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TIEMPO Y ESPACIO EN LA BIBLIA: 3 - Un fotograma en la mano de Dios, Administrador


Un fotograma


El ojo de Dios arroja su luz sobre el fotograma, que se proyecta en la pantalla del Universo


Imaginemos la siguiente escena.

Yahweh, sostiene en Su mano un fotograma conteniendo Su Plan Universal de Creación. Dicho fotograma concentra en solo una imagen (un punto) el Plan de Dios desde el Génesis hasta el Apocalipsis; es decir, todo el proceso histórico-temporal desde la Creación y Caída hasta la Redención y Restauración de Todas las Cosas.

Yahweh toma dicho fotograma entre Sus dedos índice y pulgar y se lo acerca al ojo para mirarlo de cerca al trasluz. ¡Pero qué sorpresa! Por ser Su ojo como llama de fuego, al hacerlo la imagen del fotograma, relativo a la Tierra, se proyecta en la distancia sobre el inmenso lienzo del Universo.

Observando con atención la imagen proyectada, pueden apreciarse millones de puntitos o motas, a modo de hormigas, que en realidad son las personas que viven en el planeta. Fijándonos con mayor detenimiento aún, apreciaremos que una de esas motas se parece mucho a usted y otra a mí; el parecido es tal que tal vez seamos nosotros mismos.

Desde otra perspectiva y ampliado, puede verse así:

Fotograma desde otra perspectiva y ampliado

Con esta óptica, supongámonos ambos, usted y yo, situados en la pantalla en el momento presente. Si miráramos hacia atrás sería como hacerlo hacia el pasado; pero si miráramos hacia adelante sería como hacerlo hacia el futuro; pero si eleváramos la vista hacia el fotograma arriba en el Cielo, apreciaríamos que allí en realidad pasado, presente y futuro convergen y son una misma cosa.

Viéndolo ahora en plan aún más casero, si tomara usted un retrato suyo en diapositiva y lo proyectara sobre la totalidad de una pared de su casa, podría ver que su oreja derecha quedaría situada sobre el extremo izquierdo de la pared, según se mira de frente; mientras que su otra oreja quedaría situada sobre el extremo opuesto. Si a continuación usted se colocara en el extremo izquierdo de esa pared y comenzara a andar hacia el otro extremo, tardaría unos segundos en recorrer los pocos metros que separan ambas orejas. ¿Querría eso decir que la historia de las dos orejas no se está desarrollando al mismo tiempo?

No, lo que ocurre es que en la pared, que es la dimensión espacial, se ha generado el tiempo requerido para recorrer tal distancia; pero en el proyector, arriba, que equivaldría a la dimensión espiritual, no. Es decir, que una misma escena, la diapositiva, según en cual ámbito la miremos, es temporal o atemporal.

Sabemos que la luz de una estrella tarda millones de años luz en viajar hasta que puede ser vista en la Tierra. ¿Querrá eso decir que mientras nosotros aún no veamos su luz la estrella no existe? En absoluto, no la vemos pero existe, solo que su luz aún está en camino y todavía no llegó hasta nosotros.

Así mismo ocurre con las cosas espirituales de Dios.

Claro está, que desde nuestra perspectiva, desde nuestra pequeñez, no podemos apreciar la grandeza de ese gigantesco lienzo que es la Tierra y, mucho menos, el Universo, un mayor lienzo que la contiene. No pudiendo lo menor, ¿cómo apreciar entonces la infinitud del Creador? ¿Cómo apreciar siquiera quiénes somos, de dónde venimos, dónde estamos y hacia dónde nos dirigimos? Sin embargo, ese destino ya fue trazado en el 'fotograma' de Dios, y cuando miramos hacia Arriba, hacia Él, nos es revelado.

Por supuesto, se trata solo de ilustraciones, que simplifican un poco las cosas para nuestra imaginación y comprensión; eso sí, con reverencia. De seguro así entenderemos un poco mejor que para Dios solo exista el AHORA, porque Él es el YO SOY, en tiempo presente, no el Yo fui en pasado o el Yo seré en futuro. También nos podemos hacer una mejor idea en cuanto al tiempo, que es como el concepto dinámico de la Creación, y de nuestra atómica pequeñez frente a la Grandiosidad y Majestuosidad de Dios.

Miremos ahora a las personas separadamente:

Fotograma de personas separadamente

Supongamos que cada cuadrícula corresponde a una persona de las que están viviendo sobre la Tierra en un momento dado.

Podemos apreciar que solo los engendrados, los salvos, estamos en conexión con el Origen o Fuente, con Dios; mientras que los perdidos o incrédulos no lo están, porque sus cuadrículas vacías carecen de 'cable conector'. Supongamos también que la cuadrícula rayada sea la suya.

El conjunto de la imagen nos ofrece una panorámica de los hombres que viven en el planeta en un tiempo determinado y de quienes están en conexión o desconexión con la Fuente de Vida.


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