Por nuestra limitada interpretación de los planes divinos, los seres humanos tendemos a buscar el cumplimiento inmediato y milagroso de las promesas de Dios, sin embargo en ocasiones Dios actúa en procesos largos que permiten fermentar sectores amplios.
Los períodos de transición son por lo regular períodos repletos de dificultades porque se trata de tiempos de transformación y por lo tanto de lucha entre lo viejo que se niega a morir y lo nuevo que apenas toma fuerza. Por esta razón, es necesario preparar bien el equipaje para la travesía de renovación, pues esta travesía es muy diferente a un viaje de placer. En este artículo nos acercamos a uno de estos períodos que aparecen en La Biblia, la transición del reino de Saúl al reino de David, que contiene grandes riquezas espirituales y sirve de guía para todo movimiento de resistencia y transformación en la historia.
La unción del profeta Samuel sobre David y la victoria sobre el gigante filisteo Goliat, fueron el inicio de una serie de acontecimientos muy difíciles en la vida de David, algunos de estos hechos no son los que algunos podrían esperar como la evidencia de la unción divina, sin embargo en estos acontecimientos de conflicto se empezó a gestar la nueva realidad en Israel que llevaría a David al trono.
David tenía apenas 15 años cuando fue ungido en el seno de su hogar como rey por el profeta Samuel, pero es hasta la edad de 30 años que, en Hebrón, llega a ser el rey de todo Israel. Tan difícil llegó a ponerse la situación durante este período que David se vio en la necesidad de esconderse en varios lugares. Uno de ellos a pasado a la posteridad como “LA CUEVA DE ADULAM” lugar donde se empezó a gestar la fuerza armada que acompañaría a David para establecer el nuevo orden.
La Biblia nos dice que, a parte de los familiares, se empezaron a unir a David: los afligidos, los endeudados y los que tenían amargura de espíritu (Reina Valera). Los oprimidos, los que tenían deudas, y los descontentos (de Estudio) El que se encontraba en apuros, los entrampados y desesperados (de Jerusalén) perseguidos, endeudados y descontentos (Felix Puzo) afligidos, endeudados y amargos de ánimo ( del Oso)
Lo primero que necesitamos aprender es que para iniciar un movimiento de reforma, se necesita el respaldo de Dios, en otras palabras la unción, un llamamiento genuino de parte de Dios para realizar algo en su nombre y un carácter a prueba de toda adversidad, porque la persecución, el exilio, y el desierto son parte de el peregrinar hacia una nueva dimensión del Espíritu y los que son llamados deben aferrarse a Dios para pasar por estos caminos tortuosos en los que deambulan los lobos de la amargura, la duda, la fatalidad que querrán hacer presa de estos que llevan el fuego de Espíritu.
Lo segundo es que cuando Dios empieza algo grande toma lo más pequeño. Ni siquiera en su casa se imaginaban que David pudiera ser el Rey de Israel. Las personas que se empezaron a congregar en Adulam no poseían el mejor perfil psicológico para iniciar un movimiento exitoso, sin poder económico, oprimidos y con amargura de espíritu. ¡Vaya inicio del nuevo orden!, parecería no tener futuro, pero contrario a toda expectativa humana son ellos los escogidos desde donde Dios empieza a realizar sus obras.
"sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es", 1ª Corintios 1:27, 28
Ciertamente en la cueva de Adulam se unieron a David un buen numero de personas, pero el denominador de todos ellos era su situación de desventaja socioeconómica frente al sistema dirigido por Saúl, pero no solo eso sino un descontento que los había amargado hasta los huesos. Estas personas seguramente deseaban encontrar en David un líder para realizar sus más bajos deseos de venganza por el resentimiento que albergaban, sin embargo David pudo entender que el camino no era alimentar el odio y el deseo de venganza sino el inculcar en ellos valores espirituales que en la práctica llevarían a actitudes éticas que funcionarían como fundamentos de la nueva sociedad.
La habilidad para guiar y motivar a este grupo de hombres nos muestra la unción de Dios sobre David. Es bastante difícil formar un ejército de buenos hombres, pero se requiere de un gran líder para moldear juntos a la clase de hombres que siguieron a David. A la larga, este grupo constituyó el corazón de su liderazgo militar y llegó a conocerse como “los valientes de David”.
