ESTUDIO-VIDA DE MATEO
MENSAJE SESENTA Y
SIETE
LA PROFECIA ACERCA DEL REINO
(7)
En
este mensaje llegamos a Mateo 25:31-46, donde tenemos la palabra del Señor con
respecto al juicio de las naciones.
III. CON RESPECTO A LAS NACIONES
En
las primeras dos secciones de la profecía que el Señor dio acerca del reino, El
incluyó a los judíos y a la iglesia. Al final de esta era, todos los
habitantes de la tierra pertenecerán a una de las siguientes tres categorías:
los judíos, los creyentes y los gentiles. La palabra “pero” (ver interlineal, Biblia Latino-Americana, Peshita) al
comienzo del versículo 31 indica que los versículos del 31 al 46 forman otra
sección, la cual trata de los gentiles. Cuando la profecía del Señor en
Mateo 24:32 se volvió de los judíos a la iglesia, se usó la palabra “pero” para
indicar este cambio; lo mismo sucede en Mateo 25:31.
Si
la profecía del Señor hubiera incluido sólo a los judíos y a la iglesia, no
estaría completa, porque no diría nada acerca de los gentiles, o sea, las
naciones. A fin de dar una profecía todo-inclusiva, el Señor tuvo que añadir
unas palabras acerca de lo que le sucedería a las naciones al final de esta
era. Muchos maestros cristianos han mezclado la palabra del Señor en las tres
secciones de la profecía del reino, e incluso aplican a la iglesia los
versículos que se refieren a los judíos; tanto la palabra con respecto a los
judíos como la que se refiere a los gentiles, ha sido aplicada erróneamente a
los creyentes. Muchos han enseñado que el juicio de las naciones equivale al
juicio final que el Señor ejecutará sobre todos los hombres. En el pasado yo
escuché a algunos maestros cristianos advertirnos que no debíamos ser los
cabritos mencionados en Mateo. Se nos dijo que debíamos amar al pobre y al
menesteroso, para que cuando el Señor Jesús viniera pudiésemos ser contados
como parte de las ovejas; de otro modo, el Señor nos consideraría cabritos. Agradezco al Señor que en Su
profecía Él usó la pequeña palabra “pero” en dos lugares cruciales, en
Mateo 24:32 y en 25:31. Esta palabra, “pero”, indica que en el primer caso
la profecía se vuelve de los judíos a los creyentes, y en el segundo, de los
creyentes a los gentiles.
A. Cristo se sienta en el trono de Su
gloria
El
versículo 31 dice: “Pero cuando el Hijo
del Hombre venga en Su gloria, y todos los ángeles con Él, entonces se sentará
en el trono de Su gloria”. El Hijo del Hombre es el título de Cristo en relación con Su reino, el
reino mesiánico (13:41). Su juicio aquí es una preparación para ese reino.
La
venida mencionada en este versículo denota el
aspecto visible de la venida del Señor, y será la continuación de Su venida
mencionada en Mateo 24:30. La gloria del Señor consta de la gloria de Su
divinidad (Jn. 17:22, 24), la gloria de Su humanidad (Sal. 45:3), la gloria de
Su resurrección (Jn. 7:39; Hch. 3:13-15), y la gloria de Su ascensión (He.
2:9). El trono sobre el
cual Él se sentará es el trono de David (Lc. 1:32-33), el cual estará en
Jerusalén (Mt. 19:28; Jer. 3:17).
B. El juicio sobre las naciones
1. Las naciones son reunidas
ante el trono de gloria de Cristo
El
versículo 32 dice: “Y serán reunidas
delante de El todas las naciones...” La frase “todas las naciones” se refiere a todos los gentiles que hayan quedado vivos
cuando Cristo regrese a la tierra, después de que Él haya destruido a los
gentiles que hubieran seguido al anticristo en Armagedón (Ap. 16:14, 16;
19:11-15, 19-21). Estos gentiles que hayan quedado vivos serán reunidos y
juzgados ante el trono de gloria de Cristo. Este será el juicio de
Cristo sobre los vivos antes del milenio (Hch. 10:42; 2 Ti. 4:1) y sucederá en la tierra después del juicio sobre los creyentes, el cual
se efectuará en Su tribunal en los aires (Mt. 25:19-30). Es diferente de Su juicio sobre los muertos
en el gran trono blanco después del milenio (Ap. 20:11-15).
