20-10-2019
Hoy mi amigo Robert Torres colgó este corto pero precioso vídeo. ¡QUIERA DIOS QUE AL FIN HAYA VISTO LA CRUZ! Me recordó la película en dibujos animados que se hizo del Progreso del Peregrino de Juan Bunyan y que el Señor trajo a mi vida hace tal vez unos 25 años.
Esa película me causó una profunda impresión, incluso más que el vídeo, porque mis ojos pudieron ver en imágenes, y gracias a eso entender por primera vez, que la salvación o justificación por la fe o salvación del espíritu, no es lo mismo que "ver la Cruz". Así, cuando cristiano cree y es salvo inicia el camino para alejarse de la Ciudad de Destrucción (el mundo), en busca de la Ciudad Celestial, pero no encuentra la libertad en Cristo, hasta que en el momento más oscuro de la noche le resplandece el brillo de la Cruz, el amanecer del Nuevo Día.
La revelación de la Cruz se nos presenta bien adentrados en la noche de nuestra senda y no al principio. "Ver la Cruz" salva nuestra alma, es la experiencia de CONVERSIÓN, porque es aquí cuando en verdad nos damos la vuelta (nos volvemos, nos arrepentimos) y comenzamos a caminar en la dirección correcta, para ya no escuchar la voz de Dios en nuestra nuca sino de frente a su Rostro. Esta revelación en nuestro espíritu hace que el pesado fardo del pecado y la culpa, que arrastrábamos desde que creímos hasta aquí, caiga al fin de nuestros hombros y comencemos a andar en la senda con paz, gozo y amor; en ese mismo orden, según avanzamos en la madurez del Reposo de Dios, de la vida en resurrección o vida abundante.
Quiero hacer notar que en mi experiencia personal después de entender que la Cruz me exigía una rendición absoluta, que consistía en desistir de todo esfuerzo propio, de toda lucha, ¡incluso de mis esfuerzos en la oración! (Sal. 46: 10). Para ello debía consentir en que mi viejo hombre bajara al sepulcro y allí, en absoluta quietud, esperar la voz: "¡Lázaro, sal fuera"!
En mi experiencia personal, la crisis sepulcral duró 7 días y en el caso de mi José de Arimatea, Keith Smith, la persona que convino conmigo en la necesidad de dicho trance, fueron 3 días. Salí de mi sepulcro, cuando, por primera vez en mucho tiempo, volví a sentir que Dios me hablaba, trayendo a mi mente un versículo bíblico y, por primera vez tras 9 años de larga noche, me sentí gozoso.
A partir de entonces los claroscuros de la alborada gradualmente fueron cediendo ante los rayos cada vez más potentes del nuevo día, que me acercaban progresivamente al meridiano.
Dejé este comentario a Robert en su artículo de Facebook:
"Ese es el punto de rendición, entrega y libertad, cuando el peso del pecado y de la culpa ("este cuerpo de muerte") se desprenden y entramos a la vida de resurrección ¡y por fin aparece el gozo! ¡Es el Cruce del Jordán, que viene al poco de Peniel!”
Sobre esta experiencia quiero recomendarles encarecidamente mi libro, fruto de la interpretación de una visión, FINISTERRE AL BORDE DEL JORDÁN. Además tienen a su disposición muchos artículos que les enseñaran a discernir con todo detalle esta experiencia y la diferencia entre la salvación del espíritu y la del alma.
A continuación pueden ver los enlaces del artículo "De Oruga a Mariposa" y de dos labels o etiquetas de nuestros blogs:
DE ORUGA A MARIPOSA (UNGIDO PARA LA SEPULTURA)
También
pueden escuchar en audio o leer el libro "EL
PEREGRINO"
de Juan Bunyan.
¡Créanme, hasta que no pasen este punto de inflexión, este cruce del Jordán tras Peniel, todavía estarán en el desierto, en su carne-alma, en las obras muertas de la religión y el humanismo del Antiguo Pacto, en el Lugar Santo Pentecostal (o en el Atrio, para los que solo hayan tenido la experiencia de Pascua, pero no de Pentecostés), en la vida de derrota ...! No habrán ingresado a la Tierra Prometida (Cristo en nosotros, la experiencia de gloria), a la vida que anda en el Espíritu-espíritu, a las obras del Nuevo Pacto preparadas de antemano por Dios para que anden en ellas, al Lugar Santísimo de Tabernáculos, al andar en el espíritu, a la Vida Victoriosa, al Shalom o Reposo de Dios, …
¡Créanme, la revelación de esta experiencia cambiará sus vidas! Serán los mismos, pero debido a la misteriosa transformación que habrán experimentado, sus conocidos notarán que ustedes tienen 'un algo diferente', que no saben discernir. Ustedes mismos sabrán por qué. Porque estarán ciertos, bien adentro en su corazón, que no son los mismos y que el viejo hombre pasó y el hombre la nueva creación llegó, ahora sí, para quedarse. Es lo que ocurrió a Jesús cuando María Magdalena, los discípulos de Emaús o los demás discípulos tardaban en reconocerlo tras su resurrección.
¡Sean bendecidos!
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