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RELACIONES SOCIALES SANAS / ENFRENTÁNDOSE A LA TENTACIÓN / (Sorbos Místicos), François Fenélon




RELACIONES SOCIALES

Permite que tus amigos vayan y vengan como les plazca. Si alguien dice algo para ofenderte, pon a un lado lo que han dicho sin pasarte todo el día pensando en ello. A medida que esperes menos de los demás, aprenderás a ser más afable y más útil para con todos.

¡Cuán cerca estamos uno del otro cuando estamos todos unidos a Dios! ¿No se hacen más fáciles tus relaciones cuando tienes la visión de hacer la voluntad de Dios? ¿Quieres, pues, encontrar verdaderos amigos? Busca a tus amigos solo en Dios. Él es la fuente de la amistad verdadera y eterna. 

¿Quieres escuchar y hablar con estos amigos? Entonces sumérgete en silencio en el seno de Aquel que es la vida misma de aquellos que hablan y viven la verdad. En Él hallarás cumplido todo honorable deseo. En Él está la perfección... comparada con la imperfección que encuentras en todas las relaciones que se encuentran fuera de Él.

Necesitas encontrar un equilibrio entre estar completamente apartado de las relaciones sociales y pasarte todo el tiempo testimoniando a otros. Necesitas hallar un equilibrio sano entre cuidar de tus propias necesidades y cuidar de las necesidades de otros. Puedes resolver este equilibrio considerando varios factores: ¿Necesitas tiempo para renovar tu espíritu? ¿Te encuentras sano? ¿Cuánto tiempo tienes? ¿Cómo parece que Dios te está guiando? Es bueno considerar las necesidades de la mente y del cuerpo; luego mira cómo podrías usar mejor el tiempo que te resta

¿Qué tiene de bueno estar con una persona a la cual no le eres de ninguna utilidad, cuando hay otros a los que podrías ayudar? Por supuesto, si tienes una obligación hacia esa persona en base a una amistad, o una relación, entonces deberías quedarte. Si no fuera así, trata a esa persona honorablemente y sigue tu camino. No tienes que hacer las cosas más difíciles para ti en el nombre de la cruz. Si hay alguien ante cuya presencia no te sientes bien, entonces no lo hagas a menos que te pida que le visites.

No te ausentes o seas sociable desde tu propio egocentrismo. No cabe duda de que tu propio interés estará entremezclado con tu decisión, pero solo haz lo que veas que es mejor. Como estás tan desgastado, creo que lo mejor es que te tomes tanto tiempo como puedas para refrescarte. Ama más y sufre menos.



ENFRENTÁNDOSE A LA TENTACIÓN

Hablemos de los errores en los que te permites caer. No estoy hablando de pecados patentes... desobedecer deliberadamente a Dios en asuntos capitales no es por lo general problema con el que trate cada día un cristiano entregado. Estoy hablando de no detener una palabra dura, o ser deliberadamente pendenciero. Gozas de cierta medida de control sobre estas cosas, pero te permites hacer lo que se te antoja.

Cuanto más cerca estés de Dios, tantas más cosas miserables hallarás en tu corazón. Esto no es algo negativo... Dios lo permite para que pierdas confianza en ti mismo. Algo habrás avanzado cuando puedas mirar a tu corrupción interna sin ansiedad o desánimo y confiar simplemente en Dios. Pero no deberías meterte en tentación.

Hay dos recursos contra la tentación. Uno, ser fiel a Dios dentro de ti. Evita todo lo que sea mejor evitar. Naturalmente, no siempre eres capaz de evitar estas situaciones, pues algunas son llevadas ante ti por Dios y no te hará bien que huyas de ellas. El segundo recurso es volverte a Dios cuando seas tentado. Si ves que has consentido a medias a la tentación, entonces dirígete de cabeza a Dios. Toma el ejemplo del niño que oculta su rostro en el seno de su madre tan pronto como ve algo que le asusta.

Practica mantenerte en la presencia de Dios para que seas capaz de responder a su guía de inmediato. De cierto modo, hay poco que hacer al cumplir la voluntad de Dios. Verdad es que no retener nada a Dios ya es hacer bastante. El amor de Dios escudriña las moradas secretas del interior, buscando cualquier cosa que se resista a Él. 

Por otro lado, el cristianismo no se halla en una montaña de normas, ni en abstenerte de todo placer. Tan solo ríndete a Dios sin reservas. Vive en el momento actual. Deja que Dios haga lo que le parezca apropiado sin resistirle, y ponte de acuerdo con Dios sin tratar de justificar lo que tú deseas.

La tentación es una parte necesaria en una vida cristiana. No te inquietes ni siquiera por la tentación más vergonzosa. Mira a Dios y mora de continuo en su presencia... evitará que tus pies tropiecen.