Uno de los mayores problemas de los que son ungidos por Dios es que esperan el reconocimiento de los que están dirigiendo las Instituciones y pretenden medir su éxito por el beneplácito de ellos, pero muchas veces ocurre todo lo contrario. Seguramente David tocaba su arpa en la presencia de Saúl con el mejor deseo de ayudarlo y caerle bien, a veces Saúl se quedaba dormido tranquilamente, pero otras veces le tiraba lanzadas mortales en respuesta a su ministración. David peleaba con toda su fuerza contra los enemigos de Israel con la firme convicción que esto implicaba un apoyo a Saúl, pero éste no miraba los hechos de la misma manera que David, sino como una forma en que le estaba quitando su lugar.
Los líderes institucionales miran con celo a los portadores del cambio y se sienten amenazados por el carisma que hay en ellos. Esto puede dar pie para muchas cosas, en primer lugar puede ocurrir que los reformadores, al no sentirse respaldados por los que ellos consideran las instancias humanas puestas por Dios que deberían hacerlo, se apodere de ellos la duda si es legítimamente divino el llamamiento que están experimentando, dado que este incomoda la realidad institucional. Otra posibilidad es que el rechazo provoque una amargura que poco a poco llevara a los portadores de lo nuevo al abandono de la causa o una lucha carnal a muerte contra los que no los aceptan y tal vez, sin darse cuenta, destruirán mas de lo que Dios le llama a edificar, perdiendo la posibilidad de ser fermento del Espíritu. Esta situación es muy sutil y se desarrolla como algo natural, pero cuando se detecta puede ser demasiado tarde a semejanza de un cáncer avanzado que no tiene cura. ¡Cuidado con la raíz de amargura¡ la manera de controlarla es poniéndola en las manos de Dios.
"Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios que brotando alguna raíz de amargura, os estorbe, y por ella muchos sean contaminados Hebreos 12:15 Quítense de vosotros toda amargura", Efesios 4: 31
Mientras los reformadores esperan la apertura al Espíritu que permita el cambio, el sistema busca la manera de coactarlos, neutralizarlos, es decir mantenerlos controlados, o en el peor de los casos deshacerse de los que considera pueden provocar un desorden de lo establecido. En nuestra historia observamos como Saúl tramó varias formas para no dejar que David siguiera avanzando.
La primera forma fue menospreciándolo y mostrando a sus allegados las bondades que su poder prodigaba al que trabajaba con él. Y dijo Saúl a sus siervos que estaban alrededor de él: Oíd ahora, hijos de Benjamín: ¿Os dará también a todos vosotros el hijo de Isaí tierras y viñas, y os hará a todos vosotros jefes de millares y jefes de centenas?. En otras palabras, el sistema tratará a toda costa de convencer que no hay nada mejor fuera de el y quien se sale solo va a la aventura y al fracaso.
Segundo usa el chantaje de la “lealtad”: para que todos vosotros hayáis conspirado contra mí, y no haya quien me descubra al oído cómo mi hijo ha hecho alianza con el hijo de Isaí, ni alguno de vosotros que se duela de mí y me descubra cómo mi hijo ha levantado a mi siervo contra mí para que me aceche, tal como lo hace hoy? El sistema declara traidores y desleales a los que no se ponen en contra del nuevo movimiento, elabora un discurso de amor a la institución para seguir controlando.
Tercero, arremete con furia con los que considera aliados del movimiento renovador:
"el rey envió por el sacerdote Ahimelec hijo de Ahitob, y por toda la casa de su padre, los sacerdotes que estaban en Nob y todos vinieron al rey. 12Y Saúl le dijo: Oye ahora, hijo de Ahitob. Y él dijo: Heme aquí, señor mío. 13Y le dijo Saúl: ¿Por qué habéis conspirado contra mí, tú y el hijo de Isaí, cuando le diste pan y espada, y consultaste por él a Dios, para que se levantase contra mí y me acechase, como lo hace hoy día? 14Entonces Ahimelec respondió al rey, y dijo: ¿Y quién entre todos tus siervos es tan fiel como David, yerno también del rey, que sirve a tus órdenes y es ilustre en tu casa? 15¿He comenzado yo desde hoy a consultar por él a Dios? Lejos sea de mí no culpe el rey de cosa alguna a su siervo, ni a toda la casa de mi padre porque tu siervo ninguna cosa sabe de este asunto, grande ni pequeña. 16Y el rey dijo: Sin duda morirás, Ahimelec, tú y toda la casa de tu padre. 17Entonces dijo el rey a la gente de su guardia que estaba alrededor de él: Volveos y matad a los sacerdotes de Jehová porque también la mano de ellos está con David, pues sabiendo ellos que huía, no me lo descubrieron. Pero los siervos del rey no quisieron extender sus manos para matar a los sacerdotes de Jehová. 18Entonces dijo el rey a Doeg: Vuelve tú, y arremete contra los sacerdotes. Y se volvió Doeg el edomita y acometió a los sacerdotes, y mató en aquel día a ochenta y cinco varones que vestían efod de lino. 19Y a Nob, ciudad de los sacerdotes, hirió a filo de espada así a hombres como a mujeres, niños hasta los de pecho, bueyes, asnos y ovejas, todo lo hirió a filo de espada".1º Samuel 22: 6-19
Este es uno de los pasajes más tristes de la Escritura pues mueren los inocentes a manos de un hombre que se mueve sólo por intereses políticos.
