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SI REALMENTE ME AMAS DÉJAME LUCHAR, Dennis Peacocke




Si realmente me amas, no te interpondrás en mis luchas con mi propio yo, el pecado, el crecimiento y Dios. Recuerde, la vida fue dura aun para Jesús, "Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia" (Heb. 5:8). Permítanme compartirles dos ilustraciones que nos servirán para este punto.



La primera es una fuerte ilustración que vemos en la naturaleza. Nos habla de un niño pequeño que ve a una mariposa esforzándose por salir de su capullo. Movido por la compasión, se detiene para ayudarla. Saca su confiable navaja  y con todo cuidado abre el resto del capullo. La mariposa sale, pero lamentablemente muere al poco. ¿Por qué? Hay algo que el niño no sabía. La mariposa obtiene la fuerza necesaria para sobrevivir enfrentado las restricciones del capullo, que la hacen fuerte a través de la lucha por salir. Corte el capullo y la mariposa morirá. 

¡Cuántos seres humanos inválidos y muertos están sobre las manos manchadas de sangre de un Gobierno Civil que ha cortado los capullos de tantas personas y ha contribuido a la destrucción de sus almas?

La segunda ilustración pide que usted tome una decisión con base en el mismo principio. Suponga que nuestra nación está en guerra, y que usted es reclutado. Mujeres, somos una nación 'emancipada', así que a ustedes también les toca ir al frente y pelear al lado de los hombres. Se van al campo de entrenamiento a fin de prepararse para el combate. Pero este es un ejército moderno que les ofrece opciones. Pueden ir con el sargento Jones, quien tiene reputación de ser un hombre rudo, cruel, disciplinario y que hace del entrenamiento un infierno viviente. O pueden ir con el sargento Smith, quien es un instructor sinceramente interesado, compasivo y sensible. 

¿Cual sargento escogería usted? Ya sé cual escogería yo: al Sargento Jones. Denme un instructor malo, sucio y rudo, a quien yo pueda maldecir durante el entrenamiento, pero bendecir después en la batalla, porque nos entrenó para permanecer vivos. El amable y dulce Sargento Smith no es mi amigo, aunque quizá me agrade mucho más como persona. El Sargento Jones obviamente conoce la verdad del asunto. Si lo aprecio o lo odio, a él no le importa. Su trabajo es mantenerme vivo. Al fin de cuentas, ese es el verdadero amor. Por eso es que Dios juega con "pelota dura", y Sus Leyes algunas veces son rudas. Esas Leyes están diseñadas para rescatarnos de la muerte eterna.

Como patrón o líder civil, usted debe entender que librar a la gente de las consecuencias de su desobediencia, los destruye, porque el fracaso y el castigo de Dios enseñan el temor del Señor a las personas. Si usted protege a las personas de las consecuencias, usted las está impidiendo que desarrollen el temor del Senor, y está destruyendo su posibilidad de que adquieran el verdadero y bien ganado respeto por ellos mismos. Ese respeto es el resultado de hacer las cosas bien, sin pedir favores y sin aflojar el ritmo.



Nuestra generación creció bajo padres que fueron instruidos en los métodos seculares de criar a los hijos, no en los métodos de la Biblia. "iNo se atreva a pegarle a Juanito!" nos dijeron. "La Biblia es un libro arcaico. Usted es un abusador de niños si causa magulladuras en el ego o el trasero del pobre Juanito. Si hace eso, él crecerá como un lisiado social". Una generación que experimentó la Gran Depresión e hizo el voto de nunca dejar que sus niños tuvieran hambre, se creyó esas tonterías. ¿El resultado? La siguiente generación pocas veces aprendió lo que es responsabilidad porque pocas veces tuvo que enfrentar las consecuenciasTodos vieron a los jóvenes de los años sesenta y se preguntaron,"¿cómo pudo suceder esto?" Deberían haber preguntado, "¿cómo podría no haber sucedido?" A la generación de los sesenta no se le enseñó acerca del coste del pecado. Ahora estamos pagando la cuenta.

De acuerdo a los principios de Dios, no del Gobierno Civil, son las relaciones  las que deberían sostenernos cuando tenemos necesidades. Esto significa primordialmente la familia, y no algún tipo de "Estado Madre". El Estado, como madre indulgente y protectora, está destruyendo la familia. ¿Quién se levantó para proteger a un hombre y a una mujer evitando que trataran adecuadamente los problemas del pecado y sus consecuencias en el matrimonio? Fue el Estado quien dijo "No necesitan resolverlos en el contexto de un pacto. iDivórciense! Y si se meten en problemas financieros, nosotros los apoyaremos. No tendrán hambre. No se quedarán sin techo. Somos la más extraordinaria red de seguridad". Cuando el Estado dice, "Les ayudaremos, sin importar lo que pase", destruye la familia y convierte a las personas en esclavos. 

¿Cual es la causa de que haya personas viviendo en las calles? Es la destrucción de la familia. ¿Cual sería la solución a esto? No sería construir albergues para ellos; eso únicamente agrandaría el problema. En vez de eso, deberíamos darles un sencillo boleto de viaje hacia su pariente más cercano. Créalo o no, pero lo digo en serio. Envíe a la persona que vive en la calle a su casa, si la tiene. Dele un boleto de viaje sencillo y una carta que diga: "Es un gozo para nosotros ayudarle a reunirse con su pariente más cercano. Ya no recibirá otro boleto como este ni recibirá más asistencia social". Añada otra carta para el pariente que diga: "Su hermano va en camino a su casa. Usted es su familiar. Resuelva esta situación, Firmado, El Estado". Esto puede sonar muy "rudo" y falto de compasión, pero piense en las consecuencias a largo plazo de otras alternativas. No haga que las personas que viven en la calle se hagan más dependientes de las ayudas del gobierno. Muéstreles una compasión real, el tipo de compasión que se interesa más por su crecimiento en carácter y su destino eterno que en su conveniencia inmediata.

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