18-03-2020
El
último versículo de Isaías 2 introduce un nuevo pensamiento en los
primeros versículos de Isaías 3, por lo que debemos conectar estos
versículos para comprender lo que dice el profeta.
22
Deja de mirar al hombre, cuyo aliento de vida está en
sus narices; porque ¿por qué debería ser estimado? 1
Porque he aquí, el Señor Yahweh de los ejércitos
eliminará de Jerusalén y Judá tanto el sustento y el apoyo, todo
el suministro de pan y todo el suministro de agua; 2
al hombre poderoso y al guerrero, al juez y al profeta,
al adivino y el anciano, 3
el capitán de cincuenta y al hombre respetable
[nasa paniym, "rostros exaltados"], al
consejero y al artesano experto [artesano sabio], y al hábil
encantador.
En
otras palabras, no tome en serio las opiniones de los hombres cuando
dicen que no se está emitiendo un juicio divino sobre la nación.
Dios no consulta las opiniones de los hombres. La decisión está en
manos de un Dios soberano, no en el "libre albedrío" de
los hombres.
Un
cambio de gobernantes
Debido
a esto, el profeta dice: Dios, por Su propia voluntad, ha decidido
provocar escasez de alimentos y agua (tanto física como espiritual).
Ha decidido eliminar a los grandes guerreros, los jueces, los
profetas, adivinos, ancianos, capitanes, nobles, consejeros,
artesanos y encantadores. Todos estos son la columna vertebral de la
sociedad, así como el pan y el agua son los elementos básicos de la
vida misma.
Pero,
¿cómo los eliminará Dios? ¿De qué manera? Isaías 3: 4-5 da la
respuesta,
4
Y haré de los simples muchachos sus príncipes, y los
niños caprichosos gobernarán sobre ellos. 5
Y el pueblo será oprimido, cada uno por otro, y cada
uno por su prójimo; el joven irrumpirá contra el mayor y el
inferior contra el respetable.
Dios
dijo que les daría gobernantes incompetentes como parte del
juicio divino. Esto muestra que los gobernantes de las naciones
no gobiernan por sus propias decisiones de "libre albedrío",
incluso aunque piensen que lo hacen. Dios ciega sus ojos y trabaja de
forma anónima, haciéndoles pensar que están tomando sus propias
decisiones.
Si
Dios puede poner a "niños caprichosos" en posiciones de
poder, también puede poner a los hombres buenos en esas mismas
posiciones de poder. Sin embargo, quienquiera que ponga en tales
posiciones hará lo que Él les dice que hagan. Los gobernantes
malvados o incompetentes están allí para juzgar a la gente; los
gobernantes buenos y competentes están allí para bendecir a la
gente. Al final, obtenemos lo que merecemos, ya sea para
bendecirnos con cosas buenas o para bendecirnos con un juicio divino
que nos haga arrepentirnos.
Con
malos ejemplos de liderazgo, "la gente será oprimida",
no solo por sus líderes espiritualmente inmaduros sino también por
sus vecinos. Aquellos que no tienen la Ley escrita en sus corazones
querrán robar a sus vecinos o intimidarlos. (Las personas tienden a
seguir el ejemplo de sus líderes, que son los que establecen el
estándar moral para la nación).
En
el tiempo de Isaías, Israel y Judá fueron juzgados por su rebelión
contra Dios y Su Ley. Ese es el contexto del mensaje del profeta, al
menos en los primeros 39 capítulos de Isaías. La última mitad del
libro es más alentadora, porque habla de la Restauración Final
cuando se establezca el Reino.
Isaías
3: 6, 7 continúa,
6
Cuando un hombre abraza a su hermano en la casa de su
padre, diciendo: "Tienes una capa, serás nuestro gobernante, y
estas ruinas estarán a tu cargo". 7
Él protestará ese día, diciendo: "Yo no seré
tu sanador; porque en mi casa no hay pan ni manto; no deberías
nombrarme gobernante del pueblo".
Parece
extraño que alguien esté calificado para gobernar si tiene una
capa. A mi entender, hay dos formas posibles de ver esto. La primera
es que la gente esté tan desequilibrada mentalmente como para elegir
a un líder por una razón tan tonta. Dada la reciente situación
política, esto quizás no sea tan descabellado como uno podría
pensar.
Sin
embargo, hay una mejor manera de ver esto. En aquellos días, los
pobres renunciaban a su capa como garantía de un préstamo a corto
plazo. La profecía de Isaías puede indicar que quien calificaba
para gobernar era el acreedor que tenía el manto de otro hombre como
garantía, probablemente en violación de la Ley. Si ese era el caso,
entonces Isaías estaba insinuando que la gente elegiría
acreedores y banqueros para cargos públicos.
Leyes
de préstamos
La
Ley relevante se encuentra en Éxodo 22: 25-27,
25
Si prestas dinero a Mi pueblo, a los pobres entre
vosotros, no debes actuar como acreedor de él; no le cobrarás
intereses. 26 Si
alguna vez tomas la capa de tu vecino como prenda, debes devolvérsela
antes de que se ponga el sol, 27
porque esa es su única cobertura; es su capa para su
cuerpo. ¿En qué más dormirá? Y sucederá que cuando Él clame a
Mí, lo escucharé, porque soy clemente.
La
Ley de Dios prohíbe cobrar intereses sobre el dinero, llamando a
ello "opresión". Jesús lo describió en términos
agrícolas en su parábola de los talentos. El sirviente recibió una
mina (de plata u oro) y no hizo ningún negocio para
aumentarla honestamente. En cambio, la enterró para evitar el riesgo
de los negocios, temiendo la ira de su amo. Obviamente, el hombre no
conocía a su amo (Dios) sino que tenía una falsa impresión de él.