El versículo 32 dice que serán reunidas delante de Él todas las
naciones, los gentiles. Sin embargo, cuando el Señor habló de las diez vírgenes, El no dijo que ellas
serían reunidas; más bien, dijo que ellas
vendrían a Él. Como hemos indicado, este
encuentro denota el arrebatamiento. Además, al hablar acerca de los esclavos que recibieron los talentos,
el Señor también dijo que ellos vendrían
a Él. Pero las naciones no vendrán, sino que serán reunidas. En una
parábola equivalente a la parábola de las ovejas y los cabritos, la séptima
parábola de Mateo 13, los peces también son recogidos del mar. Todas las
naciones serán reunidas ante el trono de gloria de Cristo para ser juzgadas
allí.
2. Cristo el Pastor separa
las ovejas de los cabritos
Los
versículos 32 y 33 dicen: “...y separará
los unos de los otros, como separa el pastor las ovejas de los cabritos. Y
pondrá las ovejas a Su derecha, y los cabritos a la izquierda”. Esto indica que el Señor es el
Pastor no sólo de los creyentes (Jn. 10:11; He. 13:20) y de los judíos (Sal.
80:1; Jer. 31:10), sino también de todos los gentiles (Sal. 100:1-3).
Las ovejas serán puestas a Su diestra, el lugar de honor (1 R. 2:19; Sal.
45:9).
3. Las ovejas heredan el reino
preparado para ellas
desde la fundación del mundo
El
versículo 34 dice: “Entonces el rey dirá
a los de Su derecha: Venid, benditos de Mi Padre, heredad el reino preparado
para vosotros desde la fundación del mundo”. Después del juicio efectuado ante el trono de gloria de
Cristo, las “ovejas” serán trasladadas al milenio para ser el pueblo que vivirá
bajo el reinado de Cristo y de los
creyentes vencedores (Ap. 2:26-27; 12:5; 20:4-6) y bajo el ministerio sacerdotal de los judíos salvos (Zac.
8:20-23). De esta manera, las “ovejas” heredarán el reino venidero.
En el milenio habrá tres secciones: (1) la
tierra, donde reposará la bendición de Dios sobre Su creación, como se
menciona en Génesis 1:28-30; (2) la
nación de Israel en Canaán, que se extenderá desde el Nilo hasta el
Eufrates, y de donde los judíos salvos
reinarán sobre toda la tierra (sobre la tierra entre el Nilo y el Eúfrates) (Is. 60:10-12; Zac.
14:16-18); y (3) la sección celestial y
espiritual (1 Co. 15:50-52), la manifestación del reino de los cielos,
donde los creyentes vencedores disfrutarán la recompensa del reino (5:20; 7:21).
El reino que las ovejas disfrutarán constituye la primera sección. En el
milenio la bendición de la primera sección, la bendición de la creación, fue
preparada para las ovejas desde la fundación del mundo, mientras que la
bendición de la tercera sección, la bendición del reino celestial y espiritual,
fue ordenada para los creyentes antes de la fundación del mundo (Ef. 1:3-4).
Toda
la tierra está bajo la administración de Dios, la cual tiene el propósito de
llevar a cabo Su economía. La economía de Dios tiene la finalidad de recobrar
la tierra y de establecer Su reino plenamente en ella. Dios está más
interesado en la tierra que en los cielos. Según la Biblia, la intención de Dios es dejar
los cielos, ya que Él descenderá de los cielos y establecerá Su reino en la
tierra.
El reino de Dios, la esfera de la administración divina, se
compone de tres categorías de personas: los sacerdotes,
los reyes y los ciudadanos. La profecía acerca del reino, la
cual el Señor dio en el monte de los Olivos, tiene que ver con la economía de
Dios, la cual trae Su reino a la tierra. Esta palabra final nos presenta el
resultado de todo lo que Dios hace sobre la tierra para establecer Su reino. El resultado consiste en que Dios obtendrá tres categorías de personas:
los sacerdotes, los reyes y los ciudadanos, con quienes Él establecerá un reino
completo. La nación de Israel es semejante a una mujer con dolores
de parto que está a punto de dar a luz al
remanente de los judíos,
quienes serán los sacerdotes durante el milenio. Zacarías 8 revela que los
judíos serán los sacerdotes durante el reino venidero y enseñarán a todas las
naciones a servir a Dios; ya no habrá más adoración a ídolos. Los creyentes,
mencionados en la segunda sección de esta profecía, serán los reyes, y los ciudadanos
serán tomados de entre las naciones. ¡Qué sabio es el Señor, quien
incluyó toda la economía de Dios en una profecía que abarca apenas dos
capítulos!
