Mi amigo Rafael Restrepo mandó este mensaje por WhatsApp, muy de este tiempo:
Les
comparto un mensaje que me pareció bien interesante y del Señor.
UNA PALABRA PERSONAL PARA TI:
Liberación de la dependencia de dioses falsos.Dios es nuestra fuente y nuestro sustento.
Abril
2020
«Y
la sangre os será por señal en las casas donde vosotros estéis; y
veré la sangre y pasaré de vosotros, y no habrá en vosotros plaga
de mortandad cuando hiera la tierra de Egipto» (Éxodo 12:13).
Queridos
hermanos,
No
cabe duda que estos son días históricos en el mundo y para la
Iglesia. Nuestra nación y el mundo se enfrentan a un momento como
ningún otro en nuestra historia. Cada individuo, familia, empresa y
comunidad se ve o se verá afectada de alguna manera por la pandemia
global de COVID-19. Estamos viendo los «temblores» o «sacudidas»
que están aconteciendo en las naciones como el principio de dolores.
Esta pandemia ha tomado al mundo por sorpresa. Estamos en una guerra
contra un enemigo invisible que nos ha obligado a la separación
social. Ha impactado al mundo como nunca hemos experimentado y nos ha
llevado a un momento solemne.
Nunca
antes en la historia del mundo ha habido un evento que haya causado
que la humanidad detenga lo que está haciendo cómo lo está
haciendo el coronavirus. Estamos en medio de una sacudida global
donde Jesús está restableciendo los cimientos de las naciones.
Dios
nos ha avisado en su palabra. En las Escrituras vemos que todas estas
calamidades fueron profetizadas. Jesús nos advirtió que en los días
antes de su segunda venida vendrían, «grandes terremotos, y en
diferentes lugares hambres y pestilencias; y habrá terror y grandes
señales del cielo» (Lucas 21: 11). Las profecías se están
cumpliendo y las piezas se empiezan a encajar.
¿Qué
está diciendo Dios a su pueblo mundialmente? Dios está permitiendo
que tomemos una pausa obligada, una pausa santa. En medio de todo
debemos ver qué es lo que Dios nos está queriendo decir. En su
soberanía, Dios está permitiendo que todo esto ocurra. Este tiempo
de aislamiento y distanciamiento físico está siendo una oportunidad
para buscar a Dios, arrepentirnos y volvernos a Él con todo nuestro
corazón. El Señor está quitando muchos estorbos y distracciones
que hemos tenido. A veces, hemos estado tan ocupados, incluso con las
propias actividades de la iglesia, como Marta, turbados con muchos
quehaceres pero perdiéndonos la buena y mejor parte que escogió
María. Aprovechemos este tiempo para estar mirando dentro de
nuestras casas, dentro de nuestra familia y dentro de nosotros. En
tiempos de gran prueba y tribulación, necesitamos buscar al Señor.
Nos
preguntamos, ¿qué debemos hacer y cuándo podemos esperar que esto
termine? Dios siempre arroja luz por su palabra. Creo que esta
pestilencia es una llamada de atención de parte de Dios. Él tiene
un propósito al permitir esto.
Debemos
entender que estos acontecimientos son para despertarnos y llevarnos
al arrepentimiento. No hay mejor estrategia que la que Dios ha
utilizado en toda la historia. Debemos humillarnos ante Dios
todopoderoso y confesar nuestros pecados y los de nuestra nación y
suplicar que Dios sane nuestra tierra. Dios nos ha prometido en su
palabra que:
«Si yo cerrare los cielos para que no haya lluvia, y si mandare a la langosta que consuma la tierra, o si enviare pestilencia a mi pueblo... Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra» (2º Crónicas 7: 13-14).
Un
profeta muy reconocido, predijo en Septiembre del 2019 que vendría
«una invasión de una plaga masiva» que iba a probarnos hasta la
Pascua.
