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COMPILANDO ALGUNAS ALGUNAS PERLAS, Biografía de Watchman Nee, por Witness Lee


Perlas: Lágrimas de la Luna


ADMINISTRADOR: 
Ante tamañas perlas no nos queda más remedio que reconocer que aún tenemos camino por delante que recorrer ...



Relaciones:


En el trato con los demás, se notaba de inmediato su afabilidad, su ternura y su delicadeza. No fingía; el sabor de estas virtudes rebosaba simple y espontáneamente de la plenitud de su vida madura.

El podía escuchar sin interrupción las palabras o sugerencias de otros. ...

Más adelante, cuando serví en la obra con él, observé que él podía escuchar a toda clase de personas sin dar la impresión de ser superior. El fue transformado a tal grado que podía ser edificado con cualquier persona y en cualquier condición en que ésta se encontrase, sin ser turbado por las faltas ni las debilidades de ella.


Trabajo con los demás:

Al observar la manera de laborar de Watchman Nee, noté que nunca intentó imponer su autoridad. El sencillamente daba ejemplo. ... Nunca se tenía por jefe, ni pedía a otros que hicieran algo que él mismo no hubiera hecho. Trabajaba con sus propias manos, enseñando a los demás a laborar juntos con afecto, amor, paciencia y cooperación.

Después de la segunda guerra mundial, cada vez que Watchman Nee visitaba Cantón o Hong Kong, yo aprovechaba la oportunidad para pasar tiempo con él. Yo solía preparar innumerables preguntas, pero después de conversar con él, se hacía innecesario hacerle preguntas, y yo siempre recibía un abundante suministro de vida.



Vivir por fe:

En 1928, cuando estaba a punto de terminar mi carrera en la universidad, pensaba servir al Señor a tiempo completo. No quería ser un predicador asalariado, pero no sabía vivir por fe; por tanto, acudí a Watchman Nee para hablar con él al respecto.

En esos días él estaba bastante aislado y tenía mucha necesidad de colaboradores que fuesen unánimes con él. Cuando toqué este asunto, él no me animó apresuradamente a servir al Señor. Él no era afectado por su necesidad de colaboradores ni por la relación personal que existía entre nosotros. Sólo me dijo que no esperara que se abrieran las aguas del río Jordán, sino que me metiera al agua por fe; entonces las aguas se abrirían ante mí. Él sabía que yo no tenía esta clase de fe. Yo esperaba que las circunstancias cambiaran para empezar a servir al Señor (hace cincuenta años era difícil encontrar en China alguien que sirviera al Señor por fe como lo hizo Watchman Nee). Por consiguiente, puse a un lado la idea de servir al Señor a tiempo completo y me dediqué a enseñar en la universidad, lo cual hice por ocho años. ...

En 1948 tuve otra oportunidad de asistir a una conferencia en la iglesia en Shanghai. El hermano Nee ministró acerca de entregar todo lo que poseemos al Señor. Sus palabras eran impactantes y estaban llenas del poder del Espíritu Santo, y las reuniones rebosaban de la presencia del Señor. Muchos fueron avivados y entregaron sus posesiones para ser edificados y servir al Señor


Sequedad espiritual o aridez interior:

Hermano Chang, usted dijo que en asuntos espirituales se ha sentido agotado y seco en reiteradas ocasiones. Espero que de ahora en adelante haga caso omiso de todos esos sentimientos. No les preste atención. Abandónese simplemente en las manos del Señor y crea que Él puede cuidarlo, y automáticamente Él lo sacará de esa situación. Hay muchos problemas que no podemos vencer solos. Pero cuando contemplamos al Señor y nos acercamos a Él, el problema desaparece.

Tomemos el caso de un ciempiés, que cuando iba a moverse, comenzó a examinar sus patas para decidir cuál movería primero. Pensó: ¿Empiezo por la pata delantera izquierda o por la derecha? ¿Qué tal si muevo el octavo par, o mejor el décimo? El ciempiés se quedó estancado sin poder tomar una decisión. El problema de su mente se convirtió en una problema de acción. Cuando salió el sol, el ciempiés corrió para ver el amanecer sin darse cuenta cuál pierna movió primero. Dejó de analizar la forma en que debía andar, y simplemente avanzó. Cuando desapareció el problema de la mente, el problema de la practica se esfumó.

Cuanto más tratamos de hallar solución para nuestra aridez interior, nuestro decaimiento y nuestro desánimo, más imposibilitados nos vemos para vencerlos, ya que al dar demasiada importancia a estas cosas, cobran fuerza. Si las hacemos a un lado, desaparecerán.

Hay problemas que se vencen luchando, y hay otros que se vencen olvidándolos. Se pueden conseguir muchas cosas por el ejercicio de la fuerza, pero en otras ocasiones, el problema se soluciona olvidándolo. Gloriémonos en nuestra debilidad y abandonemos nuestra lucha y nuestros métodos; entonces el poder de Dios se extenderá sobre nosotros.

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