16 de marzo de 2018
Juan
distinguió entre dos tipos de pecado, diciéndonos que algunos
pecados son "de muerte", mientras que otros no. Al parecer,
se dio cuenta, sin embargo, de que era inevitable que algunos
malinterpretaran esto para decir que no debían preocuparse por esos
pecados menores. Entonces en 1
Juan 5:17
el apóstol rápidamente recordó a sus lectores que "toda
iniquidad (anarquía,
injusticia)
es pecado".
En
otras palabras, el apóstol no quiere que nadie sea desordenado o
descuidado con respecto al pecado. Tenga en cuenta la definición de
pecado del apóstol en 1
Juan 3:4,
"pecado
es infracción de la ley".
Por lo tanto, al usar la definición de pecado de Juan donde quiera
que use la palabra "pecado", debemos entender que Juan nos
dice que toda
iniquidad
(maldad)
es anarquía.
Del mismo modo, iniquidad es injusticia.
Rectitud
inherente
El
apóstol luego comienza a resumir su carta con una conclusión,
dándonos las cosas más importantes para recordar de su carta. 1
Juan 5:18
dice:
18
Sabemos que nadie que nace [gennao,
es
enjendrado]
de
Dios peca; sino que el que nació de Dios lo guarda y el maligno no
lo toca.
El enfático
Diaglott lee de esta manera,
18
Sabemos que todo aquel que ha sido engendrado por Dios no peca; sino
que el que ha sido engendrado por Dios se guarda a sí mismo y el
maligno no se apodera de él.
Primero
Juan dice: "sabemos". Esto expresa la confianza que tenemos
en conocer y comprender nuestra relación con Dios. ¿Qué es
específicamente lo que sabemos? Sabemos que nuestro nuevo hombre,
nuestro nuevo yo, nuestra nueva identidad no peca. Implícito en
esto, por supuesto, es que aquellos que se identifican con esa
nueva identidad y siguen sus deseos, motivos y acciones no pecan.
¿Cómo
es esto posible? Juan dice que es porque "el
engendrado por Dios se guarda así mismo".
En otras palabras, esa
semilla santa dentro de nosotros, que ha sido engendrada por Dios,
tiene la capacidad de protegerse contra el pecado.
Por lo tanto, el maligno no "se
apodera
de él".
Sin
embargo, hay un problema en este versículo. Como vemos en las dos
versiones anteriores, la NASB dice que "El
que nació de Dios lo guarda",
mientras que La Diaglott Emphatic usa la palabra "sí
mismo".
La redacción sí que hace la diferencia. Si la NASB es correcta,
entonces Juan nos está diciendo que Jesús
mismo, que fue engendrado por Dios, "nos
guarda"
(el nuevo hombre). Pero si la la Emphatic Diaglott es correcta, el
versículo nos dice que el
hombre de la nueva creación "se
guarda
a sí mismo".
Entonces,
¿cuál es la correcta?
El
problema radica en el texto griego en sí. Algunos manuscritos dicen
"él", mientras que otros dicen "sí mismo". Esta
ligera alteración hace la diferencia. Las notas del Dr. Bullinger
nos dicen: "La mayoría de los textos dicen él".
Pero obviamente, los traductores de la NASB creían que debería
leerse "a sí mismo".
Así que
una vez más, me dirijo al Nuevo Testamento Numérico de Panin para
ver qué texto retiene los patrones numéricos inherentes en todos
los textos inspirados. La versión de Panin dice:
18
Sabemos que todo engendrado de Dios no peca; sino que el que fue
engendrado de Dios se guarda a sí mismo, y el maligno no lo toca.
Entonces,
a pesar del hecho de que "la mayoría de los textos dicen él",
los
patrones numéricos que subyacen al texto griego son respaldados por
la palabra sí-mismo.
Por
lo tanto, concluimos que nuestro
hombre de la nueva creación, siendo engendrado por Dios, tiene la
capacidad inherente de mantenerse alejado del pecado.
El nuevo hombre no requiere ayuda externa, porque "su
simiente permanece en él"
(1
Juan 3:9).
El maligno no tiene poder donde no hay pecado, porque su trabajo es
exponer todo el pecado que la Ley condena. Como lo expresó Pablo,
"el
poder del pecado es la ley"
(1
Corintios 15:56),
porque es la Ley la que hace que el pecado sea pecaminoso (Romanos
7:13).
Si no hubiera Ley, no habría pecado (Romanos
4:15),
porque el pecado es anarquía.
La
condición del mundo
19
Sabemos que somos de Dios, y el mundo entero yace bajo el poder del
maligno.
Mientras
que el maligno no puede tocar o agarrar a los engendrados, el resto
del mundo "yace
bajo el poder del maligno".
En otras palabras, los engendrados son los ÚNICOS que no cometen
pecado.
Pablo
dice que la simiente carnal de Adán ha transmitido la enfermedad de
la MUERTE a todos los hombres (Romanos
5:12).
