28 de marzo de 2020
Hebreos 12: 26
La voz del cual conmovió entonces la tierra, pero ahora ha prometido, diciendo: Aún una vez, y conmoveré no solamente la tierra, sino también el cielo.
Isaías 26: 20-21
Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete por un breve momento, en tanto que pasa la indignación. 21 Porque he aquí que Yahweh sale de su lugar para castigar al morador de la tierra por su maldad; y la tierra descubrirá la sangre derramada sobre ella, y no encubrirá ya más a sus muertos.
Quiero darles una advertencia sobre el vídeo que circula por WhatsApp, cuya imagen les muestro arriba.
No desaprovechemos esta primera contracción de parto (juicio) del Señor, enviado para traer su temor sobre todos, primeramente a su Iglesia religiosa, que le invoca pero no le obedece, que rasga sus vestidos pero no su corazón, y arrepentimiento también al mundo en general.
Puede que algunos presidentes auténticamente cristianos estén haciendo lo correcto, pero no hagamos unidad o causa común con todos, sin discernimiento (ver abajo 2ª de Cor. 6: 14 - 7: 1). Los que oran a Alá o a cualquier Dios no deberían hacer parte con nosotros; tampoco el humanismo y las emocionales buenas intenciones.
No malversemos la oportunidad de esta crisis sembrando confusión, pues no todo vale. Conduzcamos a las personas a Cristo en el tiempo de Dios, que puede que todavía no haya llegado. No nos precipitemos y esperemos en Él. Quizás el terreno deba ser arado con más contracciones de parto, antes de que el Señor pueda lanzar a sus Vencedores, capacitados por largo tiempo en las cuevas, a segar. Vencedores capacitados, digo, porque los demás, lejos de estar preparados para predicar, están siendo llamados primero a su arrepentimiento personal. Piensen en la paradoja de que con las iglesias cerradas las personas empiezan a sentir el temor del Señor y a volverse y orar a Dios y en lo que eso debe hacernos sentir.
Tal vez estemos asistiendo ya a las contracciones del parto del Hijo Varón (los Vencedores). Las contracciones de parto se suceden en un corto espacio de tiempo, y son cada vez más intensas y menos espaciadas. Esta de la plan-dewia es la primera. La segunda será la subsecuente y tremenda crisis económica que ésta ya está desatando. ¿Qué vendrá a continuación? ¿Disturbios sociales-políticos-religiosos graves? ¿Alguna catástrofe natural mayúscula? ...
Sin embargo Dios está en su Trono como gran Soberano Creador. Pasaremos por esto pero lo haremos refugiados con el pueblo de Dios en Gosén, donde fueron protegidos de la peores plagas, aunque no de las primeras y menos graves. Acompañaremos a Noé en el Arca (Cristo) y desembarcaremos en una Nueva Edad. ¡La Edad del Reino de Tabernáculos! Mil años de avivamiento ininterrumpido, hasta que la gloria del Señor llene todas las naciones de la Tierra, como las aguas cubren el mar.
No sean emocionalistas. No se precipiten. No se dejen confundir por canciones y palmas en los balcones, cuando estamos en tiempos de cilicio. Aunque puede que algo de eso pueda ser auténtico, tal vez la mayoría sean solo alharacas anímicas, pero no espirituales.
El consuelo humano de las palmas y las canciones del mundo dura solo unos instantes, pero no es verdadero y permanente. La desesperación irá in-crescendo conforme los dolores de las contracciones avancen. Quiera Dios llevarnos pronto al punto en que esa desesperación produzca los frutos dignos de arrepentimiento, que nos permitan contemplarle a Él como el Único que tiene el poder para darnos salvación, paz e, incluso, gozo, en medio de esta tormenta.
Descansen en Dios y esperen que escampe y bajen las aguas antes de salir del Arca.
2ª Cor. 6: 14, No os unáis en yugo desigual con los incrédulos; porque ¿qué asociación tiene la justicia con la injusticia? ¿Y qué comunión la luz con las tinieblas? 15 ¿Y qué armonía Cristo con Belial? ¿O qué parte el creyente con el incrédulo? 16 ¿Y qué concordia entre el santuario de Dios y los ídolos? Porque vosotros sois el santuario del Dios viviente, como Dios dijo: 'Habitaré y andaré entre ellos, Y seré su Dios, Y ellos serán mi pueblo. 17 Por lo cual, Salid de en medio de ellos, y apartaos, dice el Señor, Y no toquéis lo inmundo; Y yo os acogeré, 18 Y seré para vosotros por Padre, Y vosotros me seréis por hijos e hijas', dice el Señor Todopoderoso. 7: 1 Así que, amados, puesto que tenemos estas promesas, limpiémonos de toda contaminación de carne y de espíritu, perfeccionando la santidad en el temor de Dios.
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