LA RELACIÓN QUE TUVIMOS
DURANTE LOS AVIVAMIENTOS
La práctica de aquellos “planos” trajo un avivamiento a Chifú en 1942. Por causa de ese avivamiento padecí persecución y estuve en la cárcel un mes, en mayo de 1943. Después de que me liberaron, me enfermé gravemente de tuberculosis pulmonar. Me vi obligado a salir de mi ciudad natal en 1944 debido a la persecución, el encarcelamiento y aquella enfermedad. Fui a Tsingtao a descansar y a recuperarme, donde estuve como dos años.
Después de que cayó Japón en agosto de 1945, fui invitado a la iglesia en Nanking, en junio del siguiente año, y allí volví a reunirme con la hermana Ruth Lee después de seis años de no vernos. De Nanking pasé a Shanghai para responder a la invitación que me había hecho la iglesia, y me quedé aproximadamente tres semanas allí. Di una conferencia a la iglesia en Shanghai, la cual había sido restaurada. El tema fue el Árbol de la Vida.
Pude conversar extensamente con Peace Wang y con Yu Cheng-hwa, un hermano que era oftalmólogo. En el verano de ese año, Watchman regresó de Chungking a Shanghai y se estableció allí; entonces empezó un negocio de productos farmacéuticos. El todavía no había reanudado su ministerio, pero tuve la oportunidad de visitarle y conversar con él.
Después de mi estancia en Shanghai, regresé a Tsingtao. En el otoño, mi esposa y mis hijos pudieron salir de Chifú y se me unieron. Basándome en la invitación y el aliento de los hermanos que tenían el liderazgo en Nanking y en Shanghai, en octubre de 1946 trasladé allí a mi familia para laborar en ese distrito.
Nuevamente en Shanghai, después de una separación de más de seis años, tuve muchas oportunidades de ver al hermano Nee. Mientras yo estaba en el norte, él había estado en el interior, hacia la parte occidental del país. No pudimos tener ninguna correspondencia durante los años de guerra, por lo cual él estaba bastante preocupado por saber si lo que yo estaba practicando en Chifú era correcto o no.
También en aquel tiempo Peace Wang y yo estábamos preocupados por la restauración del ministerio de Watchman. Debido a esto, ambos aprovechábamos cada oportunidad para conversar con él. A menudo hablábamos de la vida espiritual, del Espíritu, de la obra, de las iglesias y del recobro del Señor. En todos esos asuntos él nos ayudó muchísimo. En aquellas conversaciones le conté todas las cosas que había practicado durante los años de separación. El me alentó a hacer lo mismo en las demás iglesias. Le presentamos la urgente necesidad de reanudar su ministerio debido a la restauración de la iglesia en Shanghai y de las puertas abiertas en nuevos campos. Le pedí que reanudara su ministerio, pero él me dijo que en su espíritu no tenía el sentir de ministrar a la iglesia en Shanghai debido a ciertos hermanos rebeldes. Me di cuenta de que nosotros necesitábamos un avivamiento para que su ministerio fuera restablecido.
El era abierto con Peace Wang y conmigo, y nos daba instrucciones acerca de la obra del Señor. En su comunión con nosotros, él daba énfasis repetidas veces a la necesidad de que nuestro hombre exterior fuese quebrantado para que nuestro espíritu pudiera ser liberado con el Espíritu Santo en nuestro ministerio público y en nuestro contacto personal con los demás. Esto me ayudó muchísimo.
Después de permanecer poco tiempo en Shanghai, se produjo un avivamiento entre los santos, y aumentó considerablemente el número de asistentes en las reuniones. Muchos santos que fueron distraídos por la confusión que se suscitó en 1942, la cual provocó la clausura de la iglesia en Shanghai, fueron recobrados. La noticia de este avivamiento se propagó por todas las iglesias del país. Las iglesias de las provincias de Fukien y Kwangtung nos invitaron a Peace Wang y a mí a visitarlas urgentemente. Los colaboradores y los que tenían el liderazgo vinieron de todo el país a Shanghai a fin de dialogar conjuntamente. Se decidió celebrar una conferencia en abril de 1948 a fin de que todos los que buscaban al Señor en todo el país vinieran y tuvieran comunión acerca del recobro del Señor.
A fines de diciembre de 1947, las hermanas Peace Wang y Raquel Lee, y yo empezamos a visitar la iglesia en Hong Kong, y luego pasamos a las iglesias en Canton, Swatow, Amoy y Fuchow, la ciudad natal de Watchman. Durante nuestra estancia de tres semanas con la iglesia en Fuchow se produjo un avivamiento.
Antes de volver al sur, recopilé el Himnario evangélico en chino. Mientras estuvimos en Fuchow, Watchman revisó el manuscrito y pulió algunos himnos que presentaban el evangelio, particularmente el que lleva por título “Necesitas a Jesús”.
