21-07-2020
En
Isaías 27: 1 la serpiente llamada Leviatán intenta sin éxito huir
del talón de la profetizada "simiente" de la mujer. La
constelación Draco es una constelación muy larga, que gira y gira
por los cielos, abarcando "un tercio de las estrellas"
(Apocalipsis 12: 4). El derrocamiento de esa serpiente se representa
en Apocalipsis 12: 7-9, diciendo:
7
Y hubo guerra en el cielo, Miguel y sus ángeles libraron una guerra
con el dragón. El dragón y sus ángeles emprendieron la guerra, 8 y
no eran lo suficientemente fuertes, y ya no se encontró un lugar
para ellos en el cielo. 9 Y fue arrojado el gran dragón, la
serpiente antigua que engaña al mundo entero; fue arrojado a la
tierra y sus ángeles fueron arrojados con él.
Juan
entonces "escuchó una voz fuerte en el cielo", que
pudo haber sido una canción de victoria similar a la canción en
Isaías 27: 2-11 en el día en que Leviatán, la "serpiente"
fue derribada. Tanto Isaías como Juan estaban viendo el mismo
resultado de la victoria sobre el dragón.
El
cántico de victoria
Isaías
27: 2 presenta su cántico de esta manera:
2
En ese día, "¡Una viña de vino, cantad de ella!"
Parece
que "una viña de vino" es el título del cántico
del profeta. Recordemos que Isaías ya había compuesto el "Cántico
de mi amado sobre su viña" en Isaías 5: 1-7. En ese
cántico, la viña en su conjunto fue identificada como "la
Casa de Israel" (Isaías 5: 7), y Judá era "Su
planta deliciosa" dentro de la viña.
Entonces
sabemos que la viña era una metáfora de la Casa de Israel, que
estaba siendo exiliada a Asiria. Según Hebreos 11: 15-16 Israel
nunca iba a encontrar el camino de regreso a la Vieja Tierra, sino
que buscaría el mejor país y la ciudad celestial que Abraham le
prometió.
El
Cántico de Victoria de Isaías
tiene dos partes. Comienza con Dios cantando y termina con una
respuesta de la viña misma. Se lee de esta manera en Isaías 27: 3-5
en la traducción de Ferrar Fenton:
El
Señor canta:
3 Yo, Yahweh, siempre la cuido;
Cuando la visito, la riego,
la observo de día y de noche.
La
Viña responde:
4 ¡No tengo ningún muro a mi alrededor! -
¿Quién me hará un seto?
En la guerra me arruinaré.
¿Alguien me cuidaría entonces?
¿O fuerza, me protegería?
¿Hacerme la paz, o descansar?
La
declaración de Dios es consistente con los otros profetas en que Él
promete "protegerla", incluso durante el tiempo de
exilio y vagabundeo de Israel. Por ejemplo, Amós 9: 8-9 dice:
8
He aquí, los ojos del Señor Yahweh están sobre el reino pecador, y
lo destruiré de la faz de la tierra; sin embargo, no destruiré
totalmente la casa de Jacob", declara Yahweh, 9 "Porque he
aquí, yo mando, y sacudiré la casa de Israel entre todas las
naciones, como el grano se sacude en un tamiz, pero ni un grano caerá
al suelo".
El
hecho es que muchas generaciones murieron y fueron enterradas en el
suelo. La profecía de Amós suena hueca para aquellos que no
entienden la resurrección de los muertos. Esas generaciones que
cayeron en el largo desierto del exilio de Israel pensaron que
“nuestra esperanza ha perecido; estamos completamente aislados”
(Ezequiel 37: 11). Sin embargo, los huesos secos de la Casa de Israel
se unirían y la vida volvería a ellos (Ezequiel 37: 10).
Vemos,
entonces, que la protección de Dios no significaba que Israel
evitaría el juicio por ser un "reino pecaminoso". La
nación seguramente sería destruida, y la gente realmente moriría;
pero, no obstante, la entidad del Reino de Dios sería preservada, y
al final, estaría poblada por los justos.
Los
siglos intermedios, sin embargo, darían la apariencia de que las
promesas de Dios habían fallado. Las tribus de Israel estaban
"perdidas" y "olvidadas". Los hombres asumieron
que la Casa de Judá era todo lo que quedaba y que Judá,
necesariamente, había reemplazado a Israel como los herederos de la
Primogenitura (Derecho de Nacimiento) de Efraín-José. Entonces, los
judíos de hoy, que afirman tener ascendencia de la Casa de Judá,
ahora afirman ser israelitas y custodios de la Primogenitura. Yerran,
sin saber la diferencia entre Israel y Judá.
La
respuesta de la viña en Isaías 27: 4 es la queja: “¡No tengo
ningún muro a mi alrededor! ¿Quién me hará un seto?” Desde
su oscura perspectiva, ella no podía ver la protección de Dios. Se
veía tan vulnerable como una ciudad sin murallas. "En la
guerra estaré arruinada", se lamenta, “¿Quién me
daría fuerza o me protegería? ¿Quién me concedería paz o
descanso?”
