¿Por qué cuando Pablo habla a los creyentes, se refiere a su
ministerio como el ministerio de reconciliación?
ESTUDIO-VIDA DE ÉXODO
MENSAJE CIENTO
TRES
LA CORTINA PARA LA PUERTA DE LA
TIENDA
(3)
Lectura bíblica:
Ex. 26:36-37; 2 Co. 5:18-21
Había dos velos o dos cortinas en el tabernáculo. El primer velo,
localizado a la entrada del Lugar Santo, se llamaba la cortina; el segundo, que
separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo, era llamado el velo. El capítulo veintiséis
de Éxodo habla primero del velo interior y luego de la cortina. El versículo 31
dice: “También harás un velo de azul,
púrpura, carmesí y lino torcido; será hecho de obra primorosa, con querubines”.
Este era el velo que hacía una separación entre el Lugar Santo y el Lugar Santísimo
(v. 33). Los versículos 36 y 37 dicen: “Harás
para la puerta del tabernáculo una cortina de azul, púrpura, carmesí y lino
torcido, obra de recamador. Y harás para la cortina cinco columnas de madera de
acacia, las cuales cubrirás de oro”. Como dijimos en los pasados mensajes,
estos velos representan dos aspectos de la muerte todo-inclusiva de Cristo. La cortina nos dice que Cristo murió para
que nuestros pecados fueran perdonados y pudiésemos ser justificados por
Dios. El velo interior nos dice que Cristo murió por nosotros para que nuestra
carne, nuestra naturaleza caída, pudiera ser rasgada, quebrantada, y que
pudiéramos entrar en el Lugar Santísimo para disfrutar a Dios hasta lo sumo.
DOS ASPECTOS DE LA RECONCILIACIÓN
Recientemente he visto que la cortina y el velo que están en el tabernáculo se
relacionan con la palabra de Pablo en 2 Corintios 5 acerca de la reconciliación. Por muchos años
estuve confundido con este capítulo, especialmente por el llamado de Pablo a
los corintios para que se reconciliaran con Dios. En este capítulo Pablo
definitivamente no está tratando con
inconversos, sino con creyentes. No obstante él concluye este capítulo con
una palabra de reconciliación. ¿Por qué cuando Pablo habla a los creyentes,
se refiere a su ministerio como el ministerio de reconciliación? ¿Acaso
los que estaban en Corinto no estaban ya reconciliados con Dios? Sin duda
alguna, debido a que eran creyentes habían sido reconciliados. Segunda
Corintios 5:19 dice: “a saber que en
Cristo Dios estaba reconciliando consigo al mundo, no imputándoles a los
hombres sus delitos, y puso en nosotros la palabra de reconciliación”.
Luego en el versículo 20 Pablo continua diciendo: “Así que somos embajadores en nombre de Cristo, exhortándoos Dios por
medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo: Reconciliaos con Dios”. Debemos ver que aquí Pablo habla
de la reconciliación en dos maneras
o en dos aspectos. Un aspecto se relaciona con los pecadores; el otro, con los creyentes.
Si conocemos la importancia del velo y la cortina que están en el
tabernáculo, podremos entender cómo Pablo trata con los creyentes corintios en
2 Corintios 5. Los
corintios habían pasado a través del primer velo, la cortina, que estaba a la
entrada del tabernáculo. Pero no habían pasado a través del segundo velo, el
velo interior, el velo que separaba el Lugar Santo del Lugar Santísimo.
Esto significa que ellos no habían experimentado los dos aspectos de la
reconciliación entre ellos y Dios. Antes de que los corintios creyeran en Cristo
y fueran salvos, eran enemigos de Dios. Sin embargo, cuando ellos creyeron en
Cristo, fueron reconciliados con Dios. Ellos fueron perdonados, fueron
justificados y pudieron entrar al Lugar Santo para tener cierto disfrute del
Señor. Sin embargo, aunque los creyentes corintios habían experimentado este
aspecto de la reconciliación, no habían entrado al Lugar Santísimo. Ellos habían sido reconciliados con Dios
hasta cierto punto, pero no hasta el grado de poder entrar al Lugar Santísimo
para disfrutar a Dios por completo. Por esta razón, ellos necesitaban ser
más reconciliados, ésta es la reconciliación de la cual Pablo habla en 2
Corintios 5:20.
En 1 Corintios 15:3 Pablo dice: “Porque primeramente os he trasmitido lo que asimismo recibí: Que
Cristo murió por nuestros pecados,
conforme a las Escrituras”. Aquí Pablo enfatiza la verdad básica del evangelio de que Cristo murió
por nuestros pecados. Esto está
relacionado con el primer aspecto de la reconciliación. La meta de
la reconciliación es quitar la barrera entre nosotros y Dios. Cuando
experimentamos el perdón y la justificación y entramos en el Lugar Santo, la
barrera es removida hasta cierto grado. No obstante, un aspecto particular de la barrera
permanece, y éste es nuestra carne,
nuestra naturaleza caída. En
cuanto a nuestros pecados, hemos sido perdonados y reconciliados con Cristo.
Sin embargo, en cuanto a nuestra carne, nuestra naturaleza caída, puede que aún
no hayamos sido reconciliados con Dios. Puede que todavía estemos separados de Él,
sin poder disfrutar de Él en el Lugar Santísimo.
