El idioma griego tenía más de una palabra para describir
los varios tipos de amor. En esto, su idioma era mucho más específico que
nuestro idioma inglés. Nosotros usamos el término "amor" para
significar tener una relación sexual (es decir, "hacer el amor”), o el
amor inmaduro (es decir, "amor juvenil"), o amistad, o el amor
paternal, o el amor de sacrificio de sí mismo.
El idioma griego, sin
embargo, tenía tres palabras por lo menos para describir el amor:
Eros era
el tipo más inmaduro de amor, describiendo sólo
una atracción física que también podría convertirse en la lujuria. La palabra eros no se usa en
absoluto en el Nuevo Testamento.
Phileo estaba
en un nivel más alto, describiendo un amor
fraternal, o el amor apropiado entre el hermano y hermana. Por lo tanto, Filadelfia quiere decir "Ciudad de Amor
Fraternal". Aún nosotros sabemos que cuando los hermanos crecen juntos, su
"amor" es principalmente basado en una relación de ir a medias. Es un amor judicial que busca establecer su propio derecho, lo que
le “corresponde” a uno. Así, el amor phileo es
condicional y aquéllos que no pasan más allá de esta barrera no se han
perfeccionado en el amor.
Es necesario un amor maduro llamado ágape para ser incondicional. Éste es el amor de Dios
que Juan nos presenta como nuestra meta de madurez espiritual.
Agape es diferente del amor phileo. Cuando los hermanos
crecen, ellos empiezan a aprender el principio de derecho de propiedad. Esto es
mío, y esto es tuyo. No tomes el juguete de su hermano sin su permiso. Este
lado del cuarto es mío, y este lado es tuyo. Los niños luchan a menudo por sus
derechos, y los padres se encuentran en la posición de un árbitro, teniendo que
tomar decisiones para resolver los argumentos. El padre es el que hace cumplir
la ley, y cada vez que él o ella resuelven una disputa, el niño aprende algo
sobre el amor phileo.
Con tiempo, ellos aprenden
respetar a los derechos legales de otros y tratar otros como ellos querrían ser
tratados.
Esto es bueno, pero es sólo una fase del desarrollo del
niño. Finalmente, para ser totalmente maduros ellos deben aprender amor
incondicional que va más allá de los derechos de uno ante la ley. Esto entra en los conceptos más
altos de misericordia, gracia, y perdón.
No es que nosotros debemos despreciar los derechos de la propiedad o desamparar
las ideas de tratar a los demás con justicia para todos. Nosotros no somos
llamados para quedarnos
cortos de la ley, sino para
ir más allá de ella en los principios establecidos
en los Evangelios. Jesús dijo en Juan 13:34 y 35,
34 Un mandamiento nuevo os doy: Que
os améis [ágape] unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos
a otros. 35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si
tuviereis amor los unos con los otros.
El único sentido
en que éste era un nuevo mandamiento era porque la ley de
Moisés requirió amor phileo, que
es justicia igual hacia todos. La ley no exigió a nadie dejar sus derechos
legales. La ley definió
esos derechos y siempre mantendría el derecho de cualquier hombre a lo que era
legalmente suyo. Pero Jesús
nos mostró por ejemplo como rendir todo—incluso
yendo a la cruz—para ser una
bendición a otras personas. Eso era amor ágape en acción. Y eso es lo que Jesús dijo
distinguiría a Sus discípulos del resto de la humanidad.
La ley de Moisés me
exige que ame a mi vecino como a mí mismo (Levítico
19:18). Pero la ley no requiere a cualquier hombre poner su vida por otro. El nuevo mandamiento de Jesús me exige que ame a otros más que a mí, diciendo en Juan 15:13,
13 Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos.
Por lo tanto, nosotros vemos que la ley por cierto define
amor, pero está limitada al amor phileo.
La ley nos guía mientras que
nosotros estamos creciendo en madurez
espiritual. La ley establece las fundamentos de justicia y respeto hacia nuestros prójimos que son tan necesarios
en la mayoría de las relaciones de la vida. Aprender el amor phileo es un requisito previo para aprender
el amor ágape, porque
¿cómo puede amar con un amor incondicional una persona si él no ha aprendido primero
el amor condicional de la ley? Ésta es la razón por la cual Dios dio la ley
primeramente. Era para que Su gente pudiera aprender la justicia básica antes
de seguir a los principios más altos de la
gracia que vinieron por Jesucristo (Juan 1:17).
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