Después de la conferencia celebrada en Fuchow, permanecimos con Watchman otras dos semanas para conversar con él a fin de que quedara en claro la reanudación de su ministerio. Cuando los demás colaboradores y hermanos que tenían ciertas responsabilidades entre los santos se enteraron de esa conversación, nos preguntaron si podían quedarse, y le pidieron permiso a Watchman para participar también en la conversación. Al principio, él no quería aprobarlo, pero ante la insistencia de los hermanos, él aceptó que estuviesen presentes, con la condición de que se sentasen a una distancia de él en un salón espacioso que había allí. Sólo Peace Wang, Raquel Lee y yo nos sentamos junto a él durante aquellas charlas. Inicié la conversación preguntándole por qué todas las iglesias en las provincias de Fukien y Kwangtung estaban llenas de confusión. El contestó dando un mensaje de más de una hora sobre lo que llamó “la línea de Jerusalén”. Quedamos atónitos. Para sorpresa nuestra, una hermana sentada lejos de nosotros clamó: “¿Por qué no hacemos ahora mismo lo que el hermano Nee nos está diciendo?” El hermano Nee respondió: “Si ustedes desean hacer esto, deberán entregarse a la obra (al ministerio). Comprométanse firmando un documento en el que dejen constancia de su consagración y dénselo al hermano Lee”. Todos ellos lo hicieron.
Cuando los hermanos que tenían el liderazgo en la iglesia en Fuchow se enteraron de esto, vinieron en la tarde y se entregaron tanto ellos como la iglesia a la obra. Esto alentó a todos los santos de aquella ciudad, y Watchman decidió convocar a toda la iglesia. Me pidió que hablara en esa reunión, pero le dije que no quería ir, ni predicar, y que ni siquiera asistiría a la reunión. Por consiguiente, él tomó la carga y habló en la reunión. Todos comprendimos que ése era el comienzo de la reanudación de su ministerio. Centenares de personas se regocijaron por ello. Esto sucedió en marzo de 1948.
Le dije que más de cuarenta colaboradores y hermanos que buscaban al Señor con sinceridad, iban a asistir a una conferencia en Shanghai en abril, la cual ya estaba programada. Le pregunté si podía compartir allí, y aceptó.
En una de las reuniones de esa conferencia, él pidió que cantásemos la prosa escrita sobre la vida de la vid. Después de tantos años de sufrimientos, él deseaba expresar su sentir espiritual al cantar esa prosa. Entonces la acomodé a la música, y la cantamos en la reunión.
Esa conferencia extendió el avivamiento que se había producido en Shanghai. Esta conferencia también fue el medio por el cual Watchman reanudó plenamente su ministerio. En esa ocasión él decidió dar un adiestramiento de seis meses en el centro de adiestramiento ubicado en el monte de Kuling. A Peace Wang, Ruth Lee y a mí se nos asignó quedarnos en Shanghai para cuidar a la iglesia y cooperar con el adiestramiento.
En 1948 el número de asistentes de la iglesia en Shanghai había aumentado notablemente. Por consiguiente, fue necesario construir un local de reuniones más grande, y con ese fin se compró un pequeño terreno sobre la carretera de Nanyang. El costo era el equivalente de ciento cinco mil dólares, los cuales abonaríamos en tres pagos. En aquel tiempo la iglesia sólo tenía la mitad de la cuota inicial.
Un día Watchman me pidió que fuese a su casa. Allí me entregó treinta y siete barras de oro, que costaban dieciocho mil quinientos dólares, lo cual era más que suficiente para pagar la otra mitad de la cuota inicial. Me dijo que había apartado intencionalmente ese oro para destinarlo a la compra de un terreno para la iglesia en Shanghai.
También en aquel tiempo él se dio cuenta de que el recobro del Señor se extendería a Taiwan, y para ese fin tenía la carga de comprar un terreno en Taipei, la capital de dicho país. Un hermano que era negociante en Taipei prometió encargarse de ese asunto, y Watchman le mandó dinero para ello. Cuando ese hermano asistió a la conferencia en Shanghai, la hermana Peace Wang y yo percibimos claramente que él no sería fiel en los asuntos monetarios. Un día, cuando Watchman me pidió que le ayudara a enviarle a ese hermano cierta cantidad adicional de dinero, Peace Wang y yo aprovechamos la oportunidad para expresarle nuestro sentir acerca de ese hermano. El contestó que el Señor sabía que Judas robaba de la bolsa, pero aún así siguió confiándole el dinero. Le dije que no comprendía aquello, pero él no nos dio ninguna explicación.
Más tarde, cuando fui enviado a Taiwan, Watchman me dijo que visitara a ese hermano y le pidiera un informe de cuentas. Fui con todos los ancianos de Taipei, y le pedimos que nos mostrara la contabilidad. El nos presentó un paquete de notas que indicaban que Watchman Nee le debía una gran suma de dinero en intereses. Le mandé un informe escrito de esta conversación a Watchman, pero no me dio ninguna instrucción adicional con respecto a ese asunto.
En cierta ocasión, mientras conversábamos acerca de la obra del Señor, me preguntó por qué había ido yo a cierto lugar. Contesté que quería ayudar a la iglesia a solucionar algunos problemas. El me dijo que eso no era más que manipulación y añadió que hacer algo con un propósito de antemano, por bueno, espiritual o bíblico que sea, equivale a manipular diplomáticamente. Sólo cuando seguimos al Señor no nos valemos de tal diplomacia. Si uno no puede decir que va a cierto lugar porque el Señor le dijo que lo hiciera, muestra que ya tiene planes propios. En aquel año, 1948, por ser muy pesada la responsabilidad de la iglesia en Shanghai, él me nombró anciano allí para que ayudara en esa situación.