DEVOCIONAL 'MANANTIALES EN EL DESIERTO'
SEPTIEMBRE 15
"Soplad sobre mi jardín, para que se esparzan sus aromas".
(Cantares 4:16, Versión Moderna)
Algunas de las especias que se mencionan en este capítulo son enteramente sugestivas.
- El áloe era una especia amarga y nos habla de la dulzura de las cosas amargas, la dulce-amargura, la cual tiene una aplicación especial, que solo puede ser comprendida por aquellos que la ha sentido.
- La mirra se usaba para embalsamar a los muertos y nos sugiere morir para algo. Es la amabilidad y la dulzura que entra en el corazón después que ha muerto a su obstinación, orgullo y pecado. ¡Qué encanto tan indecible resplandece alrededor de aquellos cristianos que llevan sobre sus rostros purificados y sus espíritus melodiosos la impresión de la Cruz, la evidencia sagrada de haber muerto a algo que en otra ocasión fue orgullo y vigor, pero que ahora ha sido colocado para siempre a los pies de Jesús! Es el encanto celestial de un espíritu quebrantado y un corazón contrito, la música que brota del tono menor, la dulzura que viene del toque de la helada sobre el fruto maduro.
- El incienso era la fragancia que salía de su contacto con el fuego. Era el polvo quemado que se levantaba en nubes de dulzura del seno de las llamas. esto nos habla del corazón cuya dulzura ha sido probada quizás por las llamas de la aflicción, hasta que el lugar santo del alma se ha llenado con nubes de alabanza y oración.
Querido amigo, ¿exteriorizamos dulzura, amabilidad y amor desde nuestros corazones?
La Vida de Amor de Nuestro Señor
SEPTIEMBRE 16
"Escóndete en el arroyo de Querit".
(1º Reyes 17.3)
Los siervos de Dios deben aprender el valor de la vida oculta. El hombre que ha de ocupar un lugar prominente entre sus compañeros, debe de ocupar un lugar humilde delante de Su Dios. No debemos sorprendernos, si algunas veces dice nuestro Padre: "Hijo, en ese lugar ya has tenido bastante precipitación, publicidad y excitamiento; ahora quítate de allí y escóndete en el arroyo; ocúltate tu mismo en el Querit del mal aposento o en el Querit de la pérdida o en algún lugar solitario de donde la multitud se haya retirado".
Dichoso es aquel que puede decir, "¡Tu voluntad es también la mía; acudo a Ti para esconderme. Escóndeme en lo secreto de Tu Tabernáculo, y bajo el refugio de Tus alas!" Cualquier alma santa que quiera ejercer un gran poder con los hombres, tiene que ganarlo escondido en un Querit. La adquisición del poder espiritual es imposible a no ser que podamos escondernos de los hombres y de nosotros mismos, en un profundo abismo donde podamos absorber el poder de un Dios eterno; lo mismo que la vegetación a través de los siglos absorbió las cualidades de la luz del sol y ahora las devuelve por medio de carbón ardiente.
El obispo Andrews tenía su Querit, en el cual pasaba cinco horas diarias en la oración y en la devoción. John Welsh también lo tuvo; él creía que el día que transcurría sin haber pasado ocho o diez horas en comunión, encerrado en su gabinete, era un día mal gastado. David Brainerd tuvo su Querit en los bosques de Norte América. Christmas Evans, lo tuvo en sus viajes largos y solitarios entre las colinas de Gales.
Podemos retroceder a aquella edad bendita desde la cual empezamos a fechar los siglos. Patmos, el lugar de apartamiento de las prisiones romanas, el desierto de Arabia, las colinas y valles de Palestina, son memorables para siempre, como los Querits de aquellos que han formado nuestro mundo moderno.
Nuestro Señor encontró su Querit en Nazaret y en el desierto de Judea; entre las olivas de Betania y la soledad de Gádara. Por lo tanto, ninguno de nosotros puede quitarse de encima su Querit, donde los sonidos de las voces humanas son cambiados por los sonidos de las aguas apacibles procedentes del Trono, y donde podemos absorber el poder y probar la dulzura de una vida escondida con Cristo.
Elías, por F. B. Meyer
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