EXTRACTOS DEL CAPÍTULO ONCE
PRESTA MáS ATENCIÓN A LA VIDA
QUE A LA OBRA
El
se dio cuenta de que Dios se interesa más por lo que somos que por
lo que hacemos, y lo que hacía se conformaba a este principio. El
observó cómo la señorita Barber continuamente ponía énfasis en
la vida, sin prestar mucha atención a las actividades.
Watchman
Nee mostró a los colaboradores que según los cuatro evangelios, el
Señor en Su ministerio no se preocupaba por ser famoso; por el
contrario, en muchos casos se alejaba cuando la muchedumbre lo
buscaba.
Watchman
Nee temía ser muy conocido. El temía volverse famoso y ser exaltado
y elogiado por la gente. Para él, la fama era un instrumento de
seducción para tentar a los colaboradores jóvenes a desviarse de la
senda de vida que uno sigue al ir en pos del Señor. Nunca le
molestaron el desprecio ni la oposición ni el rechazo ni las
acusaciones de los demás. Por el contrario, consideraba estas cosas
como una salvaguardia que lo preservaba en la vida divina y le
proporcionaba más crecimiento en el Señor.
Watchman
Nee vio que lo importante en nuestra obra no es la cantidad de
trabajo, sino la calidad del mismo. El oro, la plata y las piedras
preciosas se presentan siempre en pequeña cantidad, pero son
artículos de alta calidad; mientras que la madera, el heno y la
hojarasca se presentan en cantidades considerables, pero no tienen
mucha calidad.
Por
medio de los dones, el conocimiento y la habilidad que tenía, él
podía ganar fácilmente muchos seguidores en el cristianismo. Pero
no malgastó sus dones ni su conocimiento de esa manera. Siempre hizo
lo posible por restringirse en la función de los dones y el uso de
su conocimiento, para asegurarse de que su obra estuviese totalmente
en vida, procediera de la vida, se hiciera con la vida y además
fuera vida.
Creemos
firmemente que Dios no busca una gran obra que sacuda los cielos y la
tierra. Los hombres sólo se preocupan por lo que ven, pero Dios no
tiene una perspectiva tan limitada. No confiamos en la clase de obra
que publica fotos llamativas y reportajes conmovedores. Es triste
observar que pese a que los hijos de Dios entienden que Dios no se
encuentra en las emociones, de todos modos aspiran a tener emociones
intensas. Por consiguiente, debemos tener mucho cuidado al pensar que
todo lo que parece bueno procede de Dios. Me parece que la necesidad
actual, hoy más que nunca, es discernir entre la acción del
espíritu y la del alma.
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