ESTUDIO-VIDA DE ÉXODO
MENSAJE CIENTO
SETENTA Y TRES
EL QUEBRANTAMIENTO DE LA LEY
Lectura bíblica: Ex. 31:18-32:8, 15-20
...
EL AUTOEMBELLECIMIENTO
CONDUCE A LA IDOLATRÍA
Esta porción de Éxodo implica otro principio acerca de la
naturaleza del ídolo, o del principio del ídolo. Vemos este principio en Éxodo
32:1-3 “Viendo el pueblo que Moisés
tardaba en descender del monte, se acercaron entonces a Aarón y le dijeron:
Levántate, haznos dioses que vayan delante de nosotros; porque a este Moisés,
el varón que nos sacó de la tierra de Egipto, no sabemos que le haya
acontecido. Y Aarón les dijo: apartad los zarcillos de oro que están en las
orejas de vuestras mujeres, de vuestros hijos, y de vuestras hijas y
traédmelos. Entonces todo el pueblo apartó los zarcillos de oro que tenían en
sus orejas, y lo trajeron a Aarón, y él los tomó de las manos de ellos, y le
dio forma con buril, e hizo de ello un becerro de fundición”.
Vemos aquí la clase de material que usaron para hacer el ídolo.
Por supuesto un ídolo debe ser hecho con algún material. En Éxodo 30, el material que
usaron para hacer el becerro era el oro de los zarcillos de las esposas, hijos,
e hijas, de los hijos de Israel. Quizá los únicos en no tener zarcillos de oro
eran los hombres mayores. Los hombres mayores fueron la excepción porque no se
preocupaban por su embellecimiento. Puedo testificar, como hombre mayor, que no
tengo ningún interés en embellecerme. No obstante, los hombres y mujeres
jóvenes, y también las mujeres mayores, acostumbran embellecerse. Por tanto, en
Éxodo 32, tomaron los zarcillos de oro de las orejas de las esposas, de los
hijos e hijas y los usaron para hacer el ídolo, el becerro de oro.
La gente se pone zarcillos
para embellecerse. La cultura actual promueve el autoembellecimiento. Los hombres y
las mujeres gastan mucho dinero comprando artículos de belleza. El autoembellecimiento conduce a la
idolatría. Esta es la razón por la cual el Señor dio a los hijos de Israel
un mandamiento relacionado con los atavíos en Éxodo 33:5 y 6 “Porque Jehová había dicho a Moisés: Di a
los hijos de Israel: vosotros sois pueblo de dura cerviz; en un momento subiré
en medio de ti, y te consumiré. Quítate, pues, ahora tus atavíos, para que Yo
sepa lo que te he de hacer. Entonces los hijos de Israel se despojaron de sus
atavíos desde el monte Horeb”. El Señor dio este mandamiento acerca de los
atavíos porque lo aclara el capítulo treinta y dos, el autoembellecimiento
conduce a la idolatría. Antes de hacer el ídolo del becerro
de oro, los hijos de Israel ya tenían ídolos, en una forma distinta, en forma
de autoembellecimiento. Las esposas como los hijos, y las hijas de los hijos de Israel, llevaban
zarcillos de oro en sus orejas para embellecerse a sí mismos. Vemos aquí el principio según el cual el embellecimiento es la forma preliminar
de la idolatría. Antes de
convertirse en becerro, el oro ya existía en la forma idólatra del
autoembellecimiento. A los ojos de Dios, el autoembellecimiento constituye
un ídolo. Esta fue la razón por la cual
el Señor mandó en Éxodo 33:5-6 que el pueblo no tuviera ningún atavío. Estos
atavíos eran precursores de los ídolos. Antes de tener el ídolo del becerro de
oro, el pueblo ya tenía los ídolos preliminares colgando de sus orejas.
Ahora debemos ser capaces de ver el principio de un ídolo. Este principio
es el autoembellecimiento. Por consiguiente, un ídolo es la expresión final de
embellecimiento de una persona.
En este país, no vemos templos idólatras con imágenes o ídolos. No
obstante, los habitantes de este país tienen otra clase de ídolos: los ídolos
de autoembellecimiento. Embellecerse a sí mismo es algo popular, prevaleciente
y extendido entre la gente de los Estados Unidos. Esto significa que para
muchos norteamericanos, el autoembellecimiento es una forma de idolatría. La
gente en los países subdesarrollados no se preocupan tanto por embellecerse a sí
mismos, aunque tengan en sus templos ídolos de madera o de piedra. Por el
contrario, los que viven en culturas modernas y científicas, no tienen esa
clase de ídolos, pero sí tienen los ídolos del embellecimiento. Podemos
encontrar estos ídolos casi en todas partes: en las casas, en las escuelas, y
en las oficinas.
