Una oración, una plegaria
Un clamor que sale de adentro
Es la oración del rey David
que va huyendo por el desierto.
Su propio hijo le usurpa el trono
Y a él se une Ahitofel
El consejero que lo traiciona
En el momento más triste y cruel.
Se une al bando de los malvados
Para quitarle la vida al rey
Cual consejero que escupe el áspid
De una víbora impía e infiel.
¡Hazte odioso ante tu padre!
Son los consejos al nuevo rey
¡Quítale todo lo que ha conseguido
Como un ladrón muy pervertido!
Pero lo peor está por venir
Ya que propone cual asesino
Caerle encima al pueblo que huía
Y a su ungido dejar sin vida.
Mientras David cabizbajo andaba,
Y con los suyos se lamentaba
Escuchó la nueva de Ahitofel
Y sus consejos que emanaban hiel.
Cuando de pronto del rey salió
Una oración de corazón:
¡Entorpece, Dios su consejo!
¡Que no escuchen más su intención!
Y aquel clamor Dios respondió
Cuando por unánime decisión
Echaron todos a un lado
El consejo del gran malvado.
Los planes del Señor se cumplieron
y el rey humilde ganó
El malvado Ahitofel quedó
Con mucha preocupación.
¡Cuántos Ahitofel existen
En estos días de ambición
Y promueven sus campañas
De odio y destrucción!
Se ocultan en oscuras sombras
Susurrando la vil traición,
Y arrancando lo que un día
Alguien con amor sembró.
Solo quieren congraciarse
Con los malos usurpantes
Y ser sus estandartes
y que el billete no les falte.
Líbranos, mi Señor,
De Absalónes y Ahitofeles
Y que hallemos esa gracia
Para ser tus siervos fieles.
Y si un día ellos deciden
Perseguir al Remanente
Confundidos serán sus planes
Y sus malvados placeres.
No pudieron con David
Ni tampoco con los suyos
Tampoco podrán hoy día
Con el pueblo que en Él confía.
.
Sus destinos serán sellados
En las trampas que han creado
El Absalón será colgado
Y en unas ramas traspasado.
Y el consejero traidor
Terminará mucho peor
Ahorcado en el interior
De su casa bajo el sol.
Y el rey David y los suyos
Volverán cual vencedores
Y juntos reinarán
En justicia y en verdad.
No dejemos de orar
Y al Señor juntos clamar
Y el opresor caerá
y sus planes perderá.
No dejemos de orar
Como David aquel día
Que el Señor responderá
Y a su pueblo librará.
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