Por lo tanto, "todos
pecaron"
(Romanos
3:23),
es decir, todos los que han sido engendrados por la carne y por la
voluntad del hombre (Juan
1:13).
Lo que es
engendrado por Dios es excepcional, y es el único camino hacia la
inmortalidad y la ausencia de pecado. El segundo engendramiento,
seguido del segundo nacimiento, es la clave para la salvación y para
cumplir el Plan Divino para la Creación. Todos los intentos
carnales de lograr esto mediante la disciplina del viejo hombre
pueden tener muchos éxitos por el camino pero nunca podrán tener
éxito al final.
Comprender
la verdad
20
Y sabemos que el Hijo de Dios ha venido, y nos ha dado entendimiento,
a fin de conocer al que es verdadero, y estamos en aquel que es
verdadero, en su Hijo Jesucristo. Este es el verdadero Dios y la vida
eterna.
Conocer y
creer que Jesucristo es el Hijo de Dios es la clave de la fe por la
cual somos engendrados por nuestro Padre celestial. El propósito de
Juan pal escribir esta carta fue darles a los creyentes un
entendimiento más profundo de aquello que ellos creían, o que
decían creer. He conocido a muchos creyentes que quieren permanecer
simples en su fe. La fe es de hecho simple, porque se puede
reducir al simple principio de ser engendrado por Dios.
3
Pero tengo miedo, no sea que como la serpiente engañó a Eva con su
astucia, sus mentes se desvíen de la
simplicidad y la pureza de la devoción a Cristo.
"Simplicidad"
proviene de la palabra griega haplotes,
que significa "soltería, sencillez, sinceridad, honestidad
mental".
Pablo no
abogaba por la ignorancia de todas las cosas excepto de la fe simple.
Estaba diciéndole a la Iglesia que debían entender su fe y su
relación con Dios, para que no se desviaran por la mentira de la
serpiente. La implicación es que si Adán y Eva hubieran entendido
lo que estaba sucediendo, no habrían sido desviados. La serpiente
les dio una visión alternativa de la mente y voluntad de Dios,
causando que tuvieran doble ánimo.
La solución
es comprender mejor la mente de Dios, de modo que no podamos ser
desviados por mentiras que se pretende que sean verdaderas. Por lo
tanto, la carta de Juan no fue diseñada para dar a los creyentes una
visión alternativa de la verdad, sino para fundamentarlos en la
verdad para que no sean desviados por falsos dioses (ídolos).
Pero cuando
la simplicidad se convierte en una excusa para la ignorancia,
manifiesta la falta de comprensión espiritual de una persona,
ceguera, falta de "honestidad mental" y tal vez cierta
pereza.
Santiago
2:20
nos dice que "la
fe
sin obras es inútil"
(argos,
"perezosa, inútil, inactiva"). Si alguien realmente tiene
fe bíblica, su fe no será perezosa. Su fe anhelará comprender la
naturaleza de Dios y conocer a Jesucristo de una mejor manera. La
simplicidad no se trata de conocer solo una verdad simple. La
simplicidad se trata de conocer la verdad en su contexto de muchas
verdades. La fe nunca se aparta de la verdad simple en su núcleo,
pero siempre tiene hambre de mayor comprensión.
10
para que yo pueda conocerlo, y el poder de su resurrección y la
comunión en sus sufrimientos, conformándome a su muerte, 11 para
que pueda alcanzar la resurrección de entre los muertos.
Para
conocer
mejor
a Cristo, nuestra comprensión debe ser incrementada. Entonces Juan
nos dice que Jesús vino a darnos "entendimiento,
para que podamos conocerlo".
Entendimiento no es lo mismo que fe. El entendimiento no es un
sustituto de la fe, sino que es parte de la obra de la fe. La carta
de Juan fue escrita para aumentar nuestra comprensión de Jesucristo.
La
palabra final
21
Hijitos,
guardaos de los ídolos.
El
propósito de la carta de Juan era ayudar y equipar a los creyentes
con la
verdad y el entendimiento, para que pudieran protegerse mejor de los
ídolos.
No es probable que Juan estuviera hablando de los iconos e imágenes
talladas que prevalecían en su época. Lo más probable es que le
preocupara la idolatría
del corazón,
que se menciona en Ezequiel
14:3.
Un ídolo
del corazón es una fortaleza de creencias
falsas y de malentendidos fuertes que ha echado raíces en el
corazón. La carta de Juan fue diseñada para exponer y
erradicar tales ídolos del corazón, reemplazándolos con la
confianza que conlleva conocer verdaderamente a Dios y Su mente. Si
conocemos la naturaleza del hombre de la nueva creación, si
conocemos su pureza de amor semejante a Cristo y Su impecabilidad, no
seremos engañados por el maligno, que gobierna desde las cumbres
idólatras en los corazones de los hombres.
FIN
Categoría: Enseñanzas
Dr. Stephen Jones
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