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SIGNIFICADO ESPIRITUAL DE LA CIRCUNCISIÓN, Devocionales e-MANÁ





~~~~~ Versículos de la Biblia (VRc) ~~~~~


Génesis 17:10-11

10 Este es mi pacto, que guardaréis entre mí y vosotros y tu descendencia después de ti: Será circuncidado todo varón de entre vosotros. 11 Circuncidaréis, pues, la carne de vuestro prepucio, y será por señal del pacto entre mí y vosotros.


Colosenses 2:11

En Él también fuisteis circuncidados con circuncisión no hecha a mano, al despojaros del cuerpo carnal, en la circuncisión de Cristo.


Filipenses 3:3

Porque nosotros somos la circuncisión, los que servimos por el Espíritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.


~~~~~ Palabras del ministerio ~~~~~


Estos versículos muestran lo que es la circuncisión. En términos sencillos, la circuncisión es el despojo de la carne. ¿Cuál debe ser la actitud de quienes han sido circuncidados? No deben tener confianza en la carne ni poner su esperanza en ella. Por tanto, la circuncisión pone fin a la energía innata del hombre, su fuerza natural.

¡El mayor problema existente entre los hijos de Dios radica en que desconocen la carne! Muchos cristianos piensan que la carne está relacionada exclusivamente con el pecado. Aunque es cierto que la carne nos hace pecar, esto no es lo único que la carne hace. Romanos 8:8 dice que "los que están en la carne no pueden agradar a Dios". Esto significa que la carne procura agradar a Dios. En muchas ocasiones tal vez la carne no pretenda ofender a Dios; quizá su fin sea agradarle. Romanos 7 nos muestra que la carne hace un esfuerzo enorme por guardar la ley, hacer el bien, hacer la voluntad de Dios y agradarle, pero no puede lograrlo.

Una vez que nuestra carne es circuncidada, nunca creeremos en nosotros mismos. No tendremos tanta confianza ni expresaremos nuestras opiniones tan fácilmente. Delante del Señor, tenemos que ver que somos débiles, impotentes, desvalidos, y vacilantes.

La circuncisión es la marca del pueblo de Dios. El pueblo de Dios tiene una característica, una marca: la negación de la carne, la desconfianza en la carne. El pueblo de Dios lo constituyen aquellos que perdieron su confianza en la carne.

Es una lástima que muchos cristianos tengan tanta confianza en sí mismos. Piensan que saben lo que es creer en el Señor Jesús, lo que es ser llenos del Espíritu Santo, lo que es ser vencedores, y lo que es experimentar la vida cristiana. ¡Creen que lo saben todo! Hablan acerca de su comunión con Dios, de cómo hablan con El. Creen saber lo que Dios piensa en cuanto a ciertas cosas. Piensan que conocen la voluntad de Dios (en cuanto a muchas cosas.) Hablan de la manera en que Dios les dijo lo que debían hablar u orar en tal lugar y a tal hora. Piensan que conocer la voluntad de Dios es algo fácil. Sin embargo, no se ve en ellos la marca de no tener confianza en la carne. ¡Tales cristianos verdaderamente necesitan la misericordia de Dios!


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Los versículos del Nuevo Testamento son tomados de la Versión Recobro del Nuevo Testamento y los versículos del Antiguo Testamento, de la versión Reina Valera 1960. Las "Palabras del ministerio" provienen de Watchman Nee, El Dios de Abraham, Isaac y Jacob, págs. 65-67. Ambos son publicados por Living Stream Ministry, Anaheim, CA.
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LA OBEDIENCIA Y LO NATURAL v/ LO ESPIRITUAL, Oswald Chambers




La vida natural no es pecaminosa. Pero debemos abandonar el pecado y no tener absolutamente nada que ver con él. El pecado pertenece al diablo y al infierno. Yo, como un hijo de Dios, pertenezco al Cielo y al Señor. El punto no es renunciar al pecado, sino al derecho sobre mí mismo, a mi independencia natural y a mi voluntad. Es aquí donde la batalla se debe librar.

Lo que nos impide ser lo mejor de Dios es lo recto, bueno y noble, desde el punto de vista natural. Cuando comprendemos que la excelencia moral natural es contraria a la sumisión a Dios, ponemos a nuestra alma en el centro de su más recia batalla. Muy pocos de nosotros controvertimos lo que es sucio, malo y erróneo, pero sí lo que es bueno. Lo bueno es enemigo de lo mejor y cuanto más alto asciendes en la escala de la excelencia moral, tanto más intensa es la oposición a Jesucristo.

