Si damos un paso atrás por un momento y miramos el cuadro profético a largo plazo, vemos que hubo un tiempo de transición de 7 años y medio de “Saúl” a “David”, del 30 de mayo de 1993 al 30 de noviembre del 2000. Una vez que la “Compañía de David” había sido completamente empoderada, vimos el surgimiento de “José” desde el 2000 al 2006. La obra de “José” (derramar las Siete Copas de Vino y Agua) se terminó el 7 de octubre de 2006 en Babylon, NY.
Anteriormente, el 15 de marzo de 2006, llegamos al 2520º aniversario de la finalización del segundo templo en los días del profeta Hageo. En 1998 hice una serie de enseñanzas sobre Hageo, donde señalé la importancia de esta fecha de aniversario. Comprendí que las profecías de Hageo sobre la gloria de Dios no se cumplirían en ese templo físico en Jerusalén, sino en el templo más grande descrito por Pablo en Efesios 2: 20-22.
El templo mayor está hecho de piedras vivas, y nosotros somos esas piedras. Por lo tanto, cuando vimos la señal de la purificación del templo el 15 de marzo de 2006 (en la historia de la liberación de Lori), supimos que el templo se había completado a un nivel profético. Inmediatamente después, recibimos la revelación de que ahora Dios estaba construyendo los vasos del templo.
Los vasos proféticos eran varios llamamientos que Dios estaba levantando para ministrar al mundo en los Tiempos de la Restauración. En ese momento, no sabíamos cuánto tiempo tomaría levantar esos llamamientos, pero el 31 de octubre de 2007 aprendimos la naturaleza de esos diez llamamientos y consagramos estos vasos a Dios.
El conflicto y la separación
Un mes antes de esta consagración de los vasos del templo, en nuestra conferencia de Tabernáculos en Hilo, Hawaii, vimos el nacimiento profético de Juan / Elías / Eliseo, el 26 de septiembre de 2007. Algo nuevo venía, y pronto discernimos que tendríamos que esperar un año completo, según la profecía del nacimiento de Isaac de Génesis 17: 21,
21 Pero mi pacto lo estableceré con Isaac, a quien Sara te dará a luz en este tiempo [mo'ed, “tiempo señalado”] el año que viene.
El doble testimonio de esta promesa vino a través de los ángeles que se dirigían a Sodoma en Génesis 18: 10 y 14. Sin embargo, el contexto de esta revelación fue el conflicto entre Agar y Sara, cada una de las cuales afirmaba que su hijo era el heredero legítimo. Al final, esta revelación provocó un conflicto de intereses entre las dos madres, que no se resolvió hasta que la esclava fue expulsada (Génesis 21: 10; Gálatas 4: 30).
Pablo explica cómo Agar y Sara representan los dos pactos y cómo sus hijos espirituales promueven los intereses de sus respectivas madres. Pablo deja muy claro que la Jerusalén terrenal y sus "hijos" NO son los herederos de la Primogenitura, porque la salvación no puede venir a través del Antiguo Pacto. Jerusalén, dice Pablo, es el Monte Sinaí en Arabia (Gálatas 4: 25), mientras que "la Jerusalén de arriba" (Gálatas 4:26) es Sara, el Nuevo Pacto.
Antes de que “Isaac” pueda ser plenamente consagrado y empoderado con la Primogenitura, el conflicto debe resolverse en la Corte Divina. Debe haber una separación entre los creyentes del Antiguo Pacto y los creyentes del Nuevo Pacto. Pablo habló principalmente del conflicto entre el templo de Jerusalén y el templo mayor (Efesios 2: 20-22) que es la Iglesia.
Sin embargo, también vemos en las cartas de Pablo que la Iglesia misma estaba dividida entre los judaizantes y los adherentes a las doctrinas del Nuevo Pacto de Pablo. Por lo tanto, está claro que estaban surgiendo dos clases de cristianos. Los creyentes del Nuevo Pacto fueron llamados a dejar el "campamento" de Jerusalén, siguiendo el ejemplo de Cristo, llevando su oprobio, porque fue crucificado "fuera del campamento". Hebreos 13: 12-14 dice:
12 Por tanto, también Jesús, para santificar [“separar para el servicio divino”] al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta. 13 Salgamos, pues, a Él fuera del campamento, llevando su oprobio. 14 Porque aquí [Jerusalén] no tenemos una ciudad permanente, sino que buscamos la ciudad que ha de venir.
El autor se refería a la “ciudad” y la “patria” que buscaba Abraham (Hebreos 11: 8-10, 14, 16). Esa patria no era la tierra de Canaán, porque si lo fuera, los israelitas exiliados "habrían tenido la oportunidad de regresar" (Hebreos 11: 15). Una tierra física es accesible para los exiliados que quieran regresar ("sionismo"). Pero Dios tenía un plan diferente, un plan mejor, "una patria mejor, es decir, celestial" (Hebreos 11: 16) y "la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios" (Hebreos 11: 10).
Las reclamaciones contradictorias de Agar y Sara se resolvieron en gran medida a través de la guerra, en el primer y segundo siglo cuando Roma destruyó Jerusalén (70 dC) y la conquistó nuevamente en el 135 dC. Sin embargo, el problema no se resolvió por completo, y todo volvió a la superficie a través de Darby y Scofield a finales del siglo XIX. Estos hombres eran defensores de Agar / Jerusalén, afirmando que los judíos del Antiguo Pacto eran el pueblo elegido por Dios, simplemente por motivos de genealogía o raza.
