(Publicado por José Bosque en Facebook)
Una interpretación apropiada de esta epístola requiere el reconocimiento de que se dirige a tres grupos distintos de judíos: 1) creyentes; 2) incrédulos que estaban intelectualmente convencidos del evangelio; 3) incrédulos que estaban atraídos por el evangelio y la persona de Cristo pero que no habían llegado a una convicción final acerca de Él.
No reconocer a estos grupos lleva a interpretaciones inconsecuentes con el resto de las Escrituras.
El grupo primario a quien el autor se dirige fueron hebreos cristianos que sufrieron rechazo y persecución por parte de sus compatriotas judíos (10:32–34),
32 Pero traed a la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sostuvisteis un fuerte y doloroso combate;
33 por una parte, ciertamente, con vituperios y tribulaciones fuisteis hechos espectáculo, y por otra, llegasteis a ser compañeros de los que estaban en una situación semejante:
34 porque de los presos también os compadecisteis, y el despojo de vuestros bienes sufristeis con gozo, sabiendo que tenéis en vosotros una mejor y perdurable herencia en los cielos. Heb. 10:32-34;
Aunque ninguno de ellos había sido martirizado aún (12:4).
4 pues aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado; Heb. 12:4;
La carta fue escrita para darles aliento y confianza en Cristo, su Mesías y Sumo Sacerdote.
Eran un grupo inmaduro de creyentes que fueron tentados a aferrarse a las tradiciones del judaísmo y a los rituales simbólicos y espiritualmente sin poder.
El segundo grupo a quien el autor se dirige fueron judíos incrédulos que estaban convencidos de las verdades básicas del evangelio pero que no habían creído en Jesucristo como su propio Salvador y Señor.
Estaban intelectualmente persuadidos, pero espiritualmente no comprometidos. El autor se dirige a estos incrédulos en pasajes tales como Heb. 2:1–3; 6:4–6; 10:26–29; y 12:15–17.
1 Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos.
2 Porque si la palabra dicha por medio delos ángeles fue firme y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución,
3 ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron, Heb. 2:1-3;
4 Es imposible que los que una vez fueron iluminados, gustaron del don celestial, fueron hechos partícipes del Espíritu Santo
5 y asimismo gustaron de la buena palabra de Dios y los poderes del mundo venidero,
6 y recayeron, sean otra vez renovados para arrepentimiento, crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios y exponiéndolo a la burla. Heb. 6:4-6;
26 Si pecamos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados,
27 sino una horrenda expectación de juicio y de hervor de fuego que ha de devorar a los adversarios.
28 El que viola la Ley de Moisés, por el testimonio de dos o de tres testigos muere irremisiblemente.
29 ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisotee al Hijo de Dios, y tenga por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado y ofenda al Espíritu de gracia? Heb. 10:26-29;
15 Mirad bien, para que ninguno deje de alcanzar la gracia de Dios, y para que no brote ninguna raíz de amargura que os perturbe y contamine a muchos.
16 Que no haya ningún fornicario o profano, como Esaú, que por una sola comida vendió su primogenitura.
17 Ya sabéis que aun después, deseando heredarla bendición, fue desechado, y no tuvo oportunidad para el arrepentimiento,aunque la procuró con lágrimas. Heb. 12:15-17;
El tercer grupo a quien el autor se dirige eran judíos incrédulos que no estaban convencidos de la verdad del evangelio pero habían recibido cierta exposición al mismo. El capítulo 9 está enfocado en su mayoría a ellos (vea especialmente los vv. 11, 14, 15, 27, 28).
11 Pero estando ya presente Cristo, Sumo sacerdote de los bienes venideros, por el más amplio y más perfecto tabernáculo, no hecho de manos, es decir, no de esta creación, Heb. 9:11;
14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo? Heb. 9:14;
15 Por eso, Cristo es mediador de un nuevo pacto, para que, interviniendo muerte para la remisión de los pecados cometidos bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna, Heb. 9:15;
27 Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio, Heb. 9:27;
28 así también Cristo fue ofrecido una sola vez para llevar los pecados de muchos; y aparecerá por segunda vez, sin relación con el pecado, para salvar a los que lo esperan. Heb. 9:28;
El reto de interpretación más serio que está muy por encima de cualquier otro, se encuentra en el 6:4–6. La frase “una vez fueron iluminados” frecuentemente se toma como una referencia a cristianos, y la advertencia quela acompaña se toma como una indicación del peligro de perder su salvación si “recayeron” y “crucificando de nuevo para sí mismos al Hijo de Dios”.
Pero no hay mención de que sean salvos y no son descritos con ningún término que se aplique únicamente a creyentes (tales como santo, nacido de nuevo, justo o santos).
