Número 436Noviembre de 2024
VER EN VÍDEO AQUÍ: https://www.youtube.com/watch?v=pqwb-kX-DRA
Nos estamos acercando a un clímax en la historia. Sin embargo, cada clímax es simplemente el resultado de una acumulación de eventos previos. En este caso, 2024 es el clímax de los últimos 30 años de eventos proféticos desde 1994.
El número 70
En una historia más a largo plazo, 2024 es el punto culminante de un período de 70 Jubileos desde que Josué guió a Israel a través del río Jordán. El número 70 es significativo en al menos dos formas, una positiva y otra negativa.
Del lado positivo, setenta es un número que apunta a la Restauración de Todas las Cosas. Setenta es también el número de naciones que se originaron con los hijos de Noé en Génesis 10. Juntando estos dos conceptos, setenta significa la Restauración de las Naciones. Esto es importante porque está ligado al llamado abrahámico, que es ser una bendición para todas las naciones. En otras palabras, los hijos de Abraham, aquellos que tienen la fe del Nuevo Pacto, son los llamados a ser una bendición para las naciones en su labor de construir el Reino de Dios.
Del lado negativo, 70 es también un número asociado con la cautividad de Jerusalén desde el 604 al 534 aC, que conocemos como la cautividad babilónica (Jeremías 29: 10). Sin embargo, incluso ésta es sólo una negatividad de corto plazo, porque los juicios de Dios son de naturaleza correctiva, por estar diseñados para traer arrepentimiento para que el pueblo o la nación puedan ser restaurados.
Por esta razón, Hechos 3: 25, 26 define la bendición de Abraham en términos de “convertirse cada uno de su mala conducta”. En otras palabras, cumplimos nuestro llamado como hijos de Abraham al hacer que el pueblo se arrepienta. Esto se logra al darles a conocer el evangelio de Jesucristo.
Puesto que ya han pasado 70 Jubileos desde el cruce del Jordán, vemos que ahora estamos entrando al Reino en un nivel completamente nuevo. La principal diferencia entre el tiempo de Josué y ahora es que estamos entrando al Reino bajo una unción del Nuevo Pacto, que se basa en la promesa de Dios. Nuestra “espada” es la Palabra de Dios, no una espada física. Nuestra guerra no es carnal, sino poderosa para derribar fortalezas espirituales (2ª Cor. 10: 4).
Los cananeos y las naciones
En los días de Josué, pocos cananeos se sometieron a Josué (el tipo de Cristo), y por eso la solución fue matarlos con su espada del Antiguo Pacto. Hoy, las naciones se someterán a Jesús, el “Josué” moderno, porque veremos un derramamiento del Espíritu Santo que cumplirá esta tarea. El evangelio se difundirá con poder y hará que las naciones se vuelvan a Cristo con gozo y alegría, no por la fuerza de las armas ni por obligación.
Vemos, entonces, cómo las diversas naciones cananeas en los días de Josué eran tipos y sombras de las naciones del mundo de hoy. Mientras que el zionismo ha sido un intento carnal, según el pensamiento del Antiguo Pacto, de conquistar la antigua tierra por medio del poder militar, nuestra conquista del Nuevo Pacto es mejor conocida como sionismo. El monte Sión es el monte Hermón (Deut. 4: 48), y este es el monte cerca de Cesarea de Filipo (Mat. 16: 13) donde Pedro hizo su famosa confesión de fe y donde Jesús subió al monte y se transfiguró. También es donde la voz del cielo lo declaró como “mi Hijo amado” (Mat. 17: 5).
El Monte Sión, espiritualmente hablando, es el lugar donde los hijos de Dios se reúnen en torno a Cristo. Por lo tanto, no somos zionistas del Antiguo Pacto, sino sionistas del Nuevo Pacto.