Pero los que son de Cristo han crucificado la carne. No solamente te costará algo de tu vida natural, sino todo. Jesús, dijo: "...Si alguien quiere venir en pos de mi; niéguese a sí mismo", Mateo 16:24, es decir, antes de hacerlo debes negarte al derecho sobre ti mismo y comprender quién es Jesucristo. No rehúses asistir al funeral de tu propia independencia.

La vida natural no es espiritual y solamente se vuelve espiritual por medio del sacrificio. Si no sacrificamos a propósito lo natural, lo sobrenatural nunca será natural. No lo conseguimos con facilidad, pero cada uno de nosotros tiene en sus manos todos los medios para alcanzarlo. No es cuestión de orar, sino de ponerlos en práctica

Oswald Chambers.



"Pues está escrito que Abraham tuvo dos hijos: uno de la esclava y el otro de la libre", (Gálatas 4:22)

En este capítulo de Gálatas Pablo no estaba hablando del pecado, sino de la relación entre lo natural y lo espiritual. Lo natural solo se puede volver espiritual mediante el sacrificio, de otra forma la persona vivirá de manera dividida. ¿Por qué ordenó Dios que lo natural se sacrifique? Él no lo ordenó. No es su voluntad perfecta, sino su voluntad permisiva. Su voluntad perfecta es que lo natural se vuelva espiritual por la obediencia. Es el pecado el que ha hecho necesario que lo natural se sacrifique.

Abraham tuvo que ofrecer a Ismael antes que a Isaac (Génesis 21:8-14). Algunos de nosotros estamos tratando de ofrecerle a Dios sacrificios espirituales, antes de haber sacrificado lo natural. La única forma de ofrecerle a Él un sacrificio espiritual es presentando nuestros cuerpos como un sacrificio vivo. La santificación es más que ser liberados del pecado. Implica rendirme deliberadamente al Dios de mi salvación, cueste lo que cueste.

Si no sacrificamos lo natural por lo espiritual, la vida natural se pondrá y desafiará a la vida del Hijo de Dios en nosotros produciendo confusión permanente. Este es siempre el resultado de una naturaleza espiritual indisciplinada. Nos descarriamos porque rehusamos con obstinación disciplinarnos, física, moral, o mentalmente. Y luego nos disculpamos, diciendo: "Bueno, no me enseñaron disciplina cuando era niño". ¡Entonces disciplínate ahora! Si no lo haces, arruinarás toda tu relación personal con el Señor.

Mientras sigamos mimando y premiando a nuestra vida natural, Dios no se involucrará activamente en ella. Pero cuando estemos dispuestos y resueltos a sacarla al desierto y a mantenerla sometida, su presencia estará en nuestra vida natural y Él hará surgir pozos y oasis en cumplimiento de todas sus promesas para lo natural (Génesis 21:15-19).

Siempre que enfrentamos dificultades, somos tentados a culpar a Dios. Pero nosotros somos quienes estamos equivocados, no Él (Dan. 9:7-8). Culparlo a Él demuestra que estamos desobedeciendo y que hay algo en nuestra vida que no queremos dejar. Pero tan pronto lo abandonamos, todo se vuelve tan claro como la luz del día. Mientras estemos tratando de servir a dos señores a la vez, a nosotros mismos y a Dios, las dificultades se combinarán con la duda y la confusión. Nuestra actitud debe ser de completa confianza en el Señor. Una vez que llegamos a ese punto, no hay nada más fácil que vivir la vida de un santo. La dificultad viene cuando tratamos de usurpar la autoridad del Espíritu Santo para satisfacer nuestros propios intereses.

Cuando obedeces a Dios, la paz es su sello de aprobación. Él envía una paz profunda e indescriptible; no la natural, es decir, como el mundo la da, sino la paz de Jesús. Siempre que falte la paz, espérala hasta que llegue, o averigua por qué te falta. Si estás actuando por impulso, o por un sentido de lo heroico para que los demás te vean, la paz de Jesús no se manifestará en ti. Esto a su vez implica que no hay sencillez ni confianza en Dios, porque dicha actitud nace del Espíritu Santo, no de tus decisiones. Dios contrarresta nuestras decisiones obstinadas con un llamamiento a la sencillez y a la comunión con Él.

