IMPRESIONES EXTRAIDAS
DE MIS CONTACTOS CON ÉL
En los veinticinco años de conocer al hermano Watchman Nee, de 1925 a 1950, dejó en mí profundas impresiones de algunas de sus características.
Entregado incondicionalmente al Señor
El amaba al Señor como su primer amor. Para él, el Señor ocupaba el primer lugar en todo. Nunca comprometía los intereses del Señor ni sacrificaba una verdad por difícil que fuera aceptarla. Tampoco seguía al Señor a medias. Se comprometió sin reservas con el Señor.
Equilibrado
El era muy equilibrado en el conocimiento que tenía de la Biblia y en su práctica de la iglesia. No seguía ninguna enseñanza ni práctica de una manera desproporcionada como lo hacen tantos cristianos en las denominaciones. Con frecuencia él comparaba las diferentes perspectivas entre sí a fin de no caer en extremos. Practicaba este mismo principio en su vida cristiana.
Ecléctico
Leía muchos libros cristianos clásicos y seleccionaba las mejores verdades bíblicas de entre los numerosos grupos cristianos, para traerlas a la práctica de la vida de iglesia. Jamás rechazó una verdad bíblica por la simple razón de proceder de una fuente dudosa. Incluso él adoptó algunos aspectos positivos del pentecostalismo extremo. De esta manera, él pudo recopilar todas las riquezas que Cristo dio a su Cuerpo en los últimos siglos e incluirlos en la práctica actual de la iglesia. Gracias a esto, podemos participar ahora de todas estas riquezas en las iglesias locales, no de una manera cerrada ni sectaria, sino de manera amplia.
Versado en la Biblia
En toda mi vida nunca encontré una persona que conociera la Biblia tan profundamente como Watchman Nee. El recibió ayuda de muchos de los más destacados autores cristianos de los siglos anteriores y se estableció sobre el fundamento que ellos pusieron, pero fue más allá. No sólo conocía la letra de la Biblia, sino también el Espíritu de la misma. El indagó las profundidades y tocó el Espíritu de las Escrituras. Su conocimiento de la Biblia estaba lleno de luz y de vida. No sólo tenía una visión de los hechos presentados en las Escrituras sino también de la experiencia práctica de la Palabra de Dios.
Conocía al Señor
El era verdaderamente un hombre de Dios que conocía los hechos y los caminos del Señor. No sólo conocía el amor, la misericordia, la gracia, la justicia y la santidad del Señor, sino que también conocía su propósito eterno y su economía o administración presente. Conocía bien al Señor de manera objetiva y también lo conocía de manera viva y personal en la práctica. Conocía al Señor personalmente y también la iglesia, su Cuerpo.
Conocía la vida divina
El sabía que el Señor como Espíritu vivificante moraba en su espíritu y sabía ejercitar su espíritu. El tenía por costumbre rechazar lo que procediera de la mente, de las emociones y de la voluntad, o sea, de su alma, y se conducía y actuaba en el espíritu. De esta manera, vivía por el Señor permitiéndole que fuera su vida. No se preocupaba por las obras tanto como por la vida del Señor. Decía continuamente que la obra debería ser el fruto de la abundancia de la vida divina. Su ministerio no consistía en llevar a cabo una obra, sino en tener la vida divina y, por ende, lo llevaba a cabo por la vida. Prestaba más atención a su ser que a sus acciones. Era verdaderamente un hombre de vida.
Conocía la Iglesia
El vio claramente que la Iglesia, el Cuerpo de Cristo, es la expresión de Cristo, y que Él es la vida y el contenido de ella. También vio que la Iglesia sólo puede ser practicada por medio de iglesias locales, que las iglesias en las diferentes ciudades son las únicas que pueden llevar a cabo el propósito eterno de Dios, el cual consiste en edificar la Iglesia de tal manera que las puertas del Hades no prevalezcan en contra de ella.
Entendía claramente que la economía actual de Dios consiste en recobrar la vida apropiada de iglesia sobre la base de la unidad. El no se limitaba a enseñar doctrinas acerca de la Iglesia, debido a que recibió una revelación completa del Nuevo Testamento, no sólo acerca del contenido y la realidad de la Iglesia, sino también acerca de la práctica de la misma. Durante los años que él ministraba, no sólo recalcaba que podemos experimentar a Cristo sino también que podemos practicar la vida de iglesia. Su visión no era Cristo solo, sino Cristo y la Iglesia. Cristo era su vida, y la Iglesia su modo de vivir. El sufrió por causa de la Iglesia más que por causa de Cristo, pues las persecuciones que provenían de las denominaciones se debían principalmente al énfasis que ponía en la Iglesia. El sentía la urgencia de llevar a cabo su visión acerca del aspecto práctico de la vida de iglesia y deseaba ver una iglesia en cada ciudad de China.
UN DON PARA ESTA ERA
Yo creo que Watchman Nee fue un don especial que la Cabeza dio a su Cuerpo para la realización del recobro en esta era. Como tal, lo respeto con todo mi corazón. Confío plenamente y tengo la certidumbre de que el Señor me llevó a seguir a este don por causa de sus intereses en su mover actual en la Tierra. De ninguna manera me siento avergonzado de decir que yo seguí a un hombre, ya que era un don para esta era y el que recibió las visiones divinas para esta era.
Estoy muy agradecido con el Señor por haberme permitido, inmediatamente después de salvarme, tener esta relación tan cercana y provechosa con Watchman Nee, para la realización de su recobro por medio de tantos acontecimientos durante un largo tiempo. Se necesitará la eternidad para evaluar el verdadero alcance de las revelaciones acerca de Cristo, de la Iglesia, del espíritu y de la vida que recibí por medio de Watchman Nee, de la infusión de la vida que él me compartió y de todo lo relacionado con la obra y con la Iglesia, que aprendí de él.
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