NOTA DEL ADMINISTRADOR:
Esta prédica me evoca un tiempo atrás muy doloroso para cierta persona, cuando en el altar, al recibir oración en un culto, una palabra profética vino directo a su corazón. Supo que era Dios mismo hablándole, que le decía: "Quiero que me entregues lo que te estoy pidiendo".
Supo enseguida a lo que apuntaba Su dedo, a algo que él no acababa de soltar para entregárselo definitivamente. Le había obedecido entregando el cofre, pero seguía conservando la llave; es decir, externamente le había obedecido, pero en su corazón aún no había soltado lo que la Voz suave había estado susurrándole por bastante tiempo. Le puedo decir que para él fue lo más doloroso, supuso sacrificar su "Isaac".
Poco después el día llegó cuando comprobó en su experiencia que Dios se había llevado ese "Isaac", entregándoselo a otro. Así la ofrenda se consumó pasando desde el altar de su corazón a su experiencia y le rompió en mil pedazos...
También he de decirles que al poco tiempo, tal vez una o dos horas, se arrodillaba con lágrimas y roto el corazón, en presencia de un hermano muy íntimo. En adoración asintió al Señor que lo hubiera tomado. Nada más acabar su oración, el fuego del cielo descendió en aceptación de esa ofrenda de olor grato, derramando sobre él lo que llamó un "anestésico de gozo" sobrenatural. El gozo más grande que él hubiera experimentado jamás; tal que sobrepujo el dolor, porque aunque el dolor seguía ahí, el gozo era más fuerte. Duró tres días; lo suficiente para que cobrara resuello y pudiera seguir adorándole con una vida de total sumisión y obediencia. Tan fuerte fue, que al día siguiente del sacrificio alguien al encontrarlo le dijo: "¡Qué buen aspecto tienes, te veo fenomenal!". A lo que él para sus adentros contestó: "¡Si solo supieras lo que tuve que vivir ayer!..."
La pregunta subsecuente para usted ahora es:
¿QUÉ ES LO QUE DIOS LE ESTÁ PIDIENDO? ¿CUAL ES SU ISAAC?
¡Sí, aquello que más quiere, eso a lo que se está aferrando...! Ese cordoncillo que le ata a tierra y le impide volar...
(Ahora si,) ... cuando trajeron a tierra las barcas, dejándolo todo, le siguieron.
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