hemos pensado en lo que es la Iglesia? O ¿hemos centrado nuestra atención en la oración, en vencer el pecado, en ayudar a los pecadores a ser salvos, y en estudiar la Biblia con exactitud? ¿Pensamos, acaso, únicamente en estas cosas, o hemos pensado en lo que es la Iglesia? Dios desea la Iglesia. Lo que esté fuera de esto no puede alcanzar su meta. Tampoco afirmo que las demás cosas no sean buenas, sino que lo que no incluya la Iglesia no puede considerarse la meta de Dios. 

Si la escuela dominical, los orfanatos, las sociedades humanitarias y la predicación del evangelio se limitan a llevar a cabo lo que deben sin reemplazar la Iglesia, está bien tenerlas, aunque no llegan a ser la meta de Dios debido a que no incluyen la Iglesia de Dios. Dios desea la Iglesia. El Señor Jesús murió por la Iglesia, y el Espíritu Santo vino para la Iglesia. En el Nuevo Testamento, de principio a fin, hallamos un principio general: el propósito de todo es la Iglesia. Por ejemplo, la muerte del Señor estaba destinada a la Iglesia. El libro de Efesios dice: “Cristo amó a la iglesia, y se entregó a Sí mismo por ella”. El Señor resucitó de entre los muertos y ascendió por encima de toda potestad y autoridad, y fue dado como Cabeza, sobre todas las cosas, a la Iglesia. El Señor edifica la Iglesia sobre esta roca. La obra del Espíritu Santo durante estos dos mil años ha tenido como fin la edificación de la Iglesia. Dios salva a los pecadores y permite que los hombres venzan a fin de que se establezca la Iglesia. El dio apóstoles, profetas, evangelistas y pastores y maestros para la edificación de la Iglesia. 

Efesios afirma que el Señor purifica a la Iglesia por el lavamiento del agua en la Palabra y la santifica para presentársela a Sí mismo una Iglesia gloriosa, sin mancha ni arruga ni cosa semejante, sino una Iglesia santa y sin defecto. Aquí también se trata de la Iglesia. La meta de Dios es obtener la Nueva Jerusalén, la cual es tipo de la Iglesia

El Antiguo Testamento, el Nuevo Testamento, los cuatro evangelios, y Apocalipsis describen la meta de Dios: la Nueva Jerusalén, la cual es la Iglesia. Afirmo con certeza que si nuestros esfuerzos, nuestra obra y nuestra vida no tienen como meta la Iglesia, es decir, cumplir lo que Dios busca, seremos un fracaso. Que el Señor tenga misericordia de nosotros y nos libre de nuestra limitada visión acerca de su meta y de lo que Él recalca en las Escrituras...

La meta de Dios es la Iglesia, y Él pone esta meta delante de los hombres. Su deseo final es obtener la Nueva Jerusalén. El desea establecer la Iglesia, la cual representa a la Nueva Jerusalén, en cada ciudad como una sola unidad. Antes de que la Nueva Jerusalén descienda de los cielos, Dios desea tener una miniatura de la misma en cada ciudad. Esto significa que Dios desea tener una Iglesia en cada ciudad que exprese lo que Él ha deseado eternamente. Desde el principio hasta el fin, la obra más importante que Dios desea cumplir es la edificación del Cuerpo de Cristo. Por esta razón, El establece una iglesia local en cada ciudad. La iglesia local es la miniatura de la admirable Iglesia de Dios, que es un modelo en pequeña escala de la Nueva Jerusalén. Ya que este propósito es demasiado amplio, ¿cómo podemos tocar la Nueva Jerusalén, la cual está en el cielo nuevo y la tierra nueva? No podemos entender eso completamente. Sin embargo, podemos ir a Shanghai a cumplir este propósito, puesto que en cada ciudad existe una miniatura donde Dios pone a los salvos y los une para que se conviertan en una iglesia local y, por ende, expresen su voluntad...

Mi intención no es acusarles, hermanos y hermanas. Yo mismo soy culpable de esto. En todos estos años de evangelización en China, son muy pocos los que han prestado la debida atención al énfasis que Dios hace. El Catolicismo Romano ha estado en China por más de trescientos años, y si contamos a los nestorianos, el cristianismo ha estado en China por más de mil años. No obstante, nadie ha prestado atención a la voluntad eterna de Dios ni siquiera en pequeña escala. Pero nosotros hemos caído en lo mismo. Sólo prestamos atención a la victoria personal sobre los pecados, a las experiencias de vencer, a la obra y a la salvación de las almas, pero no hemos dedicado ningún esfuerzo a expresar en cada localidad la voluntad de Dios acerca de la Iglesia

Que Dios nos conceda su gracia y nos permita ver que la victoria personal sobre los pecados, las experiencias de vencer y la obra de salvar almas son actividades relacionadas con las asambleas locales, mas no deberían reemplazar la Iglesia. El enfoque de Dios se centra en establecer la Iglesia en cada localidad, y lo demás debe girar en torno a este enfoque. Por consiguiente, nuestro objetivo actual no es prestar atención exclusivamente a las experiencias de vencer ni a la victoria sobre el pecado ni a predicar el evangelio ni a la respuesta a las oraciones, sino que debemos ir más allá y preguntar qué debemos hacer para entretejernos con los demás hermanos y hermanas...

En la actualidad, lo importante no es saber si esta piedra es buena o mala, si es grande o pequeña, si es bonita o fea, sino si está entrelazada correctamente con las demás piedras y si dichas piedras pueden ser edificadas como una sola morada

Hoy en día muchos creyentes son muy diligentes, y otros resplandecen y son hermosos, pero no encajan juntos. Algunos son demasiado grandes o demasiado pequeños y no pueden ajustarse correctamente con otros. Cada persona salva es una piedra viva. Por lo tanto, no importa tanto si uno es victorioso o si está vencido, ni si es fuerte o débil, ni si es bueno o malo. Lo que cuenta es si uno puede ligarse a otras piedras vivas y ser debidamente entrelazado como parte del edificio. Si uno es una piedra que deja grietas entre uno y las otras piedras, no será de mucha utilidad en la Casa de Dios.

________________________________________________________

En la carta abierta publicada en el número doce de Colección de boletines, en julio de 1935, Watchman recalcó nuevamente esta meta con las siguientes palabras breves y claras:
“Entendemos claramente que Dios desea que manifestemos la vida de Cristo en las iglesias locales. Por consiguiente, la realidad de nuestra obra es la vida de Cristo, y la expresión de la misma es las iglesias locales”.