La
respuesta de Dios a esta falta de fe se encuentra en los siguientes
versículos.
El
Reino fructífero
Mientras
que los hombres son miopes, Dios ve el final desde el principio.
Mientras que los hombres son de corta duración, Dios es la vida
misma. Los hombres tienen dificultades para ver más allá de su
propia vida; Dios no está obligado por el tiempo y ve toda la
historia en términos de su victoria final y segura.
Isaías
27: 6 (NASB) dice:
6
En los días venideros, Jacob echará raíces, Israel florecerá y
germinará, y llenará de fruto el mundo entero.
En
otras palabras, la viña dará sus frutos tal como se pretendía
desde el principio. Dios había plantado su viña en la tierra de
Canaán en el tiempo de Josué. Isaías 5: 2 describe esto:
2
La cavó por todas partes, quitó sus piedras, y la plantó de vides
escogidas. Edificó una torre en medio de ella, y también excavó en
ella un lagar; y esperaba que produjera uvas buenas, pero solo
produjo uvas silvestres.
Debido
a que la viña no pudo producir uvas adecuadas, Dios dijo: "La
arrasaré" (Isaías 5: 6). Por lo tanto, la viña de Israel
fue destruida, y los israelitas fueron exiliados a Asiria. Pero al
final, Dios realmente tendrá su viña, y será fructífera, porque
ese era el propósito de su plantación en los días de Josué (o
Yahshua). Así, el plan divino requería otro Yahshua, conocido en
griego como Iesus y en español como Jesús, que replantara la
viña y la hiciera fructífera.
Mientras
que el primer Josué (Yahshua) era solo un tipo y una sombra, cuya
viña no logró producir la calidad de fruto que Dios requería, el
último Joshua (Yahshua) fue el antitipo. Su viña cumplirá los
requisitos de Dios y "llenará de fruto el mundo entero".
El
Derecho de Nacimiento se componía de dos elementos principales: el
Mandato de Dominio (Génesis 1:26) y el Mandato de Fecundidad o
Fructificación (Génesis 1: 28). La Primera Venida de Cristo fue
para asegurar el Mandato de Dominio, que había sido confiado a Judá.
La Segunda Venida de Cristo será para asegurar el Mandato de
Fecundidad confiado a José-Efraín. El nombre de Efraín significa
"fecundidad", o más literalmente, "una doble porción
de fruto".
La
tribu física de Efraín, siendo "natural" (psukikos,
"anímica"), fue incapaz de producir el fruto del Reino.
Pablo nos dice que el "viejo hombre" (KJV) o "viejo
yo" (NASB) es incapaz de aceptar las cosas del Espíritu (1ª
Corintios 2: 14), porque su padre es Adán, quien fue hecho un alma
viviente. Para cumplir los términos de la Primogenitura, uno debe
ser engendrado por Dios mismo, como Cristo, como "Espíritu
vivificante" (1ª Corintios 15: 45). Estos son
verdaderamente los hijos de Dios, mientras que todo nacimiento
"natural" de padres terrenales no alcanza la gloria de
Dios.
Entonces
Efraín, junto con el resto de la Casa de Israel, encontró imposible
producir fruto de calidad en la viña que Dios plantó a través de
Josué. La nación murió. La promesa de la resurrección no
significaba que la vieja nación carnal se levantaría en el mismo
estado en que murió. No, dice Pablo en 1ª Corintios 15: 42-44,
42
Así también es la resurrección de los muertos. Se siembra un
cuerpo perecedero, se levanta un cuerpo imperecedero. 43 Se siembra
en deshonra, se resucita en gloria; se siembra en debilidad, se
levanta en poder. 44 Se siembra cuerpo natural
[psukikos, "anímico", se levanta cuerpo
espiritual [pneumatikos] …
En
otras palabras, el cuerpo anímico, dado por nuestros padres
terrenales, no es lo que resucitará de los muertos. Lo que se
levantará será el cuerpo espiritual que fue engendrado por el
Espíritu de Dios a través de la semilla de la Palabra (evangelio).
Así
también sucede con la Casa de Israel. La nación misma fue
"sembrada" en la tierra como un "cuerpo
perecedero", "sembrado en deshonra" y "en
debilidad". Eso no es lo que se levantará de entre los
muertos. El Cuerpo que resucitará de entre los muertos es el Cuerpo
de Vencedores, que se convirtieron en miembros de la tribu de Judá
por fe en Jesús, el Rey de Judá, y que luego alcanzaron la madurez
espiritual para calificar como israelitas dignos del nombre del
Derecho de Nacimiento.
Estos
son los que forman la viña resucitada en la Primera Resurrección de
Apocalipsis 20: 5-6. La viña de Dios se expandirá en los siglos
venideros hasta que llene de fruto el mundo entero. Esa es la
Restauración de Todas las Cosas y la Reconciliación de la Creación
misma.
https://godskingdom.org/blog/2020/07/isaiah-prophet-of-salvation-book-4-part-20
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