(Por gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)

EL QUE CREE ESTAR FIRME / VIVIR EL AHORA SIN PREOCUPARSE, Oswald Chambers




"Llegó la noticia a Joab y porque también Joab se había adherido a Adonías, 
si bien no se había adherido a Absalón".
1 Reyes 2:28
Joab soportó la prueba más grande de su vida y permaneció absolutamente leal a David en lugar de seguir al fascinante y ambicioso Absalón. Sin embargo, hacia el final de sus días se adhirió al cobarde Adonías. Mantente siempre alerta al hecho de que allí donde una persona se ha vuelto atrás es exactamente donde cualquiera podría descarriarse (ver 1 Corintios 10:1-13) Tal vez acabas de salir airoso de una gran crisis, pero ahora debes estar atento a lo que parece tentarte menos. Cuídate de pensar que las áreas en las que has triunfado en el pasado son las que tienen menos probabilidad de hacerte tropezar y caer.

Somos propensos a decir: "De ninguna manera es probable que, después de haber atravesado la crisis más grande de mi vida, ahora me vuelva a las cosas del mundo". No trates de predecir de dónde vendrá la tentación. El verdadero peligro está en lo improbable. Es después de una gran experiencia espiritual que lo menos probable se hace sentir. Tal vez no sea algo que ejerza una influencia dominante sobre ti, pero recuerda que se encuentra ahí y, si no estás prevenido, te hará tropezar.

¿Has permanecido fiel a Dios durante las pruebas grandes e intensas? Ahora cuídate de las corrientes ocultas. Pero no caigas en una introspección enfermiza ni mires hacia adelante con temor, sino mantente alerta. Y que tu memoria se conserve despierta delante de Dios. La fortaleza que no se vigila en realidad es una doble debilidad porque es allí donde las tentaciones menos probables minan tu fuerza. Los personajes de la Biblia tropezaron en sus puntos fuertes, nunca en los débiles"Guardados por el poder de Dios", 1 Pedro 1:5. Esta es la única seguridad.



La parábola de Jesús acerca de los talentos, narrada en Mateo 25:14-30, nos advierte sobre la posibilidad de juzgar mal nuestra capacidad. Esta parábola no tiene nada que ver con los dones y habilidades naturales, sino con el don del Espíritu Santo, como fue dado por primera vez el día de Pentecostés. Nunca debemos medir nuestra capacidad espiritual por la educación o el intelecto, sino por las promesas de Dios. Si obtenemos menos de lo que Él quiere para nosotros, en poco tiempo lo calumniaremos como hizo el siervo con su señor: "Esperas de mí más de lo que me das poder para hacer. Me exiges demasiado, no puedo serte fiel en el lugar donde me colocaste". Cuando se trate del Espíritu Omnipotente de Dios, jamás digas: "No puedo", y no le des cabida nunca al tema de las limitaciones de tus habilidades naturales. Dios espera que la obra del Espíritu Santo se manifieste en nosotros, si ya hemos recibido a su Espíritu.

El siervo se justificó en cada una de sus acciones y condenó a su señor en todos los puntos: "Lo que me exiges está fuera de toda proporción con lo que tú das". ¿Hemos estado calumniando a Dios al atrevernos a preocuparnos, cuando Él ha dicho: "Buscad primeramente el reino de Dios y su justicia y todas estas cosas os serán añadidas", Mateo 6:33? Preocuparnos significa exactamente lo que este siervo insinuó: "A mí no me han dado una oportunidad adecuada". El perezoso espiritual critica a Dios, pues la gente perezosa siempre culpa a los demás.

Nunca olvides que nuestra capacidad y habilidad en los asuntos espirituales se mide por las promesas de Dios. ¿Puede Dios cumplir Sus promesas? Nuestra respuesta depende de si hemos recibido o no el Espíritu Santo.



"¿Tanto tiempo hace que estoy con vosotros y no me has conocido, Felipe?" Juan 14:9
El Señor debe asombrarse de nosotros una y otra vez por nuestra falta de sencillez. Nuestras opiniones personales son las que nos vuelven torpes y lentos para entender. Sin embargo, cuando somos sencillos, nunca somos necios y constantemente tenemos discernimiento. Felipe esperaba la revelación de un misterio extraordinario, pero no en Jesús, la persona a quien creía conocer. El misterio de Dios no radica en lo que sucederá en el futuro, sino que está en el presente, aunque nosotros lo buscamos en un futuro cercano, en un acontecimiento sobrecogedor y trascendental.

No somos renuentes a obedecer a Jesús, pero es muy probable que le estemos causando dolor con las preguntas que le hacemos: "Señor, muéstranos el Padre", Juan 14:8. Su respuesta no se hizo esperar: "¿No, puedes verlo? Él siempre está justo aquí, no hay otro lugar donde puedas encontrarlo". Esperamos que Dios se manifieste a Sus hijos, pero Él lo hace solamente en ellos. Y mientras otras personas pueden ver la evidencia, los hijos de Dios no. Queremos ser totalmente conscientes de lo que Él está haciendo en nosotros, pero no podemos tener esa plena conciencia y al mismo tiempo seguir siendo razonables o equilibrados en nuestras expectativas acerca de Él. Si todo lo que le estamos pidiendo son experiencias, o si el camino se bloquea cuando no nos hacemos conscientes de ellas, entonces herimos al Señor. Las preguntas mismas que le formulamos lo hieren porque no son las preguntas de un hijo.