El año 1993
La Edad de Pentecostés se extendió por 40 Jubileos desde el año 33 hasta el 1993 dC. Esta Edad fue pronosticada por el reinado del rey Saúl, quien fue un tipo de la Iglesia y de la Edad Pentecostal. Leemos en 1º Sam. 12: 17 que en la coronación de Saúl Samuel comenzó su discurso con las palabras: “¿No es hoy la siega del trigo?” El día de la siega del trigo era la Fiesta de las Semanas, más tarde conocida con el nombre griego de Pentecostés. Era el tiempo de la nueva ofrenda de harina de trigo. Esto hizo de Saúl un tipo pentecostal, y su autoridad, aunque legítima, fue temporal. Así como su reino se caracterizó por la rebelión y el celo religioso, lo mismo sucedió en la Iglesia durante la Edad Pentecostal. En cuanto al tiempo, Saúl reinó 40 años; a la Iglesia se le dieron 40 jubileos.
La Fiesta de Pentecostés, entonces, tenía autoridad para traer justicia a la Tierra durante 40 Jubileos, pero sus gobernantes no cumplieron con este llamado. Su tiempo terminó en 1993, y entonces hubo un cambio de autoridad de Saúl a David, o de la Iglesia en su conjunto a los Vencedores.
La Edad Pentecostal terminó en 1993 y entramos en una transición hacia la Edad de Tabernáculos. Esta Edad trae consigo una unción mayor, comparable a la unción mayor que se dio desde Saúl hasta David.
En 1993 nuestra revelación estaba todavía incompleta. No sabíamos cuánto duraría esta transición. Sólo podíamos ver a siete años antes del año 2000. Sin embargo, fuimos guiados a realizar la Campaña de Oración del Jubileo del 21 al 29 de noviembre de 1993 con el propósito de derrocar Babilonia y declarar un Jubileo sobre la Tierra.
Dios también reveló que estábamos viendo un cumplimiento secundario del sueño del rey Nabucodonosor en Daniel 4. Él soñó con un árbol poderoso que los “vigilantes” ordenaron que fuera deshojado y cortado, dejando un tocón del cual el mismo árbol brotaría y crecería nuevamente. Luego, al final de los tiempos, este mismo árbol sería deshojado y cortado con un corte más bajo (inferior) que no permitiría que el árbol volviera a crecer.
En los días de Daniel, este sueño se cumplió exactamente doce meses después (Dn. 4: 29-31). De esto entendimos que nosotros mismos veríamos el árbol babilónico deshojado y cortado doce meses después, el 29 de noviembre de 1994.
El año 1994
1994 fue un año de elecciones de mitad de mandato en Estados Unidos. Yo vivía en el Estado de Washington en ese momento, donde George Nethercutt (corte inferior) se opuso a la reelección del senador Tom Foley (Hoja). Foley también era el presidente de la Cámara de Representantes. Se hablaba de “des-Foley-ar (deshojar) Washington”. Cuando escuché esto en la radio, supe al instante que Foley era una representación profética del árbol babilónico que estaba a punto de ser deshojado y cortado por George Nethercutt (“un corte más bajo o inferior”).
Foley perdió las elecciones a principios de noviembre. Unas semanas después, el 29 de noviembre de 1994, la Cámara de Representantes aprobó el Tratado GATT, precursor de la Organización Mundial del Comercio. Tras la aprobación del proyecto de ley, el presidente de la Cámara de Representantes, Tom Foley, pronunció un discurso sobre lo grande que había sido su logro y luego renunció al Senado.
Esto ocurrió 12 meses después del 29 de noviembre de 1993. Así como el rey Nabucodonosor se jactó de sus logros, también lo hizo Tom Foley. Esta fue la señal de que nuestra petición del Jubileo, 12 meses antes, había sido respondida en el Tribunal Divino. El mes que viene hará 30 años que ganamos nuestro caso.
El número 30
El número treinta en hebreo se escribía con la letra lamed, que literalmente significa aguijón o bastón de buey. Por lo tanto, era un símbolo de autoridad, liderazgo o gobierno. Por lo que, el número 30 es el número bíblico para la Dedicación al Gobierno.
José tenía 30 años cuando se convirtió en gobernante de Egipto (Gn. 41: 46). David tenía 30 años cuando comenzó a gobernar Judá (2ª Sam. 5: 4). Los sacerdotes también recibían plena autoridad a la edad de 30 años (Nm. 4: 23). Así también, tanto Juan como Jesús comenzaron sus ministerios a la edad de 30 años (Lc. 3: 23).
