Gálatas 4:19
Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros,
Hijitos míos, por quienes vuelvo a sufrir dolores de parto, hasta que Cristo sea formado en vosotros,
ESTUDIO-VIDA DE 1 Y 2 SAMUEL
MENSAJE
VEINTISEIS
DIOS EN CRISTO SE FORJA EN NUESTRO
SER
POR MEDIO DE UN PROCESO DE
TRANSFORMACION METABOLICA
Lectura bíblica:
2 S. 7:12-14a; 2 Co. 3:17-18
En este mensaje seguiremos hablando acerca de 2 Samuel 7:12-14a.
Muchos de los que leen la Biblia no entienden el significado de estos
versículos. Como veremos, en ellos se alude a lo que Dios desea forjar en Sus
elegidos. Así que, mi carga en este mensaje es hacer notar que estos
versículos, los cuales presentan una profecía a manera de tipología, hablan de
que Dios en Cristo se forja en nuestro ser por medio de un proceso de
transformación metabólica.
LAS DOS ETAPAS DEL
MINISTERIO DEL SEÑOR JESUS
El Nuevo Testamento revela claramente que el Señor Jesús realiza
Su ministerio en dos etapas. Primero,
El ministró en la tierra hasta que murió en la cruz por nuestros pecados y para
acabar con la antigua creación. Luego, resucitó y ascendió a los cielos.
Allí El fue hecho el Ministro que nos comunica las cosas celestiales. En esta
condición, El ya no está en la carne, pues en la resurrección, como postrer
Adán, fue hecho el Espíritu vivificante (1 Co. 15:45). Ahora El no sólo es nuestro Redentor y Salvador,
sino también el Espíritu vivificante que lo es todo. Por esta razón, 2
Corintios 3:17 dice: “El Señor es el Espíritu”.
TRANSFORMADOS DE
GLORIA EN GLORIA
EN LA MISMA IMAGEN
Dado que Cristo es el Espíritu, El puede habitar en nosotros, y
nosotros podemos tener comunión con El en nuestro espíritu. Debemos mirarlo y reflejarlo
poniendo a la disposición de El las tres capas de nuestro ser: nuestro
espíritu, nuestro corazón y nuestra boca. Entonces, espontáneamente lo
reflejaremos como espejos y seremos gradualmente transformados en Su imagen
gloriosa, de gloria en gloria. Como resultado de esto, tendremos Su misma
imagen. Esto proviene totalmente del Señor, el Espíritu (2 Co. 3:18).
Es así como el Señor Jesús
nos hace como El, e inclusive, nos hace El mismo. Cada vez que lo miramos, El
imprime Su persona en nuestro ser. Entonces nos convertimos en Su reflejo. Lo que reflejamos
es nada menos que al propio Señor. A esto el Nuevo Testamento llama transformación.
LA TRANSFORMACION
ES UN PROCESO METABOLICO
La transformación es un proceso metabólico que nos cambia al añadirse
en nosotros un elemento nuevo y eliminarse el elemento viejo. Esto lo ejemplifica una persona que tiene un aspecto saludable como
resultado de llevar una nutrición, digestión y asimilación apropiadas. Su
apariencia saludable no es el resultado del uso de cosméticos, sino de una
nutrición balanceada, la cual induce un proceso metabólico que introduce
elementos nuevos y desecha los elementos viejos. Asimismo, necesitamos recibir la nutrición
espiritual continuamente. Esta nutrición nos proporcionará los nuevos elementos
y eliminará los viejos. Entonces creceremos, cambiaremos
y maduraremos gradualmente. Esto es la transformación. La economía
de Dios consiste en forjarse en nosotros para que experimentemos este proceso
metabólico de digestión y asimilación espirituales, el cual produce un cambio
orgánico gradual e intrínseco.
EL HECHO DE QUE
DIOS EN CRISTO SE FORJA
EN NOSOTROS ES ALGO ORGANICO
El hecho de que Dios se
forja en nuestro ser es algo totalmente orgánico, y si queremos experimentarlo
debemos recibir, digerir y asimilar un elemento vital. El alimento y la bebida espirituales que ingerimos son el Cristo
orgánico y pneumático (Jn. 6:51, 57; 7:37-39), el Cristo que
es el Espíritu vivificante.
Este Cristo no es un Cristo histórico. Si Cristo sólo fuera un
Salvador físico e histórico, cuya historia narra la Biblia, no podría relacionarse
con nosotros de manera orgánica. Muchos cristianos sólo conocen a Cristo de una
forma objetiva. ¡Qué tragedia! La Biblia revela que Cristo vino y permaneció
por algún tiempo con Sus discípulos. Luego pasó por la muerte y entró en
resurrección, y por medio de este proceso fue hecho el Espíritu vivificante.
Ahora, como Espíritu, El es real, genuino, vivo y disponible. Así que, podemos
afirmar que El es el Cristo “de ahora”.
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