"No se turbe vuestro corazón", Juan 14:1, 27. ¿Estoy hiriendo a Jesús al permitir que mi corazón se turbe? Si creo en Él y en Sus atributos, ¿vivo de acuerdo con mis creencias? ¿Permito que algo perturbe mi corazón, o le doy cabida a preguntas malsanas? Debo llegar a una relación plena, sin restricciones, en la que reciba todo tal como venga de Él. Dios jamás nos guía para un futuro cercano, sino que siempre nos guía ahora. Comprende que el Señor se encuentra aquí, ahora y recibirás libertad inmediata.

Tu única responsabilidad es la de mantenerte en un contacto vivo y permanente con Dios y la de cuidar que nada estorbe tu cooperación con Él. La libertad que experimentaste después de la santificación es la libertad de un hijo y lo que sujetaba tu vida desaparece. Pero, ten cuidado de recordar que has sido libertado con el único propósito de estar absolutamente consagrado a Aquel que es tu compañero de trabajo.

No tenemos ningún derecho a decidir cuál es el lugar donde Dios nos debe colocar, o a tener ideas preconcebidas con respecto a aquello para lo cual Él nos está preparando. Dios está a cargo de todo. Dondequiera que nos ubique, nuestro único objetivo debe ser derramar nuestras vidas con una devoción incondicional a Él en aquella obra en particular. "Todo lo que te venga a mano para hacer, hazlo según tus fuerzas", Eclesiastés 9:10.



LA SENDA DE LA FE
No te preocupes del futuro ... la preocupación ahoga la obra de la gracia dentro de ti. Cuando Dios te dé consuelo, disfrútalo. Mírale sin parar. Disfruta Su provisión día a día como los israelitas recibían su maná. No intentes acumular nada.

Hay dos peculiaridades en cuanto al camino de la fe. La fe discierne a Dios detrás de todas las circunstancias que tratan de ocultarlo. La fe también te sostiene en un estado de incertidumbre. Quiero que te des cuenta de lo ininterrumpidamente que te sentirás suspendido en el aire (caminar sobre el agua) sin que se te permita caminar sobre tierra firme (regresar a la barca). El consuelo que hallas en este momento será del todo inadecuado para el siguiente instante.

Deja a Dios actuar en tu vida del modo que a Él le parezca mejor. Todo lo que debes hacer es ser fiel a lo que Él te pide. Dios quiere que dependas de Él de un instante al otro. Las tinieblas y la incertidumbre de la senda de tu vida deben llevarte a un pacífico descanso en Él.

Es una verdadera muerte confiar en Él aun sin ver adónde te conduce. Es una muerte silenciosa que toma lugar sin mucho bombo y platillo. Morir a ti mismo se dejará sentir como un fuego lento. El final llega de una forma tan sutil e interior, que a menudo está tan oculto de ti como de los que saben por lo que estás pasando.

Cuando Dios se lleva cosas tuyas, sabe cómo y cuándo reponerlas. Luego puede que te las devuelva por medio de Sí Mismo o a través de otros. Puede Él levantar hijos de las piedras. Así pues come tu pan diario sin pensar en el mañana ... baste a cada día su propio afán. (Mateo 6:34) El mañana se ocupará de sí mismo. Aquel que hoy te alimenta es el mismo que te alimentará mañana. El maná caerá del Cielo en medio del desierto antes de que los hijos de
Dios deseen cosa alguna.

(Por gentileza de E. Josué Zambrano)

PRIMERA DE JUAN, Cap. 2 / 4: Tentaciones, Dr. Stephen Jones





09 de enero de 2018




16 Porque todo lo que hay en el mundo, la lujuria de la carne, la concupiscencia de los ojos y el jactancioso orgullo de la vida, no es del Padre, sino del mundo. 17 Y el mundo pasa, y también sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.

Aquí, nuevamente, el apóstol nos lleva de vuelta a los orígenes del problema del mundo, que comenzó con la tentación en el Edén y el pecado de Adán y Eva. Cuando Juan habla de "todo lo que hay en el mundo", nos está dando un resumen del Cosmos que comenzó en Génesis 3:6,

6 Cuando la mujer vio que el árbol era bueno para comer, y que era un deleite para los ojos, y que el árbol era deseable para hacerse sabio, ella tomó de su fruto y comió; y ella también dio a su marido, y él comió así como ella.

Observe cómo Juan interpreta el evento de Génesis 3.

Cuando "la mujer vio que el árbol era bueno para comer", dice Juan que este fue el origen de "la lujuria [deseo] de la carne".

Cuando ella vio "que era un deleite para los ojos", dice Juan que este fue el origen de "la lujuria [concupiscencia o deseo] de los ojos".

Cuando ella vio "que el árbol era deseable para hacerlo sabio", dice Juan que este fue el origen del "jactancioso orgullo de la vida".

Estos tres deseos carnales formaban las tres raíces del "árbol", por así decirlo. No hay nada malo con la buena comida, las vistas agradables o la sabiduría. El problema viene cuando cada uno los busca a través de la desobediencia, dándoles prioridad sobre la Palabra de Dios y convirtiéndolos en ídolos del corazón.

Los grupos ocultos enseñan que Dios estaba siendo malo al negar a Adán y Eva cierto conocimiento y placer, y por eso resienten las restricciones que Dios les impuso. Ellos difaman a Dios por su mezquindad y atraen a la gente al prometer darles lo que Dios no quiere. Por lo tanto, se reúnen para pecar, y a medida que profundizan en la esclavitud, sus pecados se vuelven cada vez mayores, hasta que finalmente se involucran en la tortura y el sacrificio humano.


