La Pascua y la Fiesta de los Tabernáculos
La
respuesta simple es que Dios ya nos ha imputado justicia por la fe.
Tener nuestros pecados cubiertos ya nos ha dado una justificación
y
santificación
posicionales
en
lo que se refiere a la Ley. Esta es la provisión de Dios para la
Iglesia entre Egipto y la Tierra Prometida. Israel comenzó su viaje
en la Pascua, 15 de abib,
en un lugar llamado Sucot (Ex.
13:20).
Sucot
significa "cabaña",
y representa la Fiesta
de las Cabañas o Tabernáculos.
Del
mismo modo, Israel debía habitar en tabernáculos (tiendas) durante
todo su tiempo en el desierto, como una lección para la iglesia del
NT, de que no debían construir casas denominacionales en el
desierto. Ellos tenían que entender que ellos estaban en un
tiempo de movimiento y viviendas temporales, porque iban a seguir
aprendiendo y creciendo espiritualmente a través de su experiencia
en el desierto. Una denominación tiende a establecer una casa
doctrinal fija, donde la gente se asienta permanentemente y no
son capaces de aprender las lecciones del próximo oasis más
adelante en el desierto, a donde la columna de fuego les puede
conducir.
Así
que la Fiesta de las Cabañas (Tabernáculos) fue diseñada para
enseñar a Israel esto. Leemos de ello en Lev.
23:42-44,
42
Vivirás
en cabañas durante siete días; todos los nacidos en Israel vivirán
en tabernáculos, 43 para
que vuestras generaciones sepan que yo tuve a los hijos de Israel
viviendo en cabañas cuando los saqué de la tierra de Egipto.
Yo soy Yahweh tu Dios. 44 Así habló Moisés a los hijos de Israel
los
tiempos designados por Yahweh.
Creo
que esta fue la razón por la que Israel comenzó en Sucot,
que fue su primer campamento (después de salir de Ramesés). Esto
nos enseña que debemos tener el objetivo en mente, incluso desde
que dejamos la casa de servidumbre y comenzamos nuestro viaje a
la Tierra Prometida. Nos enseña también que podemos disfrutar de
una justicia imputada a lo largo de nuestro viaje, y, en ese sentido,
podemos vivir la vida del Reino, incluso mientras todavía estamos en
el desierto.
Es
evidente, sin embargo, que los israelitas no se vieron a sí mismos
como viviendo en el Reino. Sino que murmuraron y se quejaron
gran parte del tiempo, lo que demuestra que no tenían la
capacidad de ver más allá de sus circunstancias. Cuando se
quedaban sin comida, solo veían la panera vacía. Cuando se quedaban
sin agua, solo veían la cantimplora vacía. Se les hacía difícil
ver la presencia de Dios en tiempos de escasez y adversidad. No
entendían que tenían la autoridad, incluso como lo hizo Moisés, de
ordenar dar agua a la roca (Nota
no del traductor:
Creemos que esta autoridad tal vez no esté disponible al antojo,
sino solo cuando se reciba una orden previa ex profeso o palabra
rhema,
tal
como Moisés la recibió).
Moisés
fue el que más cerca estuvo de vivir la vida del reino, ya que se
suponía que debía ser vivida. Pero incluso él se quedó corto al
final, aunque Caleb y Josué heredaron la promesa. Caleb
y Josué son tipos de los vencedores
que manifiestan el tercer
nivel de fe que
viene por "vivir en las cabañas" en el desierto
(dependencia
total en Dios).
Aun así, no se les permitió entrar en la Tierra Prometida, sin el
resto del cuerpo (nación) en sí. Tuvieron que esperar a los tiempos
señalados, porque esto no es solo un asunto individual,
sino también una obra
corporativa.
Del
mismo modo, ha habido muchos vencedores en todas las épocas pasadas,
incluidos los enumerados en Hebreos 11. Pero todos ellos murieron sin
haber recibido las promesas, a pesar de que ganaron la aprobación de
Dios (Heb
11:39).
¿Por qué?
40
porque
Dios había provisto algo mejor para nosotros, porque ellos no debían
ser perfeccionados aparte de nosotros.
