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Un buen libro cristocéntrico, que nos lleva a través de la senda de la Cruz, del sufrimiento, del dolor. Escrito por alguien que ha experimentado su cuota de los sacrificios de Cristo en Su pasión, Getsemaní, crucifixión, sepultura y resurrección; es decir, una crucificada levantada en victoria y, por tanto, autorizada para hablarnos de la Cruz.
Si está dispuesto a ser valiente e inscribirse en La Escuela del Dolor, y mirar al dolor cara a cara para poder experimentar la gloria de la resurrección, este libro le ayudará mucho.
Dedicatoria.................................................................... 6
Agradecimientos......................................................... 8
Prólogo............................................................................ 11
Capítulo I
Un dulce comienzo y un doloroso morir
en el altar.................................................................. 16
Capítulo II
La realidad toca a mi puerta.................................. 39
Capítulo III
El comienzo de su final............................................ 66
Capítulo IV
Dios puso mi mundo patas arriba para
enseñarme sus caminos........................................ 128
Capítulo V
Una tierna enseñanza y una final reflexión ..... 176
Epílogo............................................................................ 184
Bibliografía.................................................................... 191
Prólogo
Este es un escrito sencillo que nació después de haber
vivido una experiencia dolorosa y de
haber experimentado lo que significa seguir a Cristo
y morir a todo en nuestras vidas para recibir todo
de Él. Las pruebas y los tratos de Dios continúan
pero con una visión diferente acerca de los Caminos
de Dios en las vidas de aquellos que le amamos con
todo el corazón y queremos seguirle.
He comprendido lo que significa la Soberanía de Dios en sus decisiones
para nuestras vidas y he vivido el dulce amor
de nuestro Padre en medio de mis tribulaciones.
Este pequeño libro está escrito para quienes
están enfrentando una dura prueba en sus vidas;
para aquellos que están siendo llevados al desierto,
a los tratos de Dios con Su pueblo, para limpiarlos,
purificarlos y probar su corazón,
además para ensancharlos en la Plenitud de Él y establecerlos en
Cristo, en donde solo se aprende a depender de Él
y aferrarse a Jesús como el TODO en sus vidas; se
escribió para que quienes lo lean vean la soberanía
de Él, la misericordia, la ternura y el consuelo de
Aquel que lo llena todo en todos, nuestro Dios es
bueno, pero a la vez desea matar todo vestigio de
nuestra vieja naturaleza, desea limpiarnos y hacer
que nuestra vida sea un continuo sacrificio para Él
como verdadera adoración, y por lo tanto, se valdrá
de lo que más amamos, de aquello que el enemigo
utiliza para destruirnos y de lo que nosotros permitimos en nuestras vidas;
el camino de Cristo es un camino solo para aquel que lleva Su madero,
se niega a sí mismo y le sigue y esto es lo que surgió del
corazón de Dios para enseñarme y que yo a través
de su Espíritu relato aquí.
Existen muchos libros en la librerías que hablan
acerca de las pruebas, del dolor, de la muerte, pero
este escrito está hecho con el corazón y en cada
hoja escrita existen lágrimas que brotaron de mis
ojos al escribirlas, se escribió con el alma y con la
esperanza de que sirva a la edificación del pueblo
de Dios que camina con Él,
lejos de toda religiosidad en una íntima relación llevando Su vituperio
fuera del campamento, este es uno de los aspectos
que hacen parte del caminar con Cristo.
Todo aguijón en nuestra carne puesto por nuestro Gran Dios
es para que observemos la suficiencia
de Él y Su potencia en nuestra debilidad, cuando
un ser amado muere, algo de uno muere también,
y una fugaz alegría no quitará una pena y un dolor,
Jesús es el único Consuelo y Esperanza, y el único
que puede llenar el vacío que deja nuestro ser amado.
Él es la fuente de agua viva que calma nuestra sed,
en esos momentos la Gracia de Dios llega
para hacer lo que nosotros no podemos realizar en
nuestras propias fuerzas. Cuando a mi amado le
diagnosticaron el cáncer, fue como si a mí también
me lo hubieran diagnosticado,
mi vida quedó congelada para servirle y ayudarle en todo su proceso,
que a la postre también era para mí un trato y una
enseñanza de parte de Dios quien sin matricularme
me inscribió ‘En la Escuela del Dolor’.
Cuando alguien que amas muere, la vida se ve
diferente, la banalidad de este mundo se va, y solo
queda un profundo deseo de ayudar a consolar a
aquellos que sufren el dolor de una pérdida, es la
magnífica oportunidad de hacer las cosas a la manera de Dios
y principalmente para buscar una vida
limpia y de obediencia bajo la voluntad de Aquel
que dio su vida para que hoy tuviéramos
entrada a nuestro Padre.
entrada a nuestro Padre.
Esta experiencia devastó mi vida y abatió mi
corazón, pero produjo un perfume fresco como la
mirra, que nunca hubiera podido darse sin haber
pasado por este dolor tan grande.
La mirra es amarga en su sabor pero exquisita en su olor, y este aroma
se produce solo cuando se es machacada. Nuestro
Rey y Señor desmenuza nuestras vidas para producir en nosotros
fragancia agradable para Él:
“¿Quién es esta que sube del desierto como columnas de humo,
sahumada de mirra y de incienso,
y de todos los polvos aromáticos?” (Cantares 3:6)
y de todos los polvos aromáticos?” (Cantares 3:6)
Son los hijos del Señor, aquellos que han decidido
caminar el camino del continuo sacrificio de sus
vidas, que no les importa el costo, y quieren vivir
la vida de Jesús, aquellos que para obedecer deben
perder, para así ser transformados en la imagen de
Él, para que al final Jesús pueda decir de nosotros,
“¿Quién es esta que sube del desierto, recostada
sobre su amado?...” (Cantares 8:5)
Y escucha la propia voz de su Amado que le dice:
“Levántate, oh compañera mía, hermosa mía
y vente. Porque he aquí ha pasado el invierno,
se ha mudado, la lluvia se fue”. (Cantares 2:10-11)
Su amada se convirtió en perfecta y hermosa a
los ojos del Rey, se llegó a Su corazón, y se complació en Él,
por lo tanto, el duro invierno pasó, salió
del desierto y la vida de Cristo fluye en su vida y ese
fluir arrastra a otros.
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