
AVANZAMOS MÁS ALLÁ DEL BLOG FINISTERRE. CRUZADO EL JORDÁN, EL REMANENTE FIEL ESPERA EL APOTEÓSICO DERRAMAMIENTO FINAL DE LA FIESTA DE TABERNÁCULOS, PLENITUD DE PENTECOSTÉS, EL MEJOR VINO DEL FINAL, ¡LA MANIFESTACIÓN DE LOS HIJOS DE DIOS! // "La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera, ha dicho Yahweh de los Ejércitos; y daré paz en este lugar...". Hg. 2:9 // "No estoy diciendo, 'regresemos a Pentecostés'; estoy diciendo, '¡avancemos!'” (G.H.Warnock)
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AMOR INTERNO QUE NUNCA PIERDE A DIOS - DESCUBRIMIENTO O REVELACIÓN INTERNA - ARMONÍA CON DIOS, Sorbos Místicos, Miguel de Molinos
DOS EXPERIENCIAS ESPIRITUALES: DELEITE Y ARIDEZ (Sorbos Místicos), Miguel de Molinos
DOS CLASES DE ORACIÓN versus TABERNÁCULO (Sorbos Místicos-Miguel de Molinos), José (Administrador)
DOS CLASES DE ORACIÓN (Miguel de Molinos)
¿Qué es la oración?
La oración es el ascenso de la mente hacia Dios.
Él está por encima de todos nosotros y no lo podemos ver; por tanto, conversamos con Él. Conversar con Él es la manera más sencilla de oración; pero es una clase de oración que es esencialmente discurso mental con Dios. Aquí la razón, la meditación y el pensamiento desempeñan un papel de importancia. Aquí uno piensa en Dios.
Pero cuando el creyente fija su atención en el rostro de su Señor, sin exigir consideración ni razonamiento; sin necesidad de pruebas para convencerse de nada, eso es una oración más alta. Aquí uno contempla a Dios. Ésa es una práctica más pura (sin mezcla).
Cuando el barco llega al puerto se ha acabado el viaje, ¿no es así? De igual forma, para que alcancemos realmente a Dios, tenemos que usar algún medio para llegar a Él; pero una vez establecidos esos medios y una vez alcanzado su fin, dejamos de lado los medios; es decir, abandonamos el método (bajamos del barco).
Algunas veces, la oración racional es un buen lugar para comenzar. Sin embargo, la oración racional no es más que un método para llevarnos a una relación más profunda y sosegada con nuestro Señor. Cuando llegamos a este segundo nivel de oración, le ponemos fin a toda discusión racional, y en lugar de hacerla, descansamos (reposamos). Estamos aquí en una sencilla visión de Dios: verlo, amarlo (rechazando muy delicadamente todas las imágenes que vengan a la mente). Esta es una oración más llena de sentido. La mente permanece tranquila en la presencia divina. Dentro de nosotros todo se halla recogido, centrado y fijado por completo en Él.
Ya que quieres buscar una forma más profunda de caminar con tu Señor, te conviene dejar a un lado pronto las cosas inteligibles. En resumen, déjalo todo a un lado y lánzate al seno de un Dios amoroso. Este Señor tuyo terminará restaurando todo cuanto has abandonado, al mismo tiempo que aumentará tu fortaleza y poder (hablo de un poder para amarle con mayor ardor). A su vez, ese amor te va a mantener en todas las circunstancias que se te presenten en la vida. Puedes estar seguro de que el amor que vas a derramar en Él (un amor que solo Él mismo puede darte y te dará), vale más que todas las acciones que puedas realizar jamás.
Es poco lo que puedes hacer por Dios. En esta vida es tan poco lo que vas a llegar a comprender realmente de Él, que no me importa lo sabio que seas, ni lo mucho que estudies. Pero, ¡oh!, sí le puedes amar grandemente.
(Extracto del libro 'Cien Días en el Lugar Secreto' - https://josemariaarmesto.blogspot.com/2014/12/100-dias-en-el-lugar-secreto-compilado.html)
COMENTARIO DEL ADMINISTRADOR
Si tomamos el tipo del Tabernáculo como el camino de acercamiento del hombre a Dios, vemos que fuera del Atrio se encuentran los incrédulos, quienes no tienen ni buscan relación alguna con el Creador o incluso ni le reconocen como tal.
El Atrio y el Lugar Santo, sin entrar en muchos detalles, ambos son lugares o fases en los que los hombres hacen algo para Dios.
En el Atrio (Pascua), donde estaban el Altar de Bronce y el Lavacro, el hombre se arrepiente, presenta ofrendas o sacrificios, ora y todo está centrado en él mismo hombre. Todo es hecho a la luz externa del sol, sin dirección interior apreciable. Es una ministración básicamente en la carne, en nuestra propia mente. Nuestros sentidos espirituales aún no se han abierto.