Cuarta forma, El sistema va colocando a los renovadores en espacios estratégicos, de esta manera los utiliza y al mismo tiempo los vigila con la consigna de detectar sus errores para justificar su destitución. Saúl va subiendo de rango a David asignándole tareas más difíciles con la esperanza que en alguna batalla lo maten:
3por lo cual Saúl lo alejó de sí, y le hizo jefe de mil 18: 13
Quinta forma, el sistema viejo ofrece propuestas aparentemente muy bondadosas a quien muestra la unción pero su propósito es desgastarlo y exhibirlo.
Pero Mical la otra hija de Saúl amaba a David y fue dicho a Saúl, y le pareció bien a sus ojos. 21Y Saúl dijo: Yo se la daré, para que le sea por lazo, y para que la mano de los filisteos sea contra él. Dijo, pues, Saúl a David por segunda vez: Tú serás mi yerno hoy. 18: 20-21.
Sexta forma, el sistema viejo emprende una persecución total contra los representantes de lo nuevo.
Y tomando Saúl tres mil hombres escogidos de todo Israel, fue en busca de David y de sus hombres, por las cumbres de los peñascos de las cabras monteses. 1º Samuel 24: 2
La amargura nos puede llevar a responder con la misma moneda. Dos veces se da la ocasión para que David aniquile a Saúl (caps. 24 y 26) en las dos ocasiones los acompañantes de David expresan una idea carnal en términos muy piadosos: Entonces los hombres de David le dijeron: He aquí el día de que te dijo Jehová: He aquí que entrego a tu enemigo en tu mano, y harás con él como te pareciere. 1ª Samuel 24: 4. Entonces dijo Abisai a David: Hoy ha entregado Dios a tu enemigo en tu mano ahora, pues, déjame que le hiera con la lanza, y lo enclavaré en la tierra de un golpe, y no le daré segundo golpe. 1ª Samuel 26: 8.
Hay una canción mexicana que dice: “que bonita es la venganza cuando Dios nos la concede ya sabía que en la revancha te tenía que hacer perder. Dios me ha dado este capricho, y he venido a verte hundido, para hacerte yo en la vida lo que tu me hiciste a mi”. La tentación de la venganza es una de las mas fuertes y existen múltiples aparentes justificaciones para actuar contra el que nos hace mal, desde la defensa propia hasta la justicia divina son mencionados para asegurar que no se está fuera de lo aceptable, sin embargo, en el fondo sabemos que la naturaleza de pecado nos hace sentir el deseo de arremeter contra quien nos daña y se apodera de nosotros un perverso placer al ver al enemigo sufrir y aun morir. Esto es síntoma que no estamos sanos y es una luz roja que nos anuncia que hay peligro en el campamento de la renovación y entonces hay que revisar las motivaciones más profundas que mueven al grupo.
David hubiera cometido un grave error al dejar a sus compañeros aniquilar a Saúl, porque con todo Saúl había sido ungido con el aceite y tocarlo significaba irrespetar un acto sagrado que fundamentaba el poder en Israel. Saúl era padre de Mical y Jonathan, esposa y mejor amigo de David, dos relaciones que están por encima de las instituciones y violentarlas acarrearía un dolor inmenso a personas muy queridas. Muchas personas en Israel no estaban enteradas de los pormenores del conflicto entre Saúl y David, la muerte de Saúl a manos de David hubiera perjudicado gravemente el prestigio de David y resultado contraproducente para su futuro reinado. Y por último ¿quién era Saúl? ¿Acaso no el desfiguro de quien en antaño había sido un gran siervo del Señor?, el hombre a quien Dios eligió pero que sus errores lo habían llevado a ser un guiñapo lleno de temores enfermizos.