¿Qué
significado tiene la Pascua? Bíblicamente, ésta es una de las
épocas más importantes del año. Conmemora el éxodo de los
israelitas de Egipto, “pasando” de la esclavitud a la libertad,
de la muerte a la vida o de la oscuridad a la luz. El pueblo de
Israel se libró del ángel de la muerte por el sacrificio de un
cordero pascual. La Pascua significa literalmente «pasar» y alude
al hecho de que el ángel de la muerte no entraría en sus hogares,
sino que pasaría por encima de la casa marcada con la sangre.
Este
año será una de las Pascuas más históricas desde el comienzo de
la pascua. Muchos de nosotros celebraremos la Pascua de la manera en
que el Señor instruyó a los israelitas a observar la Pascua: en
nuestros hogares, en nuestras pequeñas reuniones y detrás de
nuestras puertas cerradas.
LIBRADOS
DE LA IDOLATRÍA
Yo
veo un paralelismo entre lo que está ocurriendo con el COVID-19 y
las plagas en contra de los dioses de Egipto. Creo que a través de
estos eventos, Dios nos está apuntando a otro tiempo cuando una gran
nación también fue sacudida con plagas culminando con el cordero
Pascual y la liberación del pueblo de Dios de esclavitud.
«Esa
misma noche pasaré por todo Egipto y heriré de muerte a todos los
primogénitos, tanto de personas como de animales, y ejecutaré mi
sentencia contra todos los dioses de Egipto. Yo soy el Señor»
(Éxodo 12: 12).
Notemos
la frase: «ejecutaré mi sentencia contra todos los dioses de
Egipto». Dios ha declarado sentencia sobre todo los dioses a quienes
servían y contra toda idolatría.
Egipto
era una nación orgullosa, la nación más avanzada y poderosa en ese
tiempo. Adoraban dioses falsos y confiaban en ellos para su
protección, prosperidad y seguridad. Los egipcios pusieron gran fe
en sus dioses, pero eran realmente demonios, que mantenían al país
en terrible esclavitud. Con las diez plagas, Dios demostró que es
una necedad confiar en dioses falsos. Todas las plagas que Dios envió
sobre Egipto para obligar a Faraón a librar los esclavos, eran
«confrontaciones» con los dioses que gobernaban esa tierra. Cada
plaga era un juicio de Dios dirigida contra algo que Egipto adoraba,
respetaba o veneraba.
El
pueblo de Israel había sido esclavo durante 430 años en Egipto,
donde estaba bajo opresión y servidumbre, pero además había sido
influenciado por las religiones de esa cultura idolatra. No conocían
nada más. Antes de que Dios pudiera librar al pueblo de Israel de la
esclavitud de Egipto, tuvo que librarle de la influencia de la
idolatría y su confianza en dioses ajenos.
Nosotros
hoy en día también hemos confiado en cosas que no son ciertas. Hoy,
el pueblo de Dios, los verdaderos creyentes, se encuentran rodeados
de los dioses falsos del mundo y debe ser liberado del control del
mundo para poder servir a Dios. Dios quiere librar su iglesia de la
dependencia del mundo. Dios está confrontando a todos los dioses del
mundo que han tenido a su pueblo en cautiverio. Él es celoso de
nuestro amor y lealtad y no va a permitir que seamos esclavizados por
el dios de este mundo.
«Yo
te saqué de Egipto, del país donde eras esclavos. No tengas otros
dioses ajenos de mí» (Éxodo 20: 3).
¿A
qué dioses hemos acudido nosotros? ¿En qué estamos confiando? ¿En
qué depositamos nuestra fe?
Uno
de esos dioses falsos, en quien confiamos hoy en día, y que está en
competencia con el Dios verdadero y mueve este mundo es el dios
“Mammon”, el amor al dinero. Hay muchos que Dios ha llamado a
trabajar en su viña, pero no han podido romper su amor al dinero.
Nunca han aprendido a vivir por la fe y a confiar en Dios para su
sostén. El poder y la seguridad que aparentemente da el
materialismo, toma el lugar de la fe en Dios. Se confía más en el
dios “Mammon” que en Yahweh Jireh.
Creo
que el Señor está exponiendo y derribando ídolos en la Iglesia.
Está provocando un temblor para sacar la impureza de su Iglesia.
