20 de abril de 2019
Quiero
hacer una breve pausa en nuestro estudio de los jueces para comentar
sobre el trasfondo legal de las cautividades de Israel. En otras
palabras, ¿qué cosas ocultas se lograban al poner a Israel en
cautiverio? ¿Qué pasaba con el Mandato de Dominio durante un
cautiverio? ¿Cómo ve Dios este cambio en la autoridad?
El
Derecho de Nacimiento (Primogenitura) y el Dominio
Primero,
es importante comprender que la Derecho de Nacimiento
(Primogenitura) se originó en el primer capítulo de Génesis,
aunque en realidad no se mencionó hasta que Esaú se la vendió a
Jacob en Génesis
25:31,32.
Había dos disposiciones principales en el Derecho de Nacimiento: el
Mandato de Dominio (Génesis
1:26 KJV),
que daba autoridad y el derecho a gobernar, y el Mandato de
Fructificación o Fecundidad (Génesis
1:28),
que especificaba la responsabilidad que debía cumplirse.
Muchos
extrañan esto, porque ven la idea de ser fructíferos y
multiplicarse solo en términos de aumentar la población de la
Tierra. Pero cuando se dio ese mandato, Adán aún no había pecado,
por lo que era verdaderamente un "hijo de Dios", como lo
describe Lucas
3:38.
Debido
a
que
por
la
Ley de Biogénesis se
engendra lo mismo,
si Adán hubiera tenido Hijos antes de su pecado, habría tenido
Hijos de Dios a su imagen y semejanza. Pero cuando pecó, perdió esa
condición prístina como Hijo de Dios, y cuando más tarde engendró
hijos, nacieron con su imagen imperfecta y mortal.
La
responsabilidad de ser fructífero
Por
esta razón, la
revelación divina a partir de ese momento fue realmente diseñada
para mostrarnos cómo volver a convertirnos en Hijos de Dios.
Juan
1:12
dice así:
12
Pero
a todos los que le recibieron, aquellos que creen en su nombre, Él
les dio el derecho [exousia,
"autoridad"]
para
convertirse
en hijos de Dios.
Aquí
vemos que los
hijos de Adán ya no son Hijos de Dios, sino que deben "convertirse
en hijos de Dios"
por la fe en Cristo.
Su genealogía de Adán no los hace Hijos de Dios, porque perdieron
la "semejanza" de Dios cuando Adán pecó. Así que Juan
continúa explicando que este derecho a ser hijos de Dios es para
aquellos "nacidos
no de sangre"
o, mejor aún, "engendrados
no por línea de sangre física".
El
punto es que la
Primogenitura, o Derecho de Nacimiento, viene en dos niveles: físico
y espiritual.
Ser físicamente un hijo primogénito del titular de la Primogenitura
daba ciertos derechos legales, pero esos derechos estaban
condicionados al carácter espiritual. Tales derechos no eran
absolutos. Por eso, Ismael fue descalificado debido al estatus de su
madre como esclava, y Rubén fue descalificado porque "contaminó
la cama de su padre"
(1
Crónicas 5:1;G
énesis 35:22).
En última
instancia, todos los descendientes de Adán fueron descalificados por
el pecado y, por lo tanto, todos debemos llegar a ser Hijos de Dios
de otra manera, mediante un segundo engendramiento por la fe, al
escuchar la Palabra y recibir la semilla inmortal del evangelio del
Nuevo Pacto (TRADUCTOR:
y el subsecuente proceso de maduración de dicha semilla hasta
alcanzar la Filiación).
El
pecado trae esclavitud y cautiverio, en el que los hombres pierden su
libertad y son despojados de la autoridad inherente a la
Primogenitura. Esto sucedió universalmente cuando Adán pecó,
llevándonos a todos a la esclavitud del pecado (personificado como
el amo de esclavos), cuya "ley
del pecado"
(Romanos
7:23)
nos vemos obligados a obedecer a través de la debilidad de la
naturaleza humana. Por lo tanto, "todos
han pecado"
(Romanos
3:23).
Aplicando
nacionalmente este principio, Israel como nación tenía la
Primogenitura, incluyendo el Mandato de Dominio para gobernar la
Tierra. En otras palabras, fueron "elegidos" como una
nación para dar a luz a los Hijos de Dios y así cumplir con su
responsabilidad de ser fructíferos y multiplicarse. Su mandato
era principalmente engendrar Hijos de Dios. Sin embargo, no lo
hicieron a causa del pecado.