La crisis del Bautismo del Espíritu Santo, (y Fuego, para quienes, en obediencia, ceden a las pulsiones internas del Espíritu, de conducirlos al desierto para ser probados y transformados), rompe el primer velo (segundo velo, si consideramos el velo o puerta que conduce al Atrio) y nos acerca aún más a Dios, para ministrarle en el Lugar Santo (Pentecostés) a la luz interna de la Menorá (el Espíritu-espíritu), en la Mesa de los Panes y en el Altar de Oro del Incienso. También se ministra a los hombres en una compulsión de obras muertas o carnales o, en el mejor de los casos, en una mezcla carne-espíritu (Pentecostés es una fiesta con levadura, ver Lev. 23: 17). Empezamos a escuchar y ver por el espíritu. Aquí los que recibieron el don de lenguas, pueden orar en el espíritu sin que su mente intervenga y manipule la oración. Esta oración en lenguas es algo muy parecido a la oración del silencio o de contemplación, pues niega la interferencia del alma (mente-pensamientos, emociones, voluntad-deseos).
En ambos, Atrio y Lugar Santo, es el hombre haciendo. Los hijos 'dando' al Padre. Esto es religión.
La Crisis del Jordán (sepultura, muerte y resurrección subjetivas o por experiencia) rasga el segundo velo, que es nuestra carne (tercer velo, si contamos la puerta de entrada al Atrio como el primero); y parte, separa o divide el alma del espíritu, permitiéndonos discernir ambos, pudiendo empezar a diferenciarlos más y más. Estamos ahora en el Lugar Santísimo (Tabernáculos, fiesta sin levadura, sin mezcla). La luz ya no es la externa del sol ni la interna del Espíritu, sino la aún más interna de la gloria de Dios, de su presencia o Shekinak. Aquí todo está en sosiego, silencio, soledad y oscuridad exterior. Hemos llegado al encuentro con Él que amaba y buscaba nuestra alma y lo hemos asido para no volverlo a soltar. Ya no ha lugar a ningún tipo de acción humana, solo Dios obra allí sin concurso nuestro alguno.
Aquí, por fin, las cosas son como debieran: el Padre obrando para sus hijos y no los hijos para su Padre. Esto es espiritualidad, adorar al Padre en espíritu (no en la carnalidad del alma) y en verdad (conforme la Palabra nos instruye y no según nuestros gustos personales y/o denominacionales). Hemos cruzado el Jordán y entrado a la Tierra Prometida, al reposo o shalom de Dios, donde los pensamientos, palabras y acciones, cada vez más, son solo los del Padre. Como Jesús, no diremos sino las palabras que oigamos del Padre y no haremos sino las obras que le veamos hacer a Él.
JOSÉ
Libro: GUÍA ESPIRITUAL, Miguel de Molinos
- La primera y principal es no poder contemplar, y si se puede contemplar, es con notable inquietud y fatiga, mientras ésta no provenga de la indisposición del cuerpo, ni desazón del natural, ni de humor melancólico, ni sequedad nacida de la falta de preparación.Se debe de saber que no es ninguna de estas faltas, sino vocación verdadera, cuando se le pasa un día, un mes y muchos meses sin poder discurrir en la oración.
Llévala el Señor al alma por la meditación, -dice la santa madre Teresa- y queda el entendimiento muy inhabilitado para meditar en la Pasión de Cristo, que como la contemplación es todo buscar a Dios, cuando una vez se halla, y queda acostumbrada el alma, por obra de la voluntad, a volverle a buscar, no quiere cansarse con el entendimiento (Morada VI, Capítulo 7).- La segunda señal es que aunque le falte la devoción sensible, busca la soledad y huye de la conversación.- La tercera, que la lectura de los libros espirituales le suele dar fastidio, porque no le hablan de la suavidad interior, que está dentro de su interior, sin que ya lo conozca [los libros no le aportan nada nuevo].- La cuarta, que si bien está privada del discurso, a pesar de todo eso, se halla con propósito firme de perseverar en la oración.- La quinta, reconocerá un conocimiento grande y confusión de sí misma, aborreciendo la culpa y haciendo de Dios más alta estima.
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- Estás tan vivo, que si por ventura caminando te detienen el paso, o estorban el camino, sientes el infierno.
- Si te niegan lo debido o se oponen a tu gusto, te embraveces con sentimiento.
- Si ves algún defecto en el prójimo, en vez de compadecerle y pensar que estás sujeto a la misma caída, le reprendes con imprudencia.
- Si deseas algo de comodidad propia y no la puedes alcanzar, te melancolizas y te llenas de amargura.
- Si recibes del prójimo algún pequeño agravio, te alteras y lamentas.
Los que predican con celo y desengaño, predican a Dios: los que predican sin Él se predican a sí mismos.
Aquellos que predican la Palabra de Dios con espíritu, la imprimen en el corazón; los que la predican sin él, llegan sólo al oído.
Es un principio constante que la sabiduría divina engendra humildad, y la que es adquirida de los doctos engendra soberbia.
Por el camino de la nada has de llegar a perderte en Dios, que es el último grado de la perfección; y si te sabes perder así, serás dichoso, te ganarás y te volverás a hallar. En esta "Oficina de la Nada" se fabrica la sencillez, se halla el recogimiento interior e infuso; se alcanza la quietud y se limpia el corazón de todo tipo de imperfección.
HUMILDAD y SOLEDAD (Sorbos Místicos), Miguel de Molinos
HUMILDAD
La persona verdaderamente humilde siempre halla excusa para defender al que le mortifica, por lo menos en la intención sana. ¿Quién se enojará, pues, con el bien intencionado?
SOLEDAD
100 DÍAS EN EL LUGAR SECRETO (compilado por Gene Edwards) - Sorbos Místicos - PDF
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