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QUEBRANTAMIENTO Y MANO GUBERNAMENTAL DE DIOS, Biografía de la Srta. M. E. Barber


Ministerio Unidad de la Fe: PREDICA DOMINICAL - DIOS USA A ...



En cierta ocasión Watchman Nee utilizó a M. E. Barber como un ejemplo de cómo la Cruz opera en la vida de un creyente. Él dijo:
El quebrantamiento del hombre exterior involucra la operación de la Cruz. Pero, ¿en qué área la Cruz aplica su quebrantamiento? Invariablemente en la parte más fuerte de nuestra vida. Dondequiera que sea la parte más fuerte de nuestra vida, esa es la parte donde la cruz opera. Cuando un hombre se golpea contra una pared, lo primero que se golpea es su nariz, porque es la parte más sobresaliente de su cuerpo. Es difícil ocultar lo que sobresale en un hombre. Una vez que la parte fuerte es quebrantada y removida, será fácil que los hombres toquen su espíritu …La señorita M. E. Barber era astuta y rápida, pero uno no percibía su astucia o su rapidez natural. Sus rasgos fueron quebrantados (Nee, Collected Works, 59:6).



En una ocasión, la señorita Barber escribió un poema en el cual enfatizaba los efectos de la Cruz sobre la vida del alma:

Ya muerto estoy, ¡qué libertad!
Confiando en mi Dios
Aún en muerte ganaré,
Soy libre del temor.
Pasando por la muerte yo
Compruebo el poder
De vida en resurrección,
Y por la fe el vencer.

Ya muerto estoy, ¡Dios me libró!
Cuán grande salvación!
De las cadenas de mi yo
Soy libre de opresión.
Por tanto, muere para ver
En ti Su gran poder,
Pues Cristo por Su cruz te hará,
Un vencedor en Él.



Algunas veces no es la Cruz de Cristo la que se aplica a una persona sino la mano gubernamental de Dios, que disciplina debido a ciertos pecados que se han cometido. Dios hace esto para que la persona se arrepienta y vuelva su ser al Señor pidiendo Su perdón. 

Watchman Nee cuenta de una ocasión en que la señorita Barber ayudó a una persona para que se arrepintiera de sus terribles acciones:
En una ocasión estaba platicando con la señorita M. E. Barber y me relató una historia muy interesante. 
Un hermano había hecho algo terrible.
Más tarde se arrepintió y fue a la señorita Barber. Ella le dijo: “Te arrepentiste y regresaste, ¿verdad?” Ahora debes ir al Señor y decirle: ‘Una vez fui un vaso en la mano del alfarero. Ahora el vaso se ha quebrado’. 
No obligues al Señor a que haga algo diciéndole: ´Señor, Tú debes hacer de mí otra clase de vaso´. Debes humillarte y orar: ‘Señor, ten misericordia de mí. ¡Permite que sea de nuevo un vaso! Ya no puedo seguir insistiendo en ser un vaso por mí mismo’
El Señor puede hacer de ti un vaso para honra, o Él puede hacer de ti un vaso para deshonra” (Nee, Collected Works, 50:684–685).

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