Muy pocos cristianos han visto que Dios juzga a las personas de acuerdo con
tres factores. Incluso el cristianismo fundamentalista enseña que Dios
juzga al hombre sólo según dos factores,
que son la ley y el evangelio. De
acuerdo con la ley, todo descendiente de Adán está condenado a perecer. Pero
según el evangelio, todo creyente en Cristo es salvo. Por tanto, la perdición
es conforme a la ley, pero la salvación es conforme al evangelio. Sin embargo, aún existe un tercer factor
por el cual Dios juzgará al hombre, y éste es el evangelio eterno. A fin de que los
creyentes dejados en la tierra sean cuidados durante la persecución bajo el
anticristo, se predicará el evangelio eterno a las naciones (Ap. 14:6-7), según se muestra en
la parábola de la red en Mateo 13:47-50. El Señor no juzgará a las naciones de acuerdo con la
ley de Moisés ni según el evangelio de Cristo, sino conforme al evangelio
eterno. Este es un asunto relacionado con la dispensación de Dios. Aquellos que
obedezcan el evangelio eterno y traten bien a los creyentes perseguidos, serán
bendecidos y contados como justos (v. 46) y así heredarán el reino (v. 34);
pero aquellos que no lo hagan, serán maldecidos (v. 41) y perecerán
eternamente. El evangelio de la gracia (Hch. 20:24) trae vida eterna a los
creyentes (Jn. 3:15-16) a fin de que vivan por la vida de Dios, mientras que el
evangelio eterno introduce a las ovejas a la vida eterna (v. 46) a fin de que
vivan en la esfera de la vida de Dios.
El evangelio eterno declarará que la gente debe temer a
Dios y adorarle, pero no dirá nada acerca del arrepentimiento ni de la fe.
El evangelio que nosotros hemos escuchado es totalmente distinto del evangelio
eterno, porque se nos habló acerca de arrepentirnos a Dios y creer en el Señor
Jesús. El evangelio de la gracia no dice nada acerca de temer ni adorar; por el
contrario, da énfasis al arrepentimiento y a la fe. Además, el centro del
evangelio de la gracia es Cristo.
Aparte de la ley y del evangelio de la
gracia, el evangelio eterno será el tercer factor en que Dios se basará para
juzgar a los hombres. Los que perecen serán juzgados conforme a la ley; los
salvos serán juzgados de acuerdo con el evangelio de la gracia; y las naciones
reunidas ante el trono de gloria de Cristo serán juzgadas conforme al evangelio
eterno.
Mateo 25:31-46 no hace referencia ni a la ley ni al evangelio de la gracia.
Cristo no juzgará a las naciones conforme a los diez mandamientos ni conforme
al arrepentimiento y fe en El; más bien, Él separará a unos de otros tomando
como base el modo en que éstos hayan tratado a Sus hermanos más pequeños, de
acuerdo con el evangelio eterno (v. 40). Aquellos que hayan tratado bien a Sus hermanos más
pequeños pertenecerán a “las ovejas” (vs. 34-40), pero aquellos que no los
hayan tratado bien serán contados como “cabritos” (vs. 41-46).
Las
naciones serán juzgadas ante el trono de gloria de Cristo sobre la base del
trato que ellas hayan dado a los hermanos del Señor durante la gran
tribulación, cuando los creyentes serán perseguidos por el anticristo (Ap.
13:6-7; 20:4). Todos los sufrimientos mencionados en los versículos del 35 al
39 acontecerán a los creyentes que sean dejados para ser probados (Ap. 3:10)
durante la gran tribulación (Mt. 24:21). De acuerdo con Apocalipsis 14, durante
la gran tribulación el anticristo obligará al pueblo de Dios a que lo adoren.
En ese tiempo, un ángel predicará el evangelio eterno advirtiendo a los hombres
que deben temer a Dios y que no deben maltratar a Su pueblo. Los creyentes que sean
maltratados por el anticristo serán considerados por el Señor como Sus hermanos
pequeños; los hermanos más grandes ya habrán sido arrebatados, y los más
pequeños serán dejados para pasar por la tribulación. El anticristo los
maltratará, perseguirá y echará en la cárcel. De manera que ellos padecerán
hambre y desnudez, y muchos se enfermarán. Pero se escuchará una voz del cielo que
dirá algo así: “Temed a Dios y adoradle, y no hagáis ningún daño al pueblo de
Dios. Aquellos que teman más al anticristo que a Dios, perecerán”.