¿Sabe usted lo que adoran
muchos americanos hoy en día? adoran los ídolos del embellecimiento. Por
ejemplo, antes de ir a trabajar, una
mujer joven dedica mucho tiempo a su embellecimiento. Quizá le cueste más
dinero los artículos de embellecimiento que su propia comida. Mi preocupación es señalar el hecho de que
el embellecimiento conduce a la idolatría. Primero los hijos de Israel
llevaban zarcillos de oro para embellecerse. Luego estos zarcillos de oro
fueron usados por Aarón para hacer el ídolo del becerro de oro.
SATANÁS USURPA LOS DONES DE DIOS
La idolatría involucra otro
principio: Satanás usurpa lo que Dios
nos ha dado para echarlo a perder. En Éxodo 32, los hijos de Israel desperdiciaron mucho del oro que
les proporcionó Dios. Antes de que los hijos de Israel salieran de Egipto, Dios
obligó a los egipcios a entregar su oro y otras cosas preciosas a los hijos de
Israel. Este oro debía ser
usado para erigir el tabernáculo. El tabernáculo necesitaba una gran
cantidad de oro para cubrir las tablas derechas. Dios venció a los
egipcios, y dio el oro al pueblo de Israel, pero Satanás vino y usurpó el oro y
lo usó para hacer un ídolo, antes de que usaran este oro para erigir la morada
de Dios. En
realidad, antes del becerro de oro, Satanás ya había usurpado el oro de tal
modo que lo usaron para hacer zarcillos. Si los hijos de Israel hubieran amado
al Señor a lo sumo, jamás habrían desperdiciado el oro en zarcillos. Por el
contrario, lo hubieran guardado para el uso del Señor.
En el capítulo treinta y cinco, se pide al pueblo que ofrezca oro
y otros materiales para edificar el tabernáculo de Dios. El oro fue el primer
material que ofrecieron para la morada de Dios, pero en el capítulo treinta y
dos, se usó una gran cantidad de oro para hacer un becerro. Obviamente el
becerro de oro requería una gran cantidad de oro para su fabricación, porque su
tamaño probablemente era grande.
Dios nos ha dado muchas
cosas destinadas a Su culto y glorificación, y no a nuestro embellecimiento,
pero antes de que las usemos para adorar y glorificar a Dios, los enemigos
vienen e intentan usurpar lo que Dios nos ha dado, con el fin de desperdiciarlo
y echarlo a perder. Este es el segundo principio de la idolatría, y constituye
una ofensa para Dios.
EL CULTO MEZCLADO
El culto mezclado es otro principio
relacionado con los ídolos. Podemos aplicar este
principio a los cristianos contemporáneos. Muchos cristianos adoran a un
becerro, y están convencidos de que adoran al Señor Jesús o al Dios verdadero.
En realidad lo que ellos adoran es su disfrute. Muchos cristianos
contemporáneos centran su culto en la comida, la bebida, los deportes, el canto
y el baile, alrededor de alguna clase de disfrute, alrededor de un becerro de
oro.
En la asamblea de Hermanos, algunos instructores enfocaron muy
bien este punto. Dijeron que el culto al becerro de oro al pie del monte Sinaí
era una mezcla, porque adoraban a un becerro como si
fuese Dios, con las ofrendas adecuadas y en la forma adecuada. Las ofrendas eran apropiadas y
el ritual adecuado, pero el objeto del culto estaba equivocado. Este es el
punto que queremos recalcar cuando hablamos de mezcla.
No consideremos únicamente la manera en que los demás adoran.
Debemos examinar nuestra propia adoración. ¿Se trata de un culto puro o de una
mezcla? El culto mezclado está relacionado con el disfrute que
procede del autoembellecimiento. Como lo hemos visto, la idolatría
involucra cinco principios: el embellecimiento de sí mismo, el hecho de
que Satanás usurpa los dones de Dios y los echa a perder, el culto a nuestro
disfrute, la pretensión de adorar al Dios verdadero, y la mezcla en el culto.
Recomendamos el estudio completo aquí:
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