Este problema emana a partir de una identificación imprecisa de la condición espiritual de aquellos a los que el autor se está dirigiendo.
En este caso, eran incrédulos que habían sido expuestos a la verdad redentora de Dios, y quizá hicieron una profesión de fe, pero no habían llegado al punto detener una fe salvadora genuina.
En el 10:26, se hace la referencia una vez más a cristianos apóstatas, no a creyentes genuinos de quienes frecuentemente se piensa que pierden su salvación por sus pecados.
26 Si pecamos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, Heb. 10:26;
Cinco ventajas poseídas por los judíos son de todas maneras insuficientes para su salvación.
NOTAS sobre 2:4;
Espíritu Santo. La primera referencia de la epístola al Espíritu Santo se refiere de paso a su ministerio en la confirmación del mensaje de salvación por medio de los dones de milagros.
En otro lugar de la epístola se menciona la participación activa del Espíritu Santo en la revelación de las Escrituras (3:7; 10:15),
7 Por eso, como dice el Espíritu Santo: «Si oís hoy su voz, Heb. 3:7;
15 El Espíritu Santo nos atestigua lo mismo, porque después de haber dicho: Heb. 10:15;
En la enseñanza (9:8), en todas las operaciones y sucesos previos a la salvación (6:4, su obra de convicción; 10:29, su gracia común), yen su servicio a Cristo (9:14).
8 El Espíritu Santo da a entender con esto que aún no se había abierto el camino al Lugar santísimo, entre tanto que la primera parte del Tabernáculo estuviera en pie. Heb. 9:8;
4 Es imposible que los que una vez fueron iluminados, gustaron del don celestial, fueron hechos partícipes del Espíritu Santo. Heb. 6:4
29 ¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisotee al Hijo de Dios, y tenga por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado y ofenda al Espíritu de gracia? Heb. 10:29;
14 ¿cuánto más la sangre de Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo? Heb. 9:14;
6:4 iluminados. Habían recibido instrucción en la verdad bíblica por medio de su percepción intelectual, pero Entender el evangelio no equivale a ser regenerados (cp. 10:26, 32).
26 Si pecamos voluntariamente después de haber recibido el conocimiento de la verdad, ya no queda más sacrificio por los pecados, Heb. 10:26;
32 Pero traed a la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sostuvisteis un fuerte y doloroso combate; Heb. 10:32;
En Juan 1:9 es claro que la iluminación no es el equivalente de salvación. Cp. 10:29. Gustaron del don celestial.
9 La luz verdadera que alumbra a todo hombre venía a este mundo. Jn. 1:9;
En sentido figurado, “gustar” se refiere en el NT a experimentar algo de forma consciente (cp. 2:9).
9 Pero vemos a aquel que fue hecho un poco menor que los ángeles, a Jesús, coronado de gloria y de honra a causa del padecimiento de la muerte, para que por la gracia de Dios experimentara la muerte por todos. Heb. 2:9
La experiencia podría ser momentánea o continua. Por ejemplo: Cristo “gustó” la muerte (2:9) solo por un momento y no fue una experiencia continua ni permanente.
Todos los hombres experimentan la bondad de Dios pero esto no significa que todos sean salvos (cp. Mt. 5:45; Hch. 17:25).
45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos y llover sobre justos e injustos. Mt. 5:45;
25 ni es honrado por manos de hombres, como si necesitara de algo, pues él es quien da a todos vida, aliento y todas las cosas. Hechos 17:25
Durante el ministerio del Señor, muchos judíos experimentaron las bendiciones del cielo que Él trajo, tanto en sanidades y liberaciones de ataduras demoníacas así como en el alimento que creó para su sustento físico de manera milagrosa (Jn. 6).
Bien sea que el don se refiera a Cristo (cp. Jn. 6:51; 2 Co.9:15) o al Espíritu Santo (cp. Hch. 2:38; 1 P. 1:12),
51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguien come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual yo daré por la vida del mundo. Jn. 6:51;
15 ¡Gracias a Dios por su don inefable! 2 Co. 9:15;
38 Pedro les dijo: —Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados, y recibiréis el don del Espíritu Santo, Hechos 2:38;
12 A estos se les reveló que no para sí mismos, sino para nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales anhelan mirar los ángeles. 1 Pedro 1:12;
Experimentar el uno o el otro no era equivalente de ser salvos (cp. Jn. 16:8; Hch. 7:51).
8 Y cuando él venga, convencerá al mundo de pecado, de justicia y de juicio. Jn. 16:8;
51 » ¡Duros de cerviz! ¡Incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros. Hechos 7:51;
Partícipes del Espíritu Santo. Vea las notas sobre 2:4.
Aunque el concepto de participar se emplea en 3:1; 3:14, y 12:8para aludir a unas relaciones que los creyentes tienen, el contexto debe ser elfactor definitivo y determinante.