Está mostrándonos en dónde está nuestro afecto y devoción a
otras cosas además que a Jesucristo y que están siendo expuestas.
Hemos
entrado en un tiempo donde todo lo que puede ser sacudido, se está
sacudiendo. Ahora estamos viendo un tremendo temblor con esta
epidemia y las cosas están cambiando rápidamente. Dios está
llamando a la Iglesia a volver su afecto y adoración hacia Él.
DEJA
IR A MI PUEBLO PARA QUE ME SIRVA
«Entonces
Yahweh dijo a Moisés: Ve a Faraón y dile: «Así dice Yahweh: 'Deja
ir a mi pueblo para que ME SIRVA'» (Éxodo 8: 1).
¡Deja
ir a mi pueblo para que me sirva! Dios lo está gritando al dios de
este mundo que tiene al pueblo de Dios esclavizado a su sistema. La
declaración Divina, “Deja ir a mi pueblo para que me sirva”, es
el propósito de Dios para hoy. El propósito de sacarnos y librarnos
es para que le sirvamos de todo corazón. Lo que nos impide servir a
Dios de todo corazón es lo que constituye «Egipto».
Para
que Israel saliera, era necesario no solo romper el poder de los
dioses de Egipto, sino establecer la adoración a Dios. Por eso el
Señor dijo:
«…
'Así dice Yahweh, el Dios de los hebreos: Deja ir a mi pueblo, para
que ME ADORE'» (Éxodo 9: 1).
Donde
Dios es entronado por la adoración de su pueblo, tronos de iniquidad
tienen que caer.
Jesús
dijo: «Al Señor tu Dios ADORARÁS, y a Él solo SERVIRÁS»
(Lucas 4: 8). La adoración y el servicio van juntos. Si adoramos a
Dios con todo el corazón, es inevitable que le sirvamos. El que
adora sirve, y el que sirve correctamente, adora. Los verdaderos
adoradores de Dios le sirven en santidad y de corazón.
Creo
que Dios va a utilizar esta epidemia para sacar a su pueblo de la
dependencia de lo material y terrenal, de las costumbres paganas que
hemos heredado y mostramos un nuevo paradigma, un nuevo modelo que
rompa el poder del mundo sobre nosotros para que le sirvamos de todo
corazón.
Dios
está dispuesto a parar todo el sistema mundial y tomar medidas
drásticas para librar a su pueblo de las dependencias que nos
limitan y nos ahogan espiritualmente. Jesús vino a declarar libertad
a los cautivos, abertura de las puertas al preso, y vista a los
ciegos.
MARCANDO
UNA DISTINCIÓN
Dios
siempre ha hecho una clara distinción entre su pueblo y aquellos que
no son su pueblo. Hay una guerra feroz en los lugares espirituales.
Los dos reinos se están confrontando. Dios está haciendo separación
entre su pueblo y el mundo, entre la luz y las tinieblas, entre el
sistema de Su reino y el sistema de este mundo.
En
la tierra de Gosén donde habitaba Israel había luz, pero una
terrible plaga de densa oscuridad envolvió a Egipto.
Dios
quiere mostrarnos hoy que Él suplirá todas nuestras necesidades
según su riqueza en gloria por Cristo Jesús. Él es Yahweh Jireh,
el Dios que provee. Él proveyó el sacrificio para librarnos del
pecado y la muerte. Sobre todo debemos depender exclusivamente de la
sangre del Cordero de Dios que nos libra de todo pecado y no confiar
en nuestra justicia.
Dios
demostró que solo Él puede suplir y asegurar todo lo que nos falta.
No prosperaremos fuera de él. Dios nos está librando de todo tipo
de idolatría incluyendo el dios del dinero, permitiendo una crisis
económica para que aprendamos a vivir por la fe confiando totalmente
en él.
El
pueblo judío pudo ver palpablemente la mano de Dios al traer plagas
contra Egipto. Vieron cómo Dios les rodeaba de luz en Gosén cuando
los egipcios estuvieron en la oscuridad. Vieron la protección de
Dios para librarles del ángel de la muerte cuando esparcieron la
sangre del cordero sobre sus puertas. Vieron abrirse el Mar Rojo y
miraron con asombro cómo desaparecieron sus enemigos debajo del
agua.