 

FIEL A LA META

Muchos cristianos han recibido el ministerio de Watchman Nee, pero la mayoría rechaza la meta de su ministerio. Aprecian lo que él ministra acerca de la vida espiritual, pero no se interesan por su meta, que es la edificación de las iglesias locales. Algunos hasta piensan que él estaba equivocado en ese aspecto. Pero en realidad no estaba equivocado, sino que ellos no ven que el Señor le reveló el deseo de Dios de que Cristo sea expresado en las iglesias locales. Siendo francos, cuando el Señor levantó a Watchman Nee, entre los millones de cristianos con toda clase de obras cristianas, ¿dónde estaba la vida de iglesia, edificada sobre Cristo en unidad y sin ningún elemento de división? En medio de la condición de división y confusión, él recibió la visión celestial de que el Cuerpo de Cristo debe expresar en una sola iglesia por localidad lo que se encontraba en el corazón de Dios (Administrador: Hoy en día esto es matizable en un mundo globalizado, cuando la red (NET) que hoy está usando el Señor es InterNET). El era un hombre conforme al corazón de Dios, y daba testimonio a los creyentes de la visión que había recibido, pero éstos lo interpretaron mal y lo rechazaron en este aspecto. Debido a la tradición de los creyentes y a las estructuras de las denominaciones, ellos no pudieron recibir la clara visión del deseo del corazón de Dios. Algunos lo criticaron, afirmando que era muy cerrado. Otros lo consideraban un ladrón de ovejas y llegaron a aseverar que estaba equivocado en su posición en cuanto a la Iglesia. En realidad, no era cerrado ni estaba equivocado en cuanto a la Iglesia; él permaneció fiel a la meta de su Señor e hizo de ésta la meta de su ministerio. El sabía cuál era el precio y estaba dispuesto en pagarlo. Y lo hizo inclusive al costo de su vida. El no se preocupaba por nada que no fuera el deseo del corazón de su Señor: las iglesias locales, las cuales le expresan de manera corporativa. No era un ladrón de ovejas, sino un verdadero testigo de su Señor, quien amó a la Iglesia y se entregó por ella. No tenía ninguna intención de establecer su propia iglesia ni de construir algo para sí. El se preocupaba por el deseo del corazón de Dios y tenía un corazón lo suficientemente amplio como para recibir a todos los hijos de Dios, y amaba a todos los redimidos del Señor, aunque fue malentendido y rechazado por muchos de ellos. Su profundo anhelo era que todos recibieran la luz para que comprendieran lo que el Señor buscaba realmente y para que buscaran al Señor conforme a su corazón.

Según el amor del Señor por la Iglesia y según la visión que Watchman Nee había recibido del Señor, dio testimonio en contra del cristianismo dividido y sonó la alarma para que todos los que buscan seriamente al Señor dejaran las divisiones creadas por las denominaciones y regresaran a la verdadera unidad del Cuerpo de Cristo a fin de expresar a Cristo corporativamente en cada localidad. Esta fue la meta de todo su ministerio, y fue fiel a ella hasta el día de su muerte.

¿QUÉ ES LA LIBERTAD RELIGIOSA?, God's Kingdom Ministries




07 de agosto de 2018

Se informa que China una vez más está demoliendo las iglesias cristianas, a pesar de que su constitución (desde 1982) establece la libertad religiosa.
Han surgido preocupaciones sobre la aparente represión de China contra el cristianismo a medida que el partido gobernante de la Comunidad continúa intensificando su control sobre la libertad religiosa en el país.
Las iglesias fueron allanadas y demolidas, se confiscaron Biblias y libros sagrados y se establecieron nuevas leyes para supervisar las actividades religiosas en la provincia de Henan, que tiene una de las mayores poblaciones cristianas de China.
Bajo el presidente Xi Jinping, el líder más poderoso de China desde Mao Zedong, los creyentes están viendo cómo sus libertades se reducen drásticamente incluso cuando el país sufre un renacimiento religioso
Expertos y activistas dicen que a medida que Xi consolida su poder, está librando la represión sistemática más severa del cristianismo en el país desde que se incluyó la libertad religiosa en la constitución china en 1982.
La buena noticia es que China está experimentando "un renacimiento religioso". Al leer entre líneas, podemos entender que esto significa una explosión del cristianismoDudo mucho si quieren decir una reactivación del budismo.
El artículo muestra una iglesia en una casa que fue demolida. China tiene dos tipos de iglesias. El primer tipo son las iglesias autorizadas por el gobierno, donde las reuniones son supervisadas por los funcionarios del partido. El segundo tipo son las iglesias caseras informales que forman la mayoría de las iglesias chinas. Estas iglesias en las casas solían reunirse en secreto, pero en los últimos años, a medida que la persecución menguaba, muchos se volvieron más abiertos para llegar a más personas.
Ahora el gobierno se está alarmando nuevamente, porque temen que el cristianismo afecte la política del gobierno comunista. A medida que el comunismo (como ideología) se desacredite, y conforme el cristianismo crezca en China, uno puede esperar ver cómo el gobierno toma medidas enérgicas contra las iglesias en un intento por controlar las mentes de las personas.

Religión de licencia 
La Iglesia Primitiva en el Imperio Romano experimentó el mismo problema. Roma permitió la libertad religiosa siempre que la religión fuera autorizada por el estado. Mientras el emperador era esencialmente la autoridad sobre la religión, permitieron la "libertad de religión". En las primeras décadas, el cristianismo era considerado una secta del judaísmo, y dado que el judaísmo era una religión autorizada, reconocida por el estado, el cristianismo estaba protegido.
Es por eso que los romanos protegieron a los cristianos de la violencia de los sacerdotes del templo. Sin embargo, cuando el apóstol Pablo fue juzgado en Roma en el 64 d. ​​C., salió a la luz que el cristianismo era distinto del judaísmo. Por eso los sacerdotes del templo habían intentado matar a Pablo en Jerusalén unos años antes, y esa era la razón por la cual Pablo había apelado a César. Pablo fue absuelto de los cargos y vivió para hacer un cuarto viaje misionero a España y Gran Bretaña antes de regresar a Macedonia por la ruta terrestre a través de Galia y Helvetia (ahora Suiza).
Así que cuando Pablo fue arrestado por segunda vez en el 67, junto con Pedro y su esposa, fueron ejecutados por ser parte de una religión sin licencia que no reconocía a César como su cabeza. Este fue el comienzo de dos siglos y medio de persecución religiosa.
Sin embargo, Roma creía en la libertad religiosa: para las religiones autorizadas que hicieran sacrificios al César, reconociéndolo como un dios. El cristianismo oraba por César y todos los funcionarios del gobierno (1 Timoteo 2:1-3), pero ellos no le adorabanEsa era la diferencia inherente. El judaísmo hizo lo mismo, esencialmente, ya que ofrecían sacrificios diarios en el templo. En su mayor parte, Roma pasó por alto la sutil diferencia, pero veían a los judíos con recelo, principalmente porque había muchos que eran rebeldes (en su mayoría de la escuela de Shammah).
El problema central siempre ha causado conflicto. Los gobiernos siempre han querido controlar la religión. Las religiones también han querido controlar a los gobiernos. Esta ha sido la razón de muchos conflictos en Europa en los últimos 2.000 años, cuando los papas de Roma afirmaban su autoridad sobre los reyes de Europa. La lucha por el poder continúa hasta el día de hoy.