Entonces Lucas 19: 20-23 dice:
20
Otro vino diciendo: “Maestro, aquí está tu mina,
que guardé envuelta en un pañuelo, 21
porque te tenía miedo, porque eres un hombre exigente;
tomas lo que no pusiste y cosechas lo que no sembraste”.
22 Él le
dijo: “Por tus propias palabras te juzgaré, siervo inútil.
¿Sabías que soy un hombre exigente, que tomo lo que no
puse y cosecho lo que no siembro? 23
Entonces, ¿por qué no pusiste mi dinero en el
banco, y habiendo venido, lo habría cobrado con
intereses?
El
hombre que temía a su amo tenía la falsa impresión de que era
"un hombre exigente", es decir, un hombre despiadado,
que robaba el trabajo de otros hombres. En términos agrícolas,
pensó que su amo estaba acostumbrado a tomar lo que no era suyo o
cosechar el campo de otro hombre. Entonces el amo lo juzgó de
acuerdo con sus propias palabras: si "sabías" que yo
era un ladrón, ¿por qué no pusiste mi dinero en el banco para que
pudiera robar a través de intereses?
En
otras palabras, cobrar intereses sobre el dinero se define
como robo a la vista de Dios. La Ley dice que es una forma en que
los hombres oprimen a los pobres. Los que no conocen la Ley o no
están de acuerdo con Dios se justifican cuando cobran intereses
sobre los préstamos a los pobres. O no conocen la Ley o descartan la
Ley como irrelevante hoy.
Debo
agregar que la Ley divina permite cobrar intereses a un "extranjero"
que esté fuera del país (Deuteronomio 23: 19-20), alguien que vive
bajo un conjunto diferente de leyes morales y que él mismo no
encontraría nada malo en cobrar intereses sobre dinero que pudiera
prestar a los pobres. A los creyentes se les permite cobrarles
intereses a los no creyentes, porque ese es su propio estándar de
pecado y justicia. Los bancos modernos son "babilonios",
siendo los principales amos de nuestro cautiverio moderno. Por lo
tanto, si cobra un poco de interés sobre el dinero que deposita en
el banco, o sobre bonos corporativos o municipales de entidades
babilónicas que no siguen las Leyes de Dios, eso está permitido.
Por
lo tanto, Isaías profetiza cómo la gente elegiría a sus propios
opresores, que es una forma de locura, pero que es algo tan común
hoy como en la época de Isaías. Estamos en un cautiverio
babilónico porque, como el antiguo Israel y Judá, hemos rechazado
la Ley de Dios. Rechazar la Ley de Dios es el equivalente a
elegir a nuestros propios opresores y pagarles enormes sumas de
dinero por mantener al resto de la gente pobre.
Tales
opresores "tienen una capa" porque se niegan a
devolverla antes del atardecer. No la devolverán hasta que los
préstamos hayan sido pagados en su totalidad. Por lo tanto, se
vuelven ricos, y nosotros sus hermanos los elegimos como gobernantes.
De esta manera, Dios nos juzga poniéndonos bajo las Leyes de dioses
extranjeros que pensamos que eran superiores a las Leyes de Dios.
Pecado
descarado (abierto) sin vergüenza
Isaías
3: 8, 9 dice:
8
Porque Jerusalén ha tropezado y Judá ha caído,
porque su discurso y sus acciones son contra Yahweh, para rebelarse
contra su gloriosa presencia [ayin, "ojo"]. 9
La expresión de sus rostros [paniym] da
testimonio contra ellos, y muestran su pecado como Sodoma. Ni
siquiera lo ocultan. ¡Ay de ellos! Porque han atraído el mal sobre
sí mismos.
Primero
vemos que esta profecía fue dirigida específicamente contra
Jerusalén y Judá. Sin duda, esta revelación se produjo durante la
primera parte del ministerio de Isaías durante el reinado de Uzías
o Acaz, que eran reyes malvados (2º Crónicas 26: 16; 28: 1-4).
Judá
se había rebelado "contra su gloriosa presencia", o
ante los ojos de Dios. Su pecado no solo estaba legalizado, sino
que estaba a la vista de todos, ya que cuando el pecado se legaliza,
los pecadores invariablemente exigen el derecho de hacerlo
abiertamente e incluso hacen que sea ilegal no estar de acuerdo con
ellos.
Comiendo
los frutos de sus acciones
Isaías
3: 10-11 consuela a los justos que viven en una nación pecadora, al
tiempo que advierte a los malvados al mismo tiempo.
10
Di a los justos que les irá bien, porque comerán el
fruto de sus acciones. 11
¡Ay de los impíos! Les irá mal, porque lo que se
merecen se les hará.
Dios
tiene una manera de proteger a los justos incluso durante su
cautiverio. Toda la nación debe ir al cautiverio, tanto los justos
como los malvados, pero los justos han puesto su fe en Dios, que los
cuida en medio del cautiverio. El cautiverio está destinado a juzgar
a los malvados, no a los justos, a pesar de que todos pagan el precio
de la rebelión nacional.
Esto
es de consuelo para aquellos de nosotros que, como Isaías, estamos
de acuerdo con la Ley de Dios, sabiendo que es una expresión de Su
naturaleza divina. Su naturaleza es el estándar por el cual Dios
mide todas las cosas. Por lo tanto, premia a los que al contemplarlo
se están transformando a Su imagen y asumen Su mente y naturaleza.
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