¡Señor Jesús!
Dame el arrepentimiento más profundo, el horror del pecado, el pavor de aproximarme a él. Ayúdame en mi debilidad a huir de él y resolver celosamente que mi corazón será solamente tuyo.
Dame la confianza más profunda, para que yo pueda perderme para encontrar en Ti el lugar de mi reposo, la primavera de mi ser.
Dame un conocimiento más profundo de Ti mismo como Salvador, Maestro, Señor y Rey.
Dame una mayor fuerza en la oración secreta, más dulzura en Tu Palabra, una seguridad más firme de Tu verdad.
Dame una santidad más profunda en el pensar, en el hablar, en el actuar, y no me dejes buscar la virtud moral, aparte de Ti.
Sé profundo en mí, Gran Señor, Labrador Celestial, para que mi ser sea un campo arado, para que las raíces de gracia se extiendan por todas partes, hasta que solamente Tú seas visto en mí, Tu belleza dorada como cosecha de verano, Tu fecundidad como la abundancia del otoño.
Yo no tengo nada sino Tú: ningún maestro sino Tú solamente; ninguna ley, sino Tu voluntad; ningún placer, sino Tú mismo; ninguna riqueza, sino la que Tú me das; ningún bien, sino Tu bendición; ninguna paz, sino la que mi Señor me concede.
Yo no soy nada, sino lo que Tú me haces que sea.
Yo no tengo nada, sino lo que recibo de Ti.
Yo no puedo ser nada, más Tu Gracia me adorna.
Vacíame profundamente, amado Señor, y luego lléname con agua viva al punto de rebosar.
Oraciones: El Valle De La Visión
(Por gentileza de E. Josué Zambrano Tapias)
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