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SOLO ESTAR CON ÉL, LA MEJOR ORACIÓN (E. V. Éxodo, Witness Lee)

¡¡¡HERMOOOSOOOO, SUBLIME!!! PURO NÉCTAR; DELÉITENSE.






ESTUDIO-VIDA DE ÉXODO

MENSAJE SESENTA Y DOS

EL ASPECTO NEGATIVO DE LA LEY
Y SU FUNCION
(2)

Lectura bíblica: Ex. 19:10-24; 20:19-21; 32:1; Ro 3:19; 5:13, 20; 4:15; 7:7-8, 13; Gá. 3:19, 23-24



... Siguiendo el mandato del Señor, Moisés subió a la cima del monte y permaneció allí durante un periodo de cuarenta días. Hace años, pensaba que estos cuarenta días representaban una prueba para los hijos de Israel. Efectivamente, estos días fueron un tiempo de prueba para ellos. No obstante, la meta principal de estos cuarenta días no consistía en probar a los hijos de Israel, sino en proporcionarle a Moisés la oportunidad de ser infundido con Dios. Cuanto más tiempo yo pasaba cerca de la estufa en mi casa, más absorbía calor. Del mismo modo, cuanto más tiempo permaneció Moisés con Dios en la cima del monte, más fue infundido con Él.

En cuanto a la mayor parte de estos cuarenta días, ningún versículo indica que Moisés o Dios hicieran algo. Dios empezó a hablar con Moisés al final de este periodo. Dios estaba contento simplemente por tener a una persona de Su pueblo que permaneciera con Él. ¿A usted le hubiese gustado quedarse con Dios durante estos cuarenta días y no hacer nada? Supongamos que un hermano lo invita a su comedor y le pida que usted se siente con él. Luego él simplemente se sienta durante doce horas con usted y lo mira sin decir una sola palabra. ¿Podría soportarlo? No creo que nadie podría tolerar esta situación, y menos una persona activa. Pero Moisés permaneció en el monte con Dios durante cuarenta días sin comer, ni beber, ni dormir. No hay indicios de que sucediera algo entre él y Dios. Lo único que sucedió fue que Moisés recibió una infusión divina: el elemento (sustancia) de Dios fue infundido dentro de él.

A algunos de mis nietos les gusta visitarnos a mi esposa y a mí. Una de mis nietas viene principalmente para conseguir algo bueno que comer. A veces consigue algo en otro lado. Pero cuando no le queda más remedio, nos visita. Sin embargo, no se queda mucho tiempo. Su intención no consiste en estar con nosotros, sino en obtener algo de nosotros y luego irsePor el contrario, nosotros disfrutamos de su presencia y nos gustaría que se quedase más tiempo. El comportamiento de mi nieta describe la manera en que nosotros nos relacionamos a menudo con el Señor. Acudimos a Él no simplemente para estar con Él, sino para obtener algo bueno de Él. En cuanto lo recibimos, nos alejamos. Por tanto, podemos orar al Señor y aún reunirnos con Él en comunión para conseguir algo de Él, algo que nos beneficie.

Dios sabe lo difícil que nos resulta permanecer en Su presencia sin hacer nada. El simpatiza con nuestras debilidades y quizás nos pida hacer ciertas cosas. Pero Su intención no consiste en exigirnos nada. Desea que estemos con Él para infundirnos. Según nuestro concepto natural, consideramos que Dios nos pone exigencias y requisitos. ¡Oh, veamos que la intención de Dios consiste en infundirnos con lo que Él es y con lo que Él tiene! Debemos estar con Él para que se produzca esta infusión (ósmosis santa).

Después de pasar cuarenta días en el monte, recibiendo la infusión de Dios, Moisés resplandecía con la luz de Dios. Observe que Dios no le pidió a Moisés que hiciese nadaPor el contrario, Él se infundió a Sí mismo dentro de Moisés hasta que éste resplandeció con Él. Esta fue la razón por la cual su rostro resplandecía cuando él bajó del monte. Esta es la profesión más elevada en la Tierra: pasar tiempo con Dios para ser infundidos y resplandecer con Él. Esto es mucho más importante que hacer algo por DiosSi deseamos resplandecer con Dios, debemos pasar tiempo con Él, sin hacer nada más que recibir la infusión de Él dentro de nuestro ser.

En este mensaje, mi carga es señalar que la intención de Dios al sacar a los hijos de Israel fue llevarlos a Su monte para que Él los infundiera consigo mismo. Él deseaba que ellos recibieran Su infusión, así como la zarza ardiente había sido infundida. La zarza que ardía sin consumirse fue completamente infundida con Dios. Dios estaba en la zarza y habló de en medio de ella. Dios deseaba que todo Su pueblo fuese llevado al lugar donde Él los pudiera infundir consigo mismo. Por tanto, Él les dijo que Él los llevaría sobre alas de águilas y que Él haría de ellos Su tesoro personal y un reino de sacerdotes.