Por lo tanto, si consideramos la idea de que la muerte de Saúl, proféticamente hablando, ocurrió en 1993 y que el fin de su reinado marcó el nacimiento de la siguiente Edad (Tabernáculos), entonces podríamos decir que la Compañía de David cumplió 30 años el año pasado en 2023; pero como hubo un ciclo de 12 meses desde 1993-1994 para manifestar la Campaña de Oración del Jubileo, podríamos extender esto también a David, llevándonos hasta 2024. Cuando observamos los eventos desde el 7 de octubre de 2023 hasta hoy, un año después, podemos ver que nuestra oración para derrocar a Babilonia parece estar ligada a la guerra zionista.
David a los 30 años
La Jerusalén terrenal parece ser la cabeza de Babilonia hoy en día. Esto no es sorprendente, ya que se ha hablado durante muchas décadas sobre el establecimiento de un gobierno mundial del anticristo con Jerusalén como su capital. Pablo nos dice que la Jerusalén terrenal es “Agar” y corresponde al Monte Sinaí, el centro de la autoridad del Antiguo Pacto (Gálatas 4: 25).
Nuevamente, Apocalipsis 11: 8 identifica a Jerusalén como “Sodoma y Egipto”, Sodoma por su corrupción moral y Egipto por su gobierno opresivo, que no bendice a todas las naciones, especialmente a sus vecinos.
El Estado Zionista, entonces, cuya capital es Sodoma y Egipto, es también Babilonia, un tipo de gobierno mundial opresivo e impío a los ojos de Dios.
Nos interesa, entonces, que 30 años después de 1993-1994 estemos viendo en las noticias el verdadero corazón y la naturaleza del zionismo. El mundo entero ve su genocidio y limpieza étnica, mientras que los medios de comunicación estadounidenses se esfuerzan por ocultarlo, restarle importancia o incluso justificarlo. Incluso muchos en la Iglesia, principalmente los zionistas cristianos, se regocijan por esta gran matanza como si fueran los creyentes del Antiguo Pacto que vivieron en los días de Josué. Parecen no tener conocimiento del amor de Cristo, y ciertamente no han podido ver cómo Jesús se hizo amigo y bendijo a los samaritanos, fenicios, griegos y romanos. A aquellos que los judíos normalmente odiaban, Jesús los amó. Los verdaderos hijos de Abraham, los creyentes del Nuevo Pacto de hoy, seguirán el ejemplo de Jesús con respecto a los palestinos que han sido desposeídos y oprimidos durante 76 años.
El ascenso profético de la Casa de David (Vencedores) comenzó con la muerte de la Casa Saúl (Iglesia) el día de Pentecostés, el 30 de mayo de 1993. Este fue el 40° Jubileo de la Edad de Pentecostés, comenzando con ese día de Pentecostés en Hechos 2: 1 en el año 33 dC.
Una vez que hicimos esa conexión, vimos, en 2º Samuel 5: 5, que David recibió autoridad en dos etapas. Reinó sobre Judá durante 7 años y medio en Hebrón y luego fue coronado rey sobre todo Israel. Notamos que 7 años y medio a partir del 30 de mayo de 1993 fue el 30 de noviembre del 2000, por lo que esta se convirtió en una fecha de vigilancia temprana.
Al mismo tiempo, tomamos nota de que la Campaña de Oración del Jubileo involucró la caída del árbol profético de Babilonia, que se manifestó en los “siete períodos de tiempo” del rey Nabucodonosor (Dn. 4: 32), durante los cuales estaría loco. Este período de 7 años fue del 29 de noviembre de 1993 al 29 de noviembre del 2000.
Así que los días 29 y 30 de noviembre del 2000 fueron dos fechas importantes desde diferentes direcciones. Resultó que una amiga de Wisconsin nos invitó a sus reuniones proféticas que se iban a celebrar del 28 al 30 de noviembre del 2000. Resultó que el 28 de noviembre mantuvimos conversaciones llenas de oración; el 29 de noviembre oramos para derrocar la Jerusalén terrenal; y el 30 de noviembre establecimos y declaramos que la Jerusalén celestial sería la capital del Reino.