Las tres tentaciones en el desierto
Al comienzo del ministerio de Jesús, fue llevado "al desierto para ser tentado por el diablo" (Mateo 4:1). Las tres tentaciones enumeradas en versículos posteriores muestran cómo Jesús venció donde Adán y Eva y sucumbieron. Mateo 4:3 dice, "vino el tentador y le dijo ..." así como el mismo tentador había venido a Eva en Génesis 3:1.

El orden de las tres tentaciones en Mateo 4 difiere de la historia según se narra en Lucas 4. En ambos casos, la primera tentación es la misma, pero la segunda y tercera se invierten en los dos relatos. Ni Mateo ni Lucas correlacionan la tentación de Jesús con el orden real de la tentación que se encuentra en Génesis 3:6. Solo la carta de Juan realmente usa el orden que se encuentra en Génesis.

El relato de Mateo:
1. Convierte estas piedras en pan (deseo de los ojos)
2. Tírate del pináculo (orgullo de la vida)
3. Adórame para obtener lo que deseas (deseo de la carne)

El relato de Lucas:
1. Convierte estas piedras en pan (deseo de los ojos)
2. Adórame para obtener lo que deseas (deseo de la carne)
3. Tírate del pináculo (orgullo de la vida)

Génesis 3:6 correlacionado con 1 Juan 2:16:
1. El árbol era bueno por el fruto (deseo de la carne)
2. El fruto era un deleite para los ojos (deseo de los ojos)
3. El deseo de ser sabio (orgullo de la vida)

Independientemente de cuál vino primero en la tentación de Jesús, las tres tentaciones tuvieron que suceder para que Jesús fuera "tentado en todas las cosas como nosotros" (Hebreos 4:15).


Venciendo los deseos de la carne
Usaremos el relato de Lucas. La primera tentación se da en Lucas 4:3,

3 Y el diablo le dijo: "Si eres el Hijo de Dios, di a esta piedra que se convierta en pan".

Jesús fue tentado por el deseo de buena comida. Después de que Jesús había ayunado durante un largo tiempo, cualquier comida se veía bien para Él. Por lo tanto, fue una tentación de "la lujuria [deseo] de la carne". Pero la refutó con la Palabra de Dios, citando Deuteronomio 8:3. Lucas 4:4 dice:

4 Y Jesús le respondió: Escrito está: "No solo de pan vivirá el hombre".

Moisés le había dicho a Israel que Dios los había traído al desierto para probar sus corazones y ver si guardarían o no Sus mandamientos (Deuteronomio 8:2). En el siguiente versículo, Moisés les dijo (Deuteronomio 8:3),

3 Y te humilló, y te dejó tener hambre, y te alimentó con maná que no conocías, ni lo sabían tus padres, para hacerte comprender que el hombre no solo vive de pan, sino de todo lo que procede de la boca de Yahweh.

Por lo tanto, Jesús entendió el propósito divino para ir al desierto, y Él venció donde Israel había fallado. La Palabra de Dios no solo tiene prioridad sobre todo deseo carnal, sino que también debemos vivir "por todo lo que procede de la boca de Yahweh".

Debemos tener una dieta balanceada, ya sea que comamos alimentos físicos o espirituales. Alimentar al cuerpo ("viejo hombre", como lo llamaría Pablo) no está mal, pero incluso eso debe estar sujeto a la Ley de Dios, de modo que también alimentamos al hombre espiritual ("hombre nuevo"). Todos haríamos bien en ser instruidos por las palabras de Jesús, porque muchos limitan su dieta espiritual a ciertas partes de la Palabra, como el Nuevo Testamento. Para entender el Nuevo Testamento, también debemos entender la Ley. Para entender la primera epístola de Juan, también debemos entender los primeros capítulos del Génesis.


Venciendo los deseos de los ojos
La segunda tentación se da en Lucas 4:5,6,

5 Y le condujo arriba y le mostró todos los reinos del mundo en un momento del tiempo. 6 Y el diablo le dijo: "Te daré todo este dominio y su gloria; porque me ha sido entregado y se lo doy a quien yo desee. 7 Por lo tanto, si adoras delante de mí, todo será tuyo".

Siendo el último Adán (1 Corintios 15:45), Jesús fue el verdadero Heredero del mundo. El pecado del primer Adán le hizo perder todo lo que le había sido confiado, ya que todo su patrimonio fue vendido en pago de su deuda por el pecado (Mateo 18:25). Entonces Jesús no refutó la afirmación del diablo de que "me ha sido entregado", porque esa parte era realmente cierta. La venta de esos bienes había sido parte del juicio legal por el pecado de Adán.

El diablo estaba tentando a Jesús a recuperarlo de la manera más fácil. La elección era obtenerlo rápidamente mediante la adoración al diablo o yendo a la Cruz y redimiéndolo con Su sangre. Jesús escogió el camino difícil y se negó a vender Su alma al diablo.

