Tiempo estimado de lectura: 8 - 10 minutos
Autor: Dr. Stephen E. Jones
https://godskingdom.org/blog/2024/11/the-filet-mignon-of-the-word-part-9-international-relations/
Los imperios han sido reemplazados por potencias hegemónicas, en gran medida porque las naciones ya no quieren dar la impresión de ser opresoras de otras naciones. Con el auge de la llamada democracia, es preferible mantener imperios secretos en lugar de imperios manifiestos. El cambio de terminología es más cosmético que real, por supuesto.
Así, el Imperio Babilónico ha sido reemplazado por la Babilonia misteriosa [Misterio Babilonia en Apocalipsis], es decir, una forma secreta u oculta de imperio que, no obstante, es sólo otra forma de Babilonia, según las Escrituras. La razón principal de este secretismo es evitar la crítica internacional que pueda inspirar oposición. La hegemonía es percibida por el público como una mera esfera de influencia, una relación amistosa, cuando, de hecho, suele ser una forma de esclavitud.
Esto se hace evidente cuando una nación quiere liberarse de sus ataduras y adoptar políticas y relaciones que favorezcan sus propios intereses. Cuando se cuestiona la hegemonía, se ejerce presión económica, militar o política sobre la nación separatista para mantener los beneficios de la propia hegemonía. Es en esos momentos de crisis cuando las hegemonías se ven más claramente como verdaderos imperios.
Los imperios se definen como un conglomerado de múltiples naciones, cada una con su propio rey y, sin embargo, gobernada por un solo “rey de reyes” (Daniel 2: 37; Esdras 7: 12). El surgimiento de las democracias modernas comenzó propiamente con la Carta Magna en 1215 dC, seguida 600 años después por el Congreso de Viena en 1814-1815, cuando el colonialismo moderno quedó plenamente establecido. Sin embargo, el colonialismo resultó ser demasiado visible para el mundo y fue reemplazado hace un siglo por la hegemonía. De hecho, a menudo se dice que el Estado de Israel en 1948 era la última colonia europea.
La democracia en sí, introducida por primera vez por el Imperio de la Bestia Griega de Daniel 7: 6, suena bien a primera vista, pero en el fondo es la manifestación del Segundo Imperio de la Bestia (Leopardo). En la práctica, las democracias siempre han permitido que la clase adinerada gane poder y reemplace a los monarcas como verdaderos gobernantes de esas naciones.
Las Sagradas Escrituras presentan la monarquía como la forma ideal de gobierno. El principal problema de la monarquía es que los reyes son tan susceptibles de ser corruptos e inmorales como los ricos promotores de la democracia. Por esta razón, los fundadores de Estados Unidos formaron una república en lugar de una monarquía o una democracia. Eligieron una república democrática con un sistema de controles y equilibrios de poder.
Incluso en el antiguo Israel, es evidente que si Israel no hubiera exigido un rey demasiado pronto, Dios les habría dado un rey justo. Cualquier monarca anterior a David iba a ser algo menos que el ideal. David, siendo un tipo mesiánico, estaba lejos de ser perfecto, pero cuando pecó, se arrepintió de buena gana. Saúl, por otro lado, se rebeló contra la Palabra del Señor y se negó a arrepentirse.
La monarquía de David era una imagen imperfecta de la monarquía de Jesucristo, llamado, en Apocalipsis 19: 16, “Rey de reyes y Señor de señores”. Jesucristo no se postula para presidente; viene como Rey y no aceptará una posición inferior. La única manera de establecer una forma ideal de gobierno en la Tierra es tener un monarca incorruptible que gobierne al pueblo mediante el principio desinteresado del amor divino.
Desde el fin de la Edad Pentecostal en 1993, el mundo ha comenzado a avanzar de manera constante hacia ese lugar. Los Vencedores fueron llamados a participar en la guerra espiritual desde 1993 hasta el 2000 según el modelo del rey David, el guerrero. Esta guerra tuvo éxito, aunque ninguna nación fue conquistada físicamente por la fuerza. Los Vencedores usaron espadas espirituales para ganar sus batallas, y esta es una de las principales diferencias con las conquistas de David.
Con la llegada de [la Compañía de] José entre 2001 y 2009 para asegurar la Primogenitura, los Vencedores pudieron comenzar la obra de preparar el camino para la Segunda venida de Cristo a través del ministerio [Compañía] de Eliseo. Ahora estamos llegando a la última etapa del ministerio [Compañía] de Eliseo, y hasta ahora no parece que vayamos a necesitar un cuarto tipo de ministerio antes de su venida como Rey.
Todos los tipos y sombras proféticos son de naturaleza limitada, dándonos un bosquejo básico sin muchos detalles. Al igual que con David, su hijo Salomón también presenta una revelación limitada de la verdad acerca de Cristo. Salomón recibió el don de sabiduría (1º Reyes 3: 12; 4: 30; 10: 23), que lo guió en la primera mitad de su reinado. Pero su corazón se desvió en sus últimos años, y así se volvió corrupto e incluso satánico. Así leemos en 1º Reyes 3: 3:
3 Y Salomón amaba al Señor, andando en los estatutos de David su padre, aunque sacrificaba y quemaba incienso en los lugares altos.
