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LA CARNE DE LA PALABRA - Parte 4 (Un mejor Ministerio y un Nuevo Pacto), Dr. Stephen Jones

 


Fecha de publicación: 11/09/2024
Tiempo estimado de lectura: 8 - 10 minutos
Autor: Dr. Stephen E. Jones

https://godskingdom.org/blog/2024/09/the-meat-of-the-word-part-4/

Hebreos 7: 26-28 habla de Cristo y de los diferentes ministerios sacerdotales que Él desempeña:

26 Porque tal sumo sacerdote nos convenía: santo, inocente, sin mancha, apartado de los pecadores, y sublime sobre los cielos, 27 que no tuviera necesidad cada día, como aquellos sumos sacerdotes, de primero ofrecer sacrificios por sus propios pecados, y luego por los del pueblo; porque esto lo hizo una vez para siempre, ofreciéndose a Sí mismo. 28 Porque la ley constituye sumos sacerdotes a hombres débiles, pero la palabra del juramento que vino después de la ley constituye al Hijo, hecho perfecto para siempre.

El alimento fuerte presentado aquí es (1) que Cristo era “santo, inocente, sin mancha”, aunque el Sanedrín lo había proclamado blasfemo, (2) que los sacrificios diarios ya no son necesarios, (3) que Cristo mismo se convirtió en el verdadero Sacrificio como el Cordero de Dios, (4) que Cristo era un Hijo, lo cual contrastaba con el hecho de que Adán fue formado.

Estas verdades son cuatro grandes porciones de carne, cualquiera de las cuales podría ahogar al judío religioso promedio, tanto en aquel entonces como ahora. También ahoga a los sionistas cristianos que creen que la Edad venidera será un reino judío que tendrá todas las características del Antiguo Pacto. Los sionistas cristianos tratan de agregar a Jesús al judaísmo, como si su religión del Antiguo Pacto fuera perfecta si tan sólo Jesucristo pudiera ser su rey-sacerdote.

Pero Jesús pertenecía a una orden sacerdotal diferente, con una misión y un ministerio en el Nuevo Pacto. Como procedía de la tribu de Judá, no estaba calificado para ser el sumo sacerdote de Leví/Aarón. Por lo tanto, la idea de que pudiera ser el sumo sacerdote en un futuro reino judío es absurda. No se pueden combinar los dos pactos en un solo ministerio, así como una nación no puede tener dos constituciones.

Ésta es una de las razones por las que los judíos de hoy buscan un mesías diferente. Al menos son coherentes, aunque se equivoquen.


El mejor ministerio

Hebreos 8 describe el ministerio de Cristo y cómo se diferencia del ministerio de los sumos sacerdotes que son débiles (Hebreos 7: 28). Hebreos 8 se centra en un ministerio bajo el Nuevo Pacto. Así que Hebreos 8: 6 dice:

6 Pero ahora tanto mejor ministerio es el suyo, cuanto es mediador de un mejor pacto, establecido sobre mejores promesas.

Cuando dice mejores promesas, implica que ya se habían hecho promesas que eran inferiores. Esas promesas están registradas en Éxodo 19: 8:

8 Todo el pueblo respondió a una y dijeron: «Haremos todo lo que el Señor ha dicho». Y Moisés refirió al Señor las palabras del pueblo.

Esta promesa del pueblo era inferior en el sentido de que eran incapaces de cumplir su palabra, puesto que habían sido puestos bajo la sentencia de muerte por el pecado de Adán. La muerte, o mortalidad, los hacía tan débiles como sus sumos sacerdotes, quienes tenían que hacer sacrificios por sí mismos antes de hacerlo en favor de la congregación.

El registro bíblico muestra que tanto Israel como Judá finalmente cayeron bajo el juicio divino, teniendo que ser exiliados a tierras extranjeras. Israel fue llevado a Asiria entre el 745 y 721 aC, y Judá fue dispersada por los romanos después de que Jerusalén fuera destruida en 70 dC. En esencia, el Antiguo Pacto no logró salvar a nadie, ni a nivel personal ni nacional. Necesitaba un “mejor pacto” para tener éxito.

Hebreos 8: 7 dice:

7 Porque si aquel primer pacto hubiese sido sin defecto, no se hubiera buscado ocasión para un segundo.

El autor de Hebreos presenta luego el Segundo Pacto profetizado siglos antes por Jeremías después de que quedó claro que el Primer Pacto había fracasado completamente en producir el Reino de Dios en la Tierra.


El Nuevo Pacto de Jeremías

Hebreos 8: 8 dice:

8 Porque, reprendiéndolos, dice: «He aquí que vienen días, dice el Señor, en que estableceré con la casa de Israel y con la casa de Judá un nuevo pacto».

El profeta no tenía la intención de limitar este Nuevo Pacto a los israelitas y judíos biológicos. Debía ser dado al mundo a través de Israel y Judá. Sin embargo, los israelitas, al menos, ya habían sido exiliados y despojados de su nombre Israel. En el exilio, varias naciones los llamaban Gamira, Gomri, Khumri y Saka. Cuando Judá fue destruida y el pueblo se dispersó, los judíos conservaron su nombre durante su exilio, porque todavía tenían un papel visible que desempeñar en los últimos días. La higuera infructuosa de Judá tenía que dar más hojas durante una temporada.