Aunque Jesús no refutó el reclamo legal del diablo sobre la herencia de Adán, tampoco trató de obtenerla de una manera ilegal. En cambio, citó Deuteronomio 6:13. Sin embargo, para apreciar bien Su refutación, debemos leer ese versículo en su contexto original. Deuteronomio 6:10-13 dice:

10 Entonces sucederá cuando Yahweh tu Dios te traiga a la tierra que juró a tus padres, Abraham, Isaac y Jacob, que te daría, a ciudades grandes y espléndidas que tú no edificaste, 11 y a casas llenas de todo bien que tú no llenaste, y cisternas cavadas que tú no cavaste, viñas y olivares que tú no plantaste, y comerás y te saciarás, 12 entonces cuídate, no sea que te olvides de Yahweh que te sacó de la tierra de Egipto, fuera de la casa de esclavitud. 13 Solo temerás a Yahweh tu Dios; y le adorarás y jurarás por su nombre.

Vemos aquí que Israel estaba a punto de recibir la herencia prometida: la Tierra de Canaán. Muchos años antes, algunos habían tratado de recibirla actuando en contra de la palabra de Dios (Números 14:40,41,42). Pero después de cuarenta años de prueba en el desierto, había llegado el momento de que Dios les diera la Tierra. Por lo tanto, Moisés les dijo que Dios estaba a punto de darles el Reino, pero que no deberían olvidar a Dios. Debían mantener sus prioridades en la alineación adecuada. La herencia debía permanecer subordinada a Dios mismo, y a Su Palabra.

Jesús entendió esto, por lo que no sucumbió a la segunda tentación. El diablo tentó a Jesús para obtener su herencia de una manera ilegal, violando el mandamiento de Dios. Pero así como se requirió que Israel esperara cuarenta años, así también se le exigió a Jesús que esperara. Incluso tuvo que posponer su propio ministerio durante cuarenta días mientras ayunaba en el desierto.

El paralelo es evidente entre Jesús e Israel. Bajo Moisés, a los doce espías se les había mostrado en sus ojos todas las bendiciones de la herencia prometida, mientras que a Jesús se le mostraron todos los reinos del mundo que eran Su herencia. Pero el hecho de que uno sea un verdadero heredero no le da licencia para tomar la herencia antes del tiempo señalado o de recibirla de manera ilegal.

El mismo Jacob estableció el mal patrón para sus descendientes cuando obtuvo la bendición de manera ilegal. Le mintió a su padre y se hizo pasar por Esaú (Génesis 27:19,24) para obtener lo que sabía que era suyo (Génesis 25:23). Jacob debería haber tenido fe de que lo que Dios había prometido era capaz de realizar. Jacob era un creyente, pero aún no era un vencedor. Entonces él también tuvo que ir al desierto durante 20 años (Génesis 31:41), la mitad del tiempo que sus descendientes pasaron en el desierto, para ser humillado y aprender la obediencia.

Se dice que los ojos son las ventanas del alma. Por lo tanto, mientras que la primera tentación se dirigió al cuerpo, la segunda se dirigió al alma a través del deseo de los ojos. Jacob vio su herencia y estuvo dispuesto a violar la Ley de Dios para obtenerla. Los israelitas vieron su herencia en la Tierra de Canaán, y algunos trataron de conquistarla después de que Dios les había condenado a pasar cuarenta años en el desierto.

Cuando Moisés finalmente les condujo a la frontera de Canaán, advirtió a Israel de que no se olvidara de Dios, después de recibir la herencia de una manera legal y en el tiempo señalado. La lección no solo era aplicable a su tiempo anterior, sino también después de haber recibido la herencia. Como sabemos por el libro de los Jueces, Israel olvidó la advertencia de Moisés, y por eso Dios trajo juicio sobre ellos a través de varias cautividades. Pero Jesús tuvo éxito donde Israel falló, porque a lo largo de Su ministerio, hizo solo lo que vio que hacía Su Padre. Él cumplió la Palabra todo el camino hasta la Cruz y más allá de ella, y de ese modo recibió gloria, honor y una herencia permanente.


Venciendo la tentación del orgullo
Lucas 4: 5,6 dice:

5 Entonces el diablo le llevó a la ciudad santa; y le hizo colocarse en el pináculo del templo, 6 y le dijo: "Si eres el Hijo de Dios, échate abajo; porque está escrito: 'Él dará a sus ángeles instrucciones a cerca de ti para que te guarden'; y 'en sus manos te sostendrán, no sea que te golpees tu pie contra una piedra' ".

Esta tentación es la tercera en el orden que se encuentra en Lucas 4. El diablo citó el salmo que el propio Moisés escribió. El Salmo 91:11,12 dice,

11 Porque él dará a sus ángeles acerca de ti, para que te guarden en todos tus caminos. 12 Te sostendrán en sus manos, para que no golpees tu pie contra una piedra.

Jesús refutó el tentador al citar a Moisés nuevamente en Deuteronomio 6:16,

16 No pondrás a prueba a Yahweh tu Dios, como le probaste en Masah.

Moisés se estaba refiriendo al incidente en Éxodo 17, donde la gente se quedó sin agua y estaba lista para apedrear a Moisés. A Moisés se le dijo que "golpeara la roca" (Éxodo 17: 6), y el agua fluyó de la roca hacia el pueblo. Entonces Éxodo 17:7 dice:

7 Y llamó el lugar Masah ["tentación, prueba"] y Meribá ["disputa, contienda"] a causa de la disputa de los hijos de Israel, y porque probaron a Yahweh, diciendo: "¿Está Yahweh entre nosotros o no?"