1 Por tanto, hermanos santos, participantes del llamamiento celestial, considerad al apóstol y Sumo sacerdote de nuestra profesión, Cristo Jesús,
14 porque somos hechos participantes de Cristo, con tal que retengamos firme hasta el fin nuestra confianza del principio. Heb. 3:1, 14;
8 Pero si se os deja sin disciplina, de la cual todos han sido participantes, entonces sois bastardos, no hijos. Heb. 12:8;
Este contexto en los vv. 4–6 parece excluir una referencia a los creyentes verdaderos. Podría ser una referencia a su participación, como se comenta arriba, en el ministerio de milagros ejercido por Jesús por el poder del Espíritu (vea las notas o en el ministerio de convicción del Espíritu Santo (Jn. 16:8), el cual puede ser resistido sin experimentar salvación (cp. Hch. 7:51).
6:5 gustaron. Vea la nota sobre el v. 4.
Esta es una correspondencia asombrosa a lo que se describe en 2:1–4 (vea las notas correspondientes).
Una salvación tan grande
1 Por tanto,es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos deslicemos.
2 Porque si la palabra dicha por medio de los ángeles fue firme y toda transgresión y desobediencia recibió justa retribución,
3 ¿cómo escaparemos nosotros, si descuidamos una salvación tan grande? La cual, habiendo sido anunciada primeramente por el Señor, nos fue confirmada por los que oyeron,
4 testificando Dios juntamente con ellos, con señales, prodigios, diversos milagros y repartimientos del Espíritu Santo según su voluntad. Heb. 2:1-4;
2:1–4 Para que los lectores capten la importancia de la superioridad del Hijo de Dios sobre los ángeles, el escritor los urge a responder. “Atendamos…deslicemos” incluye aquí a todos los que son hebreos.
Algunos habían asentido con su intelecto a la doctrina de la superioridad del Mesías sobre los ángeles, pero todavía no se habían comprometido con Él como Dios y Señor. Él merece su adoración tanto como merece la adoración de los ángeles.
2:1 con más diligencia atendamos… nos deslicemos. Ambas frases tienen connotaciones náuticas. La primera se refiere a echar anclas para fijar una embarcación al amarradero. La segunda se usaba con frecuencia para describir una embarcación que se dejaba ala deriva y se alejaba del muelle. La advertencia clara es que cada uno se asegure con firmeza a la verdad del evangelio, y navegar con mucho cuidado para no perder la oportunidad de amarrarse al único muelle de salvación.
Debe prestarse mucha atención a estos asuntos serios de la fe cristiana. Los lectores con su tendencia a la apatía corren gran peligro de naufragar en su vida espiritual (cp. 6:19; 1 Ti. 1:19). Ruego leer estos textos en vuestras Biblias
2:2 sí. El término griego supone una condición cumplida y aquí alude a esta idea: “En vista del hecho de que…” ángeles. Los ángeles tuvieron una participación instrumental en traer la ley de Dios a su pueblo en el Monte Sinaí (cp. Dt. 33:1, 2; Sal. 68:17; Hch. 7:38, 53; GáL 3:19). Ruego leer estos textos en vuestras Biblias
Transgresión y desobediencia.
Lo primero significa atravesar una línea y corresponde a un pecado deliberado y abierto de comisión.
Lo segundo alude a la noción de cerrar los oídos a los mandatos claros de Dios, lo cual lleva acometer pecados de omisión. Ambos tipos de pecado son graves y voluntarios por lo cual requieren un juicio justo.
2:3 ¿cómo escaparemos…?
Si la desobediencia al pacto antiguo de la ley traía juicio inmediato, ¡cuánto más severo será el juicio por la desobediencia al nuevo pacto del evangelio de salvación, que fue mediado por el Hijo quien es superior a los ángeles! (cp. Mt. 10:14, 15; 11:20–24) Ruego leer estos textos en vuestras Biblias
El mensajero y el mensaje del nuevo pacto son mayores que los mensajeros y el mensaje del antiguo pacto. Cuanto más grande es el privilegio, mayor es el castigo por todo acto de desobediencia o negligencia (10:29; cp. Lc. 12:47). Ruego leer estos textos en vuestras Biblias
Por los que oyeron. Esta frase revela la sucesión del evangelismo. Esa generación de hebreos no habría oído el mensaje si la generación anterior de testigos no lo hubiera transmitido a ellos (cp. 1 Ti.2:5–7). Leer en vuestras Biblias
2:4 señales y prodigios… milagros y repartimientos.
Los poderes sobrenaturales demostrados por Jesús y sus apóstoles fueron la confirmación divina del Padre acerca del evangelio de Jesucristo, su Hijo (cp. Jn. 10:38; Hch. 2:22; Ro. 15:19; 1 Co. 14:22; vea la nota sobre 2 Co. 12:12).