La tradición estadounidense
En América, nuestros padres fundadores consideraron apropiado prohibir que se estableciera una iglesia estatal. Dejaron que cada estado tuviese su propia denominación religiosa, pero el gobierno federal no debía imponer su propia visión religiosa a los estados. Esto eliminó el problema de Roma y Europa, donde la libertad religiosa se otorgaba solo a aquellos que estaban de acuerdo con el gobierno o con la iglesia romana.
Pero las largas tradiciones no son fáciles de erradicar. En el siglo pasado, volvimos a caer en el viejo problema de la libertad-restringida, que en sí mismo es un oxímoron. El problema comenzó cuando el gobierno federal comenzó a otorgar licencias a las religiones con el pretexto de otorgarles la exención de impuestosEl poder de otorgar libertad religiosa también implica el poder de eliminar dicha libertad. En otras palabras, la libertad de religión ya no es un derecho otorgado por Dios sino un privilegio otorgado por el gobierno.
Cuando lentamente definimos la libertad de religión en términos de su sumisión al gobierno, nuevamente comenzamos a sacrificar a César en lugar de a DiosChina nunca ha tenido una tradición de libertad religiosa, por lo que no esperaríamos nada menos de su gobierno. Pero Estados Unidos es diferente. Nuestros fundadores entendieron el problema muy bien, y tomaron medidas para asegurarse de que esto nunca sucediera aquí. O al menos lo intentaron.
Pero el mundo está lleno de tomadores de poder, y lo primero en su agenda fue atontar al sistema educativo y eliminar cualquier conocimiento real de la historiaA medida que la gente olvidaba los problemas históricos y se les enseñaba que los gobiernos tenían el poder de otorgar derechos y libertad, la idea misma de la libertad volvía a su restringida definición romana.

¿Qué es la iglesia?
Si mantenemos una definición adecuada de "la Iglesia", aún podemos evitar este problema. La palabra hebrea para Iglesia es kahal, "congregación, asamblea". Se refiere a las personas, no a la institución ni siquiera al temploLa gente son los adoradores, no solo los sacerdotes. La Iglesia se define en Hebreos 12:23 como "la asamblea general y la congregación de los primogénitos que están inscritos en los cielos". En otras palabras, una organización terrenal no puede inscribir a nadie en la IglesiaLa llamada "membresía de iglesia" es puramente un arte terrenal que coloca a una persona en buena posición con la denominación o religión. Hay muchos miembros de iglesia que ni siquiera son creyentes cristianos. Pueden ser infiltrados, incrédulos, pedófilos o asesinos. Sin embargo, se mantienen en buena posición y, en algunos casos, incluso forman parte de la jerarquía religiosa.
El punto es que si la gente piensa que la organización terrenal ES la Iglesia, y si esa organización tiene licencia del estado, entonces es una iglesia estatal y técnicamente adora al estado. Eso es idolatría.
Pero si entendemos que la organización terrenal NO es la Iglesia misma, entonces tratamos a la organización como una mera herramienta de la Iglesia que puede o no ser útil. En tales casos, una organización religiosa autorizada está subordinada al estado y la iglesia puede usarla para cualquier propósito que el estado permita. Se podría decir que la organización (o corporación) es una criatura del estado que la Iglesia está utilizando para hacer el bien. Pero no es la Iglesia misma.
En China, la mayoría de los miembros de las iglesias estatales probablemente piensen que su organización es la Iglesia. En tales casos, la Iglesia está en un estado de idolatríaEntiendo que el movimiento de las iglesias en casa se niega a poner a la Iglesia bajo la autoridad del gobierno, por lo que no tienen licencia para reunirseDeben juntarse en secreto. Saben que las personas mismas son la Iglesia y que el reconocimiento del gobierno no tiene nada que ver con su relación con Dios.
Aquí en Estados Unidos me he encontrado con muchas personas que piensan que uno debe ser miembro de una organización terrenal o encontrarse en un edificio con un campanario para tener legitimidad. Todos los demás se consideran "cultos". Un culto es solo una religión minoritaria, por lo que todas las religiones comienzan como cultos. Cuando alcanzan un millón de miembros, ganan respeto como religión. Pero al final, los hombres construyen religiones y denominaciones, cuando deberían enfocar sus esfuerzos en construir la Iglesia, el Cuerpo de Cristo.

Tres pasos hacia el engaño
Me parece que el problema subyacente es la definición de "Iglesia". En los primeros siglos, la definición de Iglesia degeneró en tres pasos:
El primer paso vino a través de Ignacio a fines del siglo I y principios del siglo II. Ignacio se centró en la unidad de la Iglesia y parece haber sido el primero en establecer por escrito una clara doctrina de sumisión al Obispo de la Iglesia local, que se erige como Vicario de Cristo. Sin embargo, insistió en que Cristo era el único Obispo Universal de todas las iglesias. No afirmó de que un obispo en particular tuviese supremacía sobre los demás obispos.
Así escribe Philip Schaff en su Historia de la Iglesia Crsitiana, vol. II, página 148,
"El episcopado ignaciano, en resumen, es congregacional, no diocesano; una institución nueva y creciente, no una política establecida de origen apostólico".
El segundo paso fue a través de Ireneo, obispo de Lyon aproximadamente un siglo después. Schaff escribe en la página 149,
"Este padre representa a la institución como una oficina diocesana ... Exalta a los obispos de las iglesias apostólicas originales, sobre todo la Iglesia de Roma, y ​​habla con gran énfasis de una sucesión episcopal ininterrumpida como una prueba de enseñanza apostólica y un baluarte contra la herejía".
Entonces, mientras que Ignacio había enfatizado la sumisión a la autoridad de la iglesia local, Ireneo enfatizó la autoridad de la Iglesia Universal gobernada por los obispos, esencialmente, un sistema episcopal. Aquí claramente encontramos que la Iglesia se define como la institución. En la práctica, esto significaba que uno debe tener una relación directa con la institución como miembro de buena reputación para ser cristiano. La relación del creyente con Cristo era secundaria e indirecta, porque la institución se negaba a reconocer la salvación de un creyente aparte de la membresía institucional.
Sin embargo, esto no fue claramente explicado al principio. Tal vez los eclesiásticos no se dieron cuenta de lo que estaban haciendo, o tal vez simplemente mantuvieron ocultos sus motivos. No podemos decirlo con certeza.
En el tercer paso, el pensamiento episcopal católico alcanzó su madurez bajo Cipriano, el obispo de Roma desde 248-258 d. C.. Se estableció en la idea de que la salvación era posible solo dentro de la comunión de la organización de la iglesia terrenal. El Libro de la Vida del Cordero era una copia celestial de la lista de miembros de la iglesia terrenal. Los verdaderos cristianos eran aquellos que tenían fe en el obispo y la institución para su salvación.
No obstante, Cipriano no representó la etapa final de desarrollo en la definición de la Iglesia, porque en una controversia con el obispo de Cartago, todavía consideraba que los obispados de Cartago, Alejandría y otros tenían la misma autoridad que el de Roma.