Desde la perspectiva de Dios, conociendo los corazones de la gente, los israelitas pensaron que Dios les había abandonado y que era por eso que se habían quedado sin agua. Cuando la adversidad golpea, la carne es tentada a asumir esto. Jesús dijo en Mateo 28:20, "he aquí, yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo". En otras palabras, Jesús prometió no abandonar a la Iglesia durante su tiempo en el desierto (no cuarenta años, sino cuarenta Ciclos de jubileo). Sin embargo, muchos se han sentido abandonados cuando han enfrentado la adversidad o cuando no han sentido Su presencia. Dios a menudo se esconde a Sí mismo para probar nuestros corazones de esa manera. Una cosa es tener fe en Dios mientras todo va bien; pero cuando las cosas parecen ir mal, o cuando ocurre una tragedia, o incluso cuando parece que no podemos escuchar la voz de Dios, entonces nuestra fe es verdaderamente probada. En tales ocasiones debemos volver a leer Mateo 28:20 y consolar nuestros corazones con Su Palabra, sabiendo que Él no romperá Su promesa a nosotros.

Jesús refutó al diablo al referirse a Deuteronomio 6:16. Mientras que Israel tentó a Dios cuando no tenían agua, Jesús se negó a hacerlo a Dios cuando no tuvo comida. Hay una manera correcta y una incorrecta de poner a prueba a Dios. Tirarse uno mismo de un pináculo es la manera incorrecta de probar la promesa de protección de Dios, porque tales pruebas surgen de una raíz de incredulidad. El camino correcto se nos da en Malaquías 3:10,

10 "Traed todo el diezmo al alfolí, para que haya alimento en mi casa, y probadme ahora en esto", dice Yahweh de los ejércitos, "si no os abro las ventanas del cielo, y derramo para vosotros bendición hasta que se desborde".

Esta es una prueba que surge de la fe, no de la incredulidad. Jesús estaba ayunando por fe, habiendo sido "guiado por el Espíritu al desierto" (Mateo 4:1). En cierto sentido, Él estaba trayendo "todo el diezmo al alfolí", no viviendo solo de pan, sino de cada Palabra de Dios. Al hacer eso, confió en que habría "comida en mi casa". El ayuno era un acto de fe de Su parte, pero el diablo trató de convertirlo en un acto de incredulidad.


Cuando actuamos en incredulidad, nos elevamos a la posición de dioses sobre nosotros mismos; el alma toma prioridad sobre el espíritu y asume el liderazgo del orgullo carnal. El diablo tentó a Jesús con este "orgullo de la vida", tal vez ofreciendo a Jesús una camiseta serigrafiada con el texto: "Sobreviví a un salto desde el pináculo". Pero se negó a ser guiado por la carne y su jactancioso orgullo, y al hacerlo, Él venció la tercera y última gran tentación que es común a todos los hombres.

Etiquetas: Serie Enseñanzas 
Categoría: Enseñanza

Dr. Stephen Jones

VENCER LA TENTACIÓN (PRUEBA), Primera Corintios 10 (6), Dr. S. E. Jones

23 de mayo de 2017



Después de darnos ejemplos de la experiencia de Israel, con el fin de enseñar a la Iglesia cómo evitar la descalificación como vencedores, dice Pablo en 1 Corintios 10:12-15,

12 Por lo tanto, lo que piensa estar firme, mire que no caiga. 13 No os ha sobrevenido tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más allá de lo que podéis resistir, pero con la tentación proveerá también la vía de escape, a que podáis soportarla. 14 Por tanto, amados míos, huid de la idolatría. 15 Os hablo como a los sensatos (sabios); juzgad vosotros lo que digo.

Debido a que la Iglesia en el Desierto bajo Moisés cayó (o, se puso bajo), el ejemplo de Israel sirvió también como una advertencia para la Segunda Iglesia, la Iglesia de Pentecostés. La Segunda Iglesia ha tenido mayor ventaja sobre la Primera, a causa de que el Espíritu Santo fue dado en Hechos 2. La Primera Iglesia había tenido demasiado miedo para recibir el Espíritu en el Monte Horeb. Los 120 discípulos en el Aposento Alto, sin embargo, se acercaron a Dios y se les dio el Espíritu, junto con muchos otros que vinieron después.


La ventaja Pentecostal
La iglesia de Corinto también había entrado en Pentecostés experimentalmente. Aún así, esto no garantizaba la calificación de nadie como un vencedor. Como muestra más adelante Pablo en su carta, la mayoría de los creyentes de Corinto eran pentecostales, pero sin embargo, el apóstol se ve obligado a instruir y corregir sus prácticas. El Espíritu fue dado para guiarnos a toda la verdad, pero el maná de la verdad reveladora no llega a todos nosotros a la vez. Se requiere fidelidad para crecer de manera constante.

