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Autor: Dr. Stephen E. Jones
https://godskingdom.org/blog/2025/10/nahum-prophet-of-comfort-and-justice-part-3-good-news/
Nahum deja claro que el juicio de Dios es imparable, independientemente de las defensas y los planes del hombre para luchar contra Él. En Nahum 1: 9-11, Dios le dice a Asiria:
9 Cualquier cosa que planees contra el Señor, Él la pondrá fin por completo. La angustia no se levantará dos veces. 10 Como espinos enredados, y como quienes se emborrachan con su bebida, se consumen como rastrojo completamente seco. 11 De ti ha salido alguien que tramó el mal contra el Señor, un consejero malvado.
Dios mismo levantó a Asiria para juzgar a Israel, pero esto no significó que Asiria fuera una nación justa. Dios usa a personas y naciones injustas para juzgar a otras que también lo son. Al final, Dios también juzgó a Asiria por su propia injusticia, la cual, desde la perspectiva de Dios, manifestó su hostilidad hacia Él.
Todas las maquinaciones humanas dirigidas contra Dios fracasarán y llegarán a su fin después de que Dios las haya usado como instrumentos de deshonra (Romanos 9: 21). Asiria caería y jamás volvería a levantarse como imperio. Por lo tanto, la angustia (aflicción, tribulación) no se repetirá. Asiria era tan indefensa ante Dios como espinos enredados, sin más control que un borracho, y tan inflamable como la paja seca.
El malvado consejero de Asiria
El "consejero malvado" del versículo 11, según algunos, fue el Rabsaces, el asirio que aconsejó a Jerusalén que capitulara en 2º Reyes 18: 19-25. En cambio, el rey Ezequías mandó llamar a Isaías y le preguntó qué aconsejaría Dios. La frase hebrea para "consejero malvado" es יוֹעֵץ בְּלִיַּעַל , yo'etz beliya'al.
yo'etz = consejero, asesor.
beliya'al (o Belial) = literalmente “inutilidad”, a menudo traducido como malvado o sin ley.
La palabra beliya'al (בְּלִיַּעַל) aparece unas 27 veces en la Biblia hebrea. En Deuteronomio 13: 13, los «hijos de Belial» eran hombres indignos (moralmente) que inducían a otros a la idolatría. En Jueces 19: 22, los «hijos de Belial» eran los hombres malvados de Guibeá que abusaron de la concubina del levita. En 1º Samuel 2:12, los hijos rebeldes de Elí son llamados «hijos de Belial».
Así, Belial se convirtió en una etiqueta para aquellos totalmente corruptos, sin Ley y opuestos a Dios.
Posteriormente, el término adquirió una aplicación más específica. En el siglo anterior al nacimiento de Cristo, el Rollo de la Guerra (1QM), uno de los Rollos del Mar Muerto, describe a Belial como líder de la rebelión demoníaca contra Dios. En el Nuevo Testamento, Pablo se refiere a Satanás como Belial en 2ª Corintios 6: 15.
Juicio limitado
Nahum 1: 12, 13 dice:
12 Así dice el Señor: «Aunque estén en plena fuerza y sean muchos, aun así, serán exterminados y desaparecerán. Aunque te he afligido, no te afligiré más. 13 Así que ahora, quebraré su yugo de sobre ti y arrancaré tus grilletes».
No está claro a quién se dirigía Dios aquí. La mayoría asume que a Judá, porque Judá se menciona dos versículos más adelante en Nahúm 1: 15. Sin embargo, Israel ya había sido conquistada y deportada a Asiria, así que (en mi opinión) esta promesa probablemente se dirigía más a Israel que a Judá. Aunque Judá también fue afligida por los asirios, Jerusalén no fue conquistada, por lo que la capital no fue sometida a su yugo. No se puede decir lo mismo de Samaria, la capital de Israel.