Dar
la Primogenitura a otras naciones
Debido
a que la Ley permite que un hijo primogénito sea despojado de la
Primogenitura si se demuestra que es indigno, Israel como nación
también fue despojada de la Primogenitura. Dios condenó a Israel en
la Corte Divina, y debido a que la nación carecía de los recursos
espirituales para pagar la restitución, Dios los "vendió"
al rey de Mesopotamia (Jueces
3:8).
Una
vez más, Dios “vendió” a Israel a Jabín, rey de Canaán
(Jueces
4:2).
Esta venta se realizó según de la Ley que se encuentra en Éxodo
22:3,
que dice que si un hombre no pudiera pagar la indemnización, se lo
vendería como esclavo. En otras palabras, perdería su libertad y la
Ley lo obligaría a servir a su amo durante un tiempo determinado.
Esto es lo
que Dios hizo con Israel. El Mandato de Dominio fue quitado de Israel
y dado a las naciones extranjeras. La implicación legal de esto es
que Israel perdía temporalmente su estado de "elegida". El
Mandato de Dominio se otorgó a varias naciones extranjeras, y Dios
las trató como "elegidas". Pero esas naciones extranjeras,
que ignoraban en gran medida la Ley de Dios y Sus caminos, utilizaron
el Mandato de Dominio para su propia ventaja carnal, en lugar de
buscar tratar de dar a luz a los Hijos de Dios. Se les daba la
oportunidad de sostener el cetro por una temporada corta, pero no
entendieron la responsabilidad que conllevaba.
De esta
manera, Dios "eligió" otras naciones, dándoles la
oportunidad a cada una a su vez de experimentar la Primogenitura. Sin
embargo, el plan soberano de Dios había determinado de antemano que
esas naciones no cumplieran los términos de la Primogenitura, ni
dieran a luz a los Hijos de Dios. A la carne siempre se le da la
primera oportunidad de hacer la obra, aunque solo sea para probar su
insuficiencia e indignidad.
Entonces,
a lo largo del libro de Jueces, podemos ver cómo Dios eligió
a Mesopotamia
(es decir, Babilonia), luego a Moab, luego a Canaán, luego a Madián,
luego a los filisteos, y así sucesivamente. Todos ellos demostraron
ser indignos de la Primogenitura, por lo que todos fueron despojados
de ellos en los tiempos señalados. El Mandato de Dominio continuaba
volviendo a Israel cuando se arrepentía, pero desafortunadamente,
Israel siempre volvía a pecar.
Finalmente,
en el tiempo de Isaías, Dios echó a Israel de la Tierra y los puso
en cautiverio a Asiria. Esto resultó ser un cautiverio muy largo, y
nunca regresaron a la Antigua Tierra. Un siglo después, Judá
también fue llevada cautiva a Babilonia. Regresaron después de 70
años, pero incluso entonces permanecieron bajo el dominio de los
persas, seguidos por los griegos y los romanos y luego el "cuerno
pequeño" que era una extensión de Roma (ver Daniel 7).
Mientras
estuvieron en cautiverio, el Mandato de Dominio estuvo en manos de
naciones extranjeras. Eso significaba que la Primogenitura en sí
misma, y el derecho a ser "elegida", estaría en manos de
naciones extranjeras que nunca podrían dar a luz a los Hijos de Dios
para cumplir el Mandato de Fructificación. Durante este largo
cautiverio, ni Israel ni Judá fueron "elegidas", porque
aún estaban en "la dispersión" y no en el Reino de Dios.
La
fase final
En 1948,
Esaú, alineado con el remanente de Judá (la higuera maldita que
volvió a la vida), recibió la Primogenitura para satisfacer el
reclamación de Esaú a causa del pecado de Jacob contra él en
Génesis 27. Sin embargo, debido a que el tiempo de Babilonia aún
no estaba completado, la demanda de Esaú tendría que cumplirse
dentro del contexto general del cautiverio babilónico. De lo
contrario, Babilonia podría quejarse en la Corte Divina de que se
estaba reduciendo su tiempo. Dios resolvió este problema haciendo
que Esaú-Edom tomara el control de Babilonia, para que ambas
reclamaciones pudieran cumplirse simultáneamente en los últimos 70
años del dominio de os Imperios Bestias.
Por
supuesto, ni Edom ni Babilonia han cumplido los términos del Mandato
de Dominio, ya que ambas eran carnales. Ninguna tenía la intención
de dar a luz a los Hijos de Dios. Ambas buscaban esclavos, en lugar
de hijos, y sabemos que los esclavos no son herederos de la
Primogenitura. Por lo tanto, todas estas naciones siguieron los pasos
de Agar, la esclava, que solo podía producir esclavos como
descendencia.
¿Quiénes
son los santos?
Al
final, Daniel
7:21,22
KJV dice que cuando la Bestia Final haya llegado al término de su
tiempo, el dominio pasaría a "los
santos del Altísimo".
