Éx.
3:14 Y respondió Dios a
Moisés: YO SOY EL
QUE SOY. Y dijo: Así
dirás a los hijos de Israel: El YO SOY
me ha enviado a vosotros.
Cuando
Moisés le preguntó a Dios por primera vez su nombre, Dios le
contestó: YO
SOY
EL QUE SOY
(“soy”,
es tiempo presente). Así, que el Señor es el YO SOY, el eterno
AHORA. Todo lo que Dios tenía que hacer ya lo hizo en Cristo desde
la eternidad y hasta la eternidad. Por eso, muchas veces Dios habla
en la Biblia de cosas pasadas o futuras en tiempo presente. Veamos
algunos ejemplos:
Jos.
6:2
Mas Yahweh dijo a Josué: Mira, yo he
entregado
en tu mano a Jericó y a su rey, con sus varones de guerra.
Aquí
Yahweh habla a Josué en tiempo presente de algo aún por ocurrir, de
un evento futuro como si ya hubiera ocurrido. Esto también pasa en
el Nuevo Testamento:
1ª
Jn. 5:15
Y si sabemos que Él nos oye en cualquier cosa que pidamos, sabemos
que tenemos
las peticiones que le hayamos hecho.
Fijémonos
que Juan no dice “tendremos” (futuro), sino “tenemos”
(presente)
en el mismo momento de pedir. Entonces, ¿cómo es que las más de
las veces las respuestas a nuestras oraciones se retrasan? Muy
sencillo, Juan está hablando del mundo espiritual, donde lo que
ocurre lo hace ya, al instante.
Para
Jesús el tiempo no contaba:
Jn.
17:11
Y ya
no estoy
en el mundo; mas éstos están en el mundo, y
Yo voy
a ti. Padre santo, a los que me has dado, guárdalos en Tu nombre,
para que sean uno, así como
nosotros.
12
Cuando estaba
con ellos en el mundo, Yo los guardaba en Tu nombre; a los que me
diste, los guardé, y ninguno de ellos se perdió, sino el hijo de
perdición, para que se cumpliese la Escritura. 13 Pero ahora
voy a Ti;
y hablo esto en el mundo, para que tengan Mi gozo completo en sí
mismos.
En
los versículos anteriores Jesús dice de Sí mismo “ya
no estoy”;
“Yo
voy”;
“cuando
estaba”;
“ahora
voy a Ti”.
¿Cómo es que ya no estaba y aún tenía que irse?
Jn.
3:13
(habla
Jesús estando
en la Tierra)
Y nadie ha subido al Cielo, sino el que descendió del Cielo; el Hijo
del Hombre, que está en el
Cielo.
En
Juan 3:13 Jesús, estando presente aquí en la Tierra, afirma estar
al mismo tiempo en el Cielo (la última parte de la frase no aparece
en algunos manuscritos, pero si en muchos importantes). Esto
concuerda con lo dicho en Juan 17.
Los
hombres tenemos problemas para entender estas cosas con nuestras
mentes finitas de esta dimensión física, acostumbradas a pensar en
términos temporales y finitos; pero cuando tenemos la revelación
del eterno YO SOY, entonces se produce un gran cambio en nuestro
entendimiento. En vistas de esta revelación podemos comprender que
para Dios, y para
nosotros también,
no hay nada por ocurrir y que lo único que hacemos es ir
descubriendo
(entrar en) en aquello que Dios ya
preparó
de antemano para nosotros:
Ef.
2:10
Porque somos hechura suya, creados en Cristo Jesús para buenas
obras, las cuales Dios preparó de antemano para que anduviésemos en
ellas.
La
Biblia nos habla siempre de cosas ya hechas, ocurridas, pasadas,
consumadas en la Cuarta Dimensión. Veamos otro ejemplo de ésto:
Rom.
8:30
Y a los que predestinó,
a éstos también llamó;
y a los que llamó, a éstos también justificó;
y a los que justificó, a éstos también glorificó.
Como
creyentes, no nos es complicado asimilar que fuimos predestinados,
llamados y justificados. Sin embargo se nos hace más difícil creer
que también fuimos ya glorificados, aunque esto último no sea menos
cierto que aquello. ¡La Palabra de Dios así lo dice! Para Dios no
hay ninguna diferencia, a Sus ojos estoy tan glorificado como
predestinado, llamado y justificado. Para Dios ya todo fue consumado
en Cristo, incluso antes de la fundación del mundo (Ef. 1:4; Heb.
4:3). La Nueva Jerusalén y el Estado Eterno no son algo por ocurrir,
no son menos reales que la conquista de Jericó y es por ello que
Juan pudo verlos en su apocalíptica visión en la isla de Patmos.
¿Cómo
explicar de otro modo, que Jesús mientras hablaba con Nicodemo en
esta Tierra (Juan 3) decía estar al mismo tiempo en el Cielo?
Para
Él no existía tiempo o, mejor dicho, Él transcendía el tiempo. Cuando hablaba con Nicodemo Él ya estaba
crucificado, resucitado y ascendido en la dimensión espiritual;
tanto como estaba presente junto a Nicodemo en la dimensión física.
Todo estaba recogido ya en el mismo 'fotograma'.
Las
cosas de la Tierra son representaciones de modelos celestiales. En
Dios le dice a Moisés que construya el Tabernáculo conforme al
modelo que le fue mostrado en el monte:
Éx.
26:30
Y alzarás el Tabernáculo conforme al modelo que te fue mostrado en
el monte.
Esto
nos enseña que el Tabernáculo desmontable que el pueblo de Israel
llevaba consigo a través del desierto fue construido conforme al
modelo de un Tabernáculo Celestial.
El
Templo de Salomón igualmente fue construido conforme a los planos
del Templo Celestial que le fueron dados a su padre David por
revelación (1º Rey. 5:1-5).
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