Mis preguntas surgen cuando comienzo a desobedecer. Pero cuando obedezco al Señor, los problemas nunca se interponen entre Él y yo y se presentan como un medio para que mi mente continúe examinando asombrada la verdad revelada de Dios. Cualquier problema que se interponga en nuestra relación tiene su origen en la desobediencia. Cualquier problema -y habrá muchos- que surja mientras lo estoy obedeciendo a Él, aumentará mi gozo profundo, porque sé que a mi Padre le interesa y lo conoce. Entonces, yo estaré atento y podré ver cómo lo solucionará.

Oswald Chambers
(Por gentileza de E. Josué Zambrano)

ADÁN, EL PADRE DE BABILONIA, por Carlos Ekleto





Los dos grandes males que sufre la humanidad hoy son el¨humanismo¨y la ¨religión¨. Todo esto es confusión y aflicción de espíritu. Humanismo y religión es lo que ha sabido inventar el hombre sin Dios, esta es su maravillosa construcción, su gran torre de Babel.
La raíz de Babilonia (humanismo y religión) es ADÁN, pero Adán (el hombre de pecado) no solo vive lejos de Dios sino que se quiere hacer pasar por Dios; la religión y el humanismo son el fruto de ese deseo. Todos los esfuerzos de los hombres por agradar a Dios, por ser más santos, todas, todas las buenas intenciones de los hombres (Adán), no son más que huir del lugar que Dios le dio a ADÁN, esto es: la Cruz. La cruz es el lugar donde Dios puso a Adán (Ro. 6:6), ese es el único lugar que le corresponde. Fuera de la cruz todo es adanismo, humanismo, carnalidad, Babilonia, o como lo queramos llamar.
Adán odia la cruz no quiere morir y trata de negociar con Dios mediante hacer buenas obras; incluso se compromete a ser santo, a cumplir con la ley de Dios; incluso se vuelve evangelista y toma es sus manos La Gran Comisión, se convierte en erudito del testimonio escrito,… lo que sea con tal de no morir; con tal de no desaparecer de escena es capaz de inventar un mundo sin Dios y por otro lado crear un mundo de Dios a su manera, donde Adán tenga algún lugar.
Pero la prescripción de Dios para Adán es la cruz. La cruz mata, pero sin muerte de cruz no hay resurrección. Si queremos hallarnos en Cristo hemos de ver a Adán en la cruz, viéndolo en la cruz veremos cuanto Adán hay en nosotros simulando amor a Dios y buenas obras con tal de no morir.
Adán pelea con Dios, le muestra su fuerza, se resiste, intenta negociar, no quiere cruz, quiere seguir vivo a toda costa, pero solo la cruz le permitirá entrar en la plenitud de Cristo. Una vez muerto Adán en nosotros podremos decir ¨ya no vivo yo mas Cristo vive en mi¨
Fuera de Cristo solo hay Adán, porque solo hay dos el primer Adán y el postrer Adán, el primero es el hombre natural y el postrero es Cristo.

O Cristo o Adán, no hay otra posibilidad, todo lo que hagamos sin pasar por la cruz, será HUMANISMO Y RELIGIÓN.

Mientras no entendamos que la gracia que nos ha sido dada es colocarnos en Cristo, que ya no somos Adán, que ya no somos pecadores, que no necesitamos ganarnos el cielo, que somos verdaderos herederos de todo, que somos una nueva creación,… mientras no veamos esto claro seguiremos viviendo (aunque no siendo) como Adán.
Dejemos ya de jugar a ser Adán, tomemos nuestra identidad en Cristo, no intentemos crear ni arreglar nada, solo tenemos que permitir que la cruz haga su obra en nosotros.
El evangelio del reino no se trata de mejorar a Adán ni de mejorar la iglesia, de lo que se trata es de quitar a Adán de la escena, que deje de jugar a ser Dios para que Cristo se pueda revelar en nosotros, esa es nuestra esperanza de gloria.
Adán con su poderosa alma tiene encubierto al Cristo que mora en nosotros, solo cuando se quiebra esa cáscara es revelado Cristo.

El velo de nuestra mente debe de ser rasgado para que aparezca la gloria.

Dios está levantando un pueblo ¨EN CRISTO¨ no en Adán

Tanto si estamos dentro de las estructuras babilónicas inventadas por Adán, como si estamos saliendo, la raíz del problema sigue siendo Adán.

