25-04-2020
Isaías
11 nos da una idea del futuro cuando el Mesías iba a pasar por la
línea de David. Isaías 11: 1 dice:
1
Entonces brotará un retoño del tronco de Jesé (Isaí),
y una rama de sus raíces dará fruto.
La
metáfora de Isaías era la de un brote verde (choter, "vara,
ramita, rama") que crecía del tronco (geza) de un árbol.
El árbol en este caso era Jesé, el padre de David. David fue la
rama original que salió de Jesé, pero Isaías habló de esto como
un evento futuro, la venida del Mesías.
Isaías
entendió la promesa de Dios de que los descendientes de David
gobernarían para siempre. Sin embargo, la amenaza asiria en ese
momento había enfrentado a los hombres con la opción de creer la
promesa de Dios o creer la terrible "realidad" política.
Tales situaciones ponen a prueba la fe de los hombres en la Palabra
de Dios en todas las épocas, y no estamos exentos de tales pruebas
de fe incluso hoy.
Esta
rama profetizada (netser) "dará fruto". El
profeta ya nos presentó esta terminología en Isaías 4: 2,
diciendo: "En ese día, la rama de Yahweh será hermosa y
gloriosa, y el fruto de la tierra será Su orgullo". El
propósito de una rama es llegar a dar el fruto de un árbol. Esta
rama ciertamente será fructífera, nos dice el profeta.
¿Pero
qué tipo de fruto debía dar esta rama? Quizás la mejor descripción
del fruto se encuentra en Gálatas 5: 22-23,
22
Pero el fruto del Espíritu es amor: gozo, paz, paciencia,
benignidad, bondad, fidelidad, 23 mansedumbre, dominio propio; contra
estas cosas no hay ley.
No
hay ninguna ley que prohíba que se manifieste el fruto del Espíritu.
El amor, por supuesto, es el mayor de estos frutos, y la Ley se basa
en él como fundamento (Traductor:
Creo que el fruto del Espíritu es uno, el amor; es decir Cristo
formado en nosotros; el resto son las características de dicho amor.
Me gusta describir el Fruto del Espíritu como una naranja, cuya piel
o parte externa es el amor y el resto son los ocho gajos internos,
que se manifiestan según proceda). Quienes piensan
que algunas de las Leyes de Dios (especialmente los juicios de Dios)
se basan en el odio o la venganza carnal no entienden que toda la Ley
depende de los dos grandes mandamientos de amor a Dios y amor al
prójimo.
No
hay ley contra el amor porque todas las leyes provienen de la
naturaleza de Dios. Dios es amor, e incluso Sus juicios están
motivados por el amor. Es solo cuando entendemos mal los juicios de
Dios que nos confundimos, pensando que los juicios de Dios están
enraizados en la impotencia para salvar a los pecadores.
Sin
embargo, como veremos en el próximo versículo, la Sabiduría es uno
de los siete Espíritus de Dios. Dios fue lo suficientemente sabio
como para idear un plan de Creación en el que Su victoria estaba
asegurada. El Espíritu de Fortaleza era lo suficientemente fuerte
como para implementar Su plan y cumplir Su promesa hecha al mundo.
Los
siete Espíritus de Dios
Isaías
11: 2 dice:
2
El Espíritu de Yahweh descansará sobre Él, espíritu de sabiduría
y comprensión, espíritu de consejo y fortaleza, espíritu de
conocimiento y de temor de Yahweh.
Sabemos
que estos siete espíritus descansaban completamente sobre
Jesucristo, como predijo el profeta, porque Él era el Logos (Juan 1:
1). El concepto hebreo del Logos era uno que encarnaba la Palabra de
Dios, es decir, la Palabra hecha carne, la Palabra viva. Fue llamada
la Memra. Moisés fue su primer ejemplo de esto, pero el
Mesías también debía ser como Moisés (Deuteronomio 18: 15).
Si
contamos cada séptima letra hebrea en los versículos 1 y 2
anteriores, y si sumamos el valor numérico de ellas, suman 888, que
también es el valor numérico de Jesús en griego. Por lo tanto,
oculto en el texto de Isaías mismo hay una alusión matemática al
Mesías, que nos da una pista para discernir Su nombre en griego.
También
muestra que Dios no tuvo problemas para usar el idioma griego tan
fácilmente como el hebreo, porque integró a los dos en esta
profecía oculta de Isaías 11: 1-2 y también en muchos otros
pasajes.
