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ZACARÍAS, PROFETA DEL RECUERDO DE DIOS, Parte 23: No más sacrificios e igualdad de todos los pueblos, Dr. Stephen Jones (GKM)

 


Fecha de publicación: 28/05/2025
Tiempo estimado de lectura: 6 - 7 minutos
Autor: Dr. Stephen E. Jones
https://godskingdom.org/blog/2025/05/zechariah-prophet-of-gods-remembrance-part-23/

La caída de Tiro a manos de Nabucodonosor, consumada por Alejandro Magno, afectaría tanto a la tierra de los filisteos como a Judá. Zacarías 9: 56 dice:

5 Ascalón lo verá y temerá. Gaza también se retorcerá de dolor; también Ecrón, pues su esperanza ha sido frustrada. Además, el rey perecerá en Gaza, y Ascalón no será habitada. 6 Y una raza mestiza habitará en Asdod, y yo exterminaré el orgullo de los filisteos.

Había cinco ciudades principales de los filisteos. Cuatro de ellas se mencionan en los versículos anteriores. No se menciona la ciudad de Gat, la más meridional (más al sur) de las cinco. Asdod fue destruida (711 aC) aproximadamente al mismo tiempo que los israelitas fueron llevados a Asiria. Ascalón, Gaza y Ecrón fueron destruidas por los babilonios aproximadamente al mismo tiempo que Jerusalén fue tomada (604 aC).

Sin embargo, Zacarías profetizó muchos años después (alrededor del 450 aC). Previó una destrucción posterior que vendría tras la reconstrucción de las ciudades. Ascalón y Asdod fueron reconstruidas y repobladas bajo el dominio persa. Gaza fue destruida por Alejandro Magno en el 332 aC. Años después, toda la zona quedó bajo dominio extranjero. En la época de Jesús, estas eran ciudades romanas.

Es difícil saber cuántos de los filisteos originales permanecieron en estas ciudades. Asdod se convirtió en una ciudad romana. ¿Es esto lo que significa que "una raza mestiza habitará en Asdod"? Con tantos extranjeros que llegaban a vivir a esas ciudades, esta opinión parece la más probable. Ascalón y Asdod son hoy importantes ciudades israelíes. Ecrón es ahora Tel Miqne, un montículo, pero en 1948 se fundó una ciudad llamada Quiriat Ecrón como punto de tránsito para los judíos búlgaros que emigraban a Israel.

De las cinco ciudades filisteas, sólo la ciudad de Gaza se encontraba dentro del territorio de la actual Gaza. Es posible que la destrucción israelí de la ciudad de Gaza entre los años 2023 y 2025 sea otro cumplimiento de la profecía de Zacarías: «Gaza también se retorcerá con gran dolor».

Cuando se cumpla Isaías 29: 1-6 y Jerusalén sea destruida por medios nucleares, significará que toda la tierra de Israel y Filistea quedará inhabitable. Parece que este será el cumplimiento final de la profecía de Zacarías. Tanto israelíes como palestinos reclaman la tierra, pero Isaías 29: 7-8 sugiere que ninguno de ellos la heredará al final.


No más sacrificios

Zacarías 9: 7 dice:

7 Quitaré la sangre de su boca y sus abominaciones de entre sus dientes. Entonces ellos también serán un remanente para nuestro Dios y serán como un clan en Judá.

Los sacrificios solían comerse. Sin embargo, a los israelitas se les prohibía comer la carne con sangre (Levítico 17: 10). Asimismo, a Israel se le prohibía ofrecer bebés como sacrificio. Pero los filisteos y muchos otros sacrificaban bebés, los comían y bebían su sangre (con adrenocromo). De ahí proviene la palabra caníbal. Proviene del hebreo kohen («sacerdote») y bal («Baal»). Un sacerdote de Baal era caníbal.

La profecía de Zacarías dice que Dios pondrá fin a esta práctica, y entonces «ellos también serán un remanente para nuestro Dios y serán como un clan en Judá». Sugiere el fin de los sacrificios humanos, pero no llega a revelar el fin del sistema sacrificial bíblico bajo el Antiguo Pacto. Lo más notable es que refleja el deseo de Dios de incorporar a los filisteos a su Reino. Serán «como un clan en Judá». Esta es la Declaración de Intención de Dios.