Hebreos 8 se centra únicamente en Jeremías, pero sabemos que había otros pasajes de las Escrituras a los que podría haber hecho referencia. Por ejemplo, Deuteronomio 29: 1 registra un Segundo Pacto que se dio al final del viaje de 40 años de Israel por el desierto. Este era similar a la promesa abrahámica, en el sentido de que era la promesa de Dios a los hombres, en lugar de la promesa de los hombres a Dios.

El pueblo debía reunirse y escuchar la promesa de Dios…

12 para que entréis en el pacto con el Señor vuestro Dios, y en su juramento que el Señor vuestro Dios hace hoy con vosotros, 13 a fin de confirmaros hoy como su pueblo, y para que Él sea vuestro Dios, de la manera que os habló, y como lo juró a vuestros padres Abraham, Isaac y Jacob.

Éste fue el juramento que Dios les hizo y, por lo tanto, fue una reafirmación de su promesa a Abraham, Isaac y Jacob. La promesa a Abraham fue el Nuevo Pacto, que, como sabemos, en realidad precedió, por 430 años, al Antiguo Pacto bajo Moisés (Gálatas 3: 17).

El punto es que este Segundo Pacto no se limitó a aquellos que se habían reunido para escuchar el juramento de Dios en persona. En Deuteronomio 29: 14, 15 Dios dice:

14 Ahora bien, no sólo con vosotros hago este pacto y este juramento, 15 sino también con los que están hoy aquí con nosotros en la presencia del Señor nuestro Dios, y con los que no están hoy aquí con nosotros.

En ese momento, la humanidad se dividió en dos grupos: los que estaban físicamente reunidos con Dios y los que no estaban allí. Eso significa que el juramento de Dios se aplicaba a todos los habitantes del mundo, y este es el fundamento de la Restauración de Todas las Cosas. Así que esto nos da información adicional sobre el alcance del Nuevo Pacto, y es por eso que ese pacto no se limita a los israelitas biológicos.

El autor de Hebreos continúa citando de Jeremías 31 en Hebreos 8: 9-12,

9 No como el pacto que hice con vuestros padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; porque ellos no permanecieron en mi pacto, y Yo me desentendí de ellos, dice Yahweh.

Nótese que el Nuevo Pacto “no es como” el Antiguo Pacto que ellos rompieron.

10 Por lo cual, éste es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Daré mis leyes en su mente, y sobre su corazón las escribiré. Y Yo seré a ellos por Dios, y ellos me serán a Mí por pueblo.

El “alimento sólido” aquí está en la verdad de que el Nuevo Pacto es un mejor pacto. En lugar de escribir sus Leyes en tablas de piedra, el Espíritu de Dios está escribiendo sus Leyes en nuestros corazones y mentes. Observe que Dios no abolió la Ley; Él la internalizó. Por lo tanto, ya no se trataba de que la carne tratara de ser obediente a un mandato externo, sino que era más bien el Espíritu Santo trabajando dentro de nosotros para cambiar nuestra propia naturaleza para conformarnos a la imagen de Dios.

La Ley de Dios es una expresión de su naturaleza, y violarla es pecar (1ª Juan 3: 4). Cuando sus Leyes estén completamente escritas en nuestros corazones, seremos libres de pecado. Esa enseñanza es alimento sólido para un judío que permanece bajo el Antiguo Pacto, que todavía se esfuerza sin éxito por la carne y la voluntad del hombre para ser perfecto. Pero también es alimento sólido para muchos cristianos hoy, especialmente para aquellos que piensan que su propio voto los ha salvado y que también insisten en que la Ley fue abolida.

Como ya he demostrado, hubo un cambio en la Ley, pero no fue abolida. Lo único que se abolió fueron las cosas que fueron cambiadas, como los sacrificios de animales y el sacerdocio.

Hebreos 8: 11, 12 continúa,

11 Y no enseñará ninguno a su prójimo ni ninguno a su hermano, diciendo: Conoce al Señor; porque todos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande. 12 Porque seré propicio a sus maldades, y no me acordaré más de sus pecados.

Esto nos da el resultado final de la promesa de Dios: todos me conocerán. Yo, como maestro de la Biblia, podré jubilarme o encontrar nuevas responsabilidades en una era lejana que aún está por venir. El Nuevo Pacto triunfará donde el Antiguo Pacto ha fracasado. La promesa de Dios triunfará donde las promesas de los hombres han fracasado.

En mi opinión, la esencia de la Palabra incluye la verdad de que el Antiguo Pacto se basa en las promesas de los hombres a Dios, mientras que el Nuevo Pacto se basa en la promesa de Dios a los hombres. Para mí está claro que las promesas de los hombres son buenas, incluso si fallan, siempre que los hombres no basen su salvación en su capacidad de cumplir sus votos a Dios. Esta es la primera revelación que Dios me dio en mi juventud cuando, debido a mis imperfecciones, luchaba por tener la seguridad de la salvación. Finalmente, Él tuvo misericordia de mí y me puso ante los ejemplos de los misioneros y predicadores que conocía, diciendo: “Ellos tampoco son perfectos”.

Esa simple Palabra tuvo un enorme impacto en mí y cambió mi vida para siempre. Aun así, el desentrañar esa Palabra llevó muchos años. La revelación fue gradual, pero fue un alimento fuerte para mí, que se me fue dando poco a poco para evitar que me ahogara. Finalmente, creo que estoy casi listo para el ministerio.


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