PROCLAMANDO CON CONFIANZA
August 14, 2017
En un reciente devocional, escribí sobre el poder de la oración de petición. Hoy quiero hablar de algo aún más poderoso. Mientras estás pidiendo, estás clamando, pidiéndole a Dios el favor, el poder, para la victoria decisiva. Cuando esa petición ha encontrado su camino a tu mente y corazón, ha trabajado para llegar a tu fe; vas a salir de la petición y entrar en lo que yo llamo proclamación.
Estarás proclamando victorias, declarando lo que Dios ha dicho en Su Palabra: “Así dice el Señor”.
Estarás proclamando que Dios ha oído tu clamor y es hora de levantarte de tus rodillas. No me refiero a dejar de orar, sino decirle a Dios: “Lo he dejado todo ante ti. Te he traído mis quejas cientos de veces, como lo hizo David, y ya no hay más queja en mi corazón. En lugar de ello, hay una fuerte y poderosa seguridad de que todo está bien en mi alma. ¡Tú haces todas las cosas bien y yo seré un vencedor! ¡Venceré! Tú estar a favor de mí, no en contra de mí.
“Esta enfermedad en mi cuerpo se va! El estrés económico y el caos en que he estado viviendo está detrás de mí y me estoy moviendo hacia un nuevo nivel de fe. Mi hijo pródigo está regresando a casa. Mi hija pródiga está recibiendo a Jesús”.
Estás moviéndote en una nueva dirección, lejos del clamor de petición de: “¿Me ayudarás, por favor?” Ahora estás firmemente de pie en Su Palabra, creyendo que Sus promesas son siempre verdaderas y proclamando con confianza: “Dios es fiel a Su Palabra. Él no me va a dejar ni a abandonar”.
Una vez que entras en dicha proclamación, empiezas a orar de una manera diferente. Al igual que David oró: “Tú eres mi refugio; me guardarás de la angustia; con cánticos de liberación me rodearás” (Salmo 32:7).
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