No obstante, estos versículos muestran la misericordia de Dios y los límites del juicio divino. Todos los ejemplos de cautiverios anteriores en el libro de Jueces muestran cómo el pueblo fue liberado tras su arrepentimiento. Aunque Nahum no menciona el arrepentimiento, no cabe duda de que las ataduras serían arrancadas tras el arrepentimiento del pueblo. Esto requiere la intervención del Espíritu Santo (Consolador), que cambia las condiciones y cumple el propósito del juicio.
El profeta luego se dirige a los asirios en Nahum 1: 14:
14 El Señor ha dado una orden respecto a ti [Asiria]: «Tu nombre ya no será perpetuado. Eliminaré ídolos e imágenes de la casa de tus dioses. Prepararé tu tumba, pues eres despreciable».
Cada nación conquistadora atribuyó sula victoria a sus dioses. Cuando Asiria conquistó Israel, creyeron que esto demostraba que sus dioses eran más poderosos que los dioses de Israel (los becerros de oro). En cierto sentido, quizá tenían razón, pero no se dieron cuenta de que los israelitas estaban siendo juzgados por el Dios del Cielo. El Dios verdadero estaba usando a los asirios para destruir la reputación de los becerros de oro que los israelitas habían estado adorando.
Las buenas noticias
Nahum 1: 15 concluye:
15 ¡Miren, sobre los montes, los pies del que trae buenas nuevas [basar, “evangelio”], del que anuncia la paz! Celebra tus fiestas, oh Judá; cumple tus votos. Porque nunca más pasará por ti el maligno; ha sido completamente exterminado.
Esto se cita de Isaías 52: 7,
7 ¡Cuán hermosos son sobre los montes los pies del que trae buenas nuevas [basar], del que anuncia la paz y trae buenas nuevas [basar] de felicidad, del que anuncia la salvación [Yahshua, o Jesús], y dice a Sion: «¡Tu Dios reina!»
Si los versículos 12 y 13 estaban dirigidos a Israel, y el versículo 14 a Asiria, entonces el versículo 15 sugiere que Judá debía aprender la lección que les enseñó el cautiverio de Israel. En otras palabras, es un llamado a Judá para que se arrepienta y cumpla sus votos. Sin duda, esto se refiere al voto que sus padres hicieron a Dios en el monte Sinaí de obedecer sus mandamientos (Éxodo 19: 8).
Asimismo, debían celebrar sus fiestas presentándose ante Dios tres veces al año (Deuteronomio 16: 16) en el lugar donde Dios había puesto su Nombre (Deuteronomio 16: 2, 6, 11). En tiempos anteriores, Dios había puesto su Nombre primero en Silo, luego en Jerusalén (Jeremías 7: 12). Cuando el Nuevo Pacto fue ratificado por la sangre de Cristo, Él construyó un nuevo templo descrito en Efesios 2: 20-22, hecho de piedras vivas, y puso su Nombre en nuestras frentes (Apocalipsis 22: 4). Por lo tanto, el único lugar legal donde uno puede celebrar las fiestas es en el templo del Nuevo Pacto, que es nuestro cuerpo (1 Corintios 3: 16).
Nahum anhelaba el día en que las buenas nuevas (el evangelio de Cristo) se predicarían no sólo a Judá e Israel, sino a todo el mundo. La palabra hebrea es basar, que tiene un doble significado: carne y evangelio. El evangelio de Cristo es la revelación de que uno debe comer su carne, por así decirlo, para tener vida. Jesús lo explicó en Juan 6: 53, 54.
53 Jesús les respondió: «De cierto, de cierto os digo: si no coméis la carne del Hijo del Hombre, y bebéis su sangre, no tenéis vida en vosotros. 54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y Yo lo resucitaré en el día postrero».
Así como Abraham se regocijó al ver el día de la venida de Cristo a la Tierra (Juan 8: 56), también el profeta Nahum se regocijó al escuchar su evangelio, la buena nueva de liberación de la esclavitud del pecado. Quienes comieron el cordero pascual en Egipto profetizaban, sin saberlo, de un día futuro en el que los hombres comerían la carne del verdadero Cordero de Dios (Juan 1: 29).
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