Cuando el pueblo oyó esto, debiera haberse inclinado y confesado: “Oh Dios no podemos hacernos a nosotros mismos un tesoro para Ti. No somos preciosos. No podemos convertirnos en Tu tesoro personal”. Con tal actitud, Dios les habría dicho: “Les haré un tesoro personal. Permanezcan conmigoy yo les infundiré con lo que soy. Finalmente, todos llegarán a ser preciosos para Mí”. Imagínese lo que hubiese pasado si los dos millones de israelitas hubiesen recibido la infusión de Dios y hubieran empezado a resplandecer con Él. Su gloria se habría parecido a la gloria de la Nueva Jerusalén.

El pueblo de Dios no entendía Su intención. Su concepto era que debían hacer cosas para Dios. Además, ellos deseaban hacer estas cosas y pensaban que podían hacerlas. Habían visto lo que Dios hizo por ellos, y ahora deseaban hacer algo por Él. Este concepto los hizo caer.

¿Se ha preguntado por qué Dios nos dio este gran libro que es la Biblia? Los centenares de capítulos bíblicos contienen muchos mandamientos que debemos guardar. Ciertos mandamientos se repiten continuamente. Eso tiene una razón sencilla: el deseo de Dios consiste en guardarnos con Él a través de la Palabra. Si deseamos permanecer con Dios, debemos permanecer en la Palabra. No obstante, a menudo cuando llegamos a la Biblia, no tenemos ninguna conciencia de ir a Dios. Además, cuando moramos con la Biblia, no sentimos que permanecemos con Dios. ¡Cuánto necesitamos cambiar de concepto! Cuando llegamos a la Biblia, debemos acudir a Dios y permanecer en Él. Efectivamente, la Biblia nos muestra muchas cosas que el Señor desea que hagamos. Pero todas estas cosas son secundariasEl asunto principal es que por medio de la Palabra, permanecemos en Dios y Él nos infunde. Desafortunadamente, somos distraídos fácilmente. No existen muchas personas, como Moisés, que permanezcan con Dios conforme al deseo de Su corazón.

Una vez más, deseo señalar que durante estos cuarenta días en que Moisés estuvo con Dios en la cima del monte, él no hizo nada. Dios no deseaba que Moisés hiciera nada; Él deseaba infundirse a Sí mismo dentro de él.

En la Biblia, podemos ver lo que Dios nos dice y lo que Él desea que hagamos. No obstante, el asunto principal es que nos quedemos (estemos a Su lado) con Dios por medio de la Palabra. Pero esto no es fácil. Nuestra tendencia consiste en acudir a la Biblia simplemente para saber lo que enseña acerca de ciertas cosas. Al leer la Palabra, decidimos hacer lo que nos pide la Biblia. Tenemos poca conciencia de que al tomar esta decisión, en realidad ponemos a Dios a un lado. Los que acuden así a la Palabra no reciben la verdadera bendición de Dios. Si deseamos recibir Su bendición por medio de la Palabra, debemos entender esto: lo que Dios desea que hagamos y lo que Él nos dice son cosas secundarias. Lo principal es permanecer en Dios y recibir Su infusión. La razón por la cual Dios nos habla y nos pide hacer algunas cosas es porque Él desea que seamos uno con Él.

¿Por qué debemos leer la Biblia? Cuando era joven, me dijeron que como cristiano, debía leer la Biblia para enterarme de lo que Dios desea de mí. Efectivamente, al leer la Biblia, podemos enterarnos de muchas cosas que Dios desea que hagamos, quizás centenares y aun miles de cosas. El problema es el siguiente: no somos capaces de hacerlo. No obstante, en nuestro concepto natural, queremos saber lo que Dios desea que hagamos y luego hacerlo. Nuestra actitud es la siguiente: debemos hacer y queremos hacer todo lo que Dios nos pide. Por consiguiente, decidimos hacer estas cosas y en la práctica ponemos a Dios a un ladoEn lugar de esto, debemos decir“Señor, Te amo, amo Tu Palabra, y amo todo lo que me dices”. Si hablamos así al Señor, El contestará: “¡Muy bien! Ahora debes saber que todo lo que deseo que hagas, Yo lo haré por ti y a través de ti”.

En un cántico que habla de estar de acuerdo con la Palabra de Dios, hay una línea que me gusta mucho: “lo que jamás podría hacer, Dios lo está haciendo en mí, al decir amén a Su palabra” (Himno #1219 en el himnario inglés).

Lo que no podemos hacer nosotros mismos, Dios desea hacerlo en nosotros. Por ejemplo, un esposo debería decir al Señor: “Señor, me pides amar a mi esposa. Señor, Te amo, pero debo confesarte que no puedo amar a mi esposa”. Entonces el Señor dirá: “Es cierto que no puedes amar a tu esposa, pero Yo la amaré a través de ti. Lo que no puedes hacer, lo haré en ti”. En cuanto a los mandamientos acerca de amar a los hermanos y de amar al prójimo como a nosotros mismos, también debemos decir: “Señor, Te amo, pero debo ser honesto contigo. No puedo amar a los hermanos, y no puedo amar a otros como a mí mismo. Tengo muchos vecinos y parientes, pero simplemente no puedo amarlos. Señor, Te amo y amo Tu Palabra, pero simplemente no puedo amar a otras personas”. Una vez más, el Señor nos dirá que Él hará desde nuestro interior lo que no podemos hacerEsta es la economía de Dios tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo.







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