Comieron
el maná que Dios proveía diariamente, para que aprendiesen que el
hombre necesita más que las cosas materiales y que «no sólo de pan
vivirá el hombre, sino que el hombre vivirá de toda palabra que
sale de la boca de Yahweh». Dios les mostró que Él podía
sobrenaturalmente suplir sus necesidades físicas para que no
estuviéramos ansiosos acerca de lo que precisamos para comer o
beber. Dios les mostró que solo Él era su sanador «Yahweh Rafa».
«Y
dijo: Si oyeres atentamente la voz de Yahweh tu Dios, e hicieres lo
recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y
guardares todos sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a
los egipcios te enviaré a ti; porque YO SOY YAHWEH TU SANADOR»
(Éxodo 15: 26).
Y
Dios continúa demostrando hoy que la sanidad viene a través de Él.
Al
igual que el Señor llevó el pueblo de Israel al desierto para que
aprendiesen a depender totalmente de Él, Dios está usando este
tiempo para mostrarnos que no debemos depositar ninguna confianza en
esfuerzos humanos, sino confiar solamente en Él, en su poder, su
provisión y sus promesas.
Tenemos
que decidir a quién vamos a seguir, a quien vamos a creer, a quien
vamos a adorar y a quien vamos a servir.
LEVANTEN
LA MIRADA
Esta
epidemia no ha tomado a Dios por sorpresa. Está profetizado, Jesús
lo vio venir y dijo, «cuando todas estas cosas comiencen a suceder,
pónganse de pie y levanten la mirada, ¡porque la salvación está
cerca!» (Lucas 21: 28)
¿Qué
significa levantar los ojos? Ahora más que nunca debemos levantar
nuestra mirada de lo terrenal, de lo mundano, de todo en lo que hemos
confiado, de todos los dioses falsos que nos han tenido cautivos.
Debemos cambiar nuestras prioridades y alinearnos con el propósito
de Dios en evangelizar el mundo.
1.
Alzad los ojos de lo natural y fijar nuestros ojos en nuestro
Salvador. «Alzaré mis ojos a los montes; ¿De dónde vendrá mi
socorro? Mi socorro viene de Yahweh, que hizo los cielos y la tierra»
(Salmo 121: 1-2) En momentos de pruebas, aflicciones y hasta
calamidades nos damos cuenta de que solo Dios es nuestro socorro.
2.
¡Alzad los ojos! Veamos la mies lista para cosechar. En otra
ocasión, después de su conversación con la mujer de Samaritana,
cuando los discípulos le dijeron: ¿Quién le ha traído comida?
Jesús les respondió, «Mi comida es que haga la voluntad del que
me envió, y que acabe su obra». Los discípulos estaban
pensando solamente en la comida natural, pero Jesús tenía una
comida que le llenaba, la cual ellos aún no conocían. Luego
insistió, «Alzad vuestros ojos y mirad los campos, porque ya
están blancos para la siega».
3.
También dijo, «levantad los ojos porque vuestra redención está
cerca». Nos está diciendo estamos llegando al fin de la temporada,
que el verano de la cosecha se va a terminar, y no hemos cumplido con
nuestra tarea. Hemos estado distraídos y embrujados con los placeres
de este mundo, fascinados con el entretenimiento, confiando en
nuestros trabajos y en el gobierno para solucionar nuestros
problemas.
Esta
pandemia nos está haciendo recapacitar y despertarnos de nuestro
sueño. Es un toque de alarma, preparen el camino del Señor.
«Preparad
el camino del Señor; Enderezad sus sendas. Todo valle se rellenará,
Y se bajará todo monte y collado; Los caminos torcidos serán
enderezados, y los caminos ásperos allanados; Y verá toda carne la
salvación de Dios» (Lucas 3: 4-6).
Dios
está diciendo: «Iglesia ahora es tu momento de alzar los ojos».
Un
abrazo fraternal en el amor de Cristo,
Daniel
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