Por lo tanto, es evidente que incluso los pentecostales genuinos, que pueden señalar hasta el momento en que recibieron el bautismo del Espíritu Santo, no pueden decir con certeza que han llegado a la Tierra Prometida, o que ya han obtenido la promesa. Incluso el propio Pablo se negó a hacer tal afirmación, diciendo en Filipenses 3:12, No que lo haya alcanzado ya, ni que ya sea perfecto. Pablo no expresó su seguridad hasta que estuvo listo para morir. 2 Timoteo 4:6-8 dice,

6 Porque yo ya estoy para ser derramado en libación, y ha llegado el momento de mi partida. 7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe; 8 en el futuro, está reservada para mí la corona de justicia …

A pesar de que Pentecostés es un requisito para convertirse en vencedor, nunca puede asegurar tal cosa. Muchos pentecostales no terminan el curso. Muchos pentecostales no perseveran hasta el fin. Muchos, de hecho, permanecen en la base de su monte Horeb, tomando el sol en la gloria de Pentecostés, sin dejar de estar lejos de la Tierra Prometida. Incluso si los israelitas habían sido capaces de acercarse a Dios, como Moisés les instó, e incluso si hubieran podido experimentar Pentecostés en Éxodo 20, todavía habrían tenido que continuar su viaje y perseverar hasta el final con el fin de ser clasificados como vencedores.


La construcción de casas denominacionales en el desierto
El final del viaje es la Fiesta de los Tabernáculos. Sin una visión de los Tabernáculos, ¿cómo podrán los pentecostales encontrar su camino a la Tierra Prometida? Sin embargo, los Tabernáculos ha sido una fiesta perdida durante la mayor parte de la historia de la Iglesia. Pocos la han visto en su mapa que señala el camino a la Tierra Prometida. La mayoría se han contentado con permanecer en uno de los campamentos en el desierto, donde establecieron credos como si toda la verdad hubiera sido ya revelada a ellos.

La construcción de casas denominacionales en el desierto tienta a los hombres a permanecer donde están. Ellos aprenden una verdad particular en un oasis y están satisfechos pensando haber encontrado la Tierra Prometida. El agua es dulce y buena, pero los hombres tienden a olvidar que se les mandó vivir en tiendas de campaña (o cabañas), mientras que estuvieran en el desierto. Esta fue una de las instrucciones de Israel en lo que respecta a la fiesta de los Tabernáculos. Levítico 23:42,43 dice,

42 Vivirás en cabañas durante siete días … 43 para que tus descendientes sepan que yo tuve a los hijos de Israel viviendo en cabañas cuando los saqué de la tierra de Egipto. Yo soy Yahweh tu Dios.

En otras palabras, durante el viaje por el desierto, que era un tipo de la era de Pentecostés, las personas estaban viviendo en cabañas. La razón se conecta directamente a la celebración de la Fiesta de las Cabañas (o Tabernáculos). Vivir en cabañas durante la era de Pentecostés es que se recuerde constantemente que todavía no hemos alcanzado toda la verdad y que la Tierra Prometida sigue siendo sólo una promesa para un tiempo futuro. La construcción de una casa en el desierto impide a las personas ser vencedores, no importa cuan dulce sea el agua en su oasis.

Este es el peligro de los credos denominacionales, que rara vez dejan espacio para una mayor verdad que está por venir. Los credos establecidos, aunque fueran ciertos, proporcionan una mentalidad fija que hace que los hombres rechacen una mayor comprensión del oasis siguiente en el camino. Por lo tanto, parece que una de las primeras grandes pruebas a superar durante nuestro viaje por el desierto es formar denominaciones con credos fijos, cada uno reclamando contener toda la verdad que vale la pena conocer.


Tentación en el desierto
La Escritura tiene mucho que decir acerca de la tentación (griego: peirasmos). La palabra significa literalmente “un experimento, test, juicio, o pruebas”. Traducirlo como “tentación” tiende a limitar a una experiencia negativa o destructiva; por lo tanto, se traduce mejor “prueba” o “probar”. Si una persona dice creer algo, la creencia debe ser probada y demostrado experimentalmente o por experiencia; de lo contrario, es sólo una teoría que no alcanza el nivel de la verdad y la realidad establecida.

Es necesario, entonces, que todas las cosas sean probadas, incluyendo nuestras creencias. Dios conoce los corazones de todos, por supuesto, por lo que no necesita dicha prueba. Somos nosotros los que necesitamos la prueba, y cuando vemos cómo una persona maneja las pruebas, su creencia (o fe) es demostrada, bien como real o como ilusoria. Si es real, entonces estamos seguros de que la fe se produjo cuando el espíritu de uno (el nuevo hombre) escuchó la Palabra de Dios. Pero si la fe se desmorona, entonces es evidente que oímos la voz del hombre anímico, que nos convenció de que algo era cierto.

Toda carne es mortal, y el alma que pecare, esa morirá (Ezequiel 18:20 KJV). El alma habla palabras que pasarán, pero el espíritu escudriña las cosas profundas de Dios, cuyas palabras son inmortales. El problema es que tenemos dificultades para discernir el origen de las palabras que oímos, tal discernimiento se aprende con muchas pruebas, tiempo, mucho ensayo y errores.