El cuarto paso
La primera vez que un obispo de Roma exigió la supremacía romana fue con el Papa Víctor en 192 d. C.. Exigió que los obispos de Oriente se sometieran a su decisión en la controversia de la Pascua en ese momento. Pero Ireneo de Lyon vino a Roma y regañó al Papa por su audacia, y Víctor se echó atrás. No obstante, las semillas de la supremacía romana habían sido sembradas, y 414 años más tarde su ambición llegó a pasar.
En 606 d.C., el Papa Bonifacio III estableció permanentemente la supremacía de Roma. Ese fue el punto donde la Iglesia Católica alcanzó el ápice de su presunta autoridadEse fue el momento en el que se resolvió la definición de "Iglesia". A partir de ese momento, cualquiera que no estuviera de acuerdo con esa definición era un hereje y no se lo llamaba cristiano en los registros oficiales.
También es el punto en la historia donde la Iglesia manifestó plenamente el carácter del Rey Saúl, bajo cuyo reinado la gente rechazó a Dios como su Rey (1 Samuel 8:7). La gente quería a Dios como un mascarón de proa, y solo querían una relación indirecta con DiosEsa relación indirecta también se describe en las Escrituras en términos de Agar, la esclavaLa gente se convirtió en esclava de la iglesia institucional, hasta la gran revuelta de esclavos conocida como la Reforma Protestante.
La Reforma Protestante ha seguido su curso, ya que parece que su resultado fue solo para crear múltiples Papas. Ahora hay muchas denominaciones que están gobernadas por el principio de Saúl, principalmente porque no entienden la historia de Saúl o su significado profético. Muchos se han asentado en la definición carnal de "Iglesia", afirmando que la Iglesia es la institución, en lugar de la gente (o asamblea, congregación).
Al hacerlo, han devuelto a la gente a la esclavitud, lo que automáticamente otorga a las personas una mentalidad del Antiguo PactoPero la buena noticia es que Dios está fomentando otra revolución y otra reforma con verdadera libertad religiosa. Ahí es donde estamos parados hoy.

Categoría: Enseñanzas

Dr. Stephen Jones

LAS TRES IGLESIAS: ISRAEL, LA IGLESIA Y LOS VENCEDORES, Dr. Stephen E. Jones

La Iglesia Pascual de Israel en el Desierto, La Iglesia de Pentecostés y la Iglesia Vencedora de Tabernáculos

Israel, la Iglesia, y los vencedores

La nación física de Israel bajo Moisés fue la primera "Iglesia". La palabra significa los llamados fuera, e Israel, como nación, fue llamada a salir de Egipto. Hechos 7:38 se refiere a "la iglesia en el desierto", y esta fue también la misma Iglesia que Jesús mencionó en Mateo 18:17. Era toda una nación que incluía no creyentes, creyentes y vencedores – conocidos de otro modo como uvas, trigo y cebada en el simbolismo bíblico.

Israel era la "viña" de Dios (Isaías 5: 7). En esta viña había una mezcla de semillas, algo de trigo, alguna cebada. La Ley de Dios dice en Deuteronomio 22: 9,

9 Tú hablarás no sembrarás tu viña de varias semillas; no sea que el fruto de tu semilla que sembraste, y el fruto de tu viña sean profanados (contaminados).

La mezcla de las semillas en la Iglesia en el desierto original, contaminó todo, por lo que no había manera de que pudieran traer la justicia verdadera a la Tierra. Así que Dios dio los primeros pasos para corregir la situación mediante la eliminación del grano de la viña y separar el trigo y la cebada de la uva.

En Hechos 2 Dios separó para Sí un cuerpo más pequeño de personas, llamándolos de la antigua iglesia. Por lo tanto, un nuevo cuerpo de llamados fuera nacieron, y el término "Iglesia" ahora llegó a referirse al cuerpo de creyentes y vencedores. La compañía de la uva de los incrédulos ya no se incluyó en esta nueva Iglesia. La antigua Iglesia de Israel había dejado de traer justicia a la Tierra, porque tenía demasiados incrédulos en ella. Dios sembró un nuevo campo que incluyó solo el trigo y la cebada.

En los últimos 2.000 años la mezcla de trigo y cebada ha tenido la autoridad divina para traer justicia a la Tierra. Pero no lo han hecho mucho mejor que Israel como nación. Había demasiados creyentes cristianos, personas que siguieron el ejemplo de Israel en el desierto, que se quejaban y no estaban de acuerdo con Dios en cada paso del camino. Esta Iglesia fue gobernada por "Saúl" en lugar de por David. Tenía 40 Jubileos para cumplir con su llamado, pero también fracasó. Así que en 1985-86 Dios comenzó a separar la cebada del trigo en campos separados para preparar la compañía de la cebada para la recepción de la autoridad del Reino y traer la justicia a la Tierra. Dios se acordó de Su Ley en Levítico 19:19, "No sembrarás tu campo con mezcla de semillas".

Sólo ahora en este fin del mundo está el campo de Dios (el mundo) adecuadamente sembrado de acuerdo a la Ley Divina. Sólo ahora puede crecer sin contaminación. Los vencedores, la compañía de la cebada, son el tercer cuerpo de llamados fuera. Son, en esencia, la tercera Iglesia, llamada fuera del reino de Pentecostés a los Tabernáculos de la misma manera que Dios llamó a la Iglesia Pentecostal fuera ámbito del de la Pascua en Hechos 2.