Mientras permanezca en nosotros Adán en este nuevo "Éxodo", siempre daremos el mismo fruto: Babilonia.

Hasta que no creamos que el viejo hombre fue crucificado juntamente con Cristo, hasta que no veamos a Adán en la cruz, no podremos permanecer en Cristo. Porque al Cristo resucitado solo se llega por la muerte de Adán en la cruz, sin muerte no hay resurrección.

Si el grano no cae a tierra y muere no puede llevar fruto.

Aleluya gloria a Dios porque su gracia nos colocó en Cristo ya no somos Adán, solo hace falta que lo veamos, las cosas viejas (las de Adán) pasaron, todas fueron echas nuevas (en Cristo). Disfrutemos de nuestra posición, disfrutemos la heredad, todo es nuestro y nosotros de Dios.

Permanezcamos en esa realidad dada por gracia, solo así podrá obrar Cristo en nosotros mucho mas allá de lo que pedimos y entendemos y conseguir el deseo de Dios de obtener su expresión en el hombre, en esta su tierra, por medio de un pueblo en CRISTO.

Lo que más le gusta a Adán son las controversias doctrinales.

¡Ufff! ahí es donde se encuentra más cómodo, ahí es donde hace pie Adán, es su lugar de respiro.

Piensa que mostrando su sabiduría y acogiéndose a una doctrina según su justicia, es más santo, justo y bueno, jajá.

Se auto-engaña y quiere engañar a Dios con su sabiduría terrenal encubriendo su desnudez con erudición bíblica, jajajaja.

Que pena de Adán, su único lugar es la cruz. Otra cosa que le encanta a Adán es reformar, esoooo si le gusta, reformar la iglesia jajajaja. Huye de la cruz y disimula reformando, lo que no puede reformar, jajaja.

Vamos a ver Adán que no te enteras, que el único y sabio arquitecto es Dios, que tu lugar es la cruz, que solo cristo puede quedar en ti, ¡solo Cristo! ¿Amén?

NO TENER CONFIANZA EN LA CARNE, Devocionales eMANÁ


No tener confianza en la carne (1)
~~~~~ Versículos de la Biblia ~~~~~

Filipenses 3:3-6 Porque nosotros somos la circuncisión, los que servimos por el Espíritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne. Aunque yo tengo también de qué confiar en la carne. Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo, hijo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, llegué a ser irreprensible.

~~~~~ Palabras del ministerio ~~~~~
(Parte 1 de 2)
En el versículo 5 Pablo declara que él fue circuncidado al octavo día. Este era el día en que un verdadero israelita debía ser circuncidado (Gn. 17:12). Eso lo distinguía de los ismaelitas y de prosélitos, quienes eran circuncidados posteriormente. Además, Pablo podía confiar en el hecho de pertenecer a la tribu de Benjamín. Esta era una tribu preciosa y fiel, en medio de la cual estaba la ciudad real de Jerusalén y el templo de Dios. Pablo declaró también que era hebreo, hijo de hebreos. Él había nacido de padres hebreos, con antepasados hebreos por ambas partes; es decir, que sus abuelos, tanto paternos como maternos, eran hebreos. Sólo una persona como él podía decir que era hebreo, hijo de hebreos. Por lo tanto, él podía gloriarse de tener sangre hebrea pura, de ser un auténtico hebreo. En cuanto a la ley, Pablo declaró que era fariseo (v. 5). La ley de Moisés era respetada por todos los judíos ortodoxos. Como fariseo, Pablo era miembro de la secta más estricta de la religión judía (Hch. 26:5; 23:6), una secta extremadamente celosa por la ley de Moisés. Los fariseos estaban orgullosos de su vida religiosa superior, de su devoción a Dios y de su conocimiento de las Escrituras. Pablo persiguió a la iglesia por causa de su celo por la ley y el judaísmo. Él mismo declaró: “En cuanto a celo, perseguidor de la iglesia”, él se refiere a su celo por la ley de Moisés y por la religión judía (Gá. 1:14). Los judíos que perseguían a la iglesia eran ciertamente los líderes del judaísmo. Nadie los podía superar en su celo. Pablo se jactaba del celo con el cual perseguía a la iglesia.
Por último, Pablo declaró: “En cuanto a la justicia que es en la ley, llegué a ser irreprensible”, es decir, hallado o mostrado irreprensible. Por supuesto, esto era a los ojos de los hombres, según el juicio del hombre. A los ojos de Dios, según Su justa ley, ninguna carne es irreprensible (Gá. 2:16). En el pasado, él mismo se había destacado como judaizante, pero tuvo un cambio radical. Si Pablo hubiera seguido siendo judaizante, nunca habría podido experimentar a Cristo. Pero debido a que llegó a ser una persona diferente, una persona que servía por el Espíritu de Dios, que se gloriaba en Cristo Jesús y que no tenía confianza en la carne, él pudo disfrutar y experimentar a Cristo ricamente. Asimismo, nosotros tampoco debemos confiar en la carne, esto es, en nuestra capacidad natural, en nuestra herencia ni en nuestras tradiciones. Por el contrario, debemos formar parte de los que sirven a Dios por Su Espíritu, se glorían en Cristo y no confían en la carne. Entonces nuestra experiencia de Cristo será verdadera. (c) 2016 Living Stream Ministry.
(Continúa mañana)