Israel fue puesta a prueba en el desierto bajo el liderazgo de Moisés. La Segunda Iglesia ha sido probada en su propio desierto por el Espíritu Santo, bajo la dirección del mismo Jesús, que nos sacó de la casa de servidumbre del pecado. La Iglesia bajo Moisés se puso a prueba 40 años. Jesús mismo se puso a prueba 40 días, un día por un año. La Iglesia Pentecostal ha sido probada durante 40 ciclos del Jubileo (40 x 49 años).

En los días de Moisés, Josué y Caleb vencieron. Jesús venció. En los 40 ciclos del Jubileo de la era de Pentecostés, una Compañía más grande de vencedores ha emergido con fe probada, aunque muchos murieron en el crisol de hombres infieles.


¿Hace Dios tentar (probar) a los hombres?
Pablo dice en 1 Corintios 10:13 que los creyentes son tentados, pero no dice quien hace la tentación. Limita su declaración ante el hecho reconfortante de que Dios no permitirá que ustedes sean tentados más allá de lo que podéis resistir... de soportar. Santiago 1: 12-14 dice,

12 Bienaventurado el hombre que soporta la tentación; porque cuando haya resistido la prueba, recibirá la corona de vida, que el Señor ha prometido a los que le aman. 13 Que nadie diga cuando es tentado: “Soy tentado por Dios”; porque Dios no puede ser tentado por el mal, ni él tienta a nadie. 14 Pero cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión.

Esta declaración parece contradecir muchas otras afirmaciones bíblicas. Génesis 22:1 dice,

1 Y sucedió que después de estas cosas, que probó Dios [nawsaw] a Abraham, y le dijo: “¡Abraham!” Y él dijo: “Aquí estoy”.

La palabra hebrea nawsaw es el equivalente de peirazo, “probado, tentado”. Dios probó a Abraham diciéndole que ofreciera a su único hijo como un sacrificio en el monte Moria. Hebreos 11:17 se refiere a esto, diciendo en griego, “Por la fe Abraham, cuando fue probado [peirazo], ofreció a Isaac ...” Por lo tanto, nawsaw y peirazo son equivalentes, y se dice que Dios ha probado la fe de Abraham.

Más tarde, Israel se puso a prueba en las aguas de Mara, porque leemos en Éxodo 15:25, “Allí les dio estatuto y ordenanzas, y allí los probó” [nawsaw]. Al final de los 40 años, Moisés dijo a los hijos de Israel en Deuteronomio 8:2,

2 Y te acordarás de la forma en que Yahweh tu Dios te ha traído por el desierto durante estos cuarenta años, para humillarte, probándote [nawsaw], para saber lo que había en tu corazón, si habías de guardar o no sus mandamientos.

Moisés nuevamente atribuye la prueba de Israel a Dios mismo en Deuteronomio 13:3, cuando Israel debería ver el surgimiento de falsos profetas:

3 No darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Yahweh tu Dios está probando [nawsaw] para averiguar si amas a Yahweh tu Dios con todo tu corazón y con toda tu alma.

Estas son declaraciones claras de que Dios, de hecho pone a prueba a Su pueblo. Él los pone a prueba, proporcionándoles opciones que tientan a desobedecer Sus Leyes o para seguir los deseos anímicos. Incluso se atribuye el mérito de permitir que los falsos profetas surjan en medio de ellos, porque por esos profetas se ponen a prueba los corazones de las personas.


Las pruebas directas e indirectas
Entonces ¿por cual razonamiento nos dice Santiago que Dios no tienta a nadie? Creo que Santiago estaba hablando de tentación directa. Jesús fue tentado por el diablo en el desierto (Lucas 4:2). ¿Él fue tentado por Dios? Ciertamente, el Espíritu lo llevó al desierto, para ser tentado, y en ese sentido Dios puede tomar el crédito por la tentación.

Falsos profetas pueden surgir, que provoquen a la Iglesia para convertirse en sin Ley, pero en el sentido último, Dios, siendo soberano, organiza y planea que esto ocurra. Así, en el sentido general, Dios se da el crédito a Sí mismo por las pruebas de todos nosotros, pero en un nivel menor, porque Dios usa tentadores como intermediarios, se puede decir que esos intermediarios hacen la tentación.

En otras palabras, Dios nos tienta (o prueba), no directamente, sino indirectamente. Santiago atribuye la prueba o tentación, a que somos atraídos por nuestro propio deseo. Los deseos carnales de nuestras propias almas, entonces, se convierten en nuestros tentadores directos. Dios permanece en el fondo, creando situaciones tentadoras que traen cosas ocultas a la luz, no para que pudiéramos caer, sino para que pudiéramos tomar conciencia de las impurezas ocultas en nuestros corazones y tratar con ellas en consecuencia.


La declaración reconfortante de Pablo en 1 Corintios 10:13 nos hace saber que toda esa tentación viene con una forma de superarla. Dios no nos tienta maliciosamente para hacernos caer, pero utiliza tentadores para purificarnos y fortalecernos a largo plazo. La mayor parte del tiempo se aprende sólo después de haber tropezado, pero si entendemos que Dios está motivado totalmente por el amor, es más fácil perdonarnos a nosotros mismos y seguir adelante con mayor humildad y aprecio por el crecimiento espiritual al que Dios nos ha llevado a través de tales ensayos.

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Categoría: Enseñanzas

Dr. Stephen Jones