Así vemos en esta progresión histórica que primero se le dio oportunidad de hacer el trabajo a la Iglesia de Israel de la Pascua, y fracasaron. A continuación, la Iglesia Pentecostal se le dio esa autoridad, y fracasó también. No pudieron declarar el 120º Jubileo en el otoño de 1986; sino que, en cambio, la Embajada Cristiana Internacional, creada en 1980, patrocinó el Primer Congreso Cristiano Sionista en agosto de 1985. Esto fue diseñado para declarar su apoyo a la vieja Jerusalén y a los que estaban bajo el Antiguo Pacto. Ellos declararon su apoyo a la construcción de un templo físico en el que los judíos podrían establecer un nuevo sacerdocio levítico con una renovación de los sacrificios de animales del Antiguo Testamento. Al hacer esto, la Iglesia fue profanada de hecho, prefiriendo identificarse con la esclava y su hijo, la vieja Jerusalén.

Hay mucha ventaja de ser un israelita físico, porque se les dieron las palabras de Dios y las promesas. Sin embargo, esto no fue suficiente para traer justicia a la Tierra. También hay mucha ventaja en ser parte de la Iglesia bajo Pentecostés, porque ellos también recibieron las promesas y las Escrituras con mayor revelación al añadirse el Nuevo Testamento. Pero esta unción también resultó ser insuficiente.

Hoy en día, si uno quiere ser parte de la obra final de Dios en el clímax de la historia, hay que entrar en la experiencia de los Tabernáculos y ser parte de ese tercer grupo de personas llamados fuera. Estos son llamados vencedores. Dios ha estado haciendo un gran trabajo en ellos corporativamente desde 1985-86. Una vez que la Iglesia "Saúl" llegó a su fin después de 40 Jubileos el 30 de mayo de 1993, celebramos un momento de transición de Saúl a David. El patrón bíblico muestra que esto podría durar 7-1/2 años (2 Samuel 5: 5).

Nuestra observación de los últimos años indica que esta autoridad divina se está transfiriendo a los vencedores en etapas. Hasta el momento, las acciones de Dios se han escondido de la vista pública, pero el día viene pronto cuando Dios enviará Su Iglesia Vencedora con la autoridad espiritual para cumplir el propósito de Dios desde el principio.


La mayoría de los israelitas y judaítas físicos han sido descalificados para esta obra. La mayor parte de los que la Iglesia tiene como sabios han sido descalificados. Esto no quiere decir que han perdido su salvación. Lo que han perdido es el "supremo llamamiento de Dios" (Filipenses 3:14). Aquellos que se unen al ejército de Saúl no puede ser parte de los hombres de David en la cueva de Adulam (1 Samuel 22: 1).

LOS VENCEDORES Y LA IGLESIA (2a. parte) (Los Vencedores y el Reino Milenario Cap- 6), Arcadio Sierra Díaz


Capítulo 6
LOS VENCEDORES Y LA IGLESIA
(2a. parte)



La armadura de Dios
La Biblia registra una lucha de la Iglesia contra el enemigo de Dios, las fuerzas malignas de las tinieblas; y el Señor nos ordena vestirnos con toda la armadura de Dios, para poder salir victoriosos en ese inevitable enfrentamiento; porque es necesario que luchemos en el Señor, en Su poder, y no en el nuestro. El vestirnos con la armadura de Dios es una orden, un mandato de Dios, y una necesidad para nosotros, no es opcional; pero el ponérnosla es un acto voluntario nuestro, un ejercicio voluntario. Toda arma meramente humana no sirve para esta lucha, es más bien de estorbo.

"10Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. 11Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo. 12Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes. 13Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes" (Ef. 6:10-13).

Aquí la Iglesia es presentada como un guerrero, pero lo lamentable es que no todos están vestidos con esta armadura. Muy pocos, los vencedores, están vestidos con toda la armadura de Dios; otros sólo tienen parte de esa armadura, y el resto, la mayoría, no tiene nada. Tengamos en cuenta que nosotros vemos a las personas con nuestros ojos físicos, pero detrás de las personas (carne y sangre) están los titiriteros, los verdaderos enemigos de Dios, los ángeles rebeldes que ostentan en este siglo los poderes malignos de Satanás, el cual cuenta con una organización sofisticada en los lugares celestes, los aires, y ejercen su poder sobre las naciones del mundo. Cada nación tiene su propio príncipe de las tinieblas (Daniel 10:20) dentro de esa organización, el cual a su vez maneja una verdadera jerarquía de poderes y especialidades a su cargo, para infringirle daño a la Iglesia y a las naciones, que están regidas y esclavizadas por esas tinieblas. Pero debemos estar firmes en la victoria de Cristo, que es nuestra propia victoria, por cuanto Satanás y sus huestes de maldad están destinadas a ser vencidas por nosotros; por eso debemos resistir, es decir, estar firmes. La armadura de Dios la toma Pablo, en su parte externa, del modelo del soldado romano de su tiempo, el cual era muy famoso por su disciplina y vigilancia. La armadura consta de las siguientes partes:

-El cinto de la verdad. "Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad" (v. 14a). Ceñirse el cinto tiene la connotación de estar listo para la acción, en este caso para la batalla espiritual; pero es necesario que nos ciñamos con la verdad, la cual es Cristo, el cual vertió Su sangre por nosotros. ¿Cómo comieron el cordero los hebreos, el día de su liberación? "Y lo comeréis así: ceñidos vuestros lomos, vuestro calzado en vuestros pies, y vuestro bordón en vuestra mano" (Ex. 12:11a). Cuanto más conocemos a Dios y a Su Cristo, más tenemos conciencia que Él es nuestra única verdad y realidad cotidiana, en nuestro andar como cristianos. "Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí" (Juan 14:6).

-La coraza de la justicia. La coraza era la parte de la armadura que revestía y protegía el pecho del soldado romano, es decir, nuestra conciencia. "Y vestidos con la coraza de justicia" (v. 14b). Cristo ha sido hecho por Dios nuestra justificación, y de esa justicia hemos sido revestidos desde que creímos, la cual se ha convertido en nuestra coraza en nuestra condición de soldados; la obra de Cristo en la cruz nos ha hecho justos, pero en nuestra lucha contra Satanás, debemos tener nuestra conciencia limpia y protegida con la justicia de un corazón recto delante de Dios y de los hombres, lo cual es la vida de Cristo en nosotros; porque Satanás constantemente nos está acusando, y no debemos permitir que esas acusaciones desmedren nuestra fe y nuestra confianza en el Señor. Si nuestra conciencia no nos acusa, no debemos permitir que seamos atemorizados y avergonzados por el enemigo.