La enseñanza que transmite David a sus soldados es de la ética espiritual mas elevada, una de las piedras más importantes en la construcción de un nuevo orden: el amor por encima de la justicia y el respeto a lo sagrado. Si David permite que sus soldados maten a Saúl, se abre la puerta para que en otro momento de conflicto le hagan lo mismo a él , pero no solamente eso, con el asesinato de Saúl moría en el corazón de los soldados de David una de las virtudes mas grandes del ser humano el perdón al enemigo y se da rienda suelta a los actos sanguinarios de la venganza que acaban destruyendo cualquier proyecto.
Al perdonarle la vida a Saúl, David está mostrando la superioridad del nuevo orden, si Saúl en su desesperación no tuvo empacho en asesinar a los inocentes sacerdotes de Jehová y sus familias (1ª Samuel 22: 6-23), David tiene en su corazón el fuego de la unción que lo hace perdonar aún al que lo busca para matarlo y la capacidad de esperar a que sea Dios el que ponga las cosas claras y en orden. En este acto hay una puerta de esperanza por la que el Espíritu sopla con fuerza.
Los sistemas envejecidos, enarbolando la bandera de la lealtad y la justicia, arremeten contra quienes consideran disidentes peligrosos que pueden poner en peligro el orden establecido, en su desesperación matan sin misericordia a gente inocente que al igual que Ahimelec nunca les a pasado por la mente ninguna traición, siervos intachables que sólo actúan de buena fe. Pero ¿dónde están los retoños de la unción del Espíritu? ¿amargados o perdonando? ¿marchitos o floreciendo?. La superioridad de lo nuevo no se mostrará en construir “mejores estructuras políticas” sino en la obediencia al Espíritu y en los frutos que este produce en los seres humanos. ¿De que sirve salir de un orden de muerte para fundar otro igual?. El orden del Espíritu debe promover los valores de Jesús: el amor a los enemigos, el perdón y la reconciliación.
La amargura nos desfigura, nos nubla la visión. Si David se hubiera dejado manejar por la amargura pronto estaría confundido viendo en el rostro de Saúl a todo Israel, como le sucedió a Elías que vio en el rostro de Jezabel a toda la Nación (1º Reyes 19: 1-18). Que grave error es no poder identificar que la iglesia es mucho más que algunos dirigentes que han perdido la visión, porque cuando hacemos de este pequeño grupo el todo de la realidad nos amargamos pensando que no hay esperanza y nos apresuramos a la división y con esta a la imposibilidad de ser fermento en todo el cuerpo. Nos olvidamos que Dios es el señor de la historia y que hay personas que aun en el corazón del sistema envejecido no se han arrodillado ante los ídolos. No creo que todas las divisiones sean diabólicas, pero si considero que algunas de ellas traicionan el propósito de Dios de restaurar toda su iglesia. La unción que radicaba en David lo llevó a no traicionar a Israel, aún perseguido o en el exilio siempre mantuvo una postura de apoyo a su pueblo, no se dividió formando su propio reino aunque cada día se le unía más pueblo, ni siquiera cuando la tribu de Judá lo levantó como rey (2º Samuel 2: 4)
La amargura también se presenta cuando nos enfrentamos ante situaciones que parecen no tener solución. En la cueva de adulam se van juntando personas que les pesan las deudas. Pero una cosa es no querer pagar y otra no poder pagar. En la antigüedad el endeudamiento podía acarrear la esclavitud de toda la familia. Así que el acreedor, de un favor a un pobre podía pasar a ser el dueño aun de su vida y la de su familia, cosa inconcebible en la legislación mosaica pero que en la monarquía tempranamente comenzó a suceder por el acaparamiento de las tierras en manos del rey y sus allegados. La deuda se convertía entonces en la perdida de un espacio para la vida y la libertad. Con el pecado sucede lo mismo, dejarlo que crezca nos trae esclavitud. Dios trata con el pecador perdonándolo, pero Satanás lo hace esclavizándolo. En este sentido podemos entender porque la oración del “Padre Nuestro” dice …perdónanos nuestras deudas como nosotros perdonamos a los que nos ofenden… La ofensa se vuelve una deuda y si nosotros no perdonamos estamos esclavizando al otro quien tendrá que cargar con eso toda su vida y eso es diabólico. Por esta razón los sistemas que no perdonan se vuelven anticristos. La restauración es un riesgo de vida y es lo que debe prevalecer en la iglesia renovada, en ella hay entrada para todo aquel endeudado que ha pecado y le pesa la deuda, porque hay personas que pecan y se vuelven cínicos, pero hay otros que les pesa tanto haber pecado y al no encontrar el perdón en sus ofensores y muchas veces tampoco en su conciencias por la formación religiosa recibida, terminan siendo despedazados por Satanás quien es experto acusador de los hijos de Dios. En la cueva de Adulam se reúnen los endeudados para ser perdonados y convertirse en soldados de Dios. Mas allá del perdón esta el compromiso, el agradecimiento y la entrega total.
