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SORBOS DE VIDA - BIOGRAFÍA DE WATCHMAN NEE (Relación entre Nee y Lee: 2- Relación en padecimientos y en la extensión de la obra), W. Lee

 



LA RELACIÓN EN LOS PADECIMIENTOS

Durante las conferencias de Hangchow, la madre de Watchman y la hermana Ruth Lee, la mayor de las hermanas que laboraban en la obra, le sugirieron a Watchman que se casara durante esas conferencias. Le dijeron que era una ocasión apropiada, puesto que los colaboradores de todo el país estarían presentes. Watchman estuvo de acuerdo y sugirió que yo fuese su testigo y que Philip Luan fuese el maestro de ceremonias. La hermana Lee habló con nosotros dos acerca del asunto. Le dijimos inmediatamente que estaríamos encantados de cumplir el deseo de Watchman y que nos sentíamos honrados.

En la boda, la esposa de Samuel Chang fue la dama de honor. Todos los colaboradores y los santos locales asistieron a la boda. Fue una ocasión feliz para todos nosotros.

Después de la boda, viajé a Chifú para descansar. Mientras estaba allí se produjo un gran alboroto en contra del matrimonio de Watchman. Por haber sido respectivamente su maestro de ceremonia y su testigo, a Philip Luan y a mí nos consideraron los más indicados para tratar de apaciguar los ánimos. A raíz de esto, el hermano Luan me mandó un telegrama pidiéndome volver a Shanghai para encargarme de la situación. Envié inmediatamente un telegrama a Watchman citando Deuteronomio 23: 5 “Yahweh tu Dios te convirtió la maldición en bendición”. Llegué a Shanghai el día del Año Nuevo en 1935. Philip Luan y yo, con la ayuda de Peace Wang hicimos lo posible para calmar la tormenta. Todos nuestros esfuerzos parecían vanos por el ataque tan vehemente de los opositores. Finalmente, Philip Luan se vio obligado a volver a su casa en Hangchow para descansar, debido a problemas de salud y al cansancio. Quedé solo para afrontar esa difícil situación.

Durante ese período de pruebas, Watchman vino a visitarme una mañana con el periódico del día y dijo: “En toda mi vida nunca oí de ningún matrimonio atacado públicamente con un aviso de grandes letras en el principal periódico del país”. Dijo eso con mucho dolor. Después de eso, se fue de Shanghai y viajó a las provincias del sudeste de China.

En esos mismos días Ruth Lee se fue de Shanghai para visitar la región central de China. La única ayuda que recibí provino de la hermana Peace Wang. La situación se ponía cada vez más difícil. Por la misericordia del Señor, la hermana Wang y yo decidimos olvidarnos por completo del asunto, y no hacer nada ni decir nada al respecto. Simplemente seguimos con las reuniones. Alabado sea el Señor, finalmente Él obtuvo la victoria y nos llevó adelante.

Antes de partir de Shanghai, Watchman no me dijo un sola palabra acerca de la obra allí. Pero después me enteré por medio de uno de los ancianos que él les había indicado que yo asumiría la responsabilidad de la obra.

Después de tres o cuatro meses, Watchman regresó, y en mayo de 1935 ya la tormenta iba menguando. Entonces la hermana Ruth Lee me sugirió que debíamos buscar la manera de alentarle a ministrar, porque él no quería hacerlo. Sin embargo, por mucho que tratamos, no quiso ministrar. Entonces, la hermana Ruth me dijo un día: “Roguémosle que nos dé un estudio sobre el Cantar de los cantares”. Le dijimos que teníamos el deseo de estudiar el Cantar de los cantares, y le pedimos que nos acompañara al Lago Occidental en Hangchow para reposar un par de semanas y que al mismo tiempo él podría darnos un estudio sobre el Cantar de los Cantares. Le gustó la idea y lo hicimos. Fuimos solamente cuatro hermanos y tres hermanas, todos los cuales laborábamos en la obra, y nos quedamos con él. El estudio que él dio en aquella ocasión está hoy disponible en forma de libro bajo el título El cantar de cantares. Repito que recibí mucha ayuda de aquel estudio acerca de las etapas de la vida cristiana. Después Watchman volvió a ministrar como solía.