-El calzado del evangelio. "Y calzados los pies con el apresto del evangelio de la paz" (v. 15). El hombre estaba enemistado con Dios, pero el Señor Jesús en Su obra en la cruz sirvió de mediador para establecer la paz, tanto con Dios como con los hombres; esa es la disposición fundamental del evangelio, con el cual debemos estar calzados y parados firmemente. Ahora estamos parados sobre la roca firme, y en esa posición entramos con confianza a participar en la batalla espiritual. Debemos caminar con el Señor en la paz que Él nos ha conquistado; no en nuestra propia paz, ni en la paz de los hombres. Ya no caminamos sobre la tierra, porque no somos de este mundo. La salvación separa a los creyentes de la tierra sucia, y nos hace libres. Además, nuestro testimonio exige que estemos en paz con Dios y con los hombres.

-El escudo de la fe. "Sobre todo, tomad el escudo de la fe, con que podáis apagar todos los dardos de fuego del enemigo" (v.16). El escudo era una arma defensiva para el soldado romano, para protegerse tanto de las flechas como de los ataques con espada, lanza u otras armas de la época. El escudo es fundamental para protegerse de los ataques del enemigo. El escudo del soldado romano era de cuero, o de metal; pero el escudo del creyente es la fe. Hay creyentes que carecen de fe, luego no tienen el escudo para apagar los dardos de fuego y ataques del maligno, como las dudas, las tentaciones, los enredos mentirosos, las incitaciones y propuestas al pecado. Otros creyentes tienen un escudo muy pequeño, con el cual sólo podrán apagar ciertos dardos, pero no todos, pues su fe no es lo suficientemente grande; y otros, los menos, tienen un escudo grande; son los vencedores.

-El yelmo de la salvación. "Y tomad el yelmo de la salvación" (v.17a). El yelmo era la parte de la armadura antigua que resguardaba la cabeza y el rostro, de modo que es fácil entender que, en la guerra espiritual, el yelmo de la salvación de Dios guarda la mente del creyente, su intelecto, de ansiedades, preocupaciones, acusaciones, temores, vergüenza, amenazas de Satanás, que vayan directamente dirigidas a nuestra mente, para debilitarnos, desorientarnos y postrarnos en una situación de derrota y culpabilidad. Pero hemos sido salvados por Dios en Cristo; ahora somos hijos de Dios, y es Cristo quien vive en nosotros permanentemente. Satanás continuamente está lanzando sus dardos a nuestra mente. Satanás sabe que es en la mente del hombre en donde se maquinan y perfilan todas las cosas, y por eso es en la mente de los creyentes donde se libran las grandes batallas contra el enemigo, pues los argumentos y pensamientos pertenecen a la mente. Leemos en 2 Corintios 10:3-6: "3Pues aunque andamos en la carne, no militamos según la carne; 4porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, 5derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo, 6y estando prontos para castigar toda desobediencia, cuando vuestra obediencia sea perfecta". Para entrar a participar en la guerra espiritual es necesario andar conforme al espíritu; de ahí que las armas deben ser espirituales, poderosas en Dios, para poder derribar fortalezas del enemigo. Todos los que desobedecen a Dios son portadores de las fortalezas de Satanás; por eso todo pensamiento debe ser llevado cautivo a la obediencia a Cristo.

-La espada del Espíritu. "Y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios" (v.17b). La espada es la única pieza de la armadura que es usada para atacar al enemigo. Cristo es el Verbo de Dios encarnado, y la Biblia es la Palabra de Dios (gr. logos) inspirada por el Espíritu Santo, o soplada por el aliento de Dios (gr. theopneustos), de manera que cuando es usada la palabra específica (gr. rhema) para dar un golpe mortal y contundente al enemigo, es Cristo mismo hablando por Su Espíritu y por la Palabra. Las Escrituras han sido tergiversadas y manipuladas abundantemente a través de la historia, en tal forma que esas tergiversaciones han facilitado el camino para introducir herejías en la Iglesia del Señor, contribuyendo a las múltiples divisiones sustentadas con aparente respaldo bíblico. He ahí el gran peligro, que apoyados con una falsa base bíblica, se protocolice la división del Cuerpo de Cristo. El celo religioso no es de Dios, ni el orgullo sectario, ni la vanagloria del progreso humano. Todo eso le ha hecho mucho daño a la unidad de la Iglesia; se ha quebrantado la verdadera expresión de la unidad del Cuerpo del Señor. De ahí que debe ser usar la espada del Espíritu en el Espíritu y por el Espíritu. Es de suma importancia saber cuál es la versión bíblica en nuestro idioma que guarde más fidelidad con los manuscritos originales.

-La oración"Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos" (v.18). La oración no está relacionada dentro de la armadura de Dios, pero es el elemento indispensable para recibir la armadura y usarla convenientemente en el momento apropiado.

-El manto de la humildad. Aun los vencedores vestidos con toda la armadura de Dios, tienen sus peligros, y si se descuidan, pueden caer de cualquier altura de donde se encuentren; no importa el grado de madurez espiritual que se tenga. Dice 1 Co. 10:12: "Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga". El brillo de la armadura, puede deslumbrar al vencedor que se descuida, y en vez de mirar al Señor, se mira a sí mismo; no tiene conciencia de que su armadura no tiene protección para su espalda, en donde puede ser herido por los dardos del enemigo, dardos llamados orgullo; y ya herido, se va llenando de cierta aureola alrededor de sí mismo, y, sin darse cuenta, se va debilitando espiritualmente de tal manera que al final no tiene fuerzas suficientes para sostener la espada y el escudo (la Palabra de Dios y la fe), y como consecuencia viene el engaño en cuanto a la Palabra y en cuanto a la fe, y empieza a declarar que ya no necesita usar la espada y el escudo; y al final se despojará asimismo de toda la armadura. Entonces, ¿cuál es el remedio preventivo? Los reyes, los grandes de este mundo y los cristianos orgullosos, se cubren con un manto de púrpura, pero el manto del cristiano vencedor es la otra cara de la moneda; el manto que nos cubre la espalda de los dardos de la altivez, es la humildad, la pobreza en el espíritu. 1 Pedro 5:5b-6 dice: "5Y todos, sumisos unos a otros, revestíos de humildad; porque: Dios resiste a los soberbios, y da gracia a los humildes. 6Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios; para que él os exalte cuando fuere tiempo". El vestido de humildad es la vestidura de un esclavo en aptitud de servicio. El altivo hace alarde por encima de los demás; es despreciativo. El orgulloso se llena tanto de confianza en sí mismo, que llega el momento en que cree que ya no necesita usar la Palabra de Dios, la fe y la confianza en el Señor, y la armadura en general, y es enredado fácilmente en el engaño de toda índole. Todo guerrero necesita toda la armadura de Dios, pero vestido de humildad, "4porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, 5derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo" (2 Co. 10:4-5). La guerra contra los demonios no se hace con las habilidades de la carne; ni con fuerza carnal y física, ni con elocuencia natural, ni con humana sabiduría, ni derribando a las personas al piso en las reuniones; no estamos luchando contra los hombres. Por tanto, las armas deben ser espirituales, poderosas en Dios. Los dardos del enemigo van dirigidos a llenar nuestra mente de argumentos y razonamientos que nos inducen al chisme, a la búsqueda de faltas en nuestros hermanos, a la acusación, a la falta de perdón, al egocentrismo, al juicio injusto, a los celos y contiendas, al rechazo, a la amargura, a la lujuria; pero uno de los más fuertes y devastadores ataques viene del orgullo. En cambio, la Palabra de Dios nos insta a ser "unánimes entre vosotros; no altivos, sino asociándoos con los humildes. No seáis sabios en vuestra propia opinión" (Ro. 12:6). Debemos estar vigilantes, porque abundan los falsos ropajes de humildad.
Dice Mateo 5:3:
"Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos". Con este versículo, el Señor en el sermón del monte comienza la descripción de la verdadera naturaleza de los que son aptos para participar en el reino de los cielos; y todas las características descritas, son el polo opuesto del cristiano orgulloso. Delante de Dios, el humilde tiene la posición más alta, porque refleja la llenura de Dios y de Su gracia; porque Santiago 4:6 dice: "Pero él da gracia. Por esto dice: Dios resiste a los soberbios y da gracia a los humildes". Entonces, amados hermanos, para que no nos deslumbre el brillo de la armadura y nos impida ver la verdadera naturaleza del enemigo, debemos taparla con el manto de la humildad.