Cuando leemos los capítulos que narran la persecución y el exilio vamos descubriendo como paulatinamente sectores importantes de las diversas tribus de Israel se van uniendo al ejercito de David. 22Porque entonces todos los días venía ayuda a David, hasta hacerse un gran ejército, como ejército de Dios. David es bendecido con un equipo en el que embrionariamente están todos los elementos para fundar el nuevo orden que Dios quiere establecer. Sacerdotes, profetas y guerreros. El estudio minucioso de los elementos que conforman el ejercito de David excede mis pretensiones en este artículo, sólo puntualizare algunos aspectos que considero indispensables para el surgimiento del nuevo orden.
Profetas: es bien conocido que David fue ungido por el profeta Samuel y que posteriormente era ministrado por dos profetas uno llamado Gad y el otro Natán, a los cuales les prestaba atención y respetaba sus palabras como provenientes de Dios aun cuando fueran adversas como la reprensión por su pecado. La manifestación del Espíritu Santo trae consigo la actividad de los dones en la iglesia y sin generalizar creo que la voz profética es muy común en los períodos de renovación de la iglesia, en ocasiones es profecía extática con glosolalia interpretada, en otras como predicación fuertemente ungida que desenmascara la realidad de pecado y revela el propósito de Dios para su iglesia, pero el aspecto profético está presente. Sin ignorar las diferencias de la profecía del Antiguo Testamento con la del Nuevo testamento quiero comentar tres actitudes recomendables frente a la profecía que encontramos en la vida de David.
El primero es no creer que una palabra o acto profético nos proporciona inmunidad o invulnerabilidad. (1º Samuel 16: 12,13). La inmunidad es el privilegio que exime a determinadas personas de obligaciones y penalidades a las cuales están sujetos todos los demás. La invulnerabilidad es la imposibilidad de ser herido, es decir alguien o algo indestructible, invencible, intocable. Una tendencia muy humana ante un mensaje de Dios es sentirnos muy especiales, los poseedores de los secretos divinos, el centro del universo. Sutilmente una “arrogancia espiritual”entra y nos empezamos a sentir los siervos predilectos de Dios a quienes se nos asegura el éxito. Pero pronto la realidad de conflicto y la crudeza histórica nos hace ver que la palabra profética es más que palabra inmunizadora, es palabra esperanzadora que empuja, alienta a padecer con y por la revelación y la obra de Dios.
Segundo que ante la profecía hay que ser abierto y sumiso: Pero el profeta Gad dijo a David: No te estés en este lugar fuerte anda y vete a tierra de Judá. Y David se fue… 1º Samuel 22:5. Después de examinarla se necesita ser obediente porque es una forma a través de la cual Dios va dando líneas de acción. El consejo de Pablo es: no menosprecies las profecías… (1ª Tesalonicences 5:20) A veces clamamos pidiéndole a Dios nos revele lo que debemos hacer y cuando por fin nos los dice a través de algún hermano sencillo que es tomado por el Espíritu para darnos el mensaje, no le creemos y por lo tanto no actuamos. La razón son nuestras razones, es decir por nuestra forma de pensar a veces no nos parece la forma en que Dios responde, a veces porque el mensaje es muy sencillo, a veces porque toca nuestros intereses, otras porque implica meterse en problemas, o simplemente porque no creemos que lo profético sea para hoy.
Tercero que ante la profecía que denuncia el pecado, de ser verdad, hay que ser humilde y arrepentirse inmediatamente. Entonces dijo David a Natán: Pequé contra Jehová. 2º Samuel 12:13 Uno de los grandes temores a la manifestación profética es la denuncia del pecado, algunos enmarcan la profecía diciendo que tiene que ser para edificación, pero ¿como queremos que la casa de Dios sea edificada y limpiada (1ª Pedro 4: 17) si no a través de la denuncia del pecado y un llamado radical a la santidad?