Durante la era de la gracia, Dios trata
con los incrédulos conforme a la ley y con los creyentes conforme al evangelio
de Cristo. Pero al final de esta era, durante los tres años y medio de la gran
tribulación, Dios enviará un ángel a predicar un evangelio específico, a saber,
el evangelio eterno. Este es un arreglo administrativo relacionado con la
dispensación en el fin del siglo. Luego, después de que Cristo haya juzgado a
los creyentes en Su tribunal en los aires, El volverá con los vencedores para
destruir los ejércitos del anticristo, salvar el remanente de los judíos y
establecer el trono de Su gloria en Jerusalén. Entonces, todos los gentiles
vivos serán reunidos ante Él para ser juzgados. Por medio de Su tribunal en los
aires, Cristo juzgará la situación de los creyentes; al descender sobre el
monte de los Olivos, Él solucionará la situación de los judíos; finalmente, en
el trono de Su gloria, Él resolverá la situación de las naciones. El no juzgará
a las naciones de acuerdo con la ley ni conforme al evangelio de la gracia,
sino conforme al evangelio eterno, o sea, de acuerdo con la manera en que ellos
hayan tratado a Sus hermanos pequeños durante la gran tribulación. Tanto Hechos 10:42 como 2 Timoteo 4:1
dicen que Cristo juzgará a los vivos y a
los muertos: Cristo juzgará a los muertos en el trono blanco después del
milenio, pero Él juzgará a los vivos en el trono de Su gloria antes del
milenio.
El juicio conforme a la
ley para perdición eterna dependerá de la manera en que las personas se hayan
relacionado con Dios; el juicio conforme al evangelio para salvación eterna
dependerá de la manera en que los creyentes se hayan relacionado con Cristo; y
el juicio conforme al evangelio eterno efectuado para que las “ovejas” hereden
el reino milenario dependerá de cómo ellos hayan tratado a los hermanos
pequeños del Señor.
4. Los cabritos van al fuego eterno
preparado para el diablo y sus ángeles
El
versículo 41 dice: “Entonces dirá también
a los de la izquierda: Apartaos de Mí, malditos, al fuego eterno preparado para
el diablo y sus ángeles”. Este “fuego eterno” denota el lago de fuego (Ap. 20:14-15). Los “cabritos”
perecerán en el lago de fuego, después del anticristo y el falso profeta (Ap.
19:20) y antes del diablo y los pecadores resucitados (Ap. 20:10, 15).
Esto forma parte del cumplimiento de Apocalipsis 14:10. El lago de fuego fue
preparado para el diablo y sus ángeles, y no para el hombre. Sin embargo, si un
hombre sigue al diablo y se opone al Señor, tal hombre tendrá su parte en el
lago de fuego juntamente con el diablo y los ángeles caídos.
Las “ovejas” heredarán el
reino preparado para ellas desde la fundación del mundo, pero los creyentes que
serán reyes durante el milenio recibirán lo que fue predestinado para ellos
antes de la fundación del mundo. La porción de las “ovejas” será simplemente
disfrutar lo que Dios creó desde la fundación del mundo.
En el reino milenario habrá una sección celestial y una terrenal.
La sección celestial será
la manifestación del reino, o sea, el reino del Padre. Los judíos estarán como sacerdotes en el centro de la sección terrenal,
y alrededor de los judíos estarán “las
ovejas”, las naciones rescatadas, quienes serán el pueblo. Nosotros, los
creyentes vencedores, participaremos en el disfrute espiritual de Cristo y en
todas las bendiciones celestiales. El disfrute que tendremos será espiritual,
celestial y divino, pero el disfrute que tendrán “las ovejas”, las naciones
restauradas, no será ni celestial ni espiritual; más bien, será la bendición
que Dios les dio a los hombres al crear la tierra, a saber, la bendición que el hombre perdió por la
caída de Adán. Me gozo de que nosotros
estemos en la mejor categoría, en la categoría de los reyes. Los judíos
permanecerán en la parte terrenal, pero nosotros estaremos en la sección
celestial. Nuestra porción será ejercer autoridad sobre las naciones. ¡Cuánto
agradezco al Señor por habernos dado esta visión tan clara concerniente al
milenio!
En
la profecía del reino, ni la sección de los judíos ni la de los gentiles se
relaciona con la vida; pero la
sección de los creyentes, la iglesia, está íntimamente relacionada con la vida.
Como hemos indicado,
necesitamos ser fieles, velar y estar preparados, y además necesitamos ser
sabios y prudentes. Todo esto nos indica que debemos estar llenos de vida. La
vida está con nosotros. ¡Aleluya, somos personas que tienen la vida!
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