EL CIMIENTO DE LA HUMILDAD
Todo el que ha caminado en profundidad con Dios sabe que la humildad es el cimiento sobre el que construyes tu vida espiritual. La verdadera humildad viene de procurar los intereses de Dios antes que los tuyos. La humildad llega por no vivir ya más para ti mismo, sino por dejar a Jesucristo vivir Su vida en ti.
Siempre intentas “ser algo” o llamar la atención por tu espiritualidad. Hay un montón de personas que tienen una espiritualidad externa, pero en lo interno aún tienen una elevada opinión de sí mismos. Las personas que creen que se humillan a sí mismas están llenas de vanidad. Creen que les están haciendo a los otros un favor por “rebajarse a su nivel”.
La verdadera humildad no es así. Sé que parece increíble pero una verdadera persona humilde está contenta en todas las situaciones. No se da cuenta si está siendo alabado o inculpado, y no se pasa todo el tiempo sopesando si lo que le dicen, o se dice de él, es para su beneficio. Una persona sencilla se deja guiar por el Señor Jesús.
Así pues despréndete de ti con valor. Tanto si Dios te levanta como si te deja en el anonimato, aún la gloria es toda Suya. Di, como dijo María, “ha hecho grandes cosas porque ha mirado la bajeza de su sierva”.
(Por gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)
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