Daniel no define este término, dejando espacio para que muchos
piensen que se refería a los descendientes físicos de Israel o
Judá. Pero el Nuevo Testamento muestra claramente que no hay nadie
“santo” sin Jesucristo.
Un
"santo" es alguien santo, puro o limpio. Bajo el Antiguo
Pacto, tal limpieza se lograba mediante lavados ceremoniales
(bautismos), que los sacerdotes realizaban en la fuente antes de
entrar en el santuario. Pero Hebreos
9:8-10
dice:
8
El
Espíritu Santo está indicando esto, que el camino hacia el lugar
santo aún no se había revelado, mientras que el tabernáculo
exterior todavía estaba en pie, 9 que es un símbolo para el tiempo
presente. En consecuencia, se ofrecen tanto dones como sacrificios
que no pueden hacer que el devoto sea perfecto en conciencia, 10 ya
que se relacionan solo con la comida y la bebida y diversos lavados
[baptismos,
"bautismos"],
reglamentos
para el cuerpo impuestos hasta el momento de la reforma.
Leemos
en 1
Juan 1:7,
"la
sangre de Jesús, su Hijo, nos limpia de todo pecado".
Jesús mismo dijo en Juan
15:3:
"Vosotros
ya
estáis limpios por la palabra que os he hablado".
No se limpiaron con agua física, sino con el lavado de la Palabra,
es decir, creyendo la Palabra de Cristo y aplicando Su sangre, que
nos limpia de todo pecado.
Así
es como un "santo" se define bajo el Nuevo Pacto. Entonces,
así es como debemos definir la
palabra "santo" usada en Daniel
7:22.
Estos son los que han recibido la Primogenitura que fue despojada
tanto de Babilonia como de Esaú el 12 de octubre de 2017.
Y aunque esas naciones carnales aún se han negado a liberar a sus
esclavos y renunciar al Mandato de Dominio, Dios les ha permitido
retenerlo más allá de su límite de tiempo, para tener una causa
legítima para quitársela y esclavizarla al Reino de Dios.
48
Como
es el terrenal, también lo son los terrenales; y como es el
celestial, también lo son los que son celestiales. 49 Y así como
hemos llevado la imagen del terrenal también llevaremos la imagen
del celestial. 50 Ahora digo, hermanos, que la carne y la sangre no
pueden heredar el reino de Dios; ni lo perecedero hereda lo
imperecedero … 53 Porque lo perecedero debe vestirse lo
imperecedero, y lo mortal debe vestirse de la inmortalidad.
Pablo
estaba comparando a Adán con Cristo. El nombre de Adán significa
"terrenal", y todos hemos llevado su imagen mortal mortal y
corruptible. Pero a través de un segundo engendramiento y un
nuevo nacimiento, nos estamos transformando en la imagen inmortal
e incorruptible de Cristo, para que podamos heredar la Primogenitura
y el Reino. La Primogenitura ya no se otorgará a las personas
carnales que permanecen en la imagen del hombre terrenal. Aquellos
que son "elegidos" al final del tiempo del dominio de las
Bestias serán aquellos que son a la imagen de Cristo.
Conclusión
En
conclusión, vemos que Israel y Judá demostraron ser indignas, por
lo que Dios le dio a otras naciones la oportunidad de tener el
dominio y cumplir con su responsabilidad. Todas fallaron, por
supuesto, porque todas ellas permanecieron en la imagen del hombre
terrenal, Adán, y por eso siguieron su ejemplo de pecado y
corrupción.
El
tiempo del Reino aún estaba lejos, porque Adán y su estado fueron
vendidos como esclavos por "seis
años"
(Éxodo
21:2),
que proféticamente serían 6.000 años. Así
que a las Naciones Bestias se les dio el Dominio hasta el tiempo
designado para que los Santos del Altísimo se convirtieran en los
Hijos Manifestados de Dios. Estos
Santos incluirán a aquellos que murieron en el pasado, porque Pablo
dice que primero serán resucitados de entre los muertos.
La
conclusión es que los santos del Altísimo son aquellos que no solo
reciben el Mandato de Dominio, sino que también nacen como Hijos de
Dios. Estos deberán ser presentados a Dios en el Octavo día de los
Tabernáculos y luego manifestados a las personas en la Tierra.
Esto
marcará el comienzo de una nueva Era de Evangelización, donde el
Reino de Dios crecerá exponencialmente durante el Gran Sábado del
Milenio que llevará al Gran Trono Blanco.
Tags: Serie didáctica
Categoría: Enseñanzas
Autor del blog: Dr. Stephen Jones
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