Esta autenticación del mensaje fue el propósito de esas obras milagrosas. Del Espíritu Santo. La primera referencia de la epístola al Espíritu Santo se refiere de paso a su ministerio en la confirmación del mensaje de salvación por medio de los dones de milagros.
En otro lugar de la epístola se menciona la participación activa del Espíritu Santo en la revelación de las Escrituras (3:7; 10:15), en la enseñanza (9:8), en todas las operaciones y sucesos previos a la salvación (6:4,su obra de convicción; 10:29, su gracia común), y en su servicio a Cristo(9:14).
Como Simón el mago (Hch. 8:9–24),
9 Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad y que había engañado a la gente de Samaria haciéndose pasar por alguien importante.
10 A éste oían atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, y decían: «Éste es el gran poder de Dios.»
11 Estaban atentos a él, porque con sus artes mágicas los había engañado por mucho tiempo.
12 Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres.
13 También creyó Simón mismo, y después de bautizado estaba siempre con Felipe; y al ver las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito.
14 Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan;
15 los cuales, una vez llegados, oraron por ellos para que recibieran el Espíritu Santo,
16 pues aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús.
17 Entonces les imponían las manos y recibían el Espíritu Santo.
18 Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero,
19 diciendo: —Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo imponga las manos reciba el Espíritu Santo.
20 Entonces Pedro le dijo: —Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero.
21 No tienes tú parte ni suerte en este asunto, porque tu corazón no es recto delante de Dios.
22 Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad y ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón,
23 porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás.
24 Respondiendo entonces Simón, dijo: —Rogad vosotros por mí al Señor, para que nada de esto que habéis dicho venga sobre mí.
Estos hebreos todavía no habían sido regenerados a pesar de todo lo que habían oído y visto (cp. Mt. 13:3–9; Jn. 6:60–66).
Repitieron los mismos pecados de quienes pecaron en el desierto después de ver los milagros realizados a través de Moisés y Aarón, y de oír la voz de Dios en el Monte Sinaí.
6:6 recayeron. Este término griego solo ocurre aquí en el NT. En la Septuaginta se empleó para traducir términos relacionados con infidelidad y apostasía extremas (cp. Ez. 14:13; 18:24;20:27).
Es equivalente a la apostasía en 3:12. La seriedad de esta infidelidad se hace evidente en la descripción severa de rechazo que se incluye en el versículo, porque ellos en realidad vuelven a crucificar a Cristo y lo tratan con menosprecio absoluto (vea también las descripciones fuertes en 10:29).
Lo “imposible” en el v. 4 se conecta con “sean otra vez renovados para arrepentimiento” en el v. 6. Los que pecaron contra Cristo a tal extremo quedaron sin esperanza de restauración o perdón (cp. 2:2, 3; 10:26, 27; 12:25).
La razón es que lo rechazaron con conocimiento pleno y una experiencia consciente de su parte (como se describe en los vv. 5, 6).
Tras recibir una revelación completa rechazaron la verdad y llegaron a una conclusión del todo opuesta a la verdad acerca de Cristo, por lo cual perdieron toda esperanza de ser salvos.
Son personas que nunca pueden tener más conocimiento del que tuvieron al optar por rechazarlo. Han concluido que Jesús debió ser crucificado y se empecinan como enemigos suyos.
En estos versículos no existe la más ínfima posibilidad de que se refieran a perder la salvación. Muchos pasajes bíblicos establecen de forma terminante e inequívoca que la salvación es eterna (cp. Jn. 10:27–29; Ro. 8:35,38, 39; Fil. 1:6; 1 P. 1:4, 5).
27 Mis ovejas oyen mi voz y yo las conozco, y me siguen;
28 yo les doy vida eterna y no perecerán jamás, ni nadie las arrebatará de mi mano.
29 Mi Padre, que me las dio, mayor que todos es, y nadie las puede arrebatar de la mano de mi Padre. Jn. 10:27-29;
35 ¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro o espada?
37 Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
38 Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados ni potestades, ni lo presente ni lo por venir,
39 ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro. Jn. 8:35,37-39
6 estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. Fil. 1:6;
4 para una herencia incorruptible,incontaminada e inmarchitable, reservada en los cielos para vosotros,
5 que sois guardados por el poder de Dios, mediante la fe, para alcanzar la salvación que está preparada para ser manifestada en el tiempo final. 1 P. 1:4-5;
Hay algunos que pretenden usar este versículo como evidencia deque los creyentes pueden perder la salvación, pero hasta a ellos les toca admitir que en ese caso tampoco nadie podría recuperarla.
Vea la Introducción: Retos de interpretación. Bendiciones. —JBG
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