Algunos adagios espirituales
En cierta ocasión Watchman Nee dijo: “Cuanto más cerca al piso pongamos un objeto, más seguro está. Una taza puesta en el piso está en el lugar más seguro”. Con esto se refería a que cuanto más se humillen los obreros del Señor, más seguros estarán.
En otra ocasión, dijo: “Cuando la experiencia que tenemos de la cruz no es hermética, explota”. Esto significa que cuando uno lleva la cruz no debe divulgarlo, pues si lo hace, la cruz pierde su significado.
He aquí otro de sus adagios: “Algunos caen al andar sobre el techo, pero otros están de pie, aunque siguen parados en la planta baja. Estos no deben reírse de aquéllos".
En cuanto a amonestar a alguien, el hermano Nee dijo que eso puede producir dos resultados: 1) la persona amonestada es restaurada, o 2) puede endurecerse. Es fácil determinar si la amonestación estuvo bien o no. Basta con observar a la persona a quien amonestamos. Si después de rechazar nuestra amonestación, la persona termina en tinieblas, nuestra amonestación era válida. Pero si después de rechazar nuestra exhortación, ella sigue en comunión con el Señor, nuestra amonestación estaba equivocada.
Una vez él me dijo: “Si encuentras un mendigo durmiendo bajo el alero de una casa y lo despiertas, dale algo de comer y predícale el evangelio, pues si lo haces podrás tocar la unción que mora en tu interior”.
Después de mudarme a Taiwán, conocí a Soo-fu, el sobrino de Watchman Nee. El me dijo que cuando era joven él vio que su tío se acercó a un grupo de obreros muy pobres que estaban jugando a las cartas. Watchman Nee se sentó a su lado, hablando y riéndose con ellos. El se amoldaba a todas las personas para ganar a algunas.
Cómo vivía
Al observar el modo de vivir de Watchman Nee, me parece que él había aprendido el secreto de estar bien en la abundancia y en la escasez, y en toda circunstancia. Cuando vino a Chungking por primera vez, él vivía en un apartamento pequeño con sólo una cama y una mesa. Cuando alguien lo visitaba, las escaleras de madera crujían y se tambaleaban. Después, cuando se mudó a los aposentos de su empresa, su actitud siguió siendo la misma. A veces comía solamente pan y agua, y otras veces disfrutaba un gran banquete. El parecía ser indiferente a todos estos asuntos.
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5. EL TESTIMONIO DE UNA MISIONERA OCCIDENTAL
Elizabeth P. Rademacher fue misionera en Shanghai durante la segunda guerra mundial y ahora sirve al Señor en la iglesia en Huntington Beach, California. He aquí su testimonio acerca de Watchman Nee:
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Han pasado cuarenta y ocho años desde la última vez que vi a Watchman Nee. Fue en el mes de febrero de 1943. En ese entonces, Estados Unidos estaban en guerra contra Japón. La mayoría de los extranjeros que vivíamos en la zona internacional de Shanghai, en China, estábamos bajo la jurisdicción de los japoneses. La noche anterior a que nos encerraran a mí y a muchos otros estadounidenses (y mis compañeras, que eran británicas), Watchman Nee nos visitó. Llegó sin anunciarse, como solía cuando nos visitaba a las cuatro occidentales que morábamos allí. Después de compartir algunos refrescos y disfrutar una agradable conversación, él me dio un frasco sin etiqueta, que contenía vitaminas altamente concentradas producidas en los laboratorios CBC con las instrucciones siguientes: “Tomar media cada día”. ¡Qué previsión y preocupación por una pequeña hermana que estaba a punto de ser confinada por un tiempo indefinido!
La morada del Espíritu
A principios de 1938, Watchman Nee dirigió un estudio bíblico con la iglesia en Shanghai sobre el Espíritu Santo. Por mi historial pentecostal, me sentí algo confusa y desilusionada. Deseaba oír lo que él pensaba y esperaba recibir ayuda sobre varios asuntos que eran importantes para mí. Por ejemplo, ¿por qué había tantas contradicciones en la vida de muchos que profesaban haber recibido el derramamiento del Espíritu con manifestaciones? ¿Dónde estaba la vida piadosa? ¿Por qué solamente experimentaban la derrota?
Lo que el Señor me dijo por medio de Watchman Nee tuvo tal impacto en mi vida que produjo una revolución. Recibí la luz durante la noche en que le oí decir que Jesús fue hecho el Espíritu para morar en nosotros. Antes, yo pensaba que el Señor estaba muy lejos; pero en ese momento Él era palpable en mí. Esto solucionó mi problema fundamental. Ahora podía hallar al Señor en mi ser. Además vi que la obra del Espíritu santo era doble. Por fuera, se ven los dones y las manifestaciones, pero lo más importante es el aspecto interior, que es ser llenos de Él a tal grado que transforme nuestra vida.
El usó un ejemplo práctico que dejó una huella indeleble: si un vehículo que lleva una carga pesada transita sin suficiente aire en las llantas, muy posiblemente tendrá un accidente. Es una buena metáfora de una persona que experimenta el derramamiento del Espíritu sin estar proporcionalmente llena de Él. Le di gracias a Dios por no haberme dejado naufragar. Entonces entendí la razón por la cual tantas personas que yo había conocido antes habían sido heridas trayendo ignominia al nombre del Señor.
En otra ocasión él dio su testimonio acerca de la muchacha a quien él amaba y a quien dejó en manos del Señor. El citó Salmos 73: 25 “¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti? Y fuera de ti nada deseo en la tierra”. Testificó que esto se había convertido en su realidad. Este testimonio me sorprendió, ya que nunca había oído ni conocido a alguien que pudiera hacer esa declaración con sinceridad.
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