De los diferentes grupos que se unieron a David encontramos a los de la tribu de Zabulón cuyas características son: prontos para la guerra… y sin doblez de corazón (1º Crónicas 12: 33). Seguramente ellos no pudieron seguir con Saúl porque en él vieron doblez de corazón. En un momento decía una cosa y después hacia otra, prometía no perseguir más a David y adelante volvía a arremeter contra él. Tal actitud fue insoportable para esta clase de gente. Todo lo contrario David aunque era un excelente estratega militar y con un genio político indiscutible, no supeditaba las alianzas a intereses estratégicos y políticos sino a Dios. En el campamento de la renovación las alianzas se tratan con palabras francas y sinceras sin doblez de corazón y frente a la presencia de Dios, de lo contrario un caballo de Troya puede entrar al campamento del nuevo Israel. 1º Crónicas 12: 17, 18.
La doblez de corazón es denunciada en la Escritura como la causante de grandes males en el pueblo de Dios: Y acercándose Elías a todo el pueblo, dijo: ¿Hasta cuándo claudicaréis vosotros entre dos pensamientos? Si Jehová es Dios, seguidle y si Baal, id en pos de él. Y el pueblo no respondió palabra. 1º de Reyes 18:21. Así temieron a Jehová aquellas gentes, y al mismo tiempo sirvieron a sus ídolos y también sus hijos y sus nietos, según como hicieron sus padres, así hacen hasta hoy. 2º Reyes 17:41. Los diáconos asimismo deben ser honestos, sin doblez, no dados a mucho vino, no codiciosos de ganancias deshonestas 9 que guarden el misterio de la fe con limpia conciencia. Timoteo 3:8 El hombre de doble ánimo es inconstante en todos sus caminos. Santiago 1:8.
En los ambientes religiosos corrompidos se sustituye la honestidad por la diplomacia, en aras de la armonía y el funcionamiento del sistema se solapa el pecado. La disciplina se deja de aplicar para la preservación de la pureza moral y espiritual y se convierte en teje y maneje político para coaccionar a los disidentes. En tal situación se pierde la confianza de confesar las debilidades por temor a que tal confesión se convierta en arma recriminatoria de un sistema que solapa al que lo apoya pero aniquila a quien se le opone. Esta doblez es una enfermedad mortal que no debe permitirse entre los que llevan el fuego de la restauración, sino se dan las relaciones en función de la gloria de Dios y el bien del cuerpo, toda disciplina, discusión o diferencia pueden ser motivo para el resentimiento, el rencor, el odio y aún la deserción. Sin embargo la honestidad y la sinceridad son elementos que permiten formar grupos fuertes y sólidos, relaciones profundas y permanentes. ¡Dios, ayúdanos a ser como los de Zabulón!
Los hijos de Isacar tenían la característica de ser entendidos en los tiempos (Reina Valera). Duchos en discernir las oportunidades (Jerusalén), gente experta en conocer los tiempos para saber lo que Israel debía hacer (Dios Habla Hoy). Ellos saben lo que se tiene que hacer y en el momento que se tiene que hacer. Una especie de discernimiento y sabiduría que los hace ser de gran influencia. La amargura nos puede llevar a la ruptura temprana y con esta al aborto de lo que puede llegar a ser una reforma mucho más amplia de lo que nuestros cálculos naturales pueden percibir. Por eso conviene siempre consultar a Dios y tener cercanos a personas como los hijos de Isacar que sepan discernir los tiempos, leyendo con buen criterio y ojos espirituales los acontecimientos, atentos a las coyunturas históricas para dar los pasos correctos según la voluntad de Dios.
En el proceso de la renovación, no hay que apresurarse pero tampoco retrasarse, sobre todo hay que aprender a esperar con paciencia y tomar decisiones con prudencia creyendo que Dios tiene las riendas en sus manos.
Ánimo hermanos.
Por: Adoniram Ibarra Silguero, en: http://www.ministros.org/de-la-amargura-a-la-libertad-del-espiritu/
(Publicado en Facebook por Paco Gómez)
NOTA DEL ADMINISTRADOR: El llamado de Dios en nuestro kairos, es a salir de en medio de ellos (del Sistema Babilónico denominacional), para no ser partícipes de sus pecados ni recibir parte de sus plagas (Ap. 18:4); pero debemos hacerlo en el tiempo y modo de Dios. Como el siervo dice: "no hay que apresurarse pero tampoco retrasarse, sobre todo hay que aprender a esperar con paciencia y tomar decisiones con prudencia creyendo que Dios tiene las riendas en sus manos".
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