Hemos observado que poco después de que David fuera coronado rey de Israel, su primer acto fue conquistar Jerusalén (2º Sam. 5: 7). Esto se convirtió en nuestro modelo en el año 2000, y fue la conclusión del ascenso de la Casa de David.
El ascenso de José
Nuestra siguiente revelación fue que “José” también tenía que levantarse para preparar el camino para el Reino. Esta revelación comenzó en enero de 2001 y dio como resultado otra serie de batallas de oración.
La importancia de José se ve en la profecía de Jacob acerca de Judá en Génesis 49: 10,
10 No será quitado el cetro de Judá, ni el bastón de mando de entre sus pies, hasta que venga Silo; y a Él se congregarán los pueblos.
Esta es una profecía mesiánica, pero muestra que el Cetro debía permanecer con Judá sólo hasta que viniera Silo. Eso significa que debía ser entregado temporalmente a Judá. El llamado de Judá terminó con la llegada del Mesías, porque Él era el “Silo” de la profecía. Una vez que Jesús llegara, el Cetro debía ser entregado a Él.
Sin embargo, Jesús la primera vez que vino fue de Judá, de modo que si se le hubiera dado el Cetro en ese momento, entonces la posesión del Cetro por parte de Judá habría sido permanente. Por lo tanto, a Jesús se le negó el Cetro en su Primera Venida, pero lo recibirá en su Segunda Venida, cuando venga como José. Sabemos esto porque Apocalipsis 19: 13 habla de su venida diciéndonos:
13 Está vestido de un manto teñido en sangre, y su nombre es: El Verbo de Dios.
En las Escrituras sólo hay un hombre cuyo manto fue bañado en sangre. Génesis 37: 31 dice:
31 Entonces tomaron la túnica de José, y degollaron un macho cabrío, y mojaron la túnica con la sangre.
La Ley también profetiza acerca de las dos venidas de Cristo, incluyendo la Ley de la Purificación de los Leprosos de Levítico 14: 1-11. Un leproso que creía que Dios lo había sanado debía acudir al sacerdote, quien debía inspeccionarlo para ver si era cierto. Si era así, debía purificarlo con dos aves (palomas). La primera debía ser sacrificada; la segunda debía ser sumergida en la sangre de la primera y liberada a campo abierto. Así que Cristo vino la primera vez para derramar su sangre en la cruz, y Cristo vendrá la segunda vez con su manto teñido en sangre.
La Primera Obra de Cristo fue una obra de Judá; la segunda obra de Cristo es una obra de José. Es en esta segunda obra que Él es coronado rey, y la transferencia del Cetro de Judá a José es completada.
Tanto David como José eran tipos de Cristo, pero cada uno en una manifestación diferente de Cristo. Mientras que a Judá se le dio el Cetro, la Primogenitura en sí le fue dada a José. Así leemos en 1º Crónicas 5: 2:
2 Aunque Judá prevaleció sobre sus hermanos, y de él salió el jefe, la primogenitura perteneció a José.
Jacob había repartido la Primogenitura entre sus hijos, dándole a Judá el Cetro y a Leví el Sacerdocio. El resto de la provisión de la Primogenitura fue dada a José, y este era el Derecho de Nacimiento, la FILIACIÓN. Por tanto, la Manifestación de los Hijos de Dios llega en el momento de la Segunda Venida de Cristo. Esto es lo que toda la Creación espera, como nos dice Pablo en Romanos 8: 19,
19 Porque el anhelo ardiente de la creación es aguardar la manifestación de los hijos de Dios.
Ya somos hijos de Dios (1ª Juan 3: 2), pero todavía no hemos sido revelados ni manifestados. Como hijos de Dios, somos como Cristo antes de su transfiguración (cuando se manifestó ante los tres discípulos). Nosotros, los que nos reunimos espiritualmente en torno a Cristo en el Monte Sión, el monte de su transfiguración, somos aquellos a quienes la Creación espera.
Así, desde 2001 hasta 2009, preparamos el camino para el regreso de Cristo al establecer a José, combinando el ministerio de José con el de David. Pero la obra de preparación aún no había terminado.