Zacarías 9: 8 continúa,

8 Pero Yo acamparé alrededor de mi casa a causa del ejército, a causa del que pasa y del que vuelve; y no pasará más sobre ellos opresor, porque ahora he visto con mis ojos.

Dios acampará alrededor de su casa, la «casa de oración para todos los pueblos» (Isaías 56: 7). Esto parece indicar que Dios intervendrá debido a un «ejército» que impide a los filisteos adorar en la casa de Dios. Zacarías se refiere a este ejército como un «opresor», asegurándonos que Dios ya no lo permitirá. La casa de Dios, o templo, ya no es un edificio de madera y piedra, pero se describe en términos del Antiguo Pacto.

La revelación de Zacarías concuerda perfectamente con la de Isaías 56, que a su vez concuerda con la oración de dedicación de Salomón (1º Reyes 8: 61-63). No sólo se instruyó a los israelitas que invitaran a los extranjeros a adorar en el templo de Jerusalén, sino que también podían formar parte de la tribu de Judá.

Zacarías 9: 9 dice:

9 ¡Alégrate mucho, hija de Sion! ¡Grita de alegría, hija de Jerusalén! Mira, tu Rey viene a ti. Es justo y está dotado de salvación, humilde, y montado en un asno, sí, en un pollino, hijo de asna.

Esta profecía mesiánica se cumplió cuando Jesús entró en Jerusalén el Domingo de Ramos, montado en un asno (Mateo 21: 4). Sin embargo, en ese momento, Jesús fue rechazado por los principales sacerdotes que controlaban el templo, y convencieron al pueblo para que apoyara su rechazo. Pero Zacarías habla de una venida del Rey en el fin de los tiempos. La "hija de Sion" es una generación posterior de gobernantes. La "hija de Jerusalén" es una generación posterior, es decir, la Nueva Jerusalén. Por lo tanto, la profecía de Zacarías no se cumplió completamente en Mateo 21: 4, sino que espera un cumplimiento mayor que cumpla la intención original de Dios de incluir a los extranjeros, así como a los israelitas y los judíos.

El verdadero templo, entonces, se edifica sobre el fundamento de Jesucristo (Efesios 2: 20-22) y está construido con piedras vivas (1º Pedro 2: 5). Está abierto a todos por igual, sin muro divisorio que mantenga a los conversos extranjeros y a las mujeres alejados de la presencia de Dios. Cuando Jesús venga a este templo, la casa de oración de todos los pueblos del mundo, entonces, y sólo entonces, podrá decirse que la profecía de Zacarías se ha cumplido.

Zacarías 9: 10 concluye:

10 Destruiré de Efraín los carros, y de Jerusalén los caballos, y el arco de guerra será quebrado, y hablará paz a las naciones, y su dominio será de mar a mar, y desde el Río hasta los confines de la tierra.

El profeta describe a Efraín y Judá en guerra con las naciones. Sin embargo, el Mesías-Rey, quien llega a su casa con humildad, invierte esta situación. Para «hablar de paz a las naciones» se debe, primero, abolir el muro divisorio que presentaba al mundo un Dios que los aceptaría como ciudadanos de segunda clase del Reino. Así nos dice Pablo en Efesios 2: 13-16:

13 Pero ahora en Cristo Jesús, vosotros que en otro tiempo estabais lejos, habéis sido hechos cercanos por la sangre de Cristo. 14 Porque Él es nuestra paz, que de ambos pueblos hizo uno, derribando la pared intermedia de separación… 15 para en Sí mismo crear de los dos un solo y nuevo hombre, haciendo la paz, 16 y mediante la cruz reconciliar con Dios a ambos en un solo cuerpo, matando en ella la enemistad.

La idea de que “los judíos son el pueblo elegido de Dios” por su genealogía carnal crea enemistad (guerra) entre los dos grupos de personas que Dios pretende unir como un nuevo hombre. La paz en la Tierra es la intención de Dios, y quienes apoyan el concepto de “un nuevo hombre” en la igualdad y la imparcialidad de Dios son quienes tienen la mente de Cristo.


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