Las
siete iglesias
Los
Siete Espíritus de Dios se correlacionan con las siete iglesias de
Apocalipsis 2 y 3. Cada una de las siete iglesias necesitaba un
espíritu diferente para lidiar con su llamado profético para vencer
en su situación única. Entonces vemos:
1.
Éfeso necesitaba el
Espíritu de Yahweh para vencer.
2.
Esmirna necesitaba el
Espíritu de Entendimiento para vencer.
3.
Pérgamo necesitaba el Espíritu
del Consejo para vencer.
4.
Tiatira necesitaba el Espíritu
del Conocimiento para vencer.
5.
Sardis necesitaba el
Espíritu de Sabiduría para vencer.
6.
Filadelfia necesitaba el
Espíritu de Fortaleza para vencer.
7.
Laodicea necesitaba el
Espíritu de Temor de Yahweh para vencer.
(Ver
Apocalipsis,
Libro 1, capítulo 11
para
un estudio más completo; https://josemariaarmesto.blogspot.com/2016/09/libro-apocalipsis-comentario-nuevo.html).
Mientras
que Dios ha considerado conveniente distribuir Sus dones en la
Iglesia, sin darle a nadie todos los dones, para que podamos aprender
a funcionar como un Cuerpo, la Cabeza debe poseer todos los dones
para poder dirigir todas las cosas del Cuerpo. Lo mismo es cierto con
los Siete Espíritus de Dios, ya que estos se distribuyen a cada una
de las siete iglesias, pero la Cabeza de la Iglesia recibe los siete
espíritus.
La
Menorá
La
Menorá, o "Candelabro, Candelero" del templo, era una
lámpara que tenía siete ramas para iluminar el Lugar Santo. Las
siete iglesias en Apocalipsis 2 y 3 se representan en el versículo
anterior, Apocalipsis 1: 20,
20
En cuanto al misterio de las siete estrellas que viste en Mi mano
derecha, y los siete candeleros de oro: las siete estrellas son los
ángeles de las siete iglesias, y los siete candeleros son las siete
iglesias.
Por
lo tanto, la Menorá estaba destinada a ser una imagen profética de
las siete iglesias con Cristo sirviendo también como la rama
principal en el centro (Apocalipsis 1: 13). Las siete estrellas
parecen ser las llamas en cada una de las siete ramas. Juan dice que
son los ángeles de las siete iglesias, es decir, los mensajeros
enviados para impartir los siete espíritus sobre las iglesias para
que puedan vencer.
De
esto se desprende que en la Iglesia hay vencedores y aquellos que,
aunque son creyentes, todavía no han logrado vencer. Esencialmente,
los no vencedores son como Jacob, mientras que los vencedores son
como Israel. Los creyentes son, pues, jacobitas, mientras que los
vencedores son israelitas.
Para
usar la terminología de Isaías, los vencedores son el Remanente que
regresa del cautiverio asirio. Entonces encontramos que Jacob mismo
fue a Harán (Siria / Asiria) donde permaneció en esclavitud durante
veinte años. Regresó como israelita para representar el principio
del Remanente. Como veremos más adelante, Isaías 44: 1
identifica a Jacob como "mi siervo", pero a Israel como el
"elegido".
Juan
implica que no todos los que forman parte de las siete iglesias
realmente vencerán. Por esta razón, está claro que los creyentes
no son necesariamente vencedores. Quedan muchos jacobitas en la
Iglesia, personas engañadas al pensar que Dios
necesita ayuda del brazo de la carne para cumplir Sus promesas.
La base de su sistema de creencias aún depende de la carne adámica
y su poder. Solo aquellos que vencen este camino carnal pueden ser
llamados israelitas.
Necesitamos
los siete espíritus de Dios para lograr el equilibrio y la victoria
completa. Sin embargo, el espíritu dominante que se necesita
en la iglesia final (Laodicea) es el Temor del Señor. Este es
probablemente el más incomprendido de todos los espíritus, porque
la mayoría de la gente piensa que el "temor" es miedo.
Pero el concepto hebreo es más amplio que eso. Significa tener
reverencia o respeto por el Señor, honrándole al
reconocer Su soberanía.
En
su aplicación política, el Temor del Señor significa reconocer que
somos "una nación bajo Dios". Más específicamente,
significa reconocer a Jesucristo como Rey, porque Él es el Heredero
de todas las cosas y se le ha dado el derecho de gobernar a todas las
naciones. Los vencedores enseñan y trabajan hacia ese fin hasta que
todas las cosas hayan sido puestas bajo sus pies.