-El amor. Por Su Santo Espíritu, el Señor nos ha dado dones espirituales, como herramientas para nuestro trabajo en esta era, y como anticipo de los poderes del siglo venidero; pero lo más excelente, importante y poderoso de todas las herramientas recibidas de parte del Señor es el amor del Padre. Muchos, como los corintios, buscan los dones exteriores, pero el amor es la manera excelente de ejercerlos, y es la expresión de Dios dentro de nosotros como vida y aliento. La naturaleza de Dios es amor (1 Juan 4:16), y la expresión de ese amor es lo que nos lleva a ser espirituales. Podemos tener una magnífica comprensión de la Palabra de Dios, podemos tener todos los dones espirituales, podemos comprender todos los principios del reino, podemos poseer una fe gigantesca, pero si carecemos del amor del Padre, nada somos. No hemos logrado comprender todavía lo suficiente y en su justa medida el capítulo 13 de la primera epístola a los Corintios. Cuanto más nos alimentemos de Cristo, más llenos somos de Su amor, porque Él, que es amor, se va apoderando de todo nuestro ser; no sólo del espíritu, sino también del alma y todas sus facultades, y hasta del cuerpo. El Señor ha venido a vivir dentro de nosotros para siempre; nunca se irá de nosotros; esta es Su casa; pero debemos buscar que Él nos llene de Su Espíritu y de Su amor para que le seamos fieles; Su amor nos libra del egocentrismo, y nos hace ver más allá de nuestro entorno físico. Saturados de Su amor, podremos tener la visión del tercer cielo, y predicarlo. Con el amor, podemos manejar la armadura de Dios con eficacia.


La sexta promesa
La Iglesia ha fallado, pero en la historia el Señor comenzó a restaurar todo lo que se había perdido en el cautiverio babilónico; por tanto comenzó el período de Filadelfia, del amor fraternal, los hermanos que, aunque con poca fuerza, guardan la Palabra de Dios, retienen firmemente lo que tienen y no niegan el nombre de Jesucristo. Es en Filadelfia donde mejor se expresa la realidad actual del reino de los cielos entre los creyentes neotestamentarios, y particularmente para los vencedores de Filadelfia hay hermosas promesas. Dice Daniel 4:26: "Y en cuanto a la orden de dejar en la tierra la cepa de las raíces del mismo árbol, significa que tu reino te quedará firme, luego que reconozcas que el cielo gobierna". En Filadelfia comenzamos a experimentar que el cielo gobierna en nuestras vidas. En la carta del Señor a Filadelfia encontramos una hermosa promesa para los vencedores, de ser guardados de la hora de la prueba, es decir, la gran tribulación que ha de ser manifestada sobre toda la tierra habitada (Mateo 24:21). Dice en Apocalipsis 3:10: "Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra". En este versículo y en el contexto de la carta vemos que los santos que guarden la palabra del Señor y no nieguen el nombre del Señor Jesucristo, es decir, no lo cambien por nombres denominacionales o de líderes religiosos, serán guardados por Dios de la gran tribulación en tiempos del gobierno del anticristo. No significa esto que algunos santos hayan de ser transformados y arrebatados al cielo antes de la gran tribulación, puesto esto sería creer en un rapto de la iglesia en dos etapas, pues la Iglesia de Cristo estará en la tierra durante todo el gobierno del anticristo. (Nota administrador: Creemos que el hermano Arcadio aquí tiene un concepto del rapto parcialmente errado. Los vencedores recibirán su cuerpo glorificado antes de la G.T., por lo que obviamente no podrán ser afectados aunque coyunturalmente tomen cuerpos terrenales durante ese periodo, para ministrar. Si es cierto, que el resto de la Iglesia pasará por la tribulación, si es que hay alguna. Pensamos con Stephen E. Jones y otros que la visión historicista del Apocalipsis es la correcta, por lo que la G. T. ya ha ocurrido; aunque puede que el alguna manera el ciclo profético se repita en el tiempo final; en cuanto al “polvo y el ruido” que Babilonia produzca al caer. Al día de escribir esta nota, 25-3-15, creemos que hemos asistido, hace como una semana, a la caída de Babilonia, mientras que la mayoría todavía están esperando a que comiencen los primeros capítulos del Apocalipsis, en cuanto a sellos, trompetas y copas; es decir, para ellos Apocalipsis no ha comenzado, para nosotros, estamos justo al final del mismo (cap. 18). Véase: http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/2015/03/hundimiento-de-la-kabala-khazara-y-el.html; http://josemariaarmesto.blogspot.com.es/2015/03/babilonia-ha-caido-problemas-futuros.html)