No tener confianza en la carne (2)
~~~~~ Versículos de la Biblia ~~~~~

Filipenses 3:2-3 Guardaos de los perros, guardaos de los malos obreros, guardaos de los mutiladores del cuerpo. Porque nosotros somos la circuncisión, los que servimos por el Espíritu de Dios y nos gloriamos en Cristo Jesús, no teniendo confianza en la carne.

~~~~~ Palabras del ministerio ~~~~~
(Parte 2 de 2)
Aunque no somos judaizantes, en principio podemos serlo. Ciertamente ya fuimos regenerados [nacer de nuevo], pero es posible que aún sigamos viviendo en nuestra naturaleza caída, gloriándonos de nuestros logros según la carne y poniendo nuestra confianza en lo que somos por nacimiento. Como ya mencionamos, los perros, los malos obreros y los mutiladores del cuerpo en 3:2, se refieren respectivamente a la naturaleza, conducta y religión caídas. Por tanto, si seguimos viviendo conforme a nuestra vieja naturaleza, si nos gloriamos en lo que somos capaces de hacer, y si confiamos en lo que hemos obtenido, no sólo seremos iguales a los judaizantes, sino que causaremos problemas a la iglesia y nuestra experiencia de Cristo no prosperará. Si hemos de experimentar a Cristo, debemos servir por el Espíritu de Dios y no según nuestra naturaleza caída; debemos gloriarnos en Cristo y no de nuestras propias obras; y debemos basar nuestra confianza en el Señor y no en nuestros logros personales. Esta es la clave para experimentar a Cristo.
Estos versículos de Filipenses 3 deben llegar a lo más profundo de nuestro ser. Necesitamos que la luz del Señor nos ilumine con respecto a nuestra naturaleza, nuestras obras, y la confianza que tenemos en la carne. Cuando seamos iluminados en este aspecto por el Señor, reconoceremos que a pesar de haber sido regenerados por Dios y llegar a ser Sus hijos, aquellos que poseen la vida y la naturaleza divinas, aún vivimos la mayor parte del tiempo en nuestra naturaleza de “perro”. Es verdad que tenemos derecho a proclamar que somos hijos de Dios. Pero si esta declaración no corresponde con nuestra experiencia diaria, será una simple doctrina. Cuando venga el día en que la luz del Señor brille sobre nosotros y nos ilumine en cuanto a este asunto, no podremos más que postrarnos ante el Señor y confesar que nuestra naturaleza aún es impura. Entonces aborreceremos todo lo que hacemos conforme a la naturaleza caída. Entonces nos gloriaremos únicamente en Cristo y estaremos conscientes de que en nosotros mismos, no tenemos nada de qué gloriarnos.
Si permitimos que Dios nos ilumine, podremos decir verdaderamente que no confiamos en nuestras cualidades, capacidades ni en nuestra inteligencia. Sólo entonces podremos testificar que confiamos únicamente en el Señor. Una vez que hayamos sido iluminados de esta manera, experimentaremos verdaderamente a Cristo. (c) 2016 Living Stream Ministry.
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Los versículos son tomados de la Santa Biblia, Versión Recobro. Las "Palabras del ministerio" provienen del Estudio-vida de Filipenses, escrito por Witness Lee, capítulo 17. Ambos son publicados por Living Stream MinistryAnaheim, CA.
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