El ascenso de Elías y Eliseo
A los ministerios de David y José, Dios añadió los ministerios proféticos de las Casas de Elías y Eliseo. Esto comenzó en abril de 2009. La primera mitad se completó en julio de 2010; la segunda mitad se ha retrasado hasta ahora.
Recordemos que Elías representa a los Profetas, así como Moisés representa la Ley. Elías realizó ocho milagros; Eliseo recibió una porción doble de la unción de Elías, por lo que realizó dieciséis milagros, el último de los cuales fue después de su muerte.
Mal. 4: 5 dice:
5 He aquí, Yo os envío el profeta Elías, antes que venga el día grande y terrible del Señor.
Jesús confirmó que Juan el Bautista cumplió esta profecía de Elías en Mateo 17: 12, 13, diciéndonos que Elías era Juan el Bautista. El llamado de Juan era preparar el camino para la Primera Venida de Cristo. Pero también hay una obra preparatoria para la Segunda Venida de Cristo, y esta se realiza a través de la unción de doble porción de Eliseo.
Eliseo hoy es un grupo de personas, creo yo, porque hay muchos que están cumpliendo la obra mayor de Eliseo. Esta es una obra que continúa hasta el día de hoy, y continuará hasta el regreso de Cristo y la Manifestación de los Hijos de Dios. Si hay alguna otra obra preparatoria que deba realizarse mediante algún otro modelo bíblico, no se nos ha revelado.
Parece probable que esta obra de Eliseo desarrolle una capacidad profética, así como David nos da el Cetro y José nos da la Manifestación de los Hijos de Dios. Sin duda, junto con la profecía se producirá el derramamiento del Espíritu que tantos han esperado y deseado ver.
El derramamiento
La última mitad de Isaías, a partir del capítulo 40, habla de la gloria de la Jerusalén celestial y de las cosas maravillosas que caracterizarán al Reino de Dios durante la Edad de Tabernáculos. Estas bendiciones serán el resultado del derramamiento del Espíritu de Dios sobre la Tierra, tal como lo prometió Dios mismo.
Joel 2: 28, 29 profetizó acerca del día de Pentecostés, cuando el Espíritu de Dios fue dado a la Iglesia. Este derramamiento fue ciertamente extraordinario y maravilloso, pero será eclipsado por la gloria que será derramada a través de la Fiesta de Tabernáculos.
Isaías 32: 15-17 dice:
15 Hasta que se derrame sobre nosotros el Espíritu desde lo alto, y el desierto se convierta en campo fértil, y el campo fértil sea considerado como bosque. 16 Entonces morará la justicia en el desierto, y la justicia morará en el campo fértil. 17 Y la obra de la justicia será paz, y el servicio de la justicia, tranquilidad y confianza para siempre.
Espero ver el cumplimiento del pacto de milagros que Dios prometió a Moisés en Éxodo 34: 10,
10 Entonces dijo Dios: «He aquí que Yo hago un pacto. Haré delante de todo tu pueblo señales que no se han hecho en toda la tierra ni entre ninguna de las naciones, y todo el pueblo entre el cual vives verá la obra del Señor, porque es una cosa terrible la que voy a hacer contigo».
Esta promesa fue dada mientras Moisés estaba en el monte recibiendo la Ley en las tablas de reemplazo (él había roto las primeras tablas cuando vio al pueblo adorando al becerro de oro). El primer juego de tablas representa la Ley que se da a través del Antiguo Pacto, que el pueblo rompió. El segundo juego de tablas representa la Ley que se escribe en nuestros corazones a través del Nuevo Pacto.
La Iglesia ha afirmado que sigue el Nuevo Pacto y, sin embargo, vive según los principios del Antiguo Pacto. Será sólo en la Segunda Venida de Cristo que la Ley quedará verdaderamente escrita en los corazones de la Iglesia, en su conjunto, porque entonces comprenderán la diferencia entre los dos pactos.
Por lo tanto, la revelación de este pacto de milagros está asociada con la Segunda Venida de Cristo en nuestro tiempo. Creo que se cumplirá en los próximos días.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Agradecemos cualquier comentario respetuoso y lo agradecemos aún más si no son anónimos. Los comentarios anónimos no serán respondidos.