Tras
este entendimiento del funcionamiento del tiempo en la Biblia nuestra
vida debería cambiar y dicho cambio modificar nuestra forma de orar,
para que fuera más congruente con la Palabra de Dios y, por ello,
más eficaz.
Sin
embargo, también entendemos que Dios conoce los corazones y está
más interesado en su pureza que en los formalismos de la oración,
por lo que la falta de conocimiento no tendría porque impedir una
respuesta de Dios cuando hay rectitud de corazón.
La oración y el tiempo |
Vivimos
en un mundo de tres dimensiones (largo, ancho, alto), un mundo de lo
material, de lo físico, de lo visible y tangible. Dios y otros
espíritus incorpóreos habitan en el mundo de la cuarta dimensión,
de lo espiritual, inmaterial, invisible e intangible. Así como la
segunda dimensión (el plano) contiene en sí la primera (la
línea) y la tercera (de volumen o espacial) contiene
ambas; así también la cuarta (espiritual) contiene las tres
primeras.
En
la cuarta dimensión no existe el tiempo; allí nada tiene que
ocurrir, todo está ya presente. Por eso, cuando oramos en los
términos de Dios la cosa se realiza de inmediato Arriba en el Cielo,
en la dimensión espiritual, quedando atada o desatada en el mismo
instante de la oración. Por supuesto entendemos esto para la
oraciones hechas conforme a la voluntad de Dios.
Esto
no es así en el mundo de lo material, donde para que veamos la
realización de la oración concedida, deberemos esperar en la
mayoría de las ocasiones un lapso de tiempo, mayor o menor, entre la
concesión Arriba y su manifestación abajo, aunque a veces pueda
ocurrir al instante. Probablemente ese lapso de tiempo sea mayor
cuanto menor sea nuestra fe. También puede influir en su mayor o
menor tardanza en manifestarse la oposición del mundo espiritual
satánico. Podemos observar esto muy claramente en el libro de
Daniel, cuando el profeta estaba visionando junto al río Hidekel:
Dan.
10:12 Entonces me dijo:
Daniel, no temas; porque desde
el primer día en que
aplicaste tu corazón a entender y a humillarte en la presencia de tu
Dios, fueron oídas tus
palabras; y a causa de
tus palabras yo he venido. 13 Mas el príncipe del reino de
Persia se me opuso durante veintiún días ...
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