A partir de 1933, año en el cual Watchman regresó de su viaje para visitar a los Hermanos en Inglaterra, éstos nos escribieron varias cartas que hablaban de nuestra comunión con ellos. Hasta los días de la boda de Watchman, no habíamos tenido tiempo de contestar esas cartas. Sin embargo, puesto que la boda ya había pasado y que la tormenta se había calmado, Watchman empezó a pensar en cuál sería la mejor respuesta a las cartas de los Hermanos Británicos acerca de nuestra comunión con ellos. El me pidió que me encargara de ese asunto, pero no lo hice. Finalmente, él mismo lo hizo y me pidió a mí, a otro colaborador y a tres ancianos de la iglesia en Shanghai que firmáramos la carta junto con él.


LA RELACIÓN EN LA EXTENSIÓN DE LA OBRA

A fines de mayo del año 1935, volví a Chifú. Watchman había decidido visitar Inglaterra, pero antes de partir, su esposa y él planeaban venir a Chifú y quedarse en mi casa para descansar un poco. La hermana Nee llegó primero en julio, y el hermano Nee vino poco después. Fueron mis huéspedes por más de un mes. Watchman se fue a Tsinan y pasó muchos días con el hermano Stearns, un médico presbiteriano de Estados Unidos. Ayudó mucho al doctor en el aspecto espiritual, y éste venía frecuentemente con su familia, de Tsinan a Chifú, durante las vacaciones de verano.

En aquel tiempo Watchman y las iglesias estaban decaídos en cierta medida. Un día, después de leer en una revista cristiana un artículo sobre cierto avivamiento, él dijo: “Necesitamos este avivamiento”. Al poco tiempo, una tarde mientras él oraba en la cancha de tenis de la casa donde el doctor Stearns estaba hospedado, experimentó una vez más el derramamiento del Espíritu Santo. Entonces celebró una conferencia sobre la vida vencedora de Cristo. Esa conferencia trajo un avivamiento a la iglesia en Chifú, y yo mismo recibí una enorme ayuda en experimentar a Cristo como la vida vencedora.

Debido a ese avivamiento, Watchman canceló su viaje a Inglaterra y regresó a Shanghai. Al ver que el Señor había suscitado un avivamiento, se tomó la decisión de que los colaboradores debían salir a las ciudades importantes para propagar el recobro del Señor. Recibí la asignación de laborar en el norte y fui a Tientsin, el puerto más importante del norte de China, cerca de Pekín, la capital. Aquello se hizo bajo la dirección directa del hermano Nee. Yo viajé a Shanghai para hablar con él acerca de ese asunto.

En enero de 1936, la hermana Peace Wang, una hermana joven que estaba aprendiendo a servir en la obra, dos colaboradores jóvenes y yo, fuimos enviados allí. Poco después, Watchman viajó a Pekín y a Tientsin para fortalecer la obra que allí comenzaba. Hicimos los preparativos para tener una semana de reuniones especiales a fin de que él predicara el evangelio a personas de clase alta. Después de aquellas reuniones, Watchman regresó a Shanghai y siguió laborando allí en pro del recobro del Señor.

En mayo de aquel año, un alto oficial del gobierno de la provincia de Honan, quien era creyente y deseaba que se le predicara el evangelio a sus colegas, invitó a Peace Wang a predicarles el evangelio, y después nos invitó a Watchman y a mí a hacer lo mismo. Ambos fuimos, conforme a su petición, y estuvimos en su casa por una semana aproximadamente. Durante las noches predicamos el evangelio al gobernador y a todos sus altos oficiales con sus esposas y amigos, en el patio de la casa de ese hermano. Las reuniones fueron muy poderosas. Durante el día Watchman y yo pasamos nuestro tiempo compartiendo. Lo vi decaído una vez más, y me dijo: “Si la hermana Barber viviese todavía, nuestra condición espiritual estaría mucho mejor”. Comprendí, entonces, que él buscaba ayuda espiritual.

En el otoño de aquel año, tomé la iniciativa de ponerme en contacto con el movimiento pentecostal en Pekín y empecé a hablar en lenguas y les ayudé a otros a hacer lo mismo. Cuando llegó esa noticia a Shanghai, Watchman me mandó un telegrama con las palabras de 1ª Corintios 12: 30 “¿Hablan todos en lenguas?” Ese telegrama tan sencillo me ayudó mucho en aquella situación.

https://www.librosdelministerio.org/books.cfm?n

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