Caleb
y Josué descubrieron esto también. Los vencedores de todas las
edades pasadas no podían ser perfeccionados en su propio tiempo de
vida aparte de nosotros. Tenemos que entrar en la Tierra Prometida
juntos a una hora determinada, conocida como la Fiesta de los
Tabernáculos.
Aunque
estamos sujetos al tiempo ("los
tiempos señalados del Señor"),
también somos personas que están aprendiendo a poner a muerte al
hombre viejo y seguir al Espíritu. ¿Podemos obtener la perfección?
No lo puedo decir con certeza, porque ir más allá de una justicia
imputada y la santificación está aún más allá de mi experiencia.
Pero
sin embargo, sé
que yo habito en cabañas, en el desierto,
y tengo a mi disposición la autoridad del Reino como si ya estuviera
perfeccionado. (Todavía estoy aprendiendo a utilizarla por la fe).
Es
difícil enseñar aquello que está más allá de mi propia
experiencia. Por desgracia, mi experiencia todavía es limitada, así
que no conozco plenamente la totalidad en que nuestra autoridad pueda
ejercerse. Continuamente
aprendo a dominar las nuevas áreas, pero hay mucho más por venir.
En
este punto, no creo que la inmortalidad pueda lograrse avanzando
hacia la perfección. Creo que es más beneficioso para nosotros
aceptar por fe la justicia imputada y la santificación que ahora
poseemos y vivir en consecuencia. Sea o no que esto se traduzca en
una transformación individual del cuerpo mortal a inmortal, es una
pregunta que no puedo responder por experiencia personal.
Más
allá de eso, yo creo que Dios ha establecido "tiempos
señalados", que se aplican a los cumplimientos históricos
para nosotros como un cuerpo de muchos miembros. Este hombre de la
nueva creación es un Cuerpo de personas, y no puede estar
completo hasta que cada uno haya tenido su oportunidad de vivir y
madurar como tal. Así que debemos vivir la vida resucitada aquí
y ahora por el poder de la justicia imputada, pero también hay un
tiempo señalado en la historia para una resurrección del grupo.
Pablo
escribió en Rom.
8:11
que "El
que resucitó a Cristo Jesús de entre los muertos también dará
vida a vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en
vosotros".
Yo creo que él tenía toda la intención de que nos apropiáramos de
este Espíritu Vivificante, aquí y ahora.
Debemos vivir por el Espíritu, y aunque reconocemos que estamos en
un momento de crecimiento y desarrollo, sin embargo, esto se hace
principalmente a través de la formación en el puesto de trabajo. En
otras palabras, hemos
de ejercer la autoridad espiritual que está disponible para
nosotros.
A
medida que maduramos, por supuesto, seremos capaces de utilizar una
mayor autoridad espiritual.
Debemos reconocer que Dios no quiere el poder para estar a la cabeza,
ni él confiará las llaves del Reino a alguien de tres años de edad
espiritual, para que dicha autoridad no sea mal utilizada.
En
mi opinión, la "vida" dada a nuestros cuerpos mortales por
su Espíritu va más allá de la inmortalidad. Realmente es más
parecido a una
forma de vida.
Estamos siendo entrenados para gobernar con Cristo y para juzgar al
mundo con justicia.
Para ello,
tenemos
que aprender a pensar
como Cristo, actuar
como Él, hablar
solo sus palabras, y hacer
solo
lo que Él haría. Debemos conocer
su voluntad y también su Plan para el Universo
en su conjunto. Cuanto más entendamos de Él y de su intención para
la Creación, mejor equipados estaremos para ejercer la autoridad en
su nombre como una bendición, y no como una maldición para los
demás.
Pentecostés
es a la vez una experiencia y un tiempo de aprendizaje.
En Hechos 2 vemos la experiencia, pero en la Edad Pentecostal
vemos el periodo de formación basado en el tiempo.
Muchos han entendido la experiencia, pero realmente no han entendido
el propósito del TIEMPO.
(Extracto del cap. 11 de la "Epístola a los Santos en Roma" del Dr. Stephen Jones)