Él
juzgará con rectitud
Isaías
11: 3-4 continúa,
3
Y se deleitará en el temor de Yahweh, y no juzgará por lo que ven
sus ojos, ni tomará una decisión por lo que escuchen sus oídos; 4
sino que con justicia juzgará a los pobres, y decidirá con justicia
por los afligidos de la tierra, y golpeará la tierra con la vara de
su boca, y con el aliento de sus labios matará al impío.
Aquí
se representa al Mesías como el gran Juez de la Tierra. Entonces
Jesús dijo en Juan 5: 22:
22
Porque ni siquiera el Padre juzga a nadie, sino que ha dado todo el
juicio al Hijo.
Isaías
dice: "Se
deleitará en el temor del Señor".
Jesús dijo en Juan 5: 19:
19
Por lo tanto, Jesús respondió y les dijo: “De cierto, de cierto
os digo que el Hijo no puede hacer nada por sí mismo, a menos que
sea algo que ve hacer al Padre; porque todo lo que hace el Padre,
estas cosas también hace el Hijo de la misma manera".
En
otras palabras, Jesús era el Amén de Dios (Apocalipsis 3: 14), Uno
que daba testimonio del Padre y no hacía nada por iniciativa
propia. Su deleite estaba "en el temor del Señor",
porque honraba a Su Padre al nunca desviarse de Su voluntad. Nosotros
también estamos llamados a ser como Cristo, porque somos llamados
a honrar a Cristo de la misma manera, sin hacer nada por nuestra
propia iniciativa, sino haciendo y diciendo solo lo que Jesús hace y
dice. Entonces Juan 5: 23 dice:
23
Para que todos honren al Hijo, así como honran al Padre. El que no
honra al Hijo no honra al Padre que lo envió.
Como
el gran Juez de la Tierra, Jesús no basa Sus veredictos en el
testimonio superficial de los hombres, porque los recuerdos de los
hombres les fallan y a menudo ven lo que no está allí. Todos los
jacobitas están en alguna forma de auto-engaño, por lo que sus
testimonios no son confiables. El juez debe discernir la verdad
para emitir un veredicto justo. No dará especial consideración a
los ricos y poderosos, porque a diferencia de las leyes de los
hombres, las Leyes de Dios son imparciales. Tampoco exigirá más
restitución de un hombre rico que de un hombre pobre que sean
culpables del mismo crimen (Éxodo 23: 3). Toda restitución se
establece de acuerdo con la magnitud del delito, no de acuerdo con la
capacidad de pago.
Apocalipsis
2: 27 y en otros lugares, se dice que Cristo gobernará con "vara
de hierro". Eso, por supuesto, es una metáfora de la
fuerza, que muestra que su gobierno, trono y veredictos serán
inquebrantables. La vara o el cetro de un juez nunca se utilizaban
para golpear a alguien en la cabeza.
Isaías
define la vara de Cristo por la cual juzga la Tierra con justicia.
Golpea la Tierra con "la vara de su boca". En otras
palabras, la vara es su veredicto que pronuncia en el Tribunal
Divino. Es una vara de hierro porque Su Palabra no puede ser
quebrantada (Juan 10: 35). Incluso la pena de muerte es un veredicto
que proviene del "aliento de sus labios", dice el
profeta.
Juan
va más allá con esta metáfora hebrea al hablar de su lengua como
una espada afilada. Apocalipsis 19: 15 dice:
15
De su boca sale una espada afilada, para que con ella derribe a las
naciones, y las regirá con una vara de hierro ...
En
el lenguaje metafórico hebreo, el "filo" de una espada era
una boca (peh). Así, Éxodo 17: 13 dice:
13
Entonces Josué abrumó a Amalec y su pueblo con el filo [peh,
“boca”] de la espada.
La
"espada
afilada"
que sale de la boca de Cristo, entonces, es la Palabra que Él habla.
Por lo tanto, Pablo dice que debemos empuñar "la
espada del Espíritu, que es la palabra de Dios"
(Efesios 6: 17).
Bajo
el Antiguo Pacto, los hombres conquistaban con espadas físicas; bajo
el Nuevo Pacto, conquistamos por la Palabra de Dios a través de la
predicación de la Palabra. Su lengua es su espada. Esto se ve
claramente en Isaías 11: 4, donde el profeta define el justo juicio
del Mesías.
https://godskingdom.org/blog/2020/04/isaiah-prophet-of-salvation-book-2-part-21
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