No obstante, como hijo de David, era un príncipe. Su nombre significa “paz”, y por eso era un tipo del Príncipe de Paz (Isaías 9: 6). El reinado de Salomón fue pacífico, pero él se volvió impío. 1º Reyes 11: 4, 5 dice:
4 Cuando Salomón ya era viejo, sus mujeres desviaron su corazón tras otros dioses, y su corazón no estuvo enteramente dedicado al Señor su Dios, como el corazón de David su padre. 5 Porque Salomón siguió a Astoret, diosa de los sidonios, y a Milcom, ídolo abominable de los amonitas.
Las muchas esposas de Salomón violaron la Ley (Deuteronomio 17: 17; 1º Reyes 11: 3), y, sin embargo, si sus esposas se hubieran convertido al Dios de Israel, esto no habría sido un problema. La Novia de Cristo también ha sido llamada de entre todas las naciones, pero este matrimonio es exitoso sólo porque su Novia cree en Él.
El verdadero Príncipe de Paz es, pues, mayor que Salomón tanto en sabiduría como en piedad. Sus relaciones internacionales se basan en la verdadera justicia establecida por el Nuevo Pacto.
David era un hombre de guerra. No hay duda de que fue guiado por el Espíritu, incluso en la guerra, pero al final esto lo descalificó para construir el templo (1º Crónicas 28: 3). Así también, durante el tiempo del surgimiento de la Casa de David de 1993-2000, no veríamos la construcción del templo espiritual que Dios quería. Esto tendría que esperar al surgimiento de [la Casa o Compañía de] José (2001-2009). Específicamente, esto se completó 2.520 años después de la finalización del segundo templo en los días de Hageo. Se completó en el 515 aC, y 2.520 años después fue el año 2006.
Por lo tanto, esto lo completó [la Compañía de] “José”, no [la de] “David”.
Las Leyes de la Guerra Justa están registradas en Deuteronomio 20. Estas Leyes presuponen de antemano que existe una causa justa para la guerra. Obviamente, una simple guerra de agresión con el propósito de establecer un imperio no es una guerra justa. El propósito de la guerra es establecer la justicia a escala internacional, de la misma manera que el crimen interno genera una guerra contra el crimen en los tribunales.
En el siglo pasado, las naciones del mundo han intentado promover la justicia internacional a través de las Naciones Unidas, la Corte Internacional de Justicia y el Tribunal Mundial. Aunque todas ellas son organizaciones creadas por el hombre, cumplieron su propósito hasta cierto punto. No es posible saber en qué medida han disuadido guerras injustas, pues sabemos que las guerras han continuado sin cesar hasta el presente. No obstante, la idea subyacente era noble.
El problema principal ha sido que ciertas naciones han dominado el proceso de aplicación de la ley, negando la justicia a los débiles y otorgando ventajas indebidas a los poderosos. Una vez más, el proceso es tan bueno como los hombres a quienes se les da autoridad para juzgar. Preveo el día en que las leyes internacionales reflejarán los principios de la Ley Bíblica y en que los jueces serán inmunes a las presiones de los hegemónicos ricos y poderosos que buscan ventajas sobre las naciones más débiles.
Apocalipsis 20: 6 profetiza que los Vencedores “serán sacerdotes de Dios y de Cristo, y reinarán con él mil años”. Un aspecto de reinar es tener la autoridad de juzgar disputas. Por lo tanto, si alguien busca ser un Vencedor y reinar con Cristo, deberá conocer las Leyes de Dios. No puede simplemente confiar en que el Espíritu Santo le diga cómo juzgar. Ciertamente, un juez debe confiar en el Espíritu Santo para discernir, pero esto no es excusa para permanecer ignorante de las Escrituras.
Para ser juez se requiere un espíritu de imparcialidad. Éx. 23: 1-3 instruye a los jueces:
1 No hablarás falso rumor, ni te asociarás con el malvado para ser testigo falso. 2 No seguirás a la multitud para hacer el mal, ni testificarás en un pleito para desviarte tras la multitud para pervertir la justicia; 3 ni favorecerás al pobre en su pleito.
La justicia imparcial es la preocupación primordial de un juez bíblico. Ni siquiera puede mostrar parcialidad hacia un hombre pobre. No es lícito robarle a un rico para ayudar a un pobre. A los gobiernos no se les permite imponer impuestos a los ricos para redistribuir la riqueza entre los pobres. El Reino de Dios se basa en el octavo mandamiento: “No robarás” (Éxodo 20: 15). El sistema tributario de Dios se establece por el diezmo del diez por ciento y no más, a menos que uno convierta el grano en dinero, en cuyo caso el impuesto es del doce por ciento.
Por supuesto, si un hombre ha ganado riqueza por medios injustos, entonces debe ser procesado por su pecado.
El socialismo es un sistema político y económico basado en el robo. Está prohibido en el Reino de Dios. A los pobres hay que ayudarles con donaciones voluntarias, no con el robo gubernamental. La caridad es responsabilidad de la Iglesia, no del gobierno. Cuando a los gobiernos se les concede el derecho de robar, no pasa mucho tiempo antes de que sigan aumentando los impuestos para obtener el poder del bolsillo. Este poder siempre se utiliza mal, porque está en manos de hombres impíos.
Como futuros Vencedores, estamos constantemente aprendiendo a juzgar a través de la lente del Nuevo Pacto. Para lograrlo, debemos estudiar las Escrituras: la Ley, los Profetas y los Evangelios y Epístolas del Nuevo Testamento. Debemos estar llenos del Espíritu y recibir la revelación de su Palabra para poder discernir su significado y aplicación práctica.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Agradecemos cualquier comentario respetuoso y lo agradecemos aún más si no son anónimos. Los comentarios anónimos no serán respondidos.