Los creyentes corintios eran hermanos genuinos en el Señor, y
Pablo varias veces se refirió a ellos como tal. Sin embargo, en 2 Corintios
5:20 él les pide que se reconcilien con Dios. Luego en el versículo 21 él continua
diciendo: “Al que no conoció pecado, por
nosotros lo hizo pecado, para que nosotros
viniésemos a ser justicia de Dios en El”. Esto es más profundo que el hecho
de Cristo muriera por nuestros pecados. El que Cristo se hiciera pecado por nosotros para que pudiéramos llegar a ser la justicia de Dios es
diferente a que Cristo muriera para que nuestros
pecados fueran perdonados y fuésemos justificados por Dios.
Si leemos cuidadosamente 2 Corintios 5, nos daremos cuenta de que
en realidad hay dos aspectos de la reconciliación. En el versículo 19 Pablo dice que Dios en Cristo
estaba reconciliando consigo al mundo.
Note que en cuanto a la reconciliación de Dios con el mundo, Pablo no nos dice que Cristo fue hecho pecado.
Por el contrario, simplemente dice que Dios no les imputó sus delitos. El
uso de la palabra “mundo” por el apóstol Pablo indica que este aspecto de la reconciliación envuelve a los pecadores.
No obstante de acuerdo con el versículo 20, aún los reconciliados, los
creyentes, todavía necesitan ser reconciliados. En estos versículos
vemos tres clases de personas: los
apóstoles, los pecadores y los creyentes que (¿no?) han sido
plenamente reconciliados con Dios.
Hoy día la mayoría de los predicadores cristianos sólo hablan del
primer aspecto de la reconciliación, donde Dios no les imputa sus delitos a los
pecadores. Muy pocos, si
alguno, hablan sobre el segundo aspecto de la reconciliación, donde Cristo se
hace pecado para que nosotros podamos llegar a ser en Él la justicia de Dios.
Este aspecto, el cual es mucho más profundo que el primero, es representado por
el segundo velo que se encuentra en el tabernáculo. Sólo cuando pasamos por
este velo somos reconciliados completamente con Dios y podemos disfrutarle por
completo.
DIOS CONDENA AL PECADO EN LA CARNE
Este segundo aspecto de la reconciliación corresponde a lo que
Pablo dice en Romanos 8. Romanos 8:3, es un versículo muy parecido a 2
Corintios 5:21 que dice: “Dios, enviando
a Su hijo en semejanza de carne de pecado y en cuanto al pecado, condenó al pecado en la carne”. Esto corresponde a lo que dice
en 2 Corintios 5:21 acerca de que Cristo fue hecho pecado por nosotros.
El Hijo de Dios fue enviado en semejanza de carne de pecado y luego fue hecho
pecado por nosotros a la cruz. Dios condenó al pecado en la carne
cuando Cristo estuvo en la cruz. Esto significa que Dios crucificó, mató a la
carne, incluyendo al pecado, que de hecho es Satanás mismo. Dios
condenó al pecado en la carne para que el justo requisito de la ley fuese
llevado a cabo en nosotros quienes no andamos conforme a la carne, sino
conforme al espíritu. La carne que fue tratada en Romanos 8 y
en 2 Corintios 5 es representada por el
velo interior en Éxodo 26. Si no tenemos al velo que está en el
tabernáculo como un tipo, no podemos tener un pleno entendimiento de que la
carne debe ser tratada. Ya vimos que el desgarramiento del velo interior
representa el quebrantamiento de nuestra carne.
UNA NUEVA CREACION
Segunda Corintios 5:16 dice: “De
manera que nosotros de aquí en adelante a nadie conocemos según la carne; y aun
si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así”. Aquellos que conocen a Cristo
según la carne, en el mejor de los casos se encuentran en el Lugar Santo, pero
muchos, ni siquiera están en el Lugar Santo, sino en el Atrio. Ya que muchos de
los corintios estaban en Lugar Santo,
el cual representa al alma, es
posible que conocieran a los apóstoles de acuerdo a su entendimiento anímico. En el versículo 17 Pablo habla de la
nueva creación: “De modo que si alguno está en Cristo, nueva
creación es; las cosas viejas pasaron; he aquí son hechas nuevas”. El ser una nueva creación es ser absolutamente nuevo. Esto es estar en el
Lugar Santísimo.
VIVIR PARA CRISTO
En Segunda Corintios 5:14 Pablo dice que uno, a saber Cristo,
murió por todos. Este versículo no dice que Cristo murió por nuestros pecados a
fin de que fuésemos perdonados. Como hemos visto, el perdón de los pecados es
el primer aspecto de la reconciliación. Cristo murió por nosotros para que pudiéramos vivir para Él.
Vivir para Cristo en 2 Corintios 5
es igual a andar conforme al espíritu
en Romanos 8. Vivir para Cristo al andar conforme al espíritu es más profundo
que el perdón de nuestros pecados.
Antes yo estaba confundido con algunos asuntos en 2 Corintios 5.
Por años no conocía el verdadero significado de este capítulo. Aunque tenía una
visión clara de los capítulos dos, tres y cuatro, no tenía el entendimiento
apropiado del capítulo cinco. Por esta razón, no he dado muchos mensajes acerca
de este capítulo en los pasados diecinueve años, especialmente de los últimos
versículos de este capítulo. Sin embargo ahora, mi visión de este capítulo se
está haciendo cada vez más clara. Como veremos al llegar a este capítulo en el
Estudio-vida de 2
Corintios, aquí tenemos un trato que trae a los creyentes al segundo aspecto de
la reconciliación. Este aspecto es que nuestra carne sea quebrantada a fin de
que podamos entrar al Lugar Santísimo y tener el disfrute pleno de Dios.
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