Columnas en el templo
"Al que venciere, yo le haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de allí" (Ap. 3:12a). Si los vencedores de Filadelfia logran retener firmemente lo que tienen, el Señor los hará columnas en el templo de Dios. En Filadelfia vencer es retener. Todos los santos neotestamentarios son piedras del templo del Señor, pero no todos llegan a ser columnas del templo de Dios. Hay que diferenciar la condición de ser columna del templo de Dios y el ser una simple piedra del edificio. El vencedor de Sardis será transformado en una piedrecita para el edificio de Dios, pero el de Filadelfia será una columna edificada en el templo de Dios. La columna es fundamental, no puede ser quitada sin que peligre la estructura misma de la edificación; es decir, que el vencedor de Filadelfia, que guarde la Palabra del Señor y no niegue Su nombre va, a recibir en el reino milenario el premio de ser un sostenedor del templo de Dios, y nunca más será quitado de allí. El vencedor sabe perfectamente que no pertenece a este mundo, que no habita aquí como si perteneciera a esta esfera. Una vez pertenecimos aquí, pero si somos vencedores, ahora no pertenecemos a este mundo. Al contrario, esta era es tan malvada, que los vencedores, ya como un ejército, vendrán con Cristo a ponerle fin (Apocalipsis 17:14; 19:14, 19-21). Ahora somos posesión de Dios, de Cristo y de la Nueva Jerusalén. Fuera de su hogar celestial, la vida del vencedor es la cruz y el vituperio. Hoy tiene poca fuerza, y mañana es una columna en el templo de Dios, por el poder del Señor.


El nombre de Dios
"Y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo" (Ap. 3:12b). Al vencedor de Pérgamo se le promete darle en el milenio una piedra con un nombre escrito, pero al vencedor de Filadelfia se le hará una columna sobre la cual serán escritos tres nombres: el de Dios, el de la Nueva Jerusalén y el nuevo de Cristo, como señal de pertenencia a Dios, de herencia eterna y de testimonio de Cristo y de que se ha hecho uno con Dios, con la Nueva Jerusalén y con el Señor; todo lo cual se cumplirá en el reino milenario. Llevar el nombre de Dios significa que Dios fue formado en ti; llevar el nombre de la Nueva Jerusalén significa que haces parte de la Ciudad Santa, porque ha sido también formada en ti, y llevar el nombre nuevo del Señor significa que el Señor se ha formado a Sí mismo en ti, en tu experiencia, en tu andar. En resumen, Filadelfia es la única iglesia que es completamente aprobada por Dios. Filadelfia no niega el nombre del Señor; los hermanos de Filadelfia no se apellidan con otros nombres; en Filadelfia no hay bautistas, ni presbiterianos, ni pentecostales, ni puritanos, ni cuadrangulares; sencillamente son de Cristo, son cristianos, y en consecuencia reciben una preciosa promesa de que será escrito sobre ellos el nombre de Dios, el nombre de la ciudad de Dios y el nuevo nombre de Cristo.


El nuevo nombre de Cristo
"Y mi nombre nuevo" (Apo. 3:12b). El vencedor de Filadelfia recibirá un premio especial, el nuevo nombre del Señor Jesucristo. El nombre del Señor es el Señor mismo; lo cual significa que Cristo es pertenencia del creyente vencedor. El nombre del Señor ha sido forjado en el creyente vencedor. ¿Cuál es el nombre nuevo de Cristo? Tú conoces el nombre nuevo de Cristo cuando experimentas de una manera nueva al Señor. Para muchos santos ya Cristo se ha vuelto viejo, se ha vuelto algo así como una vida religiosa rutinaria; pero si tomas la decisión de vencer, Cristo llegará a ser nuevo para ti; siempre será tu alimento fresco. El vencedor de Filadelfia retiene el nombre del Señor y la unidad del Cuerpo de Cristo. El vencedor de Filadelfia ha vencido la ruptura del Cuerpo de Cristo. Es un error pensar que para que haya unidad en la Iglesia es necesario que se lleve a cabo bajo la apariencia del ecumenismo. Mientras subsistan las divisiones denominacionales y sectarias no puede haber unidad. Es un error pensar que para que haya unidad en la Iglesia necesariamente debe haber uniformidad. Una cosa es la uniformidad externa y otra la verdadera comunión del Espíritu. Hay énfasis doctrinales que no revisten carácter fundamental, y que por ende no afectan la salvación ni rompen la unidad del Cuerpo; y hay denominaciones que se han formado y se han apartado del resto del Cuerpo debido a que le han dado carácter fundamental a algo que la Escritura no tiene como fundamental ni afecta la salvación. A este respecto vale la pena traer a colación las palabras del hermano Martín Stendal, en relación con la Iglesia: 'A través de la era de la Iglesia, ha habido muchos individuos y grupos involucrados en "guerras" y con "sangre" en sus manos, que sí han intentado edificar el Templo del Señor a la manera de determinada denominación, grupo o movimiento organizado. Estos intentos han terminado por edificar monumentos muertos, en vez de unir piedras vivas que serían una verdadera luz para las naciones. El hombre mide el éxito por el número de "fieles", o por las instalaciones, o por los éxitos terrenales cuando Dios lo mide por la justicia y la rectitud en el corazón, y por obediencia a Su ordenanza y a Su Palabra'.*(1) También dice el hermano Grau: "Los mismos reformadores no intentaron fundar una nueva religión, ni siquiera una nueva Iglesia. Tanto ellos como nosotros tenemos un solo Maestro. El mensaje de la Reforma no nos dice que nos hagamos luteranos o calvinistas, sino cristianos".*(2)

*(1) Martín Stendal. El Tabernáculo de David. Colombia para Cristo. 1998.
*(2) José Grau. Catolicismo Romano - Orígenes y Desarrollo. E.E.E.. 1987, pág. 543


Además, como lo hemos venido estudiando en la Palabra de Dios, el grado de madurez y santidad de los hermanos bíblicamente no es uniforme, ni tampoco se debe esperar uniformidad en el procedimiento y el orden.
Ni aun en los vencedores hay uniformidad espiritual. En el reino, unos recibirán mejores recompensas que otros. La posición en el reino y aun en la eternidad en el nuevo cielo y la nueva tierra, depende y es producto de nuestra vida terrenal después de haber creído. Ser vencedor requiere sacrificio, obediencia y entrega, y cuanto más se escale aquí, se traduce en que tendremos un nivel mayor en el reino y en la eternidad. Cada vez tenemos más claro que nuestra vida y andar con Cristo no se debe tomar livianamente.
Cuando se habla de vencedores es porque hay creyentes derrotados.
Los que vencen son los cristianos espiritualmente normales; los demás hermanos siguen siendo nuestros hermanos, pero son espiritualmente anormales. "Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. ¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios?" (1 Juan 5:4,5).