Esto preparó el camino para el sionismo político, en el que estos hijos de Agar del Antiguo Pacto encontraron la oportunidad de regresar a la Vieja Tierra. No tenían la misma visión de una "patria mejor" o de la ciudad cuyo constructor es Dios mismo.
Con el apoyo del sionismo cristiano, Agar ha reclamado una vez más la Primogenitura y ha establecido la Jerusalén terrenal como ciudad capital. Aquello contra lo que Pablo luchó en sus cartas contra los judaizantes ha surgido nuevamente al final de la Era, asegurando otra crisis en la que Agar y su hijo deben ser nuevamente expulsados.
Mientras tanto, Dios ha estado separando a su pueblo en dos grupos: los creyentes del Nuevo Pacto y los creyentes del Antiguo Pacto. La mayoría de la Iglesia de hoy afirma ser del Nuevo Pacto, pero muchas de sus creencias y prácticas están arraigadas en el Antiguo Pacto. Muchos apoyan el sionismo y el "derecho" de los judíos a heredar la Vieja Tierra. Creen que los judíos gobernarán la Tierra en la Era venidera. Algunos incluso creen que los judíos son salvados por el Antiguo Pacto, mientras que los no judíos son salvados por el Nuevo Pacto. Si Pablo estuviera vivo hoy, sería tan odiado y rechazado por la Iglesia como lo fue por los judaizantes en el primer siglo.
Además, gran parte de la Iglesia tiene una larga tradición de salvación del Antiguo Pacto, porque no han aprendido la diferencia esencial entre los dos pactos. El Antiguo Pacto se basa en el voto del hombre a Dios; el Nuevo Pacto se basa en el voto o la promesa de Dios al hombre.
La “fe” del Antiguo Pacto dice que soy salvo porque yo, por mi propia voluntad, hice mi voto / decisión de seguir a Jesús. Por lo tanto, la “fe” del Antiguo Pacto está fuera de lugar, porque cree que Dios me ayudará a cumplir mi voto del Antiguo Pacto. La fe del Nuevo Pacto dice que soy salvo porque creo en la promesa de Dios y estoy seguro de que Dios puede hacer lo que ha prometido (Romanos 4:21, 22). Esa fe está puesta en Dios, no en el hombre con la ayuda de Dios.
La fe bíblica siempre tiene un objeto de fe. O tenemos fe en nosotros mismos o en Dios. Juan 1: 13 nos dice que fuimos engendrados por Dios, "no de linaje, ni de la voluntad de la carne, ni de la voluntad de hombre, sino de Dios". Nuestra fe viene al oír (Romanos 10: 17), por lo que no podemos oír a menos que Dios hable primero. Él es el iniciador de nuestra fe; simplemente respondemos si nos llaman.
Separar la cebada del trigo
Mientras tanto, Dios ha plantado "cebada" en un campo separado del campo de "trigo". Esto fue una revelación para mí ya en mayo de 1985. En 1991 aprendí cómo la cebada, el trigo y las uvas representan diferentes Compañías de personas. Estaban los Vencedores de la cebada, la Iglesia del trigo y el mundo de la uva. Fue esta revelación la que me inspiró a escribir El Gran Jubileo de la Creación.
Dios trabaja con los Vencedores y la Iglesia de diferentes maneras. Cuando se cosecha la cebada, se aventa. Cuando se cosecha el trigo, se trilla. Cuando se recolectan las uvas, se pisotean. Cada campo se trata de manera diferente, según el trabajo que se requiera para quitar la paja (carne).
Los juicios de Dios vienen por medio del Espíritu Santo. En el caso de la cebada, solo se necesita "viento" para quitar la paja. En el caso del trigo, se necesita más esfuerzo. La palabra latina para trilla es tribulum, de donde obtenemos la palabra "tribulación". Pero de cualquier manera, el propósito de la tribulación es extraer la vida (semilla) que está escondida debajo de la paja. Dios hará lo que sea necesario para lograr este buen propósito. El propósito de pisar las uvas es extraer el vino nuevo para la mesa de la comunión de Dios. Sin él, la comunión de Dios sería bastante seca. Aunque las uvas requieren la forma más intensa de juicio, el propósito divino es llevar a estos no creyentes a un lugar de fe y vida también. Cuando se complete el plan, su gloria cubrirá toda la Tierra como las aguas cubren el mar.
El obstáculo final
En Marcos 9: 11-12 leemos que Elías vendría y "restauraría todas las cosas". Después de la revelación de 2007 sobre el nacimiento de Elías / Eliseo, esperábamos que el ministerio de Eliseo comenzara en la Fiesta de Tabernáculos de 2008. No sabíamos que había otro obstáculo más que debía abordarse y vencerse antes de que esto pudiera suceder.
Este obstáculo parece ser la razón legal por la cual el llamado de Elías / Eliseo se retrasó un año. Esta restauración no podría ocurrir hasta que se hiciera algo para abordar la injusticia del "Sendero de las Lágrimas" que había ocurrido entre 1830 y 1850. En ese momento, el gobierno de los Estados Unidos había trasladado a los Cherokees a Oklahoma y muchos habían muerto en el camino.
https://en.wikipedia.org/wiki/Trail_of_Tears
La sede del gobierno para esta operación se estableció cerca de Sweetwater, TN. Aprendimos esto cuando James Bruggeman fue llevado a celebrar la conferencia Tabernáculos de 2008 en un hotel en Sweetwater (Aguadulce).
https://godskingdom.org/blog/2021